NOCHE DE CARTELES: HABLAN LOS CARTELIZANTES IV: FUNCIÓN DEL MÁS UNO –EOL Sección La Plata, 18 de Mayo de 2016
Stella M. López
El discurso analítico implica un lazo social, fuera del grupo. Existe una incompatibilidad entre éste y un dispositivo social al servicio del amo. ¿Por qué, entonces, hacer del cartel en tanto dispositivo de grupo restringido una herramienta privilegiada de la empresa común entre los analistas? Quizás algo se pueda decir en relación a lo que Lacan plantea en lo tocante a la función del Más Uno .Que si bien es cualquiera, debe ser alguien.
Como afirma Miquel Bassols (1): “permite que ese conversar, razonar con otros se produzca, con los menores efectos de identificación posible”. No es un líder, aunque tiene algo de líder. No es un cacique, esto es, quien dando servicio acaudalaría a beneficio propio “para acceder a un grado superior” (2). No está allí por su carisma, ni peso político, “es un gozne entre la escuela y el cartel”. (3)
Su función, aparte de la de encargarse de la selección de la discusión y del destino que hay que reservar al trabajo de cada uno, es crucial, pues, él sostiene “con tacto (como reza la página inicial de la publicación de la Escuela: Cuatro+uno) el trabajo del cartelizante, “además de “provocar la elaboración” (4), llamado singular al sujeto que lo lleva a salir de sí mismo. Agente provocador, que yendo contra la corriente, despabila, en especial cuando damos por supuesto aquello de lo que hablamos, alejándonos del confort.
El diccionario define con tacto: esa habilidad de tratar con otros sin darles motivos para que se ofendan, saber cómo, cuándo decir las cosas, que no es transigir. Para el trabajo del cartel, implica cuidar la formalización, que cada uno tenga “su” causa para estar ahí. El Más Uno da coherencia al grupo y lo descompleta. Una presencia, no una ausencia, una función encarnada.
Intentaré transmitir en mi experiencia en un cartel lo que implicó la presencia del Más Uno.
Presencia, donde hay un límite al saber, cuando el “blá blá” del saber ya constituido es obstaculizador. Y ahí apareció el Más Uno, para mí, lo vivo, en ese momento: saltó de su silla, se sentó en una contigua a la mía y al modo de chiste tendencioso deshizo lo que operaba como ya conocido. Sin duda, el efecto fue un tanto perturbador, y hoy en día lo puedo unir al anudamiento del trabajo en la Escuela, que es más bien en torno al analista y a su existencia siempre problemática.
Notas bibliográficas:
(1) Bassols, M.: “El Cartel en las Escuelas de la AMP”, Entrevista realizada por Marisa Morao, Cuatro+uno n° 5, http://cuatromasuno.eol.org.ar/Ediciones/005/template.asp, Agosto 2014.
(2) Lacan, J. : “Acta de Fundación del 21 de junio de 1964”, en Escisión, Excomunión, Disolución, Manantial, Buenos Aires, 1987, pág. 222.
(3) Trobas, G: “Del grupo al cartel. Del líder al más-uno”, 1988, http://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=10&intEdicion=3&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=297&intIdiomaArticulo=1
(4) Miller, J.-A.: “Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada”, 1986, http://www.wapol.org/fr/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=10&intEdicion=3&intIdiomaPublicacion=5&intArticulo=295&intIdiomaArticulo=1