Variaciones para no desquiciar

DELIRIOS DE LA VIDA COTIDIANA. X Jornadas EOL Sección La Plata 28 de octubre

Marisol Gutiérrez

A unos días de celebrar los diez años de la creación de la Sección La Plata de la Escuela de la Orientación Lacaniana, hoy nos reunimos en nuestras décimas jornadas anuales. Será la ocasión para hacer un esfuerzo más respecto al trabajo sostenido en el año.
Cristina Coronel, ha asumido la responsabilidad de la función de directora de estas Jornadas.
Junto a ella, Alejandra Gorriz y otros colegas, se han ocupado de organizar todo lo necesario para que hoy podamos reunirnos en este querido Colegio, cuya directora, Dominique Suffern Quirno y su vicedirectora, Ana María García Munitis cada vez nos abren generosamente las puertas. La decana de la Facultad de Psicología de la UNLP, María Cristina Piro y la vicedecana Andrea Mirc, en el ejercicio de sus funciones, han otorgado el aval institucional de la Facultad a nuestras Jornadas.
La Comisión Científica elaboró el argumento que nos sirve de marco y propuso dos ejes para el trabajo de las duplas: “Delirio y saber” y “Delirio y cuerpo”.
Las mismas fueron coordinadas por Ana Piovano, Lucas Manuele, Lorena Parra y Stella López. De ellas participaron: Belén Zubillaga, Mariel Sueyro, Valeria Gabrielloni, Ivonne Centraco, Belén Rodríguez, Mariella Lorenzi, Marcelo Alé, Sebastián Llaneza y Lucía Arana.
Las agitadas Noches Preparatorias nos han servido para comenzar a poner sobre la mesa el tema que nos convoca. Acuerdos y desacuerdos han generado una verdadera conversación, que apostamos a que también hoy se produzca.
En cuanto al equipo de bibliografía, además de los clásicos textos, nos ha deleitado con películas, series, videos, podcast y ficciones literarias.
Las contribuciones realizadas por colegas de la Escuela, sus secciones y delegaciones y las resonancias de las noches preparatorias se han difundido en Daimon, el boletín de las Jornadas. La invitación a escribir, nos ha traído 40 trabajos que formarán parte de la mesa plenaria y de las mesas simultáneas, ocasión de conversar sobre la práctica analítica en los delirios cotidianos.
La difusión desde Volé y redes, a cargo de Verónica Di Batista, Lorena Parra y su equipo: Laura Arroyo, Guadalupe Chopita, Valeria Gabrielloni, Matías Godoy y Magalí Rodríguez, ha permitido que este inmenso trabajo les llegue, para causarlos, evidentemente, a estar hoy aquí.
Habrán visto en el hall de entrada la librería, que con un gran esfuerzo se trasladó desde la Sección hasta el Colegio. Encontrarán allí numerosas publicaciones y algunas novedades. Es una oportunidad para hacerse de algunos libros. Natalia Chavari, junto a Agustín Barandiarán, Laura De Nucci, Ana Simonetti y Martín Sosa lo hicieron posible.
Las noches de Directorio, de Carteles y de Biblioteca realizadas en la Sección nos han aportado lo suyo abordando «La práctica analítica, entre locura y debilidad mental».
Estas Jornadas tendrán una mesa compuesta por colegas que nos van a hablar de los diez años de la Sección: Eduardo Suárez, Carlos Jurado, Cecilia Fasano, Mauricio Tarrab y Adriana Testa nos aportarán una lectura en el tiempo.
Como ven, la comunidad analítica ha trabajado decididamente para hacer posible estas Jornadas.
Se presentará hoy el cuarto número de la Revista El escabel de La Plata, “Estilo(s) de vida”. Andrea Perazzo (Directora de la revista) y Ariel Hernández (integrante del comité de redacción) les contarán sobre el trabajo realizado.
Es un gran gusto compartir esta mesa con Cristina Coronel, Directora de estas jornadas, Gabriela Camaly, Directora de la EOL, y Manuel Zlotnik, Presidente del Consejo de la Escuela.
Mi agradecimiento a cada uno de ellos, quienes desde diferentes lugares pusieron su granito de arena, o por qué no, de locura por la causa que nos anima. Y a ustedes, por estar hoy acá acompañando la apuesta.

Variaciones (para no desquiciar)
Cristina nos ha dado un hilo que nos sirve de orientación, dando cuenta del contexto en el que Lacan dice “todo el mundo es loco”. Será cuestión de no perderlo, para que el discurso analítico no devenga delirante. El uso generalizado de la locura o del delirio, no implica desconocer las estructuras de la clínica clásica.
Venimos trabajando en torno al tema en diversas actividades de Escuela, preparatorias al Congreso, carteles, duplas de investigación, etc. Nos servimos de ciertas referencias que nos orientan. Sobre el fondo de eso repetido, ¿cómo decir hoy algo diferente?
Tomo dos preguntas del argumento elaborado por la Comisión Científica: ¿cómo se sale en un análisis de la elucubración delirante? ¿Cómo opera el analista para que un análisis no devenga un delirio de interpretación?
La entrada –siempre contingente– del significante en un viviente produce un agujero, una marca, un Uno solo inicial, anterior al sujeto, insensato, que causa perplejidad y angustia. Acontecimiento traumático, real ante el cual todo el mundo se defiende. El delirio generalizado se inscribe en esta línea del S2, combinatoria significante que responde al S1, engendrando significado. Ahora bien, no todos deliramos de la misma manera.
Al S1 primero vendrán a engancharse otros significantes a los que el sujeto quedará fijado, creando sentido. A partir de esta marca de goce y sus agregados, se hablará con el cuerpo articulando un lenguaje, trenzando, construyendo un destino, elucubrando saber alrededor del Uno primero.
Si, al decir de J.-A. Miller, el delirio comienza con el saber, cuando a un S1 se le agrega un S2, el cuerpo que habla, por habitar el lenguaje se pierde entre la locura y la debilidad mental. El saber producido como efecto de la articulación, propio del ser hablante, se afirma en la época del amo moderno en la idea del saber como totalidad, todo-saber en el lugar de mando del discurso.
En el centro de la experiencia analítica también está el saber, pero el discurso analítico lo sitúa en otro lugar ya que no pretende la dominación. Aquí el saber está en el lugar de la verdad. Sin embargo, la verdad no existe por fuera del lenguaje, es mentirosa, sólo puede decirse a medias, no puede decirse toda. (Lacan, Seminario 20)
Lacan creó el neologismo “varité” para dar cuenta de la verdad variable, ligada a la mentira. Con su estructura de ficción defiende de lo real sin sentido. Sin embargo, habrá que servirse de ella en tanto semblante para abordar el goce.
Hablar con el cuerpo y sin saber, decir siempre más de lo que se sabe, es lo que Lacan nos transmitió como hueso de su enseñanza. Y es lo que distingue al analítico de los otros discursos.
El saber que interesa al psicoanálisis es el que se sustrae, el que aparece en la falla, en el fracaso, donde no se esperaba, de manera imprevista. Ese saber no sabido se producirá en el trabajo analizante, presentándose como una revelación, como una verdad no-toda, que siempre se desliza. Será imposible decir todo lo verdadero. Hay un límite: lo real del goce permanece indecible, inatrapable por la palabra. Pero también hay un efecto de ese pasaje de verdad en verdad: la verdad pierde consistencia, se revela efímera, no eterna, fragmentaria, semblante.
La palabra –único mediúm del psicoanálisis– adquiere una dimensión diferente del sentido si hay escucha analítica que ponga en juego al inconsciente vía la transferencia. La palabra recortada del sentido, extraída del dicho, podrá leerse como significante solo que agujerea el discurso. La palabra se vuelve entonces no sólo una cuestión de dicho, sino que puede incluir al cuerpo, las marcas de goce que dan cuenta de que se habla con el cuerpo. Eso produce efectos. Es lo que puede hacer el acto analítico con el saber para no delirar.
“No hay todo” (1) nos dice Lacan en Radiofonía, situando al todo como índice del conocimiento. Lo cito: “Porque del saber cuya transferencia pone en juego al sujeto, se revela, a medida que el sujetado trabaja en ello, que solo era un “arreglárselas” con [“savoir y faire”] la verdad”. (2) Respecto de la verdad dirá que “no podemos aprender todo. Un pedazo (…) alcanza: lo que se expresa, teniendo en cuenta la estructura, como: saber de ella un pedazo”. (3) Mientras que “lo real no está de entrada para ser sabido”. (4) “El efecto de verdad resulta de lo que cae del saber, es decir, de aquello que él produce, impotente sin embargo para alimentar el mencionado efecto”. (5)
No puedo evitar referirme a la variación musical. Se trata de una técnica que consiste en una serie de piezas breves que se interpretan de manera ininterrumpida. La primera de las piezas contiene el tema: una pieza musical, a menudo una canción, bien conocida por la gente en su época. Tras la exposición de ese tema tal y como es conocido, vienen una serie de variaciones, diversas repeticiones del tema, transformado cada vez. La técnica de la variación consiste en variar uno o más de los elementos de una pieza: en ocasiones se adorna la melodía con más notas; en otras, se modifica el ritmo de la obra original; a veces, la armonía es también transformada. El tema, sometido a diferentes mutaciones, conserva la esencia de la pieza original, de tal manera que el oyente puede identificar que se trata precisamente de una variación sobre un tema conocido.
En una experiencia analítica constatamos que hablamos siempre de lo mismo. El analista hace notar al analizante los significantes que insisten. La interpretación, entre modulaciones, puntuaciones y silencios, hace variar lo que se repite, sirviéndose de la verdad para señalar el goce. Otros significantes vendrán a engancharse a eso que se repite vaciando el saber, articulando otra posible verdad, que caerá en cuanto una nueva llegue a ocupar su lugar. En ese deslizamiento, algo se produce: algo se pierde y algo se gana. Por un lado, se pierde fijeza; por otro, se produce un S1, “lo más que puede producir” (6) el análisis decía Lacan, S1 que nombra, en el Seminario 20, como “significante del goce (…) singularísimo”. (7) Más humilde que el pretendido todo-saber, se trata de un saber del Uno. En la medida en que eso se vuelve a entramar, se pierde. El deslizamiento de verdad en verdad afloja la fijeza del sentido coagulado en el fantasma y tiene efectos a nivel del goce, se reduce el padecimiento y se abre paso una satisfacción.
En el mismo seminario, Lacan –hablando de la religión– dice: “… si examinamos lo verdadero con detenimiento, es lo peor que se puede decir. Cuando se entra en este registro de lo verdadero no hay manera de salirse. Para minorar la verdad como se merece debe haberse entrado en el discurso analítico. Lo desalojado por el discurso analítico pone a la verdad en su lugar, pero no la desquicia. Es poca, pero indispensable”. (8)
Minorar la verdad no es pretender eliminarla, es reducirla.
Extraigo de la cita ese “desquiciar” y le agrego otros significantes. Según el diccionario significa desencajar o sacar de quicio algo. Desquiciar tiene el significado de quitar la puerta de la bisagra o gozne. Desencajar y sacudir son traducciones posibles (“ne l’ébranle pas” en la versión francesa del seminario).
El psicoanálisis opera en la vía que va del delirio del todo saber, esfera del yo/mundo/cuerpo de cada uno para, a partir de lo que cae de ese saber, producir efectos de verdad no-toda. Esa poca verdad, indispensable y no desquiciada, no por ello dice lo real.
Ante el “todo el mundo es loco” por habitar el lenguaje –delirio universal por el hecho de hablar–, ante el “todos débiles mentales”, todos condenados a la debilidad mental (por lo mental mismo), “todos esquizofrénicos”, “todos paranoicos” –dada la estructura del yo–, el lazo inédito que propone el discurso analítico hará posible que cada quien que consienta a hacer la experiencia de un análisis, loca-lice alrededor de qué significantes ha tejido el embrollo de su delirio, para ser un poco menos débiles, un poco menos delirantes, un poco más lúcidos, ocasionalmente.

¿Cuándo la verdad se desquicia?, ¿cómo? Lo desalojado por el discurso analítico, ¿qué es? ¿la elucubración loca del inconsciente?, ¿la creencia delirante en el saber? Y respecto a esa poca verdad indispensable, ¿de qué se trata? Me detengo en estas preguntas que extraigo a partir de la cita de Lacan para abrir el trabajo de nuestras jornadas que, en el mejor de los casos, podrán ser “no locas-del-todo”. (9)

Notas
(1) Lacan, J.: “Radiofonía”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 464.
(2) Ibíd., p. 465.
(3) Ibíd., p. 466.
(4) Ibíd.
(5) Ibíd., p. 466-467.
(6) Lacan, J.: El Seminario, libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 1981, p. 113.
(7) Ibíd., p 114.
(8) Ibíd., p. 131.
(9) Lacan, J.: “Televisión”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 566.