Dupla: No-todo y política de la cura (práctica y clínica)

Mesa Plenaria

No todo y política de la cura

Dupla: No-todo y política de la cura (práctica y clínica)

Responsables: Verónica Escudero- Gabriel Tanevitch

Integrantes: Alejandra Gorriz, Mariella Lorenzi, Carlos Jurado, Camilo Cazalla, Adriana M. Fanjul, María Adela Pérez Duhalde.

Punto 1- Del deseo inédito al amor más digno.

El rasgo que ha tomado la dupla se deduce de las consecuencias políticas y clínicas de la Nota Italiana ([i]). Lacan propone un nuevo modo de reclutamiento de los analistas, según el principio del pase, que no tendrá que ver ni con las garantías,  ni con los rituales porque “No es con eso con lo que él opera” ([ii]) (Nos dice Lacan en  La Nota italiana)  Y luego afirma “es del no-todo de donde surge el analista” ([iii]).

Entonces, ¿con qué opera el analista? –En esta pregunta se apoya nuestro recorrido-.

Proponemos tomar el deseo del analista como hipótesis del operador del no-todo. Como así también, situar qué movimiento lleva a Lacan a desplazar el no-todo de la lógica a la topología. Pretendemos indagar, entonces, dicha operatividad en los tiempos del parlêtre y del sinthome, abriendo la pregunta si el deseo del analista deviene en amor “real” como operador del no-todo.

Lacan nos dice que si hay analista es porque ellos funcionan. Y agrega que esta función no vuelve sino probable la ex-sistencia del analista, de allí que la verificación de la función será uno por uno, ya que no hay una clase de los analistas que garantice esa función.

Lo primero que ubica Lacan es que hace falta tener en cuenta el saber en lo real. Diferencia el saber en lo real de la ciencia, del  propio de la experiencia del análisis, el que se pone en juego para afirmar que no hay relación sexual: “No hay relación que pueda ponerse en escritura” ([iv]). Demostrar que esa relación es imposible -es decir ni afirmable ni refutable en términos de verdad- es donde se juega la dirección de una cura orientada por política del no-todo.

No hay analista si su aventura de análisis no ha dejado la marca de saber ser un desecho y que eso lo lleve al entusiasmo. Sabrá ser un desecho si ha cernido la causa del propio horror al saber y si se ha separado de “la pretendida humanidad” que aspira a un todo universal de felicidad que no quiere saber de su goce, rechazando lo más humano/Inhumano que implica los modos singulares de goce. El analista haciendo presente ese desecho, el propio, podrá provocar, incitar, el movimiento del analizante.

Punto 2- Deseo del analista: De la lógica a la topología.

Deseo inédito, deseo impuro, deseo de máxima diferencia, son distintas formas de nombrar el deseo del analista. Para retomar nuestros interrogantes en relación al pasaje de la lógica a la topología, queremos situar algunas referencias del Seminario 11. Lacan planteó allí en términos de “nudo” la función del analista: dice lo siguiente “La contradicción de su función, que hace que se le vea como el punto de impacto interpretativo en el momento mismo en que con respecto al inconsciente, es momento de cierre, exige que la tratemos como un nudo (…) Es un nudo y nos apremia dar cuenta de él mediante consideraciones topológicas” ([v]). Entendemos que esta referencia ubica lo inarticulable del deseo del analista que se anuda a la presencia. En esta formulación queremos hacer resonar un párrafo del capítulo “Desmontaje de la pulsión”, expresa así: “El propósito de esta topología es que perciban cuál es el punto de disyunción y de conjunción, de unión y de fronteras, que solo puede ser ocupado por el deseo del analista” ([vi]). Es decir que el nudo que sostiene el deseo del analista como función de vacío, será lo que permite hacer advenir la realidad sexual del inconsciente. Lo ubicamos como la puerta de entrada al no-todo, como lo que permite orientarnos en la clínica no solamente por lo simbólico sino por lo que toca lo real. Según el Lacan del ́64 el deseo del analista es obtener la máxima distancia entre el Ideal y el objeto, la diferencia absoluta, lo incomparable, lo más singular. “Solo allí puede surgir la significación de un amor sin límites, por estar fuera de los límites de la ley, único lugar donde puede vivir.”([vii]).

Nos sorprende que, en el periodo donde rige la lógica significante, Lacan se sirva de la topología para dar cuenta de la función del analista pensada como nudo. Empalma lo real en el anudamiento de las tres dimensiones, que podemos tomar de la persona, la función y la presencia del analista, a partir del vacío que opera en el deseo del analista. Se sigue de ahí que cuando este se halla ubicado en el discurso analítico lo simbólico, lo imaginario y lo real “son el enunciado de lo que opera efectivamente” (Cita de la tercera) en la palabra en los distintos momentos de una cura.

Punto 3- Del correctamente al convenientemente: leer la pendiente de las palabras.

Para retomar nuestra pregunta ¿con qué opera el analista? encontramos que sobre el final de su enseñanza Lacan nos dice que resultaría un exceso decir que sabe de qué modo opera.

Queremos subrayar el desplazamiento de la pregunta ¿Qué ha de ser el deseo del analista para que opere correctamente? ([viii]) a lo que ubicamos luego en el Seminario 25 ([ix]), donde Lacan retoma la noción de deseo del analista y ya no dice que debe operar correctamente, sino convenientemente. Introduce un término novedoso: el analista retor, como el “que pueda darse cuenta de la pendiente de las palabras para su analizante, lo que incontestablemente ignora” ([x]). De ahí que entendemos que pueda leer el no-todo en la tendencia, “en la inadecuación de las palabras a las cosas, en la pendiente de las palabras” ([xi]) haciendo ex-sistir un decir en el dicho, y rectificar la lectura del analizante a partir del corte y la introducción de lo heterogéneo al sentido” ([xii]). Con el término retor Lacan introduce un equívoco, y hace resonar “retorifica”, el analista que rectifica el nudo. Incluso equivoca con retorica y recta, con ésta última acepción también connota el analista que va “recto” a lo verdad, y nos advierte que lo “la verdad tiene que ver con lo Real, y lo Real esta doblado por lo simbólico” ([xiii]) Maneras de precisar la función del equivoco, para tocar lo real, que por siempre imposible se lee en la tendencia, al lado de donde el analizante cree decir lo verdadero ([xiv]).

Punto 4- ¿Del deseo del analista al amor real?

¿Cómo pensar la función deseo del analista en la clínica del parlêtre y el sinthome? Tomamos la referencia de Miller en la que propone una redefinición de deseo del analista: “El deseo del analista, es el deseo de llegar a lo real, de reducir al Otro a su real y de liberarle del sentido” ([xv]). Esto permite separar real y sentido, o dicho de otra forma separa al Uno del Otro, entendemos al Uno como une-bevue,- una-equivocación- y al Otro como lenguaje articulado S1-S2. Como él mismo señala “la posición del analista, cuando se confronta a ese Hay-de-lo-Uno en el más allá del pase, ya no está marcada por el deseo del analista, sino por otra función que nos queda por elaborar (…) “([xvi]

Nos servimos de los testimonios de Leonardo Gorostiza e Irene Kuperwajs, para cernir con qué opera un analista en la clínica del sinthome ([xvii])

Leonardo Gorostiza, ubica que la localización por parte del analista del significante calzador, como nombre del síntoma “no cesar de calzar un pensamiento con otro”, en el  intento que Uno y Otro hicieran cópula, permitió ubicar “la locura masculina” de creer en el “todo”. Fue necesario la extracción del objeto mirada y la construcción del axioma “un ojo calza en la hendidura del Otro” para que el goce clandestino del fantasma –“ser el ojo del Otro- fuera conmovido y así “despuntar” el deseo del analista. Allí ubica el comienzo de una nueva relación con lo femenino, y su ligazón con el deseo del analista. Localiza un doble efecto en el cuerpo: alivio del cansancio de calzar y un íntimo sentimiento de vivificación. Soltarse de la dimensión de eternidad del fantasma, solidaria del todo Universal, permitió un nuevo lazo con la contingencia y la temporalidad. Eso hizo posible la invención de un significante nuevo el-calzador-sin-medida, como nombre de su sinthome. “Una invención inclasificable” que surge en los confines de la memoria del Otro y un significante del goce más singular. Gorostiza enseña como el sin-medida, no hay que leerlo como “desmesura”, sino en la pendiente de lo más singular, que como lo femenino escapa a toda medición posible.

Irene Kuperwajs, sitúa que “la impureza del deseo del analista queda al final del lado del sinthome, del goce opaco del analista” ([xviii]). Lo que se escribe en el análisis de dicho deseo está articulado a lo infantil, a los elementos más absolutos de cada existencia reducidos en el trabajo analítico. En su caso la neurosis infantil, nombrada como “arquitectura del silencio” – que combinaba el amor al padre y los elementos del síntoma y el fantasma, sostenidos en una insondable decisión de elección de un modo de gozar entredicho en el espasmodesollozo – dio lugar a un “silencio más abierto, más femenino” a partir del atravesamiento del fantasma y la extracción del objeto voz. Sin embargo fue necesario el analista-partenaire que encarna con su  “voz de trueno” el “¿Y vos que haces acá?!!!”([xix]) , para cortar el hilito de voz y acceder a su propia resonancia del vacío del cuerpo. “Hablar con la voz más suelta” fue el nombre de su sinthome, a lo que también nombra como identificación menos segregativa. De allí que Irene enseña que “el deseo del analista soporta el vacío con el cuerpo hablante” y conviene pensarlo en la mixtura “inédita” de ser un desecho y saber leer. Saber leer en la perspectiva del no-todo que incluye el vacío que orienta para hacer resonar las palabras más allá del sentido.

Último punto- Un espacio para el amor

Para finalizar queremos poner de relieve lo que Miller ([xx]) señala como la audacia, – ¿o fue su herejía, nos preguntamos?- de la clínica de Rosine Leffort ([xxi]), quien en los límites del “sistema” de Lacan, allí donde el inconsciente se reduce a hablar solo, supo abrir un espacio, el del nacimiento del Otro,  pensemos que estamos hablando de los años 50. La matriz del niño lobo muestra como R. Lefort supo hacer con su presencia, un “espacio para el amor” ([xxii]), un amor que no cuida, ni vigila, que no responde a las necesidades, ni a ningún maternaje. Sabemos con Lacan que si el psicoanálisis es un medio, se sostiene en el lugar del amor ([xxiii]) -“más digno qué el parloteo?-. Apoyarse en el significante-letra “lobo” como medio amoroso, es “apuntar a lo inhumano, al vacío, a la dimensión no-todo como sin sentido” ([xxiv]) “Lobo” es cualquier cosa que puede ser nombrado, la metáfora transferencial ([xxv]) en la que se apoya la analista, por fuera del sentido, pero advertido del asunto común que es lalengua. ([xxvi])

Notas

(1) Lacan, J. “Nota italiana”, Otros escritos, Paidós, 2012, Buenos Aires, pág 327.

(2) Ibid, pag 327

(3) Ibid, pag 328

(4) Ibid, pag 330

(5) Lacan, J. El seminario, Libro 11, Paidos, Buenos Aires, pag 137

(6) Ibid, pág 168

(7) Ibid, pag 284

(8) Op cit 5, pag 17

(9) Lacan, J: Seminario 25 “Momento de concluir” 1977-1978, inédito, clase 1 15/11/1977: Una práctica de charlataneria.

([1]0) Lacan J. Ibid , clase 15/11/1977

([1]1) Leserre, Aníbal  El deseo del analista, una cuestión de horizonte. Cuadernos del ICdeBA, Grama, Bs As, 2005, pag 167.

([1]2) Leserre, A. ibid, pag 167

([1]3) Lacan, Op.cit, 9, clase 15(11/1977

([1]4) Lacan, J. “Hacia un significante nuevo”, Revista Lacaniana de psicoanálisis n°25, Grama, 2018, pag 16.

([1]5) Miller, J-A Conferencias porteñas, Grama, Bs As

([1]6) Miller, “El ser y el Uno” inédito, lección del 11/5/2011.

([1]7) Gorostiza “lo cual no nos exime de interrogarnos si esta fórmula, “el deseo del psicoanalista” , puede ser aun mantenido en una práctica tributaria de la clínica del sinthome .” Revista Lacaniana de psicoanálisis N° 12, Grama, 2012, pag 96.

([1]8) Kuperwajs, I El deseo del analista en singular., Freudiana n°91, 2021 ¿Querer un hijo? Deseo de familia y clínica de las filiaciones…

([1]9) Kuperwajs, I Revista Lacaniana del psicoanálisis N° 28, Grama, Buenos Aires, 2020, pag…alli Laurent señala esa intervención como analista trauma pero calculado

(20) Miller, J-A El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, pag 118

(21) Recordamos que Miller hace hincapié de la relación de Rosine Leffort a su propio análisis, y al psicoanálisis. Miller, J-A “La matriz del niño lobo” Estudios sobre el autismo, Colección Diva, Buenos Aires 2014, pag  18.

(22) Miller, J-A “La matriz del niño lobo” Estudios sobre el autismo, Colección Diva, Buenos Aires 2014, pág. 19.

(23) Lacan, J. Seminario 21, inédito. Clase n°4

(24) Tanevitch, G. “El amor y la transferencia en la clínica del autismo”, Revista Lacaniana de psicoanálisis” N°29, Grama, Buenos Aires,

(25) Miller J-A:“CST “La conversación clínica, Grama, Buenos Aires, 2020, pag.26

(26) Lacan, Op.cit 14, pag 17.