El susurro del lenguaje

ECOS DE LA II FERIA URBANA CULTURAL DE LA EOL SECCIÓN LA PLATA–La Plata, 1 de septiembre de 2018

 

 

 

 

Ana Simonetti 

 

 

“Creo que hay más verdad en el decir que es el arte que en cualquier bla, bla, bla” (1), fue la cita que representó el espíritu de esta segunda Feria Cultural Urbana de la EOL Sección La Plata. Cita que esboza una hipótesis y ubica al arte llevando la delantera, idea que una vez más invita al psicoanálisis a conversar con otras disciplinas, en cuerpo de artistas locales.

El escenario que albergó dicho encuentro es una obra recientemente inaugurada, que puede leerse como primera respuesta a las preguntas que allí se sostuvieron ¿qué respuestas ofrece el arte al real de una época? ¿Qué tratamiento del vacío permite el arte?  El Centro Universitario de las Artes forma parte del edificio “Sergio Karacachoff”, obra realizada con el objetivo de devolverle la luz al principal edificio de la Universidad Nacional de La Plata, a través de una gran demolición del enorme bloque de hormigón que habitaba el corazón de la ciudad diseñado por la dictadura militar que derrocó a Arturo Ilia y que en su arquitectura sostenía el espíritu de censura pretendido. Habitar ahora este centro de arte tiene la intención de resignificarlo permitiendo no olvidar la historia.

La mesa “Crónicas” integrada por Christian Martin a cargo de la coordinación, Helen Zout fotógrafa y Ana Cacopardo periodista y productora, se lanzó al diálogo y a los testimonios bordeando una pregunta común: ¿Qué respuestas creen que puede ofrecer el arte que llevan adelante a la experiencia traumática?

 

Iniciando su presentación, Ana subrayó la importancia de la mirada política al abordar una disciplina, destacando que dependiendo de la mirada política que se tenga de las mismas y haciendo hincapié en la idea de escucha social, tendremos como resultado una u otra representación de víctima. Denominó la cifra de lo humano como el modo de nombrar la posibilidad de visibilización de lo invisible, de lo que queda arrasado en el anonimato y que la víctima pierde en lo masivo. Como contrapunto de eso, lo restitutivo del testimonio, teniendo en cuenta que allí donde hay sujeto del dolor puede aparecer el sujeto de la resistencia; ubicando la resistencia en lo activo de la voz como posibilidad de hacer algo con el dolor.

La noción de “ética” fue clave para dar la idea del clima en que se desarrolla el proceso de una entrevista, donde el momento de poner la voz en el espacio público es tan solo un tramo de este proceso. Ambas destacaron la doble temporalidad del testimonio y la posibilidad de evocación que ofrece, dando lugar privilegiado al silencio, que a pesar de su incomodidad quedó nombrado como una forma narrativa. Una escucha dispuesta a la restauración del silencio da lugar a la creación, allí donde se sostiene lo incierto.

Compartieron perlas de sus obras dando cuenta del límite del lenguaje “las palabras solo pueden dar cuenta del borde de lo indecible”, siendo necesario el momento de decir con otro soporte. En este caso el formato documental en entrevista audiovisual lo representó en la entrevista de Chicha Mariani, corroborado en el eco de los aplausos de los presentes. Haciendo uso de su bien decir, Ana nombró su función como “acompañar la gestión de lo indecible”.

 

En el testimonio de Helen, aparece en primer lugar la fotografía dando respuesta a lo traumático en primera persona: “la fotografía, me salvó la vida, fue mi voz”. Voz que le desapareció, escondida en la dictadura, luego de presenciar un allanamiento: “hablé de esto después de 20 años”.

Cuando en el año 2000 comenzó a escuchar los testimonios en los “juicios por la verdad”, inició su trabajo de retratos, en un intento de construir memoria y así contribuir a la cadena rota. Destacó también el clima de absoluta intimidad para lograr un silencio que produzca un quiebre de la pose. Su modo de nombrar lo indecible tuvo la forma de “encontrar la llave por donde acceder a su secreto” mostrando en soporte papel, el emblemático retrato de Julio López, previo a su desaparición. Cuenta que, si bien no paraba de recordar, su voz apenas audible se contrastaba con la fuerza con la que cerraba sus ojos en un gesto que parecía transmitir su “mirar para adentro” en el afán de hacer posible su firme deseo de dejar testimonio para la prosperidad.

La mesa estuvo antecedida por lectura de poesía en voz de su escritor, y a continuación de los aplausos que dieron cierre a la misma, tuvo lugar la música en vivo como final de la actividad. Poesía y música, dos formas del arte que me evocaron lo que al respecto dice Bassols en una entrevista: “En todo caso lo que hay que ver es qué puntos de intersección hay entre lo que llamamos la experiencia musical y la experiencia del lenguaje. Hay algo así en lo que Lacan elabora al final de su enseñanza cuando lleva la idea del lenguaje hacia lalangue. (…) Es con ese laleo con el que el sujeto trabaja también en su experiencia analítica. Cada sujeto tiene su propia lengua, su propia música, sus propias resonancias de las palabras que han ido sedimentándose en su historia. Un análisis es el recorrido, lo más exhaustivo posible, por las resonancias de la lengua sobre el cuerpo”. (2)

Respecto de la poesía dirá “cuando a Lacan le dijeron que era un poeta dijo que no, que él era más bien un poema. Es una muy buena manera de responder porque quiere decir que un poema hay que leerlo y descifrarlo. Uno, en cualquier caso, es el efecto de ese poema y Lacan, cuando decía eso, se captaba a él mismo como el efecto del poema que transmitía en su relación con el lenguaje. Hay momentos en Lacan que tienen esa fuerza poética, de la poiesis en el sentido de creación, que son realmente impresionantes”. (3)

 

 

 

Notas:

(1) Lacan J.: “Seminario 24:  L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre”, clase del 18 de enero de 1977, inédito.

(2) Bassols, M.: “Somos una epidemia que se quiere curar de sí misma” en http://miquelbassols.blogspot.com/2014/05/somos-una-epidemia-que-quiere-curarse.html,

(3) Ibíd.