Animarse a ser un poco incauta de la propia deriva (1)

“A UNA RÉSON… Entre álgebra y estilo”. Presentación del libro de Mónica Boada. 1 de noviembre

Paula Vallejo

“Yo, de lo que me afecta de tal manera el corazón apenas si puedo hablar.
Esta es la definición de las cosas que amo: son aquellas de las que no hablo,
de las que deseo hablar, y de las que no alcanzo a hablar”.
(F. Ponge. Tentativa oral, p. 24)

Conocí a Mónica como compañera de residencia en el Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero. Un día, allá por 1998, esperando comenzar la instrucción, reparé en un afiche del Encuentro sobre “El partenaire-síntoma”, que se iba a realizar en Barcelona, y expresé en voz alta mi deseo de ir a ese Congreso. “¡Vamos!” –dijo ella. Y allí fuimos, casi sin conocernos personalmente, a lo que sería nuestro primer encuentro presencial con la Orientación Lacaniana, en plena crisis de la AMP. Nuestra amistad nació junto con nuestra relación a la Escuela. Y creció al ritmo de los vaivenes institucionales, los grupos, el deseo de formación. Encontré en ella un espíritu lúcido, una interlocutora invaluable y fundamentalmente, una persona con una enorme presencia en mi vida, sobre todo en momentos difíciles. Agradezco mucho esta invitación, que me da la ocasión de transmitir mi gratitud y afecto hacia ella. Espero poder hoy presentarles este libro como un homenaje a su trabajo y a su memoria.
Ya desde el título, que debemos a la agudeza de Gabriela Rodríguez, encontramos el rasgo más singular de la transmisión que Mónica hizo del psicoanálisis. En sus escritos ella le sigue la pista a la noción de réson, que toma de Ponge, permitiéndonos aprehender el uso que Lacan hizo de ésta para la práctica de la interpretación en psicoanálisis. “Réson como un «entre» resonancia y razón”. Y tal como ella lo dice: “…tensar la cuerda de la razón –agotarla, inconsistirla, fallar– para hacerla resonar”. (2)
Pero allí también hay un “entre” álgebra y estilo, delicado hilo que nombra ese modo tan suyo de encarar la formación analítica.
Como bien se subraya en el prólogo, este libro es producto de un deseo conjunto. Retomando sus palabras, me permito identificar dicho deseo como el de “llevar a libro ese trazo vital”, para dar cuenta de lo que fue “el modo (de Mónica) de vivir en y el psicoanálisis”. Esta frase me evocó algo que leí en estos días en el n° 4 de El escabel de La Plata y quiero compartirles: “El estilo –dice M. Lorenzi– es la manera en que un sujeto vive y más específicamente, es el punto en el que logra distinguirse de los otros”.(3) En cuanto a su trabajo de escritura, coincido con lo que señala Gabriela. Encontramos allí un estilo que atraviesa las formas de los textos, con un laborioso uso de la cita, “…un procedimiento que produce giros en las linealidades de la trama, crea desenlaces imprevisibles, derivas y contrastes en los momentos de la enseñanza de Lacan”. (4)
No sin advertirnos que la ausencia es un salto que se ejecuta sin prólogos, Gaby nos regala este prólogo imposible y a la vez necesario, el prólogo de un libro “llegado desde siempre, para ir por donde quiera”. (5) Te agradecemos enormemente por ello, querida Gaby.
Tomando la inspiración de la haeresis, con la que este libro comienza, decidí intentar seguir el procedimiento de lectura de Mónica seleccionando breves citas como punto de apoyo. Espero poder transmitirles así algo de esa causa que la hacía ser una lectora voraz, siempre generosa a la hora de aportar la referencia que hacía falta.
En su primer trabajo, nos encontramos con una larga cita de Francis Ponge que da el tono, a mi gusto, para una lectura concernida de lo que en psicoanálisis llamamos el encuentro con S(A/). Les leo un fragmento de una cita escogida por Mónica, de la conferencia de Ponge titulada “Tentativa oral”.

“Vigny dijo: «todo hombre ha visto el muro que rodea su espíritu». En cuanto a mí, me disculpo, no es muro, es un precipicio (…) ¿Qué hace un hombre que llega al borde del precipicio, que tiene vértigo? Instintivamente mira lo más cercano […]. Es simple, […]. Uno lleva su mirada al escalón siguiente, hacia un pilar, hacia la balaustrada o hacia un objeto fijo, para no ver el resto. (…) Cualquier objeto, basta con querer describirlo, se abre a su vez, se vuelve un abismo, pero se puede cerrar, es más pequeño; uno puede, por medio del arte, cerrar una piedra, uno no puede cerrar el gran agujero metafísico, pero tal vez la manera en que se cierra la piedra valga para el resto terapéuticamente. Hace que uno siga viviendo unos días más”. (6)

Encuentro en esta referencia una invitación para adentrarnos en este libro. Ni detenerse ante los muros ni caer en el precipicio, sino avanzar con paso firme sobre las pistas transitables, y abrir otras nuevas, sin ceder totalmente a la tentación de la dispersión. Sé que ese fue el camino de Mónica y en este libro están sus marcas.
La primera sección, “Escrituras”, nos acerca su interés por la invención en psicoanálisis. En cada uno de los textos, parte de una cita y la va trabajando con minuciosidad. Así, logra una y otra vez producir una articulación novedosa, reveladora y fecunda, que produce sorpresa en el lector, y capta su interés. Una primera frase que captó mi deriva: “algo debe detener el delirio de querer atrapar lo que queda fuera de discurso, lo indecible”. (7) Muy pertinente siempre, y sobre todo para estos tiempos que vivimos.
Mónica avanza en sus lecturas casi como en el análisis, dejándose tocar por diferentes ecos y resonancias de lecturas anteriores y por hallazgos nuevos. En el tercer texto, “Siguiendo la pista del rinoceronte”, el entramado de citas a las que le sigue la pista le permiten afirmar que aquí “el rinoceronte en la porcelana” es el propio Lacan, en relación al grupo analítico, y es también “el analista que se autoriza por sí mismo, al que Lacan alienta a seguir su propio movimiento”. Subrayo especialmente su indicación sobre la importancia de que el controlador consienta al estilo singular del practicante; eso –dice Mónica– no se corrige.
El quinto escrito, uno de mis preferidos, nos trae a “Lacan con Beckett”. Mónica confiesa que sumergirse en los textos de Beckett fue para ella “una experiencia”. Y de esa experiencia extrae una hipótesis: “así como la última enseñanza de Lacan se puede pensar en términos de “Lacan con Joyce”, […] el final de análisis por atravesamiento del fantasma podríamos pensarlo en términos de “Lacan con Beckett”. (8) De alguna manera, nos invita a hacer la experiencia de lectura de Beckett para verificar la hipótesis propuesta. Es realmente fascinante el viaje. Beckett –dirá Mónica– aspira a “una literatura que atraviese el semblante, que lo agujeree, que lo rompa […] germen que años después producirá una otra escritura […] la literatura de la despalabra”. (9)
Otra perla que quiero compartirles, la extraigo del excelente artículo, que fuera publicado en la revista n° 2 de El escabel de La Plata: “Una enseñanza: eso marcha, eso falla, eso abre camino”. Cito: “El psicoanálisis no es un progreso en el sentido de un viaje en el que se va de un mal lugar a otro mejor […] es poder captar el lugar en el que se está, sin saberlo, localizándose en la estructura […] y con rigor lógico. Desde ese lugar hay que partir otra vez, recomenzar pero forzados a reinventar”. (10)
En el segundo apartado, “Resones de una transmisión”, se ubican a mi gusto, los textos más trabajados epistémicamente. A Mónica le gustaba deambular por algunos seminarios de Lacan en particular, a los que volvía constantemente. El Seminario 21, “Los no incautos yerran”, es especialmente un punto de apoyo de muchos de sus trabajos e intervenciones a lo largo de los años.
En esta sección encontramos los textos que produjo en interlocución con los otros, quienes sabiendo de su gusto por la formalización la invitaban a ilustrar algún punto difícil de la enseñanza. Como por ejemplo cuando acepta mi invitación a hablar en el seminario “El amor a lalengua”, en 2012, acerca de la noción matemática de infinito, indispensable para esclarecer los desarrollos de Lacan de El Seminario 20, Aún. Al final de este texto, extraigo otra perla “lo femenino es en sí mismo un límite, algo que no se puede abordar vía el semblante, vía el saber, sin la sensación constante de que algo quede por fuera”.
“Tal vez, abordar el sin límite de lo femenino en la clínica tenga que ver con eso, con soportar esa sensación y no rechazarla”. (11)
Es aquí que los títulos de los escritos dan cuenta de la singular invención de su autora. Son textos donde la rigurosidad de los desarrollos lógicos y topológicos buscan llegar al lector con un esfuerzo de poesía, y que no se ahorran ese paso más que implica el “poner de su parte”, necesario para reinventar el psicoanálisis. Tenemos aquí, entre otros: “Un sueño de Lacan” o el “modito de cada uno de revolver la ensalada”. “El Un-decir o el delirio de preferir en todo al inconsciente”. “La tripa causal o la física lacaniana”. Coincidirán conmigo que son títulos por los que uno queda captado.
Por suerte, Mónica siempre acompaña los arduos desarrollos de la lógica con referencias a la clínica, especialmente con testimonios de pase. Hay varios en el libro, comentados exquisitamente.
Los tres últimos textos son clases que ella dio en dos seminarios diurnos, uno de la Sección La Plata y otro de la EOL: Conservan el estilo ágil de una transmisión oral, y la rigurosidad propia de su modo de decir.
Por último, me detengo en la sección “Notas escogidas”, que consta de pequeños textos, breves notas a modo de recordatorios para futuros trabajos, las cuales se incluyeron “tal cual”, con la idea de “iluminar su manera cotidiana de hacer vivir el psicoanálisis”. (12) Un recorte clínico que testimonia sobre su quehacer analítico, un acontecimiento de lectura, un desarrollo etimológico como obertura de un trabajo posible, una secuencia de citas sobre las cuales apoyarse para avanzar.
Todas las marcas que encontré en la lectura de este libro me hicieron recordar a Moni tal cual era, con ese estilo un tanto arrebatador y a la vez interesado en cada detalle, propio y ajeno, a partir del cual abría un camino y nos invitaba a acompañarla. 
Es lo que he tratado de hacer al presentarles algunos breves trazos de este formidable libro. Conocía muchos de los textos que lo integran, pero al apreciarlos aquí todos juntos, reunidos por la maestría editorial de Gabriela Rodríguez que ha sabido componerlos en obra, me han impactado de un modo nuevo. Y si como nos sugiere Lacan, el estilo se forja a partir del destinatario y no del autor, serán ustedes, futuros lectores, quienes podrán atestiguarlo.

Notas
(1) Boada, M.: “Acontecimiento de lectura”, A una Réson…entre álgebra y estilo, Tres Haches, Buenos Aires, 2023, p. 207. “Soy un poco incauta de mi deriva…”. Con esta frase la autora nombra su posición en el procedimiento que utiliza para abordar las lecturas, las referencias, y su relación a la escritura.
(2) Ibíd, p. 39.
(3) Lorenzi, M.: “Estilos en la clínica”, Estilo(s) de vida, Revista El escabel de La Plata, Nº4, Grama, Buenos Aires, 2023, p. 94.
(4) Rodríguez, G.: “Prólogo”, A una réson…entre álgebra y estilo, Tres Haches, Buenos Aires, 2023, p.9.
(5) Ibíd, p.10.
(6) Ibíd, p.17.
(7) Ibíd, p.27.
(8) Ibíd, p. 45-46.
(9) Ibíd, p. 47-48.
(10) Ibíd, p.63.
(11) Ibíd,p. 76.
(12) Escudero, V.: A una Réson…entre álgebra y estilo, Tres Haches, Buenos Aires, 2023, p.204.