Un susurro que no pasa por la pantalla. El deseo del analista en la perspectiva borromea. Comentario clínico: María Alejandra Gorriz

María Alejandra Gorriz.

Recorte del comentario clínico en la Primera Noche de Directorio “Clínica del no-todo. ¿Cómo se analiza hoy?”.

Agradezco a Belén Zubillaga compartir este material tan cuidadosamente escrito y con tanto detalle clínico y detalle de varias intervenciones de la analista, que con sus efectos nos sirven de brújula para una lectura del caso.

 Extraigo dos de los hilos de lectura que se desprenden del caso y que –a su vez- van más allá de él, interrogando la posición del analista en una clínica sin el funcionamiento clásico del Nombre del Padre, de la interpretación significante y del inconsciente estructurado como un lenguaje. El caso nos enseña que la analista no opera con eso y nos conduce en dirección al nudo, a mi entender a lo real en tanto “lo real del nudo”, leído con los 3 registros: lo R, lo S, lo I sin orden de prioridad alguno.

Sobre un telón de fondo, resuena Todo el mundo es loco, título propuesto por Miller para el próximo Congreso de la AMP en 2024.

Hilos:

1- Uno, interroga la cuestión del deseo del analista en una orientación por los nudos. Recordé el trabajo de la dupla en la que participé el año pasado para las jornadas de la Sección La Plata “El analista y el no-todo”. Al trabajo lo escribieron Verónica Escudero y Gabriel Tanevitch (responsables de la dupla), proponen pensar como hipótesis lo siguiente: “El deseo del analista como operador del no-todo”, y se preguntan si no se anuda ahí una dimensión real del amor de transferencia (1).

El deseo del analista desde una dimensión no-todo, escrito con guión, con ese efecto de escritura. No es no todo en el sentido de lo que falta que aspira al todo. Ya en las fórmulas de la sexuación Lacan lo introduce en relación a un goce suplementario que luego con los nudos ubica con mayor precisión. Solo dejo aquí mencionado el asunto.

 2- Otro: ¿Cómo alguien logra arma un cuerpo?, sin nombre del padre. Pregunta que no es nueva, pero que el caso la trae con fuerza y que Luis Tudanca recortó con precisión en la Conferencia de apertura del Seminario del Campo Freudiano en esta Sección hace unos días. Insistió: “¿Cómo armarse un cuerpo?”. Y agregó -siguiendo a Joyce- que “Hay respuestas, pero no soluciones”. Recordemos el fondo de Todo el mundo es loco, cada loco con su tema podríamos decir.

Algunas consideraciones:

-La escritura del caso nos presenta muchas de las intervenciones de la analista y los efectos, muchas de ellas fuertes, una especie de sacudones, de bofetada a la paciente. Diría: intervenciones decididas, sobre un fondo de cierta desesperación, límite, angustia. Se destaca una como fundamental, a partir de la que se ubica un viraje en el caso. Lo asombroso es que esa utilización de fuertes palabras, no produce un efecto de “expulsión” sobre la paciente, sino más bien un efecto de alojamiento. La analista ubica allí un punto de “efectos a elucidar”. ¿Qué pasó?, ¿cómo es que lejos de producir un rechazo o expulsión produjo un efecto de sentido que le permite vivir y cuidar su cuerpo?

La analista ubica allí una “elección forzada”: insta a la paciente a tomar una decisión sobre lo que introduce como su “estilo de vida”. ¿Qué es el estilo de vida? Intentemos definirlo, es muy difícil sin entrar en una referencia a ideales o a medidas. Pero no se trató de eso. Ni de explicar qué quiere decir estilo de vida.  Introduce allí una otra cosa, por fuera del sentido, con efectos de vida a elucidar.

-En el difícil transitar por situaciones a veces de riesgo extremo para la paciente, la analista sostiene algunos “no”: no a una internación, no a la pura alimentación mecánica (por dispositivos artificiales), riesgo de réplica de un mortificante orden de hierro. Era necesaria una “alimentación vitalizante”, como me gustó llamarla. “Falta de amor y deseo” interpreta la analista, haciendo resonar una dimensión del amor que no lograba operar en la mirada de los Otros, ni de sus cuidados. ¿Será el deseo del analista un operador por el que se transfiera algo de un otro amor, por fuera de los ideales y de férreos humanismos?, ¿un amor más real?

-Una escucha sostenida aun en momentos de máxima dificultad, en los que también la obligada atención virtual jugó su pasada. Destaco la escucha del “susurro”, esa voz apenas perceptible a través de la pantalla, que hacía sentir la ausencia de los cuerpos. Aun ahí se sostuvo una escucha, dejando lugar a ese hilo de voz.

-En la escritura del caso, la analista titula a un apartado: “Una apuesta por el no-todo”, ubicando allí aquella intervención a partir de la que se produce un viraje en el caso. Pero ¿se trata de una apuesta solo en aquella intervención? Creo que esa apuesta está desde el inicio, no queda localiza solo en una intervención. Más bien, ese no-todo está en la posición del analista, en la lectura que hace de los síntomas, en sus preguntas.

“¿Cómo seguir?”, se pregunta la analista en un momento difícil del tratamiento. Pregunta que no pretende respuesta, sino que se sostiene en un no saber operativo, que abre a una apuesta otra que la salida precipitada a tapar agujeros. Hubo lugar a la invención de un saber hacer allí.

-“Toda su vida cobró sentido”, es una de las formas con las que la analista dice acerca del viraje que se produce en la paciente. Pero ¿qué quiere decir eso? ¿Que la paciente puede explicar el sentido de su vida? ¿Qué puede decirnos para qué vive?  No, se trata de otra cosa. ¿Podemos leer allí un efecto de sentido más real? Ganas de vivir, una voz que se comienza a escuchar, se alegra.

Efecto anudante, también de un imaginario corporal. El cuerpo toma una consistencia, se arma, se yergue, sale de esa posición “a punto de caer”. Nos enseña el caso, que un cuerpo no se arma con objetos -que rechaza-, ni se arma por copia o identificación. Duran poco esas soluciones. La paciente experimenta la consistencia de un otro modo, con un goce enigmático en el cuerpo que no elimina las medidas, pero las comienza a utilizar de un modo más vital.

Aparecen esas ganas inéditas de vivir y de hacer lazo con su experiencia, de contagiar a otros, de transmitir algo de ese nuevo modo de vida, desde una “militancia” que agujerea el “fundamentalismo” mortificante.

Del “fundamentalismo” mortificante del peso y las medidas a una “militancia” por un modo de vida: ¿No se lee allí un efecto equívoco sobre el síntoma mismo? Efecto no-todo, que –siguiendo a Lacan- es efecto de goce, a nivel del goce de la vida, “un goce que de acuerdo a nuestra experiencia encuentra ser de un orden diferente a lo relativo al goce fálico” (2). ¿Habrá que ubicar de qué manera “irrumpe en la vida de cada uno ese goce”? Quizá no sea más que de la mano de un amor… ¿real?”

Notas bibliográficas:

(1) Publicado en el Blog EOL-Sección La Plata https://blog.eol-laplata.org/index.php/dupla-no-todo-y-politica-de-la-cura-practica-y-clinica/

(2) Lacan, J.: Seminario, libro 21,  Les non-Dupes errent, clase 21 de mayo 1974. Inédito.