TRAGEDIA Y COMEDIA EN EL RECORRIDO DE UN ANÁLISIS. “La medusa del witz” Tercera Noche de Directorio. 16 de octubre.
Gustavo Stiglitz
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Cuando investigamos el tema del Witz, se impone un elemento que se diferencia del resto de sus componentes: la risa.
Ella no es exactamente de la misma estofa que el resto del fenómeno.
Podemos diferenciar el Witz como formación del inconsciente y la risa como fenómeno corporal, ambos con función de lazo social.
Tanto uno como la otra pueden ser leídas en clave clínica y política.
La dimensión social del Witz no ofrece duda al respecto. Hace falta un tercero.
Freud lo demostró en “Psicología de las masas”, desde donde nos gritó que la política es el inconsciente.
Lacan, por su lado, fue imprimiendo un sello propio a la relación psicoanálisis-política – desde su primer seminario Los escritos técnicos de Freud – hasta invertirla, en el Seminario La lógica del fantasma, el 14.
A diferencia de Freud que explica la política con el recurso al inconsciente, por la identificación, la represión de las representaciones y de la satisfacción y el retorno de lo reprimido, Lacan dice: “… que… simplemente… el inconsciente es la política”. (1)
Es a esta a quien le toca explicar qué es el inconsciente.
El Witz está en íntima relación con la política, porque tiene dos caras: la que mira al campo del Otro y la que está del lado del Uno.
La primera constituye la esencia del descubrimiento freudiano, el montaje significante que toca la satisfacción de la pulsión.
Miller habla del Witz pulsional freudiano, que es el que muestra que no hay Witz si no hay represión. (2)
Es la cara que mira al Otro. Pero, Miller continúa y se atisba la otra cara, la que mira al Uno: «Nunca sabemos de qué nos reímos exactamente. Nos reímos aparentemente del chiste, pero de hecho nos reímos de algo que está en las “profundidades” del inconsciente, de algo que está oculto, incluso para aquel que ríe». (3)
Si leemos estas “profundidades del inconsciente” con la clave del “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”, (4) encontramos el inconsciente real, en donde el S1 no hace amistad con nada. Se trata de un inconsciente del lado del Uno. Allí reímos de algo fuera de sentido.
A esta risa -como hizo Lacan con el síntoma- ¿por qué no dejarla como acontecimiento de cuerpo?
Con la risa acontecimiento, no pasa que “que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se oye”. (5) Imposible que ese acontecimiento quede oculto tras lo que se dice. Se oye y produce resonancias, hasta convulsión del cuerpo.
Por eso podemos sostener que en la risa hay una dimensión de acontecimiento corporal, es evidente. Pero recordemos que Lacan juega con el significante “evidente”, que en francés resuena con “vaciado”, evidé.
En la risa acontecimiento, es el vacío el que resuena.
Un antecedente religioso: el Risus Paschalis
En una de las noches preparatorias (Adriana Fanjul) mencionó las diferentes risas que ubica Lacan como fenómeno no homogéneo al chiste, en el Seminario 5.
En la página 270 del seminario, Lacan menciona al Risus Paschalis, que fue una estrategia muy curiosa de la iglesia en Europa, durante la Edad Media. Tuvo sus promotores y sus detractores, entre los que estaba Erasmo de Rotterdam.
Consistía en que, tras la misa pascual, el sacerdote contaba historias cómicas, por lo general de contenido sexual, llegando a hacer gestos obscenos e imitar el acto hétero u homosexual.
Según la antropóloga y teóloga italiana María Caterina Jacobelli, (6) las primeras referencias al fenómeno datan del año 852 y se extendió hasta el siglo XIX, cuando, según algunos estudiosos, se extinguió por efecto de la civilización.
La investigación de Jacobelli la lleva al intercambio epistolar entre dos sacerdotes -Wolfgang Capito y Giovanni Ecolampadio- en 1518.
Ese intercambio muestra las dos posiciones opuestas.
Capito planteaba que era necesario para despertar a los fieles y para que acudan a misa. Si no, los sacerdotes predicarían en templos vacíos.
Ecolampadio se opone a esa práctica que califica de indigna y se inscribe en la línea crítica de Erasmo.
Me interesa de la crítica de éste, cuando dice que la conducta de hacer reír con obscenidades es “tanto más absurda cuanto que estas cosas no suceden por ningún motivo, sino que se insieren de imprevisto, o mejor dicho, se hacen por añadidura”. (7)
Justamente, la investigación de Jacobelli demuestra que en el risus paschalis no se trata para nada de algo que llega por añadidura.
Una de las fuentes de Jacobelli es Fluck, quien en 1934 escribe: “el risus paschalis tiene raíces en el espíritu humano, fruto no tanto de una costumbre, como de algo que es inherente al hombre en sí mismo”. (8) Nada de añadidura, entonces.
En nuestros términos diremos que el risus es una formación de vena y no de accidente.
Es que quien ríe demuestra estar vivo.
La risa es para Jacobelli “(…) no únicamente un acto que acompaña a la vida, sino que tiene la capacidad de suscitarla”. (9)
La autora analiza los dos componentes de la risa pascal:
1- el risus “en la profunda realidad que lo constituye como metáfora del placer sexual” y 2- su ser paschalis, es decir, el sentido religioso, que viene luego.
¿Cómo dos elementos aparentemente tan contrastados están presentes juntos? (10)
La autora se plantea “el problema de Lacan”, es decir, cómo se articulan goce del cuerpo y sentido.
Jacobelli plantea al risus paschalis como una “verdad (que) permanece en la praxis cuando no puede hallar espacio en la doctrina”. Es un indecible, irrepresentable, un acontecimiento corporal que marca el punto del goce en el cuerpo, fuera de sentido.
La dimensión cómica
En Cómo terminan los análisis, Miller aborda el aspecto cómico del final de análisis. El recorrido de un análisis -en cuanto al pathos– iría de la tragedia a la comedia.
“Si todavía estamos en lo patético, es porque no hemos llegado a las raíces significantes del caso, que son siempre cómicas…Lacan decía que el significante es tonto, es decir, que siempre hay algo de lo que reírse”. (11)
Es lo que afirma de alguna manera José Damiano, en su texto sobre el estilo mock- heroic, trasladado a la risa del final del análisis: es la risa que habiendo llegado más allá del inconsciente da testimonio de estar en un más acá, al nivel de lalengua inscrita en el cuerpo.
Lo que la risa señala allí es que hemos llegado a estar fuera de nuestro propio inconsciente.
Pero queda abierta la pregunta ¿De qué ríe el que ríe?
El reverso de la risa
Para el sentido común, el reverso de la risa es la seriedad, incluso el llanto.
A partir de Freud, esto no es tan claro.
El Witz, como el síntoma, tiene su envoltura formal (12) que es articulación significante y su carozo, al que Freud le dio el estatuto de una economía.
Cuando Lacan va más allá de la técnica del chiste y aborda su costado económico, lo hace en términos de equívoco, escritura y resonancia, eco en el cuerpo.
Lo legible del Witz tiene un corto alcance, pero la escritura como reducción de la articulación significante y la resonancia en el cuerpo, tienen incidencia en el goce del parlêtre.
“Todo lo que dice Freud sobre la ocurrencia chistosa parece ligado a esa economía que es la escritura, economía con respecto a la palabra. El saber consiste en lo legible. Y, en definitiva, no es gran cosa”. (13)
En el carozo del Witz no se trata de lo legible, sino del equívoco y la resonancia en el cuerpo. Por eso es economía, porque incide en el goce.
El chiste recorta ese excedente que nace con la primera experiencia de goce “que conlleva que lo que toca al cuerpo no tiene palabra para ser dicho”. (14)
La risa es el efecto en el cuerpo de la inscripción del excedente, incluso localizado más allá de las zonas erógenas cuando nos deforma la boca, la cara y hace contorsionar a todo el cuerpo hasta, en ocasiones, orinarse.
La risa, se presenta en el punto en que el parlêtre se mantiene junto como consistencia corporal que vibra y que se sirve de la envoltura de la frase para cernir lo indecible.
Estamos entonces en condiciones de afirmar que el reverso de la risa no es lo serio ni lo triste: es el silencio.
La risa es una presentación del objeto invocante, clavado en el centro del silencio de la pulsión.
Hay distintas risas en un análisis
Todos hemos experimentado con cierta ternura y alegría el efecto de risa que se produce en los primeros tramos del análisis, cuando el analizante tira la máscara, el velo, que tapaba un goce desconocido hasta el momento.
Pero hay otras risas en el devenir de un análisis, que prefiguran, localizan, el lugar al que podrá advenir el significante nuevo que nombre un real.
Es una risa equivalente al esp de un laps, una risa que no llama a ningún sentido y que nadie entiende, a veces, ni siquiera quien ríe.
De esta risa del esp de un laps, tenemos ejemplos en los testimonios de pase.
¿No son estas risas, risas del Uno, sin el Otro, más allá de la envoltura formal del Witz? O quizá sería mejor decir: el efecto del Witz no se agota en la risa compartida. Hay, además, una risa que le gana de mano al inconsciente. (15)
En ocasiones se ríe sin el Otro, aunque éste comparezca muy pronto. En estos casos, al menos bajo la forma del Otro de la Escuela, ya que se trata de testimonios de pase.
Esta risa en el lugar de la letra, litoral entre agujero y sentido, ¿nos autoriza a hablar de risa en femenino?
Al menos, arriesguemos un significante nuevo y digamos que en el chiste hay un decir Witzceral, que toca las tripas, más allá de los efectos de sentido. Es lo que arroja la lectura del chiste, con el significante causa de goce del Seminario 20.
Notas
(1) Lacan, J.: El Seminario, Libro 14, La lógica del fantasma, Paidós, Buenos Aires, 2023, p. 268.
(2) Miller, J.-A.: La fuga del sentido, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 362.
(3) Ibíd., pág. 373.
(4) Lacan, J.: “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
(5) Lacan, J.: “El atolondradicho”, en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 473.
(6) Jacobelli, M. C.: Risus Paschalis. El fundamento teológico del placer sexual, Editorial Planeta, Barcelona, 1991.
(7) Ibíd., pág. 29.
(8) Ibíd., pág. 76.
(9) Ibíd., pág. 80.
(10) Ibíd., pág. 83.
(11) Miller, J.-A.: Cómo terminan los análisis, Grama, Buenos Aires, 2022, p. 264.
(12) Óp. Cit. (2), p. 322.
(13) Lacan, J.: “Seminario 25. El momento de concluir”, Clase del 10/1/78, inédito.
(14) Laurent, E.: Le Fake, 23/1/21. Question d´Ecole.
(15) Lacan, J.: “Televisión”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 570.