La última enseñanza: sus síntomas y escabeles

image3 (1)ECOS DEL X CONGRESO DE LA AMP: EL CUERPO HABLANTE. SOBRE EL INCONSCIENTE EN EL SIGLO XXI

 

 

por María del Pedro

 

Fui a Río. Tenía particular interés en escuchar trabajos referidos al par, si puede decirse así, sinthome/escabel. Arte y psicoanálisis es la intersección en la que estoy produciendo. Elegí las mesas con esa lupa, de acuerdo a los títulos. Una de ellas se llamaba justamente: “Síntoma y escabel en el arte y en el análisis”.

La mesa concluyó con una entretenida conversación. Me llamó la atención que no se pusieran en tensión los términos sinthome y escabel. La sorpresa duró poco, después de todo es lo que hicimos durante estos dos años. La noción de sinthome, incluso, nos acompaña hace un buen tiempo. El par que interesaba aquí –y que en momentos se planteaba como antitético– era el de escabel/sublimación.

La cuestión de la antítesis y la tendencia a querer clasificar fue insistente a lo largo del Congreso: se preguntaba, reiteradamente, si se trataba de un fenómeno o un acontecimiento de cuerpo, por ej., luego de las presentaciones clínicas. Se pedía argumentación. Los pares fenómeno y/o acontecimiento de cuerpo, así como escabel y/o sublimación, resonaron de esa manera. En otra de las mesas en las que estuve, Beatriz Udenio leyó esto como un síntoma.

Mi hipótesis es que la inmersión en la última enseñanza tuvo por efecto romper el código. Impresiona como si cada cual hablara su propia lengua. Antes, con conceptos más clásicos, parecía que sabíamos mejor de qué hablábamos, de qué hablaba el otro, a qué se refería.

Vuelvo a la mesa “Síntoma y escabel…”, a las preguntas allí planteadas: ¿Por qué el término sublimación está ausente en el Seminario 23? ¿Por qué no llamar sublimación, si –en el caso presentado– el sujeto sale de la posición de desecho absoluto y puede hacerse soportar por el otro; si –desde lo más opaco– se vuelve al Otro? Aquí el término escabel queda homologado al de sublimación.

Luego, a la manera de una diferenciación forzada, metodológica, se argumentó que a nivel del escabel no se trata ya de la gran obra, del gran Leonardo da Vinci. Se dividió lo artístico, sublime (sublimación), del lado de lo bello y el saber hacer con lo opaco, como destino del escabel.

Hice notar el error en que caemos al homologar lo artístico con lo bello, siendo que los estudiosos del arte ya se han pronunciado al respecto diciendo que lo bello (y lo grandioso) conforman sólo una estética del arte, habiendo diferentes estéticas: lo bizarro, el absurdo, el minimalismo, etc.

Aquí se señaló que Marie-Hélène Brousse ha trabajado esta cuestión, se hizo mención a  Las tres estéticas de Lacan (1). Desde allí se puede ubicar lo bello del lado de la sublimación freudiana (de acuerdo a una estética epocal) y a Lacan, en su coyuntura, más ligado a las otras, a las nuevas estéticas.

Por último, se zanjó la cuestión del siguiente modo: partiendo de la sentencia de Miller “El escabel es la figuración de la sublimación”, la sublimación ya no es un problema porque al final de la enseñanza de Lacan, lalengua y el goce están juntos.

 

 

Notas bibliográficas:

(1) Recalcati, M.: Las tres estéticas de Lacan, Ediciones El Cifrado, Buenos Aires, 2006.