Mariana Schwartzman
La locura de creerse libre. Primera Noche de Biblioteca. EOL Sección La Plata, 12 de abril 2023
Agradezco a la secretaria de Biblioteca, Cecilia Fasano, por la invitación a participar de esta Noche de Biblioteca, titulada “La locura de creerse libre”, un tema que considero muy actual, cuyo estudio y lectura me han enriquecido mucho. Celebro también estar por primera vez en la EOL – Sección La Plata, que es hermosa, junto con queridos colegas y repleta de transferencias de trabajo.
Dividí mi presentación en tres puntos. El primero será sobre el escrito de Lacan “Acerca de la causalidad psíquica”. El segundo sobre la obra “El Misántropo” de Moliere. Y en el tercero mencionaré un punto trágico asociado a la lectura lacaniana de la obra.
1. El escrito
El escrito de posguerra de Lacan “Acerca de la causalidad psíquica” (1), corresponde a una etapa anterior al comienzo de su enseñanza. En él Lacan debate con Henry Ey sobre la causalidad psíquica. Sin detenerme en el debate en sí, simplemente menciono que Ey con su órgano-dinamismo ubica la causa mental en la extensión física. Lacan se separa de esta posición y para ello recurre al registro del sentido y de la libertad. Dice: “la locura es vivida íntegra en el registro del sentido” (2).
Esto implica no sólo que al hablar de locura no estamos hablando de un déficit o de una lesión neurológica, sino que Lacan apela a la realidad psíquica y a la libertad. Lacan propone pensar que un sujeto será responsable de aquello a lo que le dará sentido (3), se tratará de la “insondable decisión del ser” (4). La causalidad psíquica será para Lacan la libertad del sujeto, desde el punto de vista de este campo, del sentido.
Antes de ir a la frase y explicarla, aclaro que aquí habría en juego una noción de locura en general y no de psicosis en tanto estructura, por lo que puede entenderse que se trata en este momento en Lacan de cierta continuidad neurosis-psicosis.
Se trata a la altura del escrito, de un momento en que el máximo punto de apoyo de Lacan es Hegel y para hablar de la locura, toma al loco hegeliano fundado en la ley de corazón. ¿Qué implica esta idea de la locura, que implica la ley de corazón? Tiene como eje central la noción de desconocimiento y supone que: “el sujeto no reconoce en el desorden del mundo la manifestación misma de su ser actual, y porque lo que experimenta como ley de su corazón no es más que la imagen invertida, tanto como virtual, de ese mismo ser” (5).
El loco censura, denuncia un desorden del mundo y este desorden implica una imagen invertida de su propio ser, esto es lo que desconoce. Puntos centrales: desconocimiento, narcisismo.
Otra frase del escrito que quisiera comentar -me dirijo hacia esto para abrir un poco estos dos puntos antes de ir a Alcestes, protagonista de la noche y figura considerada como loco según este modelo hegeliano- es la siguiente: “conviene destacar que, si un hombre cualquiera que se cree rey está loco, no lo está menos un rey que se cree rey” (6). Jacques-Alain Miller dice, en “Donc”, que el yo es loco, que el yo siempre está preñado de delirio. ¿Qué implica esta afirmación? Que el yo tiene una función y que su función es la de desconocer. Por eso si el rey se cree rey, está loco. La imagen virtual, el yo ideal, nos otorga a cada uno un yo de creencia, el yo se cree otro del que es. Pero esto, dice Miller, no alcanza para dar cuenta de lo que está en juego en el desconocimiento (si no, no estaríamos explicando bien la frase sobre el rey). Cito: “La demostración de Lacan consiste en que Creerse lo que uno es […] Creerse para sí, valga la expresión, lo que uno es para los otros, no es salir en absoluto del desconocimiento. […] Creerse no es creerse otro, sino más bien creerse el mismo. El problema del desconocimiento no es tanto Yo soy otro, sino, más directamente, la ecuación yo=yo […] el desconocimiento es un delirio de identidad. Consiste en poner al otro fuera de sí” (7). Subrayo el creerse, expresión equívoca tanto en francés como en español.
Esto nos permite leer mejor la cuestión de la ley de corazón, que es la figura del loco hegeliano y lo que nos va a llevar a Alcestes, protagonista de la noche de hoy. La ley de corazón supone que se desconoce, en lo que se censura del desorden del mundo, una manifestación invertida del propio ser. Raíz del problema: el yo, el desconocimiento, el delirio de identidad. Se trata de una locura narcisista, por eso el título que le puse a este trabajo.
Y agrega Lacan –como ya lo había planteado en su tesis de psiquiatría con la paranoia de auto-punición- que el único modo que tiene de salir del círculo narcisístico en el que está encerrado es: golpeándose a sí mismo, el rebote social.
2. El Misántropo (8)
La obra es de 1666, y fue escrita por Moliere casi al final de su vida, estando hipocondríaco y tras haber sido abandonado por su joven mujer. Relatarla entera es imposible, me centraré en tres puntos:
1) La relación de Alcestes con su amigo Filinto.
2) La relación de Alcestes con Celimena, donde podemos ubicar la interpretación lacaniana de su locura apoyada en la ley de corazón.
3) El final de la obra, que nos permite reconsiderar la noción de libertad.
1) Alcestes se encuentra enojado con los vicios de su época, que dice que consisten en un “método cobarde que fingen la mayor parte de las gentes […] esos afables donantes de frívolos abrazos, esos obligados voceros de inútiles palabras que con todos realizan alardes de cortesía y tratan de igual modo al honrado que al fatuo.” “La estimación tiene como base alguna preferencia, y estimar a todo el mundo es no estimar a nadie.”. Dice: “ser amigo del género humano no me cuadra en absoluto.” “Quiero que el hombre sea hombre y que en cualquier momento se revele el fondo de nuestro corazón en nuestras palabras, debiendo ser él quien hable sin que sus sentimientos se oculten jamás bajo vanos cumplidos”.
Filinto, le recuerda a Alcestes el valor del uso de los semblantes que su amigo rechaza: “al menos es preciso oír a la gente sin enojarse”; “Cuando un hombre viene a abrazaros gozoso, es preciso pagarle en la misma moneda”; “Muchas veces la franqueza absoluta resulta ridícula” “Y a veces,…. es bueno paliar lo que se lleva en el corazón”.
Alcestes insiste “Todos los hombres son tan odiosos que me molestaría ser cuerdo entre ellos.”; “no encuentro por todas partes más que indigna adulación, injusticia, interés, traición y bellaquería; no puedo contenerme, siento rabia, y mi deseo es decirle las verdades a todo el género humano.”
Filinto: “¡Detestáis, pues, al género humano!
Alcestes: “Sí; he llegado a tenerle un odio atroz”; “odio a todos los hombres. A unos, porque son malos y dañinos, y a otros, porque son complacientes con los malos…”
Filinto: “es locura sin igual dedicarse a corregir al mundo” –destaco este corregir-.
2) Como mencioné antes, es en la relación Alcestes-Celimena donde Lacan interpretará la locura de Alcestes, la locura narcisista. Celimena, una mujer de dudosa reputación, que recibe y coquetea con numerosos candidatos a toda hora, jamás es honesta con lo que pasa en su corazón. Por otro lado, después de cada participante de ese desfile, no se dedica a otra cosa si no a criticarlos uno por uno. Sin embargo Alcestes jamás pone en duda ese amor, y en este punto Lacan dice que pareciera ser un pasional de De Clerambault.
Leo la interpretación de Lacan: “Alcestes está loco, y Moliere lo muestra como tal, justamente porque aquél no reconoce en su bella alma que también él contribuye al desorden contra el cual se subleva.
Aclaro que está loco, no por amar a una mujer coqueta o que lo traiciona […] sino por haber caído prisionero, bajo el pabellón del amor, del mismo sentimiento que mueve el baile del arte de los espejismos donde triunfa la hermosa Celimena, a saber, ese narcisismo […] Celimena en el foco del espejo y sus adoradores en un radiante entorno se complacen en el juego de tales ardores. Pero Alcestes no menos que todos, ya que si bien no tolera sus mentiras, es sólo por ser su narcisismo más exigente.” (9)
Ya Filinto desde la primera escena le dice a su amigo que le parece muy extraño que él, estando tan reñido con el mundo, ame a una mujer así, jamás sincera con lo que siente.
Lo que Lacan lee entonces es que Alcestes, además de que ama a una mujer que encarna a su mayor frente de denuncias, también es eso, un narcisista, y es esta la fuente de su exigencia de amor.
3) La frase final de Alcestes, tras hallar una carta de Celimena hacia uno de sus pretendientes (y ésta continuar respondiendo de un modo en el que no se hace responsable), es la siguiente: “Traicionado por todas partes, abrumado por mil injusticias, voy a huir del abismo en que triunfan los vicios y a buscar en la tierra un lugar retirado donde pueda permitirme la libertad de ser un hombre de honor.”(10)
No olvidemos que para salir del círculo en que el loco está encerrado sólo le queda el rebote social, un contragolpe sobre él mismo. Es decir que ¿cuán libre es el loco? La libertad estaría -a la altura del escrito del ´46- solamente en el registro del sentido que tiene para él esta identidad estática.
3. Lo trágico
Pero me gustaría mencionar algo más. Esto podría quedar en un comentario lacaniano de una obra de teatro de Moliere. Sin embargo, toma un carácter mucho más trágico si lo situamos en relación a nuestra época y lo que una locura narcisista como la de Alcestes podría tener como efectos de resonancias a nivel del lazo social y que ocasione, por ejemplo (en las antípodas de un auto-exilio) que una gran parte de la sociedad pueda votar a un sujeto que enarbola ese discurso.
Les voy a leer algunas citas de un personaje público, para que se vea la semejanza con las citas que les leí de Alcestes: “Dejar nuestra huella en la historia como los que nos animamos a salir de la mediocridad de los últimos cien años y dar inicio a una nueva era en todo el mundo”
“Keanu Reeves presentó públicamente a su anciana novia. Típico zurdito progre intentando imponer agenda contra las mujeres fértiles (jóvenes). Odian a la familia, odian la patria, odian la libertad!” -50 años, él 58-.
“No hay diferencia entre JxC y el FdT. Cuando tuvieron que ir en contra de la propiedad privada, la libertad y subir los impuestos lo hicieron”.
“Que vos pienses que los políticos te cuiden es como poner a tus hijos en manos de un pedófilo”.
“Yo me votaría”.
“En 50 años vamos a ser la villa miseria más grande del mundo. Técnicamente hay solución; se puede pensar en un milagro. Pero hay que hacer reformas que van en contra de la corporación política”.
Lacan revisa a la locura narcisista a comienzos de su última enseñanza, en “El Seminario, Libro 17”, en el punto en que esa locura narcisista se sitúa en la dimensión de lazo social. Y que es llamada por Lacan “yocracia”.
Dice dos cosas: – “El mito del Yo Ideal, del Yo que domina, del Je por el que al menos algo es idéntico a sí mismo, a saber, el enunciador, es precisamente lo que el discurso universitario no puede eliminar del lugar donde se halla su verdad. De todo enunciado universitario (…) surge irreductiblemente la Yocracia.” (11)
“Muy distinto es lo que se halla en el horizonte de esta ascensión del sujeto amo en lo que se afirma como la verdad de su igualdad consigo mismo, esta yocracia de la que les hablaba en cierta ocasión y que es, me parece, la esencia de toda afirmación en la cultura que más ha visto florecer este discurso del amo.” (12)
Que Lacan diga que el enunciador es idéntico a sí mismo, es completamente cercano a “Soy lo que digo” (el yo ideal idéntico a sí mismo). (13)
A lo que me refería con lo trágico es a que en nuestra época Alcestes podría ser presidente de un país como Brasil o Estados Unidos, por ejemplo.
Notas Bibliográficas
(1) Lacan, J.: “Acerca de la causalidad psíquica”, en Escritos 1, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1988.
(2) Ibíd., pág. 156.
(3) Miller, J.-A.: Causa y consentimiento, Paidós, Buenos Aires, 2019, pág. 61.
(4) Lacan, J.: “Acerca de la causalidad psíquica”, Óp. Cit., pág. 168.
(5) Ibíd., pág. 162.
(6) Ibíd., pág. 161.
(7) Miller, J.-A.: “La estructura general del desconocimiento”, en Donc, Paidós, Buenos Aires, 2011, pág. 113 -130.
(8) Moliere.: Tartufo, El avaro, El misántropo, Edaf del Plata S.A., Buenos Aires, 2018.
(9) Lacan, J.: “Acerca de la causalidad psíquica”, Óp. Cit., pág. 164.
(10) Molier.: Óp cit. (8)
(11) Lacan, J.: El Seminario, libro 17, El reverso del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992, pág. 66.
(12) Ibíd., p. 84.
(13) Y menciono aquí también que el hecho de que Lacan ubique esta cuestión asociada al discurso universitario, no deja de resonar al menos con dos cosas: con la locura de Alcestes de “corregir” al mundo; con la frase de ¡Lacan por Vincennes!, en 1978, cuando indica que todo el que enseña, delira…