Azar y determinismo en psicoanálisis.

carteles-jornadas-cecilia-fasanoXXIII Jornadas Nacionales de Carteles de la EOL – Córdoba, 13 de Septiembre de 2014

 

Cartel: Experiencia-Clínica-Práctica

Más uno: Cecilia Fasano

Integrantes: Eduardo Suárez, Claudia De Santis, Mariella Lorenzi, Adriana Fanjul

 

por Cecilia Fasano

Rasgo: Azar y determinismo en psicoanálisis

 

“Las casualidades nos empujan a diestra y siniestra, y con ellas construimos nuestro destino, porque somos nosotros quienes lo trenzamos como tal. Hacemos de ellas nuestro destino porque hablamos. Creemos que decimos lo que queremos, pero es lo que han querido otros”.

Jacques Lacan, 1975

 

Advertidos que la posición del analista tiene más que ver con la apuesta de Pascal que con el acto de fe, habrá que desprenderse de la palabra para que el juego tenga lugar.

Freud fue señalado reiteradamente por colocarse en las filas de cierto determinismo ya que según su doctrina ningún lapsus, aunque insignificante, podría ser atribuido al azar. Sin embargo en 1912 afirmaba: “Disposición y azar determinan el destino de un ser humano; rara vez quizás nunca, lo hace uno sólo de estos poderes”. (1)

Medio siglo después, más precisamente en 1964 y siguiendo la perspectiva freudiana, Jacques Lacan introduce dos términos vinculados a la función de la repetición: Wirküll (azar) y Zufall (arbitrariedad) y afirmará que nada puede fundarse en el azar, puesto que lo precede una estructuración previa y limitada de términos significantes. Una suerte de mapa trazado de antemano donde se podrán encontrar inscriptos “los puntos de referencia significantes”, abiertos a una probabilidad que por el contrario no está constituida de antemano y es justamente allí donde se juega en cada ocasión la partida con el inconsciente.

Luego, en cada cura, cada quien hará su propia apuesta. Pero, entre el determinismo del orden simbólico que insiste obstinadamente (S1, S2,…) y la arbitrariedad de lo real, ¿qué posibilidad hay para que el sujeto introduzca algo nuevo?, ¿qué posibilidad hay para un encuentro que no sea la pura repetición del ayer?

Retomemos la cuestión al amparo de la apuesta de Pascal; el filosofo afirma que es imposible no apostar: “hay que apostar; esto no es voluntario: estáis embarcado”. (2) Entonces, repasemos brevemente las dos formas del azar –Automaton y tyche– que Aristóteles distinguió con exquisito detalle y que Lacan resitúa en su doctrina. El Automaton: ese funcionamiento automático de la cadena significante, es decir, dentro del campo simbólico y sin la presencia de un sujeto que la ordene. Freud lo llamó sobredeterminación. Más allá de éste, la tyche: ese encuentro fallido con lo real, imposible de ser representado por la vía del significante. Freud lo llamó trauma.

Un psicoanálisis transcurre entre ambos, de modo que quien tome a su cargo la decisión y el deseo de embarcarse en un análisis debe saber que “el análisis más que ninguna otra praxis, está orientado hacia lo que en la experiencia, es el hueso de lo real”(3). Frase gastada a tal punto que pareciera perder su potencia, sin embargo, sea como sea, quien se avenga a esa experiencia sabrá luego de transitarla que: “Al intervalo de tiempo en que los dados giran, antes de volver a caer, la doctrina le dio un nombre: emergencia del sujeto, que no es el tirador (…) sino los dados mismos en tanto son inciertos (…) imposible, una vez que han vuelto a caer, que lleven otro número en su cara legible”. (4)

Recordemos que en Lacan la expresión “tirada de dados” está asociada al encuentro y al desencuentro: “esa cadena bastarda de destino e inercia, de tirada de dados y estupor, de falsos éxitos y encuentros desconocidos, que constituye el texto corriente de una vida humana”.(5)

Será tema de investigación, no obstante, podemos adelantar que Lacan mantiene esta idea desde el inicio, allá por 1946, hasta el final. En 1975 se referirá al tema sin ambigüedades: «Las casualidades nos empujan a diestra y siniestra, y con ellas construimos nuestro destino, porque somos nosotros quienes lo trenzamos como tal. Hacemos de ellas nuestro destino porque hablamos. Creemos que decimos lo que queremos, pero es lo que han querido otros”. (6)

En esta dirección, me intereso particularmente una referencia que extraigo de la filósofa Danielle Eleb; resulta interesante su libro Figuras del destino (7) porque al poner en juego cuatro términos: encuentro, identificación, causa y destino, muestra bien que un análisis trabaja sobre lo que “no anda” produciendo un nuevo desciframiento de las relaciones del sujeto con su condición.

Para concluir, la práctica del psicoanálisis verifica ayer y hoy, una y otra vez, que la contingencia del mañana no es demasiado soportable, tal vez por eso el humano elige convertir en necesarias las contingencias de su vida y de este modo hacerla más “vivible”.

 

Notas

(1) Freud, S.: “Sobre la dinámica de la transferencia” (1912), Obras completas, Tomo XII, Amorrortu, Buenos Aires, 1986, pág. 97.

(2) Pascal, B.: Pensamientos Fragmento Sección III 233ª, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/pensamientos–1/html/ff08eee4-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html

(3) Lacan, J.: Seminario 1, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Paidós, Buenos Aires, 1988, pág. 61.

(4) Milner, J.- C.: La obra clara, capítulo: “El doctrinal de ciencia”, Manantial, Buenos Aires, 1995, págs. 65-66.

(5) Lacan, J.: “Acerca de la causalidad psíquica”, Escritos I(1946), Siglo XXI, Buenos Aires, 1988, pág. 150.

(6) Lacan, J.: “Joyce el síntoma”, Conferencia dictada el 16 de junio de 1975, en EL Seminario 2, El sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, pág. 160.

(7) Eleb, D.: Figuras del destino Aristóteles, Freud y Lacan o el encuentro de lo real, Manantial, Buenos Aires, 2007.