Dos órdenes diferentes del fanatismo del cuerpo

Dos órdenes diferentesII Jornadas Anuales de la EOL Sección La Plata: El cuerpo y sus fanatismos, 31 de Octubre de 2015

Trabajos presentados en Mesas Simultáneas

 

por Carlos Jurado

 

El 26 de noviembre de 1971 el comandante del ejército japonés es secuestrado en su despacho por Yukio Mishima y cuatro hombres de su ejército privado, quienes llevaran a cabo el acto del sepuku luego de una arenga pública de su jefe. El agudo ensayo de Marguerite Yourcenar, Mishima o la visión del vacío, lleva a pensar en el suicidio del escritor como el intento desesperado de convocar al Emperador a salvar al Japón de “La serpiente verde”, maldición bíblica que caía sobre ellos. Con el suicidio ofrenda su cuerpo como “restos de un naufragio arrasados por el Río de la Acción, que la inmensa ola ha dejado por el momento en seco, sobre la arena, para volver a llevárselos después”. (1)

Propongo pensar que el suicidio de Mishima se articula al Ideal en un movimiento de resituar el orden perdido de la tradición Oriental, alguien es capaz de dar su vida aspirando al Ideal, quizá sea el lugar en donde se verifica la máxima potencia del fanatismo por el Ideal en relación al sujeto. Ahora bien, Mishima ya había tenido ocasión de suicidarse por Japón, tuvo el honor de ser elegido para participar como Kamikase cuando era muy joven, sin embargo, esa vez falto a la cita. Mediante engaños acerca de su cuerpo enfermo convenció al médico de que le impidiera inmolarse en un avión.

Poco tiempo después de ese acontecimiento, decide transformar su cuerpo. Él, que había sido un niño enfermo y débil, un adolescente que escondía su cuerpo detrás de “una máscara de normalidad” (2), se dedica al fisicoculturismo. En un texto de esa época escribe: “…desde la infancia siento en mi un impulso romántico hacia la muerte: pero un tipo de muerte que requiere como un vehículo un cuerpo de perfección clásica…una figura trágica y poderosa con músculos esculturales es requisito para una muerte noble y romántica”(3). Se ve cómo se delinea que el cuerpo ofrecido como resto no podía ser cualquiera, es más, requería varias condiciones que él mismo enuncia. ¿Podremos pensar con Lacan en el cuerpo-objeto elevado al cielo del cenit en la cultura que en Mishima se articula al Ideal de oriente y esto le permite realizar el Sepuku? Si faltó al encuentro de suicidarse como un kamikaze, ¿sería porque ese cuerpo no alcazaba los requisitos del objeto como un vehículo pertinente para realizar el acto? Se puede sostener que Ideal y objeto presentan en Mishima una articulación en la cual el fanatismo muestra su potencia, el cuerpo aparece en la vida del escritor como un objeto a transformar y la paradoja es que todo cuerpo está destinado a  deteriorase, pero Mishima no estaba dispuesto a eso.

En otro libro escribe: “en la mayoría de la personas, presumo, el cuerpo precede al lenguaje. En mi caso son las palabras las que vinieron en primer lugar; luego tardíamente, aparentemente con repugnancia y ya vestida de conceptos, vino la carne. No es necesario decir que la carne ya estaba estropeada por las palabras”(4). Este párrafo dice muy bien la relación del lenguaje con la carne, de qué manera las palabras mortifican al cuerpo y al goce, es un Mishima solidario del Lacan clásico, pero además dice, como una presunción, que el cuerpo precede al lenguaje, ubico ahí un Mishima en consonancia con los últimos desarrollos de Lacan, a los cuales Jacques-Alain Miller echa luz, en particular cuando eleva el cuerpo a lo real ubicando al parlêtre y al goce en ese registro. ¿Es posible pensar al fanatismo allí? En tanto lalangue es un enjambre de significantes y el lenguaje es solo una elucubración de saber sobre lalangue, hay un cambio de perspectiva. Miller sostuvo que el goce de lalangue, el goce del encuentro con el significante es un goce perverso, pero perverso no en el sentido de la perversión sino en el sentido del “autoerotismo”.  El autoerotismo tiene relación con el parlêtre, no con el sujeto.

Vemos cómo cambia el eje de la problemática para el psicoanálisis: si partimos del Otro, el problema es el goce mortificado; si partimos del goce que hay, el problema es cómo salir del solipsismo del goce para relacionarse con el otro. Lacan con el concepto de lalangue da cuenta del origen del lenguaje, va a sostener que todo el lenguaje es una elucubración de saber sobre lalangue, y esto ¿qué marca? Que el lenguaje humano, los lenguajes, se van formando a partir de las experiencias de goce que este animal tan particular que es el hombre tuvo en relación a un significante que lo marca y que no permite entonces que su goce sea natural. “El no hay diálogo entre los sexos debe entenderse, me parece, en este nivel del goce que no comunica, en este nivel en el que el goce del Uno no garantiza nada acerca del goce del Otro. Como lo saben, Lacan del amor dijo que es siempre recíproco, formula que recibió, parece ser, de uno de sus amores de juventud. Pero, salvo para hacer reír, nadie diría que el goce siempre es reciproco” (5) .Sostengo que el fanatismo del goce que se revela en la iteración sinthomática es de un orden distinto al fanatismo del cuerpo constituido a partir del Otro porque se trata del cuerpo tomado en diferentes registros.

Miller situó un nuevo dualismo, entre el cuerpo real que goza con lalengua y el cuerpo constituido a partir del Otro y mortificado por el lenguaje. De ahí extraigo la idea de dos órdenes de fanatismo diferentes en relación al cuerpo.

 

Notas:

(1) Yourcenar, M.:Mishima o la visión del vacío, Seix Barral, Barcelona, año 1997, pág 141

(2) Mishima, Y.: Confesiones de una máscara,  Seix Barral, Barcelona Aires, año 1985, pág. 9

(3) Mishima, Y.: Sun and steal, Wargur, Nueva York. Año 1971, pags 27-28

(4) Mishima,  Y.: El sol y el acero, Caralt, Barcelona, año 1989, pág. 147

(5) Miller, J.-A.: El ultimisimo Lacan, Paidos, Buenos Aires, año 2013, pagina 240.