Trans-formación del analista: pase e impasse

NOCHE DE DIRECTORIO: TRANSFORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS – EOL Sección LA Plata, 3 de junio de 2020

Maria Laura Errecarte

“Lo que descubrimos en el análisis está a nivel de la ortodoxa. Todo lo que se opera en el campo de la acción analítica es anterior a la constitución del saber, lo cual no impide que operando en este campo hayamos constituido un saber, que incluso mostró ser muy eficaz; cosa muy natural, pues toda ciencia surge de una utilización del lenguaje que es anterior a su constitución, y la acción  analítica se desenvuelve en esta utilización del lenguaje».

Lacan, J.: El seminario. Libro 2. “El yo en la teoría de Freud y en la teoría psicoanalítica”. (1)

Muy temprano en su enseñanza, como vemos en esta cita, Lacan nos orienta dando relieve al real en juego en la formación del analista, parte de una verdad inaprensible por el saber ligado, apuntando a una materialidad específica de la experiencia analítica que se vale de la utilización del lenguaje y que es anterior al saber constituido. No sin ironía, alude a los saberes que se enseñan, que pueden ser válidos para la difusión del psicoanálisis, para el discurso analítico mismo (saberes que  será mejor que el psicoanalista no descuide); pero nos da una indicación: “es preciso que el psicoanalista sepa que no es esa la dimensión en la  que opera” 1. Precisa  orientación que indica  aquello con lo que operamos.

Y  si de operación se trata, les propongo en este texto jugar con el deslizamiento entre aquella “materia-asignatura” en las carreras propias del discurso universitario, en que tantas veces nos empeñamos y esforzamos en adquirir un saber o conocimiento ideal, y esa otra materialidad – moterialidad , que se escapa una y otra vez. Moterialidad que resuena con mot, “palabra” en francés, con maternal y tantas otros sentidos que podemos darle.

Dos cuestiones quisiera  acentuar en esta cita: Por un lado el valor de la “utilización del lenguaje”, punta inicial sobre desarrollos posteriores en donde el lenguaje es  elucubración de saber sobre lalangue. Hay allí una discontinuidad, un cambio o fuera del discurso establecido. Y en segundo lugar la tensión entre la ciencia y el psicoanálisis, siempre vigente y más aún si hablamos de  formación del analista.

Freud y Lacan han tenido a la ciencia de partenaire, pero fue para arribar, por  la  experiencia analítica, a la conclusión de que el inconsciente que encontramos a través del psicoanálisis da cuenta de un real que le es propio, y que podemos decir, es específicamente la materialidad con la que operamos.

Interesante advertencia también para nosotros cada vez, para no caer en la trampa que tempranamente advierte Lacan en la pendiente del psicoanálisis al idealismo.

Trans- formación del analista. Perspectivas 

Este ha sido el título de nuestra primera noche de Directorio en la EOL Sección La Plata, interesante apuesta  del Directorio que agradezco, como así también la invitación a la escritura de este texto a partir de mi intervención en aquella noche . Una de las líneas que enuncié fue la apuesta a hacer operativo el  efecto enigmático en nuestra formación de aquellos  encuentros inolvidables  con los textos de Freud y Lacan. Marcas contingentes, que si tomamos en serio y nos servimos de ellas, pueden abrir a un nuevo lazo epistémico, libidinal y político con nuestra Escuela de la Orientación Lacaniana. Pongo de relieve ese efecto enigmático en el encuentro con “un saber ignorado” pero que parece ser escrito para uno mismo, chifladura o pequeño disparate en un giño con el autor. ¿Cuál es la materialidad de ese encuentro donde algo se escabulle y al mismo tiempo nos toca?

El III  Congreso de la AMP, celebrado en Bruselas en el 2002: “Efecto-de Formación” nos ha dado definiciones  que permiten una orientación, discontinuidad tanto en la formación analítica misma, como en la vida institucional de nuestras escuelas. Ya no confiamos en ninguna formación homogénea ni continua, en ningún modelo que obture la definición del analista. La intervención de JAM en Bruselas pone en escena el valor del propio análisis, con sus efectos, causas y lugares.

La operación que plantea va de la Formación a la Trans-formación,  aparición de ciertas condiciones subjetivas que transforman el ser del sujeto. Y va más lejos situando esas condiciones previas en relación al saber: “Todos esos saberes no debemos aprenderlos sino haberlos aprendido” (2).Condición que se sitúa siempre en pasado, como se dice de los clásicos, se los relee, como no habiendo primera vez. ¿Tal ves sea una forma de lectura de los textos psicoanalíticos? Interesante invitación que trastoca lo temporal, e incluso habla de una posición con respecto a las lecturas por venir.

JAM distingue allí la formación en relación a contenidos epistémicos y  la formación  que conlleva una mutación psíquica efectuada en la cura, la cual comporta puntos de fuga. La trasmisión de la formación epistémica es verificable en términos de evaluación, mientras que la verificación de las formaciones con punta de fuga es más problemática y tenemos en el horizonte el dispositivo del pase. La relación del analizado con su inconsciente no se clausura, no es homogénea y comporta un irreductible.

Las formaciones del inconsciente. Pase e impasse.

Tanto Lacan como Freud concuerdan en la finitud de la experiencia analítica.  Pero Lacan inventa el pase,  mientras Freud ponía en evidencia un impasse de estructura, tope de una resistencia irreductible. Ese impasse tiene un nombre y es el complejo de castración; tropiezo que no es contingente y que necesariamente viene anudado al final de análisis.

Las diferentes perspectivas del  pase y la transmisión de los AE demuestran el atravesamiento del  impasse, y nos hacen pensar que analizarse  es fundamentalmente hacer la experiencia de la fuga de sentido.

En el año 1973,  justamente al hablar de la experiencia del Pase, Lacan afirma que  “no hay formación del analista, sino que hay formaciones del inconsciente”.

El encuentro sorpresivo con una formación del inconsciente que en el mejor de los casos es causa de un efecto-de-formación, no es exclusivo del pase. El witz puede surgir  también en otras ocasiones y será cuestión de tomarlo en serio o no (como decía con el encuentro  inolvidable con los textos).  Cernir, localizar ese real de la formación es por cierto diferente que demostrarlo en el Pase, pero su incidencia acompaña lo que J. Lacan denomina una «formación verdadera».  El dispositivo del Pase permite que se opere  la demostración y habrá algunos  efectos-de formación que podrán verificarse antes del final de análisis.

 Particularmente la estructura del  witz y del disparate me han resultado fecundos en mi formación, y he escrito en otras oportunidades. Para no ser redundante y a los fines del presente escrito, acentúo hoy estas formaciones en relación a la posibilidad de situar el punto de imposible, el punto de fuga y lo que agujerea tanto al saber establecido como el programa de goce.  

 El witz  es un invento que divide aguas en  relación al sentido y sinsentido. Articulación entre una materialidad sonora y la forma significante que la sublima. La estructura del witz nos permite diferenciar la chanza o burla dirigida al Otro, y la materialidad propia del significante, esa materialidad lenguajera que provoca otra satisfacción.

Otra escansión a nivel de la Política de Escuela que me interesa situar es en el año 1994 en Buenos Aires, JAM propone poner a la Asociación Mundial de Psicoanálisis bajo el signo del Witz, terreno ganado a la inhibición y al conformismo de cierta ortodoxa. 

Tomar aquella perspectiva cambia decididamente la orientación de la práctica y de la vida de la Escuela. Así entendida la formación no proviene solo de los efectos de sentido que se producen y depositan en el análisis, sino de aquellos efectos  que se abren en y por la equivocación que permiten situar la naturaleza de ese punto imposible. Otra es la materia que aquí perfora la equivocación.   

Explorar, consentir, investigar el anudamiento que cada formación comporta, muestra la hiancia entre el efecto y la causa, no sin el punto de irreductible del troumatismo de lalangue.

 Ortodoxa y herejía del camino del psicoanalista que implica cierta tensión con otros discursos, embrollarse  y desembrollarse no sin las discontinuidades y los impasses  que implica  la experiencia analítica llevada hasta el final.

El impase hoy.

Recorto una frase de Lacan en su texto “La psiquiatría inglesa” que justamente a propósito del impasse, tiene resonancias para mí con nuestra  actualidad: “Encontrar en el impasse como tal de una situación, la fuerza viva de la intervención” (3).

El año 2020 nos encuentra en un Impasse en muchos aspectos de nuestra vida, en lo atinente a la formación del analista la potencia del discurso universitario amplifica sus ofertas on line, pero es nuestra apuesta servirnos de los instrumentos tecnológicos inventando otras formas de lazo y lugar.  ¿Será demasiada ambición querer estar a la altura del witz?

Nuestra práctica y nuestra Escuela se reinventa, apostamos que sea cada vez sin standart que intenten anular lo imprevisto, pero con principios.

¿Podremos hacer del impasse un resto fecundo haciendo existir el discurso analítico? ¿Se tratará esta vez de una hiancia, impasse operativo?

Mientras se está en el impasse es difícil encontrar un decir, pero tal vez cuando algo de esto “Pase” nos podremos reír a la manera del witz.

Fecha de recepción 06/07/2020

Notas:

1-Lacan, J.:El seminario. Libro 2.“El yo en la teoría de Freud y en la teoría psicoanalítica” Pagina 36. .Ed.Paidos. Buenos Aires

2-Ibid. Página 16.

3- Lacan, Jaques.” La Psiquiatria Inglesa y la Guerra” en Otros Escritos. Editorial Paidos. Buenos Aires.  Pagina 119.