NOCHE PREPARATORIA DE LAS XXVII JORNADAS ANUALES DE LA EOL: EL PSICOANÁLISIS Y LA DISCORDIA DE LAS IDENTIFICACIONES: VÍNCULOS, CREENCIAS, NOMINACIONES –EOL Sección La Plata, 11 de julio de 2018
Irene Kuperwajs
Agradezco a Christian Ríos y al Directorio de la Sección por haberme invitado a transmitir algunos trazos de lo que proponemos poner al trabajo hacia las Jornadas Anuales en septiembre. Tuvimos un primer encuentro en la Noche de conversación con Eric Laurent, Leonardo Gorostiza y Gabriel Racki, en la EOL, allí presenté algunas cuestiones que me preguntaba respecto a la discordia de las identificaciones. Hace poco trabajamos en una primera Noche Preparatoria el tema de la identificación versus la nominación, sus relaciones y diferencias.
Elegí para hoy abordar el tema de las creencias.
Preguntarnos por las creencias en una época en la que vivimos una pérdida de ilusiones, de falta de confianza, de incertidumbre… de increencia, me parece que vale la pena. Indagar acerca de las creencias es uno de los ejes que tomamos para nuestras jornadas anuales, articulado a la pregunta por “El psicoanálisis y la discordia de las identificaciones”.
Sabemos desde Freud que ante la pérdida de satisfacción, es decir, la castración, la identificación es una de las soluciones posibles. Agregaría que también lo es la creencia. Creencia e identificación son soluciones subjetivas frente al trauma de la no relación sexual en el parlêtre.
Laurent se refiere a la creencia como “fenómeno clínico” (1) cuando habla de la creencia en el Nombre del Padre y la creencia en el síntoma. Me interesa esta forma de expresarlo porque es el modo que tenemos como analistas de apropiarnos de ella, en una época en la que la creencia en la ciencia, en las máquinas, en los números, parece llevar la delantera. En nuestro argumento nos preguntábamos entre otras cosas ¿qué estatuto tiene hoy creer en el padre o increer en él? o ¿creer en La mujer o creer en ella como síntoma? ¿Y qué implicancias puede tener “creer en el sinthome”?
Van algunos trazos para pensarlo.
1. Creencia y renegación, algunos antecedentes
Freud examina la cuestión de la creencia en “El Fetichismo” (2) (1927) y la articula a la verleugnung (renegación), el niño descubre que la niña no tiene pene, repudia ese dato de la realidad para poder conservar su creencia en la existencia del falo materno y mantiene frente a ella una “actitud dividida”. Una creencia puede ser abandonada y conservada a la vez. Según Freud la Verleugnung del falo materno es el primer modelo de todos los repudios de la realidad y es el origen de todas las creencias que sobreviven al desmentido de la experiencia. Lacan dice en “La Ciencia y la verdad” que “el sujeto se divide amurallándose en una fobia o un fetiche, ante el abismo que se abre en su realidad por la ausencia de pene de la madre” (3), grieta real del goce suplementario de una mujer, cuestión que fue trabajada hace poco en la jornada Zadig por L. Gorostiza.
Encontramos también esta articulación cuando decimos “Yo soy…”, es una creencia que desmiente a la identidad siempre en fuga.
2.El neurótico, un creyente todo terreno
Freud nos acercó a la idea de la neurosis como religión del padre, desde muchas perspectivas, también de la mano de la neurosis obsesiva, aludiendo no solo al ceremonial religioso sino también a la “experiencia religiosa”. En su texto “Una vivencia religiosa” (4) (1927) relata el testimonio de un médico estadounidense, cuando tiene que disecar el cadáver de una “viejecita con dulce rostro” y se le ocurre pensar “No hay dios”. Pero rápidamente, cuando estaba por alejarse de la comunidad de los creyentes, la Biblia vuelve a tomar la palabra. Miller (5) recuerda que, aunque Freud responde que él sigue siendo un judío infiel, al analizar este testimonio tiene un lapsus en el cual se refiere a la “madre” del médico y deduce que seguramente el médico pensó él mismo en la palabra “madre” y al evocar su edipo rechaza la fe. Luego de ese momento de rebelión, el sujeto vuelve a someterse al Dios-padre.
Lacan extrae al comienzo de su enseñanza el Nombre del Padre como operador estructural y demuestra la necesidad estructural de la creencia en el Nombre del Padre para la neurosis. Al pluralizar los Nombres del Padre, será la lengua misma la que produce la mortificación de goce necesaria para la vida, que al mismo tiempo da lugar a un goce imposible de simbolizar, fundamento de toda creencia.
Es clara la perspectiva del neurótico, suponer el Nombre del Padre, implica creer en el Dios-padre.
Lacan profetiza el triunfo de la religión precisamente en el punto en el que es imposible escapar del sentido que se goza. Es en “RSI” que habla del Nombre del Padre como la realidad psíquica, religiosa. Nos inventamos un Otro en el cual necesitamos creer, y tanto el Nombre del Padre como Dios son semblantes en los cuales el neurótico cree… a veces demasiado. Creencias fundamentalistas, Credo quia absurdum, doctrinas religiosas que se sutraen de las exigencias de la razón nos recuerda Freud.
A partir de “RSI” y de El Seminario, Libro 23 encontramos varios modos de creencia.
Lacan dijo en el ‘75 que el neurótico es religioso por estructura y solo el fin de análisis da “ateos viables” (6). Y en el ‘76 afirma que “suponer el Nombre del Padre por cierto, esto es Dios…es en eso que el psicoanálisis, de tener éxito, prueba que el Nombre del Padre, se puede también prescindir de él a condición de servirse de él” (7). Servirse de un padre que goza, desea, y designa lo real. Un padre que no depende de la creencia para existir.
3.El psicótico, un incrédulo del Otro
Hay sujetos fuera de esto. Para Freud la psicosis era un discurso productivo por fuera de la creencia en el padre y de la tragedia ordinaria. En ella, el Nombre del Padre no opera, podemos agregar que el psicótico es un no creyente, unglauben decía Freud, la increencia y la desconfianza le son inherentes. Es decir que el paranoico es un incrédulo “estructural” del Otro, no cree en el malentendido.
En cambio, a diferencia del psicótico, mi tía Flora decía “creer o reventar”. La subjetividad de nuestra época palpó que el Otro no existe y busca en la subjetividad del cuerpo, de los impulsos, de los afectos una garantía de goce que ya no es el Otro de la buena fe. El cuerpo, como un nuevo dios, el cuerpo como última esperanza de definir el bien común, “es el prototipo de las falsas creencias” (8), dice Laurent.
4.El síntoma, un fenómeno de creencia
Sabemos que es condición de un análisis creer en el inconsciente y que el SsS implica de alguna manera una creencia en la que se le supone saber al Otro, se cree que hay un sujeto que sabe ese saber. Al no existir el Otro, hay la creencia en un Dios que no engaña.
La creencia en el síntoma como fenómeno clínico atraviesa todo el análisis. Lacan afirma en “RSI” que lo que constituye el síntoma es que se cree en él (y croire) (9). Hace falta creer en él como una entidad que puede decir algo, que tiene un sentido. Es una elección ética del analizante.
A su vez, Miller nos recuerda que el síntoma, como un hecho de creencia “es la condición misma para reconocerle su estatuto de real en su no relación con el mundo” (10). A través del síntoma, la creencia se toca con lo real en un análisis.
Lacan produce un desplazamiento en su última enseñanza, de creer en el dios padre freudiano a creer en el goce suplementario de la mujer, el padre no será más que uno de los nombres de la “diosa blanca” que permanece Otra “en su goce”.
Creer en una mujer (como síntoma) es distinto que creer en Dios…Dios es la mujer vuelta toda…por lo tanto no existe. Como La mujer. Ella es no-toda. (11)
Entonces, al final, ¿nos volvemos incrédulos? ¿O se trata de confiar en el Otro que no existe? Si el análisis tiene éxito, se pasa de creer en el Nombre del Padre a servirse de él como instrumento. Luego del desciframiento, ya no se cree en La mujer, Lacan precisa que se trata de “creerla”, como síntoma. Se trata del uso práctico del sinthome, que incluye su opacidad, lo que no hace lazo.
Como lo dijimos en el argumento “dejarse engañar por lo real, pero haciéndose incauto del padre: etre dupe… seguir creyendo en el inconsciente” (12) es lo que proponemos hasta el final de la experiencia analítica, haciendo la prueba del encuentro con lo imposible de la relación –la discordia– entre los sexos.
Y vos, ¿en qué creés?
¡Quedan todos invitados a las XXVII Jornadas de la EOL!
Notas:
(1) Laurent, E.: “La psicosis o la creencia radical en el síntoma”, en Enigmas del cuerpo N° 4, CIEC, 2013.
(2) Freud, S.: “El fetichismo”, en Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1994.
(3) Lacan, J.: “La Ciencia y la verdad”, en Escritos 2, siglo veintiuno, Argentina, 2002, pág. 833.
(4) Freud, S.: “Una vivencia religiosa”, Tomo XXI, Amorrortu, Buenos Aires, 1990, págs. 167-168.
(5) Miller, J-A.: Un esfuerzo de poesía, Paidós, Buenos Aires, 2016, pág. 240.
(6) Lacan, J., “Conferencia en la Universidad de Yale” (24 de noviembre de 1975), en Scillicet 6/7, Seuil, Francia.
(7) Lacan, J.: El Seminario, libro 23, El sínthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, pág. 133.
(8) Laurent, E.: “El cuerpo como un nuevo dios”, Entrevista La Nación (Suplemento Cultura), 9 de julio de 2008, https://www.lanacion.com.ar/1028654-hemos-transformado-el-cuerpo-humano-en-un-nuevo-dios.
(9) Lacan, J.: “Seminario 22: RSI”, (1975-76), Clase 4, 11 de marzo 1975, inédito.
(10) Miller, J-A.: El lugar y el lazo, Paidós, Buenos Aires, 2013, pág.50.
(11) Lacan, J.: “El seminario 21: Les non dupes-errent”, 11 de diciembre 1973, inédito.
(12) Kuperwajs, I. y Racki, G.: “Argumento de las XXVII Jornadas Anuales EOL: El psicoanálisis y la discordia de las identificaciones. Vínculos, Creencias, Nominaciones”, http://www.xxviijornadasanuales.com/template.php?file=argumento.html, 2018