De lo real a “esa bagatela”

LECTURAS EN LA SECCIÓN: «LA TERCERA» ¿QUÉ REAL PARA EL PSICOANÁLISIS ? – EOL Sección La Plata, 8 de julio 2020.

Verónica Escudero

La rutina con la que organizamos nuestro estar (y andar) en el mundo ha sido modificada, interrumpida. Esto supone también que los circuitos libidinales que uno se arma en su vida se han visto modificados, y con ello quienes nos dedicamos a la práctica del psicoanálisis, no hemos estado exentos. En este sentido entiendo cómo ha resonado entre nosotros el debate sobre la práctica analítica virtual-presencial, sobre qué entendemos por presencia del analista e incluso sobre la formación del analista. En nuestra Sección el dispositivo elegido frente a esta contingencia que nos impone una discontinuidad ha sido la conversación. La primera fue sobre el tema del tiempo, de la que recorto como saldo: transitar el tiempo de comprender sin precipitar el momento de concluir, y el hecho que haya que sostener cada vez, que el acto individual no es sin lo colectivo. Podría decir que, para mí, conversar con algunos otros toca ambas cuestiones… En esta ocasión, conversar respecto qué real importa al psicoanálisis puede ser otra fecunda orientación en los tiempos que corren.

Tres bandas para el real lacaniano

LECTURAS EN LA SECCIÓN: «LA TERCERA» ¿QUÉ REAL PARA EL PSICOANÁLISIS ? – EOL Sección La Plata, 8 de julio 2020

Gerardo Arenas

Agradezco la invitación a escribir esta breve nota en referencia a mi intervención durante la Noche de Lecturas de la EOL Sección La Plata titulada “¿Qué real para el psicoanálisis?” Para resumirla me valdré de una imagen que debo a Gabriela Rodríguez, quien bella y precisamente graficó mi intervención diciendo que situaba lo real en un ámbito limitado por tres bandas que convendría no rozar: la “cosa en sí” kantiana, el materialismo supersticioso, y la extraterritorialidad del psicoanálisis.

Hablar de costado

LECTURAS EN LA SECCIÓN: «LA TERCERA» ¿QUÉ REAL PARA EL PSICOANÁLISIS? – EOL Sección La Plata, 8 de julio 2020

Mariella Lorenzi

Buscando darle un marco a la práctica, releo el curso “Causa y consentimiento” de Miller. Allí me encuentro con que “Lo propio de la ética es desprendernos y apartarnos de lo que creemos familiar para que así dejemos de practicar por hábito o por rutina siguiendo surcos que ya fueron abiertos”(1). Es decir que una práctica analítica orientada por una ética tendría que estar advertida de los daños y perjuicios que genera lo que se sostiene por costumbre. La ética introduce una discontinuidad, y se orienta más por el mal encuentro de la tyché que traumatiza pero despierta, que por el automatón de la repetición que adormece. La ética es a la rutina, lo que la pesadilla es al sueño, una despierta porque algo irrumpe fuera de sentido, la otra adormece por permanecer colmada de sentido.

La anfibología de lo real

LECTURAS EN LA SECCIÓN: «LA TERCERA» ¿QUÉ REAL PARA EL PSICOANÁLISIS? – EOL Sección La Plata, 8 de julio 2020

José Matusevich

Lo real es un concepto “anfibológico” que es necesario circunscribirlo, así lo preciso Jaques Alain Miller.1
Para llevar adelante esa tarea me tomaré de la mano de Miller, revisaré como Lacan lo fue elaborando a lo largo de su enseñanza.
En el comienzo lo real quedó subsumido bajo lo imaginario. Recordemos que en el estadio del espejo, se constituye la primera representación, la del cuerpo completo, y a partir de ella constituimos un mundo como representación.
Si no hubiese algo de lo real, no habría representación, y allí se juega un mecanismo libidinal, entre la imagen del cuerpo despedazado y el cuerpo completo
El tiempo imaginario es; de la anticipación a la insuficiencia, y es lo simbólico por la vía del concepto, la palabra, lo que nos permite salir de ese tiempo y construir los objetos del mundo.

Un real “esencial”

LECTURAS EN LA SECCIÓN: «La Tercera» ¿QUÉ REAL PARA EL PSICOANÁLISIS? -EOL Sección La Plata, 8 de julio 2020

Por Graciela González

Agradezco los textos que fueron publicados que tejen transferencias en un real abrazo colectivo.
Entre flashes y fases, la foto de nuestra vida cotidiana se volvió muy extraña, no hay ángulo desde el cual no se entrevea la discontinuidad.
La pandemia está a punto de desbocarse un poco más, o bien puede desacelerar en el reino de las probabilidades, subidos al vértigo de una curva al cenit. Al mismo ritmo se mueven las incertidumbres, sobre a cuáles vaivenes sanitarios, sociales, económicos y políticos tendremos que responder como ciudadanos hoy de este mundo.
“Todos afectados por la pandemia”, admitamos o no, más o menos estar tocados por ella. Sea cual sea esa afectación, ese más o menos no deja de ser una distancia de este real, esas invisibles gotas infectadas, se expanden en el aire, contagian siempre que cuente con un cuerpo vivo donde parasitar. Escuché decir, “el virus ataca al organismo y la ruptura del organismo ataca el cuerpo” (1). Un cuerpo afectado, el cuerpo de la angustia, el cuerpo desanudado, el cuerpo estallado por irrupción de la pulsión de muerte.

Transformaciones en la formación

NOCHE DE DIRECTORIO: TRANS-FORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS – EOL Sección La Plata, 3 de junio 2020

Daniel Millas

Dos perspectivas
Podemos diferenciar dos perspectivas en la formación que a su vez se corresponden con dos concepciones del síntoma y del inconsciente. La primera, orientada por lo simbólico, se sostiene finalmente en la creencia en que es posible saber que es un analista y cómo debe formarse. Fue este punto de vista el que en 1920 dio lugar a la primera Comisión Didáctica de la IPA, que impuso las mismas reglas de formación, creyendo que el saber analítico puede delegarse a una instancia que se atribuye una enunciación colectiva. Desde esta perspectiva, que responde al estándar del “Para todos” igual, la formación tiene como sustento y horizonte la identificación con el analista.
La segunda orientación se sirve en cambio del inconsciente para constatar que hay un real en el saber que permanece inaccesible. El análisis entonces no culmina en una identificación totalizante, sino que opera una transformación subjetiva que, por el contrario, destituye las identificaciones que se encontraban amarradas al fantasma. De manera que no hay formación analítica sin consecuencias sobre la subjetividad del practicante. Sus incidencias no cesan y trazan un recorrido marcado por acontecimientos que establecen discontinuidades.

Trans-formación del analista

NOCHE DE DIRECTORIO: TRANS-FORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS – EOL Sección La Plata, 3 de junio 2020

José Lachevsky

Es un hecho que está aceptado por los especialistas de todas las disciplinas que el mundo no será el mismo después de la pandemia. Los economistas, sociólogos, epidemiólogos, filósofos, ambientalistas, consideran que por el impacto que está teniendo, las relaciones humanas de todo tipo, desde familiares hasta económicas, sufrirán consecuencias que producirán cambios en relación a lo que se daba en la época anterior A. P. (antes de la pandemia). Hasta le han puesto un nombre, “nueva normalidad”. No voy a explayarme en estas elucubraciones porque son conocidas más o menos por todos y excederían los objetivos de este trabajo. Pero no puedo abstraer de este clima de época la consideración del Psicoanálisis y en particular, la formación de los analistas.

Trans-formación del analista: pase e impasse

NOCHE DE DIRECTORIO: TRANSFORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS – EOL Sección LA Plata, 3 de junio 2020

Maria Laura Errecarte

“Lo que descubrimos en el análisis está a nivel de la ortodoxa. Todo lo que se opera en el campo de la acción analítica es anterior a la constitución del saber, lo cual no impide que operando en este campo hayamos constituido un saber, que incluso mostró ser muy eficaz; cosa muy natural, pues toda ciencia surge de una utilización del lenguaje que es anterior a su constitución, y la acción analítica se desenvuelve en esta utilización del lenguaje.

Lacan, J.: El seminario. Libro 2. “El yo en la teoría de Freud y en la teoría psicoanalítica”. (1)

Muy temprano en su enseñanza, como vemos en esta cita, Lacan nos orienta dando relieve al real en juego en la formación del analista, parte de una verdad inaprensible por el saber ligado, apuntando a una materialidad específica de la experiencia analítica que se vale de la utilización del lenguaje y que es anterior al saber constituido. No sin ironía, alude alos saberes que se enseñan, que pueden ser válidos para la difusión del psicoanálisis, para el discurso analítico mismo (saberes que será mejor que el psicoanalista no descuide); pero nos da una indicación: “es preciso que el psicoanalista sepa que no es esa la dimensión en la que opera”. Precisa orientación que indica aquello con lo que operamos.

Efectos de una discontinuidad

NOCHE DE DIRECTORIO: TRANS-FORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS – EOL Sección La Plata, 3 de junio 2020

Andrea B. Perazzo

Recibí con gran alegría la propuesta a escribir para este Blog #15 de la EOL Sección La Plata, Número Extraordinario, invitación a partir de mi participación en la conversación de la Noche de Directorio del 3 de junio titulada: “Trans–formación del analista. Perspectivas”.
La Escuela aloja un real, este imposible de soportar, y nos convoca a trabajar sobre la Formación del analista en las coordenadas de esta discontinuidad, producida por la pandemia.
Comenzaré bordeando lo que me interroga, valiéndome de un significante que tomo prestado de este Blog: “Extraordinario”. Con él puedo referirme tanto al efecto que la pandemia provocó en el mundo, y en cada uno de nosotros, afectando nuestras vidas, nuestros lazos, agujereando nuestra práctica, a causa de la imposibilidad de poder trasladar nuestros cuerpos para un encuentro presencial. Como también a lo que llamamos efecto–de– formación, (salvando las distancias), ya que se los puede ubicar a ambos, en lo “fuera de lo común”, lo que “sucede rara vez”, de modo “excepcional”.

La virtualidad y el canto de las sirenas

NOCHE DE DIRECTORIO: TRANS-FORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS –
EOL Sección La Plata, 3 de junio 2020

Por Christian Ríos

El 3 de marzo se conocía el primer caso de Covid 19 en Argentina, y apenas 17 días después se implementaba en nuestro país el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. El enfrentarnos a una nueva enfermedad –un real al que todavía hoy no conocemos sus leyes (1) – introducía una alteración en el orden del mundo, en la vida cotidiana y en las satisfacciones que cada uno encontraba en ella.
En aquel momento, para muchos, tal vez la mayoría, solo se trataba de un breve impasse, una pequeña pausa en la acelerada vida posmoderna. Otros, simplemente no consintieron a los cambios impuestos por el ASPO y continuaron con sus vidas como si nada hubiese pasado. Un buen ejemplo de ello, lo vimos el fin de semana largo del 21 de marzo, cuando más allá de las restricciones, varias rutas se llenaron de turistas.
Si bien, en este primer tiempo, cercano a la vida tal cuál la conocíamos, aun no se avizoraban las pérdidas y el duelo que debíamos afrontar, las tempranas medidas ya introducían una lógica de desarrollo de la experiencia que teníamos por delante.