LECTURAS DE LA SECCIÓN: «EL TIEMPO LÓGICO Y EL ASERTO DE CERTIDUMBRE ANTICIPADA.UN NUEVO SOFISMA» – EOL Sección La Plata, 22 de abril 2020
Ramiro Tejo
“En la miseria se distinguen perfectamente las costuras frágiles del mundo”
Juan Solá
I
¿Qué nos espera? ¿Acaso antes lo sabíamos y ahora no? ¿Qué costuras del mundo se distinguen frágiles con la intrusión de un real que no cesa de escribirse como necesario acorde a su ley y frente al cual, la estrategia de un cálculo colectivo deviene en un nuevo modo del lazo que excluye la cercanía habitual de los cuerpos?
Hasta hace muy poco tiempo permanecíamos en una zona intermedia entre la incrédula fascinación y la angustia, frente a los episodios de la serie Black Mirror que narran como el capitalismo y la ciencia avanzan pretendiendo incidir de lleno en la vida de los seres humanos. El ideal de la ciencia se vislumbra queriendo avanzar en la vía de taponar poco a poco y reducir a cero lo incalculable del lazo entre las personas, de la vida y de la muerte.
Asistimos hoy a un acontecimiento imprevisto de efectos de propagación global, ante el cual la respuesta de la ciencia seguirá las vías de aspiración a este ideal de “intentar reducir todo lo real a lo simbólico”(1). En su reverso, el deseo del analista se ocupa del real sin ley del acontecimiento imprevisto y su incidencia en lo singular. Tal como afirma Miquel Bassols “La ley de la naturaleza puede ser previsible —esta es tarea de la ciencia. Lo real sin ley no es previsible —esta es tarea del psicoanálisis”(2).
II
Aquello que el poeta denomina las costuras frágiles del mundo, los psicoanalistas podríamos llamarlo con Lacan vacilación de la escena del mundo, ante la constatación de la inexistencia del Otro. Algo que se mueve, una dislocación en el significante que hace asomar la dimensión de la angustia.
Comúnmente, solemos llamar “incertidumbre” a algo que en realidad es el acceso a la “indeterminación”, a cierta sensación que adviene en aquellos instantes en que algo de cierta composición en la que habitamos la escena del mundo vacila, se agujerea, se pincha. Instantes en que las personas suelen captar como un retoque, un cambio en la realidad. A veces puede ser una luminosidad diferente, una palabra que nunca se había oído de esa manera, una idea que se repudia, una distancia con alguien que nunca se había sentido, un miedo a realizar algo que habitualmente se hacía con comodidad.
Esa indeterminación, que toma la forma de un agujero en el saber, a veces se encuentra aparejada con angustia y da acceso a una elaboración sintomática, arreglo que le permite al sujeto a un costo no menor, permanecer a cierta distancia de dicha indeterminación. El síntoma que se padece es un tratamiento infructuoso de la indeterminación.
Sin embargo esa sensación de indeterminación no está presente todo el tiempo para los seres hablantes, la realidad compuesta por la estructura del fantasma presta cierta estabilidad, un modo de detención de las cosas, un amarre que nos permite creer que el río es el mismo río sin entrar en la paradoja de Heráclito (3).
Hay cierta fijeza ficcional que le da estabilidad y consistencia al mundo, aun cuando este no lo sea. Una composición que da lugar al marco de lo posible. ¿Pero esta estabilidad constituye una certeza?
III
Al respecto, hay un magnífico pasaje del Seminario 3 en el que Lacan señala que esa cotidianeidad en la que vivimos, lejos de acercarse a la certeza es un estado de feliz incertidumbre: “(…) “Un sujeto normal se caracteriza precisamente por nunca tomar del todo en serio cierto número de realidades cuya existencia reconoce. Ustedes están rodeados de toda clase de realidades de las que no dudan, alguna especialmente amenazantes, pero no las toman plenamente en serio, porque piensan, como dice el subtítulo de Claudel, que lo peor no siempre es seguro, y se mantienen en un estado medio, fundamental en el sentido de que se trata del fondo, que es feliz incertidumbre, y que les permite una existencia suficientemente sosegada. Indudablemente, para el sujeto normal la certeza es la cosa más inusitada. Si se hace preguntas al respecto, se percatará de que es estrictamente correlativa de una acción en la que está empeñado.”(4).
En un párrafo que anticipa varias cuestiones de su enseñanza, Lacan anuda incertidumbre y sosegamiento, oponiéndolo a certeza, sorpresa, concernimiento y acto.
Si seguimos a Lacan en esto, entenderemos que opone la feliz incertidumbre que permite una existencia sosegada y que se sostiene por no tomar en serio ciertas realidades, a la certeza que toma la forma de lo inusitado y de la cual alguien se percata cuando está empeñado en una acción.
La incertidumbre, cierta separación con la dimensión de la certeza, conforma la estructura que constituye ese estado medio de confort.
IV
Resuena en dicho pasaje la diferenciación que Lacan realiza en el Seminario 10 entre lo que engaña y lo que no engaña. Allí nos enseña cómo nos movemos en la dimensión de lo que engaña, la de la ficción como estructura, el orden engañoso de lo simbólico, engañoso quiere decir que se sostiene de un artificio (una costura). Lo que más tarde llamaremos la verdad mentirosa, la varité. La escena del mundo, tiene una estructura de ficción, hace de pantalla a lo real, podríamos decir que el fantasma hace que obviemos algunas cosas.
Por lo que no es la incertidumbre sino la certeza la que se vincula con la indeterminación. Con Miller diremos que la indeterminación se correlaciona con el Otro que no existe, con lo real, con el acontecimiento. Con aquello que excluye el semblante.
La incertidumbre, tal como lo nombramos, se vincula con la determinación significante, lo que por la fijeza de sus costuras nos hace dar por cierto algo que no lo es, la existencia del Otro, creer que siempre es el mismo río aun cuando cada día fuese distinto. El peso del semblante oculta lo real.
Solemos ubicar como incierto aquello que asoma de lo certero y como certero aquello que es semblante. Sin embargo lo que el psicoanálisis descubre es que lo que engaña es el significante y lo que no engaña es la angustia: “síntoma tipo de todo acontecimiento de real” (5).
Es por ello que en el seminario 10 Lacan va a poner a la angustia como causa de la duda y no a la inversa. La duda no deja de ser para Lacan parte de la feliz incertidumbre.
V
La Pandemia como real sin ley, irrumpe conmoviendo la feliz incertidumbre y nos introduce en la dimensión de la indeterminación. Esta indeterminación produce una ruptura de la causalidad, hay algo que no se deduce, que no se explica, desmintiendo el Sujeto supuesto Saber. La indeterminación es uno de los nombres de lo ininterpretable y del acontecimiento imprevisto.
Llamamos acontecimiento imprevisto a una irrupción inesperada, a una sorpresa, a una contingencia que marca un punto de discontinuidad, un antes y un después. Este no se caracteriza por la posibilidad de su interpretación, sino más bien por su opacidad, que establece justamente un límite a la interpretación como desciframiento. Su irrupción produce una ruptura en la causalidad. En todo caso, el acontecimiento imprevisto es una fugacidad hasta entonces excluida del campo de lo posible, que deja una marca, que se presenta como incógnita. En el instante en que irrumpe, el saber se ve agujereado, inoperante. Lo que no excluye por otra parte una respuesta. El ser hablante responde de formas singulares a lo inopinado.
El acontecimiento imprevisto introduce una dimensión temporal. Precipita un pasado, un presente y un futuro. Su ocurrencia denota que algo cesó. J. A. Miller dirá que toma la forma de la contingencia “lo que cesa de no escribirse”(6). Por lo que en él o con él, algo sucumbe. En este sentido podemos pensar una afinidad, o una relación de implicación entre el acontecimiento imprevisto y la transitoriedad.
La ciencia dará su respuesta a lo real del virus, podrá elucidar el modo de desactivar eso que no cesa de escribirse como necesario. Renovará posiblemente su ideal de todo-determinación. Pero no por ello podrá reducir el acontecimiento Pandemia como modo en el que para cada uno se revela la certeza de la indeterminación. Nuestra práctica nos va enseñando que no deja de ser una ocasión fecunda para revisar las frágiles costuras con las que cada ser hablante lleva atado su mundo.
Fecha de recepción 05/07/2020
Bibliografía
– Bassols, M: “La ley de la naturaleza y lo real sin ley”. zadigespana.com, 2020.
– Bassols, M.: “El deseo de seguir durmiendo” en “Lo real puesto al día, en el siglo XXI”, Grama ediciones, Olivos, 2014.
– Lacan, J: Seminario 3 “Las Psicosis”. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2000.
– Lacan, J: Seminario 10 “La angustia”. Editorial Paidós, Buenos Aires 2006.
– Miller, J.-A.: “La erótica del tiempo y otros textos”. Editorial Tres Haches, Buenos Aires, 2014.
– Miller, J.-A.: “El acontecimiento imprevisto”, en Los usos del lapso, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2010.
Notas
(1): Bassols, M: “La ley de la naturaleza y lo real sin ley”. zadigespana.com, 2020.
(2): Bassols, M.: “El deseo de seguir durmiendo” en “Lo real puesto al día, en el siglo XXI”, Grama ediciones, Olivos, 2014.
(3): «Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.»
(4): Lacan, J: Seminario 3 “Las Psicosis”. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2000, pág. 109.
(5): Lacan, J: “La tercera” en “Intervenciones y textos 2”, Manantial, Buenos Aires, 2007, pág. 87.
(6): Miller, J.-A.: “La erótica del tiempo y otros textos”. Editorial Tres Haches, Buenos Aires, 2014.