Delirios sinthomáticos

DELIRIOS DE LA VIDA COTIDIANA. X Jornadas EOL Sección La Plata 28 de octubre. Mesa apertura

Manuel Zlotnik

El título de estas Jornadas nos invita a hacer un paralelo inevitable con la “Psicopatología de la vida cotidiana”, en esa época Freud nos incluía a la neurosis en el cotidiano a través de las formaciones del inconsciente, sueños, lapsus, actos fallidos; hoy ustedes con este título bien lacaniano nos amplían el espectro del pathos cotidiano.
En efecto, hoy el delirio es algo que lo vemos en todas partes precisamente porque todo el mundo es loco, Miller propone el aforismo de Lacan “Todo el mundo es loco” como respuesta a la época de la “despatologización”, se refiere allí a que la reivindicación igualitaria se traduce por la “desaparición programada de la clínica”. Los tipos clínicos se han ido sustrayendo del DSM y aparecen “estilos de vida” en vez de las patologías, en este contexto, se podría plantear como una interpretación a este movimiento hacia lo identitario, “¿muy bien tu grupo se sacó de encima el estigma patológico y obtuvo sus derechos? aún asi todo el mundo es loco”.
Como ustedes lo indican muy bien en el argumento de estas Jornadas hay delirios y delirios, todos bajo su distinta modalidad son un sentido, más rígido o más flexible. En algunos casos los delirios calman, ordenan, pacifican, en otros casos todo lo contrario, amenazan.
Ahora bien tras la caída del Nombre del Padre, su pluralización y el ascenso al cenit del objeto a, hoy tenemos la creencia delirante en el plus de goce, (1) o sea antes creencia delirante en el padre hoy creencia delirante en el plus de goce, lo interesante y curioso es que la creencia delirante actual no se lleva tan bien con el sentido, tenemos una tendencia de menos interpretación y más goce, paradojalmente es lo que buscamos de un sujeto al final de su análisis, pareciera, (y pongo en énfasis en el parecer) que lo encontramos en los sujetos que no se analizan, sujetos del Uno ligados al plus de gozar.
¿Entonces?
Todo el mundo delira del plus de gozar con una satisfacción de tipo metonímica, es una satisfacción metonímica insaciable con poca tendencia a la significación, es la mera satisfacción, es una satisfacción rápida anónima y homogénea de los colectivos que conforman los estilos de vida.
Es un plus de gozar que es defensa ante lo real, con ese plus de gozar hoy los analistas nos la tenemos que arreglar con sujetos que están poco abonados al inconsciente.
Entonces el analista tiene que recurrir a mayores maniobras para despertar al sujeto del sueño gozante, tenemos que recurrir a más vacilaciones calculadas de la neutralidad y seguramente en algún momento instalar una incógnita que no está resuelta por el saber del psicoanalista, pero sí desarrollada y extenuada por el deseo del analista.
¿Y todo esto para qué?
Para que ese plus de gozar universal y colectivo que indefectiblemente llevará a un malestar, como hace poco dijo Miller en la Jornada del Pase en la ECF, se transforme en placer, que ese plus de gozar metonímico pase a ser metafórico y se coagule en el modo de goce singular de cada uno, y entonces de los delirios cotidianos al delirio propio del sinthome.
¿Pero el sinthome es delirante?
El martes pasado Laurent Dupont nos dijo algo muy original tomando al Lacan de Aún, “la mujer es no toda loca”, ¿Qué quiere decir esto? Que el goce femenino que es un instante, un relámpago, un despertar, no es delirante, lo mismo podríamos decir del sinthome que es un modo de arreglo de uso del síntoma sin concepto, la diferencia que yo encuentro es que el goce femenino, el despertar, el relámpago son instantes, no se puede vivir despierto dice Lacan, tenemos que volver a soñar, sin embargo el sinthome tiene algo de estabilidad y permanencia de ser útil sin palabras que le permite a un cualquiera prescindir un poco del delirio.
Pero aún así es importante pensar algo más con relación al delirio sinthomático, el delirio del psicótico está caracterizado por la certeza, sin embargo los otros delirios no psicóticos están caracterizados por creencias, en general bastante rígidas, ideología, religión, moral, orgullo, ego, vanidad, en fin lo que conocemos como el esquema significación fálica Nombre del Padre y fantasma, esa rigidez de los delirios cotidianos da cuenta de que a pesar de estar en la significación fálica no se hace muy buen uso de la relatividad de la significación, la significación permite la remisión de significación en significación pero cuando se toca el fantasma fundamental ahí encontramos el punto rígido.
Ahora bien, ¿a qué apuntamos con un análisis? (Es un intento de dar cuenta de la pregunta que Gabriela Grinbaum le hizo a Jorge Assef en las Jornadas de Rosario: ¿qué pasa con el delirio al final del análisis?) No a que el sujeto deje de delirar por supuesto, es imposible estar siempre despierto, pero sí a que luego de que se toque el fantasma, el delirio sea menos rígido, y que si hay otras condiciones ese delirio se pueda modificar, es decir que el delirio respete la contingencia del ser ahí, que el delirio sea uno de los brazos del saber hacer allí, y que en todo caso el único punto límite de ese delirio sea la posición ética del deseo de cada uno que sabemos que puede modificarse a lo largo de una vida, a eso podríamos llamar delirio sinthomático, y no sería cotidiano sino mas bien contingente, un delirio del que se pueda hacer uso.
Estas son algunas pequeñas cositas que pude ir pensando, que, por supuesto no son ciencia cierta ni definitiva, para ponerlo en consideración con ustedes, la idea que estas Jornadas sean una gran conversación, no tengo dudas de que lo lograremos.

Notas
(1). Miller, J.-A.: Todo el mundo es loco, Paidós, Buenos Aires, 2020, p. 313.