Lo femenino y el límite del lenguaje

por Paula Vallejo

(5)jornadas-nacionales-de-carteles-vallejoXXII Jornadas Nacionales de Carteles de la EOL- La Plata, 28 de Septiembre de 2013

Cartel: Exploración sobre el goce femenino

Rasgo: Lalengua y goce femenino

Abstract: Locura fálica –locura femenina – goceausencia – no-todo – sinthome.

 

 Lacan dice que las mujeres se ubican “entre centro y ausencia” (1), aludiendo a la duplicidad de un goce que las sitúa con un pie en el falo y con otro pie en el  S(Ⱥ), vector del goce femenino. Del consentimiento que ellas puedan hacer a este goce dependerá el modo en que vivan su feminidad. Por ello define la posición femenina como aquella que consiente a soportar la barradura del Otro. Cuando esto no es soportado surge la ficción –con todo el padecimiento que ella implica– de que La mujer existiría, la mujer que haría paridad con ese padre-hombre que ella exige que exista bajo el modo del gozopresencia (2).

Lacan señala lo inconveniente de esta solución en el Seminario 19, mencionando en ella “un contrasentido radical” por cuanto el empuje a hacer consistir al Otro (“habitar la gozopresencia”), impide que éste pueda venir a funcionar como excepción lógica (“la excepción de su existencia misma está excluida”) (3).

Locura fálica y locura femenina

La locura fálica, en la mujer, es consecuencia del intento de tratar todo su goce en clave fálica, lo cual la lleva a la mortificante experiencia del colmo del sentido, y la mantiene “encerrada” en el universal del falo sin que éste pueda funcionar como límite.

La locura femenina se produce, por el contrario, a partir de su intento de prescindir del falo, lo cual la deja fuera de sentido y fuera de lazo, “envuelta” en un goce que guarda afinidades con lo irrepresentable, lo indecible y el infinito.

¿Podría ser el extravío que esta experiencia del Otro goce le produce lo que empuja a una mujer a hacer consistir al Otro como un intento desesperado de recuperar un marco de referencia, sin advertir que al rellenar el vacío del (Ⱥ) queda sometida al estrago mismo de su demanda potencialmente infinita? ¿Sería este empuje del goce no-todo el que barrería con la posibilidad, para una mujer, de hacer pie en el falo?

El no-todo y el límite

En la última enseñanza el goce se presenta para todo parlêtre como goce del Uno, producto del encuentro traumático entre lalengua y el cuerpo, puro acontecimiento de cuerpo que Lacan llamará sinthome. En esta perspectiva, el goce femenino pasará a concebirse como el goce del sinthome, opaco al sentido, imposible de negativizar.

¿Cómo pensar el límite cuando se trata del más allá del falo?

El límite –dice Lacan– se sitúa allí de otro modo (4). Se refiere a un límite que no responde a la lógica de la falta sino que más bien se asienta en una falla –no hay relación sexual–, que alude al agujero. Dice también que del lado del no-todo lo que viene al lugar de la inexistencia de lo que negaría la función fálica es el hecho que tiene una mujer de ausentarse (5).

Siguiendo la perspectiva de la última enseñanza, según la cual el Otro no existe y sólo se trata de lalengua y del impacto de sus marcas de goce en el cuerpo, en vez de buscar un límite por la vía de hacer consistir al Otro o hacer existir El padre, que es lo que hace la histeria, un análisis debe apuntar a hacer lugar a ese punto de exterioridad que permanece como indecible, es decir, apuntar a servirse del límite mismo del lenguaje como modo de apoyarse en el S(Ⱥ), en vez de ser tragados por él.

El último testimonio de Silvia Salman (6) me permite introducir la hipótesis de que en esta zona del goceausencia femenino podría alojarse, para una mujer, “ese punto en el que las palabras desfallecen”, haciendo de la constatación de ese goce, una forma de límite. Ella testimonia sobre el uso que pudo hacer de su modo de ausentarse, al que podríamos ubicar como su invención singular: “un goce del silencio, que denota ese punto en que todas las palabras desfallecen para nombrar lo que es una mujer” (7). Un modo de hacer existir una ausencia y un goce correlativo a ella, “una sutil erotomanía” que ella liga a la posibilidad de hacerse amar/hablar a partir de consentir a su gozoausencia. Es por este consentimiento que ella es no-toda, pudiendo experimentar la duplicidad de su goce sin abismarse a causa de ella.

 

 

Notas Bibliográficas

(1) Lacan, J.: El Seminario, libro19, …o peor, Paidós , Buenos Aires, 2012, pág. 118.

(2)Para seguir esta referencia me basé en una clase dictada por Florencia Dassen, que participó como invitada en mi seminario “El amor a lalengua”, en acción Lacaniana de La Plata, año 2012.

(3) Lacan, J. :El Seminario, libro19, …o peor, Paidós , Buenos Aires, 2012, pág. 119.

(4)Ibid, p. 202.

(5)Ibid, p. 202.

(6)Salman, S.: “Sutilezas de lo femenino”, en Lacaniana nº 14, Grama, Buenos Aires, 2013, pág. 112.