Velos y velos

DELIRIOS DE LA VIDA COTIDIANA. X Jornadas EOL Sección La Plata 28 de octubre. Trabajos Libres

Ana Bianco

Un velo suele ser una tela que sirve para ocultar, cubrir y adornar. En psicoanálisis podemos dejar al velo del lado del semblante y de aquello que cubre el agujero de la ausencia de relación sexual. Miller, en su curso De la naturaleza de los semblantes, advierte que “[…] el ser hablante está condenado al semblante” (1) y que “[…] el saber está hecho de semblantes […]”. (2)
Entonces, podríamos decir que los delirios, pequeños o no, de la vida cotidiana forman parte de la “naturaleza” de los seres hablantes. Miller, en el curso mencionado, pregunta: ¿cuáles son los semblantes que abren el camino a lo real? Pregunta que, ligada a la cuestión del “buen uso de los semblantes”, (3) considera lo planteado por Lacan entre los años 73 y 74: los desengañados yerran. Los desengañados de los semblantes, los impúdicos, erran puesto que no es posible, como dice Miller, volver al mismo lugar, pues “no está en su lugar real”. (4) Se pueden extraviar así en infinitas ficciones. Partiendo de estas consideraciones me atrevo a postular que hay velos y velos.
Obtener un saber sobre la no relación sexual es imposible ya que “lo que es ocultado lo es por estructura”. (5) Ahora bien, podríamos distinguir velos y velos en relación a la posición respecto del saber.
Ensayaré tres posibilidades: horror al saber y su complemento fantasmático, el saber-hacer de la astucia femenina, bordear lo imposible de saber y el pudor.
En el “Seminario 21” Lacan nos advierte que “[…] no es el deseo quien preside el saber, sino el horror”. (6) Y el deseo de saber lo deja del lado de un deseo atribuido al Otro. Dice: “Así surgen las manifestaciones de complacencia del niño en sus ‘por qué’. Todo lo que plantean como pregunta está hecho para satisfacer lo que él supone que el Otro quisiera que él preguntara”. (7)
Ante la opacidad del goce, ante la hiancia, el velo en las neurosis hace uso de una paleta de colores, a través de la significación fálica. El velo, montado sobre el no querer saber acerca de la ausencia de relación sexual, hace gozar del sentido fijo del guión fantasmático. Podemos decir que el fantasma, como un saber delirante, es una defensa que tiene en su armadura al Otro. El pasaje por los delirios de la vida cotidiana es necesario en la experiencia de un análisis. De hecho nos debemos dejar engañar, como analizantes y como analistas, por la regla de la asociación libre.
La cuestión del saber hacer con las ficciones surge a partir de mi interés por la astucia femenina, rasgo del cual empecé a extraer algunos hilos a partir de una experiencia de cartel que aun continúa. Por el momento sostengo la hipótesis de que la astucia femenina, a diferencia de la solución histérica tradicional, no intenta desvelar sino que respeta el velo. Pero lo respeta haciendo un uso a favor: en la vereda de enfrente de la obscenidad, de la denuncia o la reivindicación, no cuestiona las ficciones ni la ley pero señala, con sutileza y artificio, su falla, sus tropiezos. Es decir, respeta el semblante pero no lo confunde con lo real. Es un saber hacer femenino con el velo, tratamiento de la castración donde el menos se convierte en un recurso.
Tomaré un ejemplo que menciona Marie-Hélène Brousse en una conferencia (8) : un encuentro entre varios niños provoca disputas y rivalidades por el uso de los juguetes lo que hace que los adultos pongan una regla “Los juguetes de la casa son de todos los niños”. El niño se encuentra absorbido en el uso de un juguete hasta que la niña llega, mira, le quita el juguete y frente a sus gritos dice “Los juguetes son de todos los niños”. La ley no es cuestionada sino que en la propia repetición de su enunciado, en su acto, la niña ha hecho emerger otra dimensión no enunciada que es la existencia de lo singular. La astucia está en el buen uso que se hace de esa ficción, universal, sin decir la posición singular del sujeto. En el seminario titulado “Aun” Lacan señala: “[…] el goce se interpela, se evoca, acosa o elabora a partir de un semblante”. (9) ¿Acaso esa astucia no es la que conviene al analista a la hora de operar? La astucia femenina quedaría del lado de velar- estar en vela, cuidar, esperar e ir en contra del sueño. ¿Se trataría entonces de un saber menos delirante? No lo sé. ¿Pero hacia dónde apunta “inventar el saber” del que habla Lacan en el “Seminario 21”?
La astucia me llevó al pudor. Los enlazo a partir de su cercanía con el silencio y el guardar el misterio del sexo. También en relación a la posibilidad del bien decir en la experiencia de un análisis como asunción de que no todo se puede decir, de que las palabras no podrán nombrar al goce. En el “Seminario 21” Lacan dice que “la única virtud, si no hay relación sexual […] es el pudor”. (10) Pudor que debemos distinguir de la vergüenza como efecto de la división, aquella que ruboriza al sujeto cuando se descubre mirado por el Otro de su fantasma. Se trata del pudor ético como borde frente al vacío de saber, borde entre lo fálico y el más allá. Pudor del cual los testimonios de los AE pueden dar cuenta a partir de un saber hacer singular frente a la ausencia de sentido radical, frente a las casualidades que nos empujan a diestra y siniestra.
Para finalizar…ni el pudor ni la astucia se enseñan.
Si la enseñanza, como señala Miller en la presentación del tema del próximo Congreso de la AMP, es una locura, estas virtudes, en cambio, podrían ser efecto de la formación en psicoanálisis. Una formación que no pasa por la acumulación de saberes sino por la transmisión y la transformación que permite la aparición de “ciertas condiciones subjetivas”. (11) Formación en cuyo centro se encuentra el propio análisis. (12)

Notas
(1) Miller, J.-A.: De la naturaleza de los semblantes, Paidós, Buenos Aires, 2001, p.10.
(2) Ibíd., p.14.
(3) Ibíd., p.15.
(4) Ibíd.
(5) Miller, J.-A.: “Para introducir el efecto-de-formación”, Consecuencias Revista digital de psicoanálisis, arte y pensamiento, Edición Nº5, 2010, en https://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/005/template.php?file=arts/alcances/Para-introducir-el-efecto-de-formacion.html
(6) Lacan, J.: “El Seminario, libro 21, Los no incautos yerran”, clase del 9 de abril de 1974, Inédito.
(7) Ibíd.
(8) Brousse, Marie-Hélène : “Saber hacer femenino con la relación. Las tres R: astucia, estrago y arrebato”, Intervención pronunciada el 12 de junio de 2010 en la Jornada sobre la égida del Campo Freudiano “Formas de la sexualidad femenina”, en https://mujeres.jornadaselp.com/lazoamp/saber-hacer-femenino-con-la-relacion-las-tres-r-astucia-estrago-y-arrebato/
(9) Lacan, Jacques: El seminario, libro 20, Aun, Paidós, Buenos Aires, 2014, p.112.
(10) Lacan, Jacques: El Seminario 21, Los no incautos yerran, clase del 12 de marzo de 1974, inédito.
(11) Miller, Jacques-Alain: “Para introducir el efecto-de-formación”, Consecuencias Revista digital de psicoanálisis, arte y pensamiento, Edición Nº5, 2010, en https://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/005/template.php?file=arts/alcances/Para-introducir-el-efecto-de-formacion.html
(12) Ibíd.