Segunda Noche de Biblioteca: Consecuencias del Seminario 19, …o peor, de JacquesLacan – EOL Sección La Plata, 6 de agosto de 2014
Marisol Gutierrez
Miller ubica en el Seminario 19 (1) el comienzo de la última enseñanza de Lacan, por tratarse de una escansión, un pasaje de la dialéctica a la lógica, del goce sentido al goce opaco al sentido, del Otro al Uno, donde “no hay relación sexual” viene a leerse junto con “Hay de lo Uno”.
“…o peor”, el título del seminario nos orienta tanto por lo que dice como por lo que no logra decir. Del lado de lo peor se sitúa la lógica fálica, el sentido y el fantasma. Lacan va a trabajar a lo largo del seminario la importancia de sostener el lugar vacío que esos tres puntos suspensivos recortan, quedando todo lo demás del lado de lo peor.
En tanto signo de puntuación, los puntos consecutivos tienen como uso principal dejar en suspenso el discurso; pero es necesario el discurso para que algo pueda suspenderse en él.
El lugar vacío se presenta como el único modo de decir algo con la ayuda del lenguaje. El uso del lenguaje permite localizarlo, pero no logra decirlo; se recorta así un indecible, punto donde puede abrirse una pregunta sobre lo real. Resta algo que no se deja atrapar por lo simbólico, que le ex-siste, lugar donde el lenguaje calla, donde la elucubración cesa. El lenguaje no logra formular ni decir la relación sexual. Hay un hiato irreductible que no puede ser resuelto por el significante. De hecho, no hay resolución, ni solución. Lo real no es soluble –no puede disolverse ni resolverse– en el significante. Privilegiar lo real en tanto imposible es la orientación que nos da Lacan.
Miller en “El ser y el Uno”(2) aclara que lo que Lacan designa como atravesamiento del fantasma, resuelve el problema de la verdad, la cuestión acerca del deseo del Otro, pero queda lo real intacto.
Tras plantear: “O bien todo lo que es el psicoanálisis no tiene ningún sentido, hay que tirarlo a la basura, o bien esto que les digo debe ser para ustedes la verdad primera”(3), Lacan va a separar el ser del Uno. Dirá: “En tanto el Otro no existe, no existe más que el Uno” (4). El Uno queda anudado a la existencia. Una consecuencia fundamental de separar el ser del Uno y orientarse por el Uno, es el abandono de toda pretensión de resolver el hiato existente entre lo real y lo simbólico por medio del lenguaje.
Entonces, ¿tirar el psicoanálisis a la basura o escuchar la verdad primera? Si la escuchamos, lo que nos queda por hacer es –a partir de ella– reformular nuestra práctica. Con la fórmula de la relación sexual no contamos, lo que hay es el Uno. “Hay de lo Uno” orienta a reformar la operación analítica, que no dejará de servirse de la palabra, pero que ya no esperará de ella la solución o resolución de la cosa. El uso de la palabra quedará al servicio de bordear ese lugar vacío. El acceso a lo real es por y con ese imposible que lo simbólico recorta. Apuntar en un discurso a lo que en él cumple la función del Uno, a lo que del significante tiene que ver con el Uno, su parte material, la letra, es abordar el Uno en su soledad, en tanto no piensa, vaciado de sentido, en tanto no arma cadena con otros significantes, sin Otro, el Uno como un real, huidizo, del lado de la existencia.
“Entre centro y ausencia” es como Lacan nombra el modo de presencia de la mujer. Toma la expresión de un poema de Henri Michaux, alguien interesado en la escritura china y en la caligrafía oriental. Y en el Seminario 20 (5) –un año después– nos dice que como analistas, para desbrozar el camino de elaboración del no-todo, tenemos que aprender de las mujeres.
En el centro ubica la función fálica y todo lo que hace a la lógica falo-castración. La ausencia alude al indecible propio de la posición femenina. Considero este “entre” una orientación clínica precisa y preciosa, ya que abre la salida de lo peor al crear un espacio entre lo decible y lo indecible, posible de ser habitado.
Lacan trabaja el no-todo en las fórmulas y se lo adjudica a la mujer (ella es no-toda). Hay algo afín entre la posición del analista y la femenina; el no-todo como función posible de ser sostenida por el analista presenta un fuera de sentido, otro espacio y otro tiempo y agujerea el encierro en la locura fálica, mundo de lo necesario con efecto de destino trágico. Como ganancia se genera un margen de libertad, una distancia respecto del propio delirio con el alivio que ello trae.
En lo que hace a la existencia del Uno, Lacan señala que se trata de la existencia matemática, real. Incluso que no hay otra existencia que esa. En torno a ese Uno gira la cuestión de la existencia, mientras que el ser queda del lado del semblante. Lo que del significante tiene que ver con el Uno “se distingue por toda la diferencia que hay entre lo escrito y la palabra”(6). La existencia se desprende de una operación significante, pero para llegar a la existencia es necesario abordar el lenguaje por el lado de la escritura y no por la vía del ser. En este punto el significante opera separado del sentido, solo. El goce pertenece al registro de lo existente. De la primera a la segunda enseñanza de Lacan se opera un pasaje de la verdad al goce. “De la verdad al goce” es parte del título de la primera jornada anual de la EOL Sección La Plata (7). Como imagen de la jornada se eligió una obra de una ceramista platense (8) donde puede apreciarse un engranaje y una cadena, entre otras cosas. No voy a describirla. Hay que verla: vale más que mil palabras.
Del feliz encuentro entre la obra y un fragmento del curso 2011 de Miller (9), surgió el nombre de “Engranajes” para el boletín de la jornada.
En ese curso, Miller se refiere al optimismo de la primera enseñanza de Lacan, donde el significante podía vencerlo todo, incluso lo real; mientras que en el último tramo de su enseñanza aparece la “supremacía de lo inerte”, con la cual Lacan intenta reconciliar al psicoanalista bajo el modo de tener que arreglárselas con eso. La revelación de la verdad no produce modificaciones sobre lo real; puede incidir respecto de la significación dada por el sujeto a lo real, pero lo real no se conmueve. Dice: “no solo es inerte, sino que encuentra su engranaje en la cadena del sínthoma”(10).
Al real de cada uno no se lo puede modificar, transformar, disolver con la palabra, con el sentido; sí es posible cernirlo y hacerle lugar. Considerar este real –ahora inerte– implica reformular la práctica. El título completo de la Jornada es: “De la verdad al goce: reformulaciones de la práctica”. Para que lo real encuentre su engranaje en la cadena del sínthoma, a ese real hay que localizarlo y eso puede hacerse escribiendo sus bordes, consintiendo al límite de lo imposible de decir del lenguaje.
Habrá que aprender sobre la inercia de lo real, sobre lo que no cambia. Desembrollarse del sentido localizando ese real –punto de imposible para cada uno– es lo que, sin embargo, introduce un cambio. A partir de liberarlo del sentido, ese real queda reducido a una existencia. No hay otra forma en la práctica analítica que dejarse embrollar por el sentido, por la historia, por la palabra, por las ficciones, para llegar a una existencia despojada de sentido.
Entre centro y ausencia, entre saber y goce, el analista podrá sostener la función del no-todo para hacer lugar al surgimiento del Uno como Uno, por fuera del sentido del fantasma, y posibilitar que el decir vaya trazando el borde del agujero de lo indecible…o peor.
Notas:
(1) Lacan, J.: El Seminario, libro 19, …o peor, Paidós, Buenos Aires, 2012.
(2)Miller, J.-A.: “El ser y el Uno”, curso 2011, clase 4, Inédito
(3) Lacan, J.: “La función Φx”, en El Seminario, libro 19, Paidós, Buenos Aires., 2012 , pág. 30.
(4) Lacan, J.: “Teoría de las cuatro fórmulas, charla”, en El Seminario, libro 19, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 200.
(5) Lacan, J.: El Seminario, libro 20, Aun, Paidós, Buenos Aires., 1989.
(6) Lacan, J.: “Haiuno”, en El Seminario, libro 19, Paidós, Buenos Aires., 2012, pág. 136.
(7) I Jornada anual de la EOL-Sección La Plata, 25 de Octubre de 2014.
(8) Obra “Territorios”, de Verónica Dillon.
(9) Miller, J.-A.:“El ser y el Uno”, curso 2011, clase 5, Inédito.
(10) Ibíd (9).