por Gabriel Tanevitch
XXII Jornadas Nacionales de Carteles de la EOL- La Plata, 28 de Septiembre de 2013
Cartel: Matemas: Topología y Autismo
Rasgo: El falo y el autismo
Abstract: En el autismo no hay falo, como así tampoco forclusión del Nombre del padre. Es a partir de la conceptualización reciente que hace Eric Laurent respecto del concepto de forclusión del agujero, que podemos establecer una topología propia del sujeto autista. Esta nueva tesis, establece una distinción que permite precisar y separar lo que es del registro de la psicosis, de lo que es propio del autismo.
A partir de la conceptualización reciente que hace Eric Laurent respecto del concepto de forclusión del agujero, podemos establecer una topología propia del sujeto autista. Hasta no hace mucho, el autismo era considerado una forma extrema de esquizofrenia. Esta nueva tesis, establece una distinción que permite precisar y separar lo que es del registro de la psicosis, de lo que es propio del autismo. A su vez esta distinción permite investigar las consecuencias a nivel de las intervenciones y de la dirección de la cura.
En la psicosis, no sólo hablamos de forclusión del Nombre del Padre sino también de forclusión fálica. Lacan plantea que en la medida en que no se inscribe el Nombre del Padre, se inscribe en lo simbólico un agujero. La consecuencia es que en lo imaginario, a nivel de la significación fálica, se inscribe otro agujero. En “De una Cuestión Preliminar…” podemos seguir la transformación del esquema R en el esquema I, donde se pone de manifiesto estos dos agujeros: Ф0 (trastornos en el cuerpo) y P0 (trastornos en el lenguaje) los cuales, según Miller, serían distintas manifestaciones de un mismo fenómeno: la forclusión del Nombre del Padre. Tenemos imaginario y simbólico en la psicosis, alterados, pero están.
Lacan se ocupa de la constitución del campo de la realidad y no tanto de su pérdida. Menciona que para sostener el campo de la realidad es necesaria la extracción del objeto. Al no producirse esa extracción, producto de la no operación de separación, el objeto se presenta en más, aparece positivizado. Lo vemos en las alucinaciones, donde la voz –que es áfona– se presenta audible o la mirada se hace presente.
En el autismo nos encontramos con que no hay falo, como así tampoco forclusión del Nombre del Padre, en su lugar se presenta lo que llamamos: forclusión del agujero.
La tesis de Eric Laurent –respecto a la forclusión del agujero en el autismo– parte del señalamiento de Miller de que los autistas están inmersos en lo real. Para el autista nada falta ni puede faltar, no hay agujero ni nada que pueda extraerse para ponerse en él (no hay objeto a). Establece que en la medida que no hay agujero ni borde, no hay trayecto pulsional. Si faltan los circuitos pulsionales que llevarían la relación con el objeto, estos circuitos van a tener que estar articulados como retorno del goce sobre el borde. Un borde que debe producir el sujeto porque no dispone de un agujero. Laurent lo llama un neo-borde ya que es un tipo de borde que construye el sujeto autista supliendo el borde que no se ha producido, efecto de la forclusión del agujero. Esto da lugar a la creación del encapsulamiento autista, que no está cerrado absolutamente a todo y puede incluir diversos objetos e incluso personas cercanas, como los padres y también a un analista.
El neo-borde posee una topología particular que no pertenece al espacio métrico medido por el falo, se anula la distancia y la distinción entre interior y exterior. El sujeto tiene sus objetos junto a él, cualquiera sea la distancia. Cuando el objeto penetra en su mundo, despierta el rumor de la lengua. El autista, en el momento que no puede nombrar lo que hay en ese mundo, se tapa los oídos, porque la lengua le grita todos los equívocos posibles, como señala Eric Laurent. A partir de esta concepción topológica, se establece otro régimen de funcionamiento alucinatorio, que no es el retorno del significante en lo real, es más bien la imposible separación con el ruido de la lengua como real insoportable. Es un espacio que no está construido a partir de la oposición entre interior y exterior, delimitados por los límites exteriores del cuerpo, sino que está estructurado como un toro, en el cual el interior del circulo formado por el toro es siempre exterior. Interior y exterior están en continuidad. El autista no habita el lenguaje, está inmerso en la lengua. Esto permite pensar una forma particular de intervención, no por el significante sino por la vía de la lengua.
Bibliografía
Lacan, J.: Escritos 2. De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible sobre la psicosis (1958), México Siglo XXI, 1976.
Laurent, E.: La batalla del autismo. De la clínica a la política, Buenos Aires. Grama Ediciones, 2013.
Tendlarz, S. y Álvarez Bayón, P.: ¿Qué es el autismo? Infancia y Psicoanálisis, Colección Diva, .Buenos Aires, 2013.