NOCHE DE DIRECTORIO: TRANS-FORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS – EOL Sección La Plata, 3 de junio 2020
Por Christian Ríos
El 3 de marzo se conocía el primer caso de Covid 19 en Argentina, y apenas 17 días después se implementaba en nuestro país el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. El enfrentarnos a una nueva enfermedad –un real al que todavía hoy no conocemos sus leyes (1) – introducía una alteración en el orden del mundo, en la vida cotidiana y en las satisfacciones que cada uno encontraba en ella.
En aquel momento, para muchos, tal vez la mayoría, solo se trataba de un breve impasse, una pequeña pausa en la acelerada vida posmoderna. Otros, simplemente no consintieron a los cambios impuestos por el ASPO y continuaron con sus vidas como si nada hubiese pasado. Un buen ejemplo de ello, lo vimos el fin de semana largo del 21 de marzo, cuando más allá de las restricciones, varias rutas se llenaron de turistas.
Si bien, en este primer tiempo, cercano a la vida tal cuál la conocíamos, aun no se avizoraban las pérdidas y el duelo que debíamos afrontar, las tempranas medidas ya introducían una lógica de desarrollo de la experiencia que teníamos por delante. Se trataba en todo caso, ante la falta de una respuesta efectiva de la ciencia, simplemente de administrar los contagios y evitar así el colapso del sistema de salud. Mantener aplanada la curva, al distribuir los casos positivos a lo largo de un tiempo aceptable para la estructura sanitaria, permitiría fortalecer el sistema de salud, dosificar la búsqueda de la inmunidad y reducir el número de víctimas fatales que demanda la espera de la vacuna.
La contracara de dicha estrategia –para la región metropolitana y el AMBA-, comenzó a percibirse a partir de la extensión repetida, cada quince eternos días, de las medidas sanitarias. (2) La administración de los contagios, tendiente al aplanamiento de la curva de casos, llevó al aplazamiento del tan temido “pico”. En definitiva, ¿resulta posible alcanzar el pico de contagios mientras la curva se encuentre aplanada?
Atravesamos así el instante de ver y nos sumergimos lentamente en el tiempo de comprender. No resultaría inmediato volver a la vida tal cual la conocíamos y en el olvido –o en la nostalgia- quedarían los viajes, los fines de semana turísticos, las reuniones sociales, las salidas comerciales y también las noticias del verano. Poco a poco los surfees y los runners le quitaron protagonismo a los rugbiers y precipitadamente el riego país, el alza del dólar y la inflación cedieron terreno ante la contabilidad de los contagios, las muertes, y en menor medida de los pacientes recuperados.
Tal vez una de las principales transformaciones de esta experiencia, haya sido el forzamiento hacia la “vida on line”. Discontinuidad en la vida misma y forzamiento hacia la virtualidad que afectó también la practica analítica y la vida de la Escuela.
En lo que hace a los análisis, en mayor o menor medida, continuaron por vía telefónica, o por alguna plataforma digital. Hubo quienes aceptaron rápidamente proseguir bajo esta modalidad, otros que prefirieron esperar al ritmo de los quince días renovables del ASPO, y algunos que luego de un tiempo –en el que comprendieron el carácter no transitorio, al menos en el corto plazo, de la pandemia- decidieron retomar.
Posiblemente, producto de la urgencia de formalizar la experiencia analítica en el marco de dichas circunstancias, una de las principales preguntas y puntos de debate en nuestra comunidad ha sido –a lo largo de estos meses- si es posible analizarse utilizando estas plataformas, más que nada por el hecho de prescindir de la presencia real –por decirlo de alguna manera- de los cuerpos en el espacio de la sesión analítica.
Hay que decir, que dentro del campo analítico, no solo las respuestas no fueron unánimes, sino también que dicho punto nos ha llevado a considerar de que hablamos cuando hablamos de cuerpo en el psicoanálisis.
En primer lugar, diría que en la enseñanza de Jacques Lacan encontramos una serie de desplazamiento en lo que hace a la noción de cuerpo. Es así que el cuerpo del estadio del espejo no resulta el mismo que el cuerpo recortado por los objetos, a la altura del seminario 10, ni este al cuerpo en la perspectiva del seminario 23, donde Lacan lo ubica en el registro imaginario, pero en tanto consistencia corporal. A ello, debemos agregar, la lectura que realiza Jacques Alain Miller de la ultimísima enseñanza, donde en su conferencia –“El inconsciente y el cuerpo hablante”- dictada en París en el año 2014, señala que el cuerpo cambia de registro ubicándolo ya en el registro de lo real. (3)
Esta última consideración, implica discernir el goce del cuerpo –goce fuera de la articulación significante- del goce fálico o goce fuera del cuerpo, es decir el goce que circula por los objetos.
Por otro lado, frente a las diversas formas de presencialidad que nos ofrece la virtualidad, Miller se pregunta: ¿tendrá la presencia virtual un impacto fundamental en la sesión analítica? Su respuesta es que no, ya que en el cuerpo, presente, se encarna lo indecible de la no relación sexual. Prescindir de dicha presencia, iría en la dirección de hacer de lo real un semblante.
(…) Verse y hablarse no es una sesión analítica. En la sesión, dos están allí juntos, sincronizados, pero no están allí para verse, como lo demuestra el uso del diván. La copresencia en carne y hueso es necesaria, aunque solo sea para hacer surgir la no-relación sexual. Si saboteamos lo real, la paradoja desaparece. Todos los modos de presencia virtual, incluso los más sofisticados, tropezarán con esto. (Miller, 1999)
Por otro lado, también deberemos analizar la experiencia de la virtualidad –en el marco de la pandemia- ligada al campo de la biopolítica. Cómo bien demostró Michel Foucault (2009), las pandemias, en la historia de la humanidad, han funcionado como grandes laboratorios de experimentación de técnicas del cuerpo y tecnologías del poder.
Durante este tiempo, se ha constatado el variado uso de plataformas virtuales, aplicadas a los más diversos ámbitos: tele salud, sesiones “psi”, aulas virtuales, reuniones laborales y sociales, etc. Pero también hemos visto su utilización volcada al control y la seguridad como en el caso de Corea del Sur, donde a partir del uso de la aplicación denominada self-quarantine safety protection, no solo se llegó a realizar diagnósticos masivos y a distancia, sino también a controlar -vía geo localización y con la finalidad de cumplimiento del aislamiento- la ubicación de aquellas personas infectadas por el virus.
Cabe aclarar, que no se trata de demonizar a la tecnología -incluso debemos decir que sin tecnología no hubiese sido posible sostener determinados trabajos, actividades y por supuesto también los análisis-, sino más bien de estar atentos a las nuevas configuraciones que puedan trazarse en un momento experimental como el actual.
En dicho aspecto, resulta llamativo –en un tiempo donde la economía se derrumba- el crecimiento accionario de los gigantes informáticos. Otro dato, al que debemos prestar atención, es la convocatoria de Eric Schmidt, ex Ceo de Google, por parte de Andrew Cuomo, actual Gobernador del Estado de New York, para coordinar una comisión destinada a imaginar la realidad post Covid- 19. Dicha tarea tendrá como eje central el desarrollo y aplicación de la tecnología en diversos aspectos de nuestra vida.
No obstante, Eric Schmidt no fue el único empresario convocado por el jefe de dicho Estado. Cuomo ya había anunciado un acuerdo con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar un nuevo sistema educativo. En definitiva, para Andrew Cuomo, la pandemia, ofrece la posibilidad de incorporar y avanzar en las ideas que ya habían sido formuladas por Bill Gates. (4)
En este punto, vale la pena preguntarnos si se trata de un movimiento de salida del capitalismo o de un tránsito hacia un capitalismo que incluya una distribución más justa de las riquezas o más bien –más allá de que un grupo de empresarios multimillonarios demanden a gritos pagar más impuestos- de la apertura de un tiempo de reconfiguración y nuevas articulaciones del poder.
Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que hemos visto ciertas tensiones a partir de la puesta en juego de los significantes “salud- economía”, podríamos preguntarnos si ello implica una ruptura del matrimonio ciencia- capitalismo o en todo caso solo se trata de una sutil discusión dentro de dicha pareja. Afirmaría, que las limitaciones que la ciencia impone, por un lado –con sus protocolos y cuidados de la salud- al capitalismo, la tecno ciencia se lo retribuye por el otro.
Es decir, no solo la tecno-ciencia encuentra en la pandemia la oportunidad para su experimentación, desarrollo y diversificación, sino que también el capitalismo halla en la tecno-ciencia su mayor aliado para su continuidad y expansión bajo una nueva forma, una nueva sociedad.
Por otra parte, estas transformaciones jugadas experimentalmente en el campo de la biopolítica, conllevan la invención de nuevos significantes, como ser “quédate en casa” o “nueva normalidad”, entre otros.
Jacques Alain Miller, recuerda, en su seminario Un esfuerzo de poesía, que la política conlleva un uso del significante con fines identificatorios (2016: 209) y que la clave del discurso del amo –como clave de la estructura de la política- consiste en hacer que el sujeto desaparezca bajo el significante en que se convierte (5) y por ello el significante amo, es aquel significante que representa al sujeto y a su vez lo hace desaparecer.
En este punto, el discurso analítico plantea una lógica diferente, a partir de considerar que no es el sujeto el que produce significantes, sino más bien es el significante quien produce el sujeto, la operación analítica apuntará a despertar al sujeto del fading identificatorio (Miller, 2016: 212).
Por supuesto, no se trata de rechazar los significantes amos que vienen del Otro, pero tampoco identificarnos al punto de la desaparición. La posición del analista no es la del político, en todo caso la política que nos corresponde será siempre la del síntoma. Sostener el discurso analítico -como un discurso que no pretende ninguna dominancia- implica hoy como siempre, no asimilarnos al discurso del amo. Recordemos que Lacan señala en “La Tercera” (2015: 31), que los gadgets no llegarán a animarnos. Si tenemos un automóvil –o un Smartphone con todas las aplicaciones que la tecno ciencia nos provee- como una falsa mujer, si pretendemos que sea un falo, no deberemos obviar que el falo es lo que impide tener una relación con nuestro correspondiente sexual. Se tratará más bien del parasexuado, donde el para, “… consiste en que cada uno se queda de su propio lado, que cada uno se queda al lado del otro…”. (Lacan, 2015: 31)
Nuestra posición será más bien la de la extimidad -allí donde no hay ni pesimismo ni entusiasmo- que delimita y salvaguarda el lugar de la no relación sexual. Allí la presencia del cuerpo adquirirá toda su importancia, a la hora de que la tecno ciencia y el capitalismo nos prometan –con su canto de sirena- la felicidad, la completud del campo del Otro y la existencia de la relación sexual.
Fecha de recepción 25/07/2020
Bibliografía
Klein, Naomi. (2020). “Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus”. Consultado el 13 de julio. Disponible en:
https://www.lavaca.org/notas/la-distopia-de-alta-tecnologia-post-coronavirus/
Foucault, Michel. (2009). Vigilar y Castigar. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
Lacan, Jacques. (2015). “La Tercera” pp. 9- 34. En, Revista Lacaniana N° 18. Buenos Aires: EOL.
Miller, Jacques Alain. (1999). Entrevista a Jacques Alain Miller. Consultada el 15 de julio de 2020. Disponible en https://nelguayaquil.org/2020/04/13/entrevista-a-jacques-alain-miller-y-cuanto-mas-se-vuelva-comun-la-presencia-virtual-mas-preciosa-sera-la-presencia-real/?fbclid=IwAR1aFszm5M3DKGk7OZPLC4LOz4DRA5Bwhq9iw7IU2Ge1Dy7CLuowVBJioes
Miller, Jacques Alain. (2014). “El Inconsciente y el cuerpo hablante”, presentación del XI Congreso de la AMP. Consultado el 13 de julio de 2020. Disponible en
Miller, Jacques Alain. (2016). “El discurso del amo” pp. 207- 219. Un esfuerzo de poesía. Buenos Aires: Paidós.
Notas
1-El Covid 19 responde al orden de la naturaleza y por ello constituye un real determinado por ciertas leyes, pero el hecho que al día de hoy desconozcamos las mismas, nos confronta a una experiencia cercana a un real sin ley.
2- Debemos decir, que en muchas regiones de nuestro país, debido a la eficacia del ASPO, hoy en día no hay circulación del virus, lo que ha permitido avanzar en las fases planificadas hacia la “nueva normalidad”.
3- Estos cambios son correlativos a la forma en que Lacan piensa y modifica la relación entre el significante y el goce.
4-Ver: Klein, Naomi. (2020). “Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus”. Disponible en:
https://www.lavaca.org/notas/la-distopia-de-alta-tecnologia-post-coronavirus/
5- Aquí Miller sigue al pie de la letra la formulación de Lacan en su escrito: “Posición del Inconsciente”.