Reseña por José Ioskyn
El sábado 13 de octubre se realizó, en la ciudad de La Plata, el Segundo Coloquio-Seminario de la Orientación Lacaniana, esta vez bajo el título “La clínica lacaniana”. En esta oportunidad, y con un auditorio cercano a los 400 asistentes, se realizó una jornada amplia durante la mañana y la tarde. El seminario acerca de la clínica lacaniana, a cargo de Graciela Brodsky, fue luego continuado por tres mesas que tomaron la disciplina del comentario, la lógica de la cura y la perspectiva del concepto; la jornada terminó con una mesa redonda dedicada a la formación de los analistas.
En principio, Graciela Brodsky brindó el argumento del coloquio seminario, tomando como texto de referencia la alocución de Jacques Lacan en ocasión de la Apertura de la Sección Clínica, texto que comienza con la pregunta acerca de qué es la clínica psicoanalítica. Si la clínica es lo que “se basa” en lo que se dice en un psicoanálisis, la clínica se separa de aquello que efectivamente se dice. Por lo tanto la clínica se diferencia tanto de la experiencia como de la práctica. La práctica es el tratamiento de lo real por medio de lo simbólico. Este sería, según Brodsky, el “problema” de Lacan a lo largo de su enseñanza: el cuerpo y el goce, por un lado; y por otro lado, la palabra que viene del Otro –en la cual se incluye la interpretación–. La posibilidad de existencia del psicoanálisis proviene del posible anudamiento entre ambas dimensiones.
La clínica, reafirmó Brodsky, no es la práctica del psicoanálisis, sino el saber, la elucubración que se extrae de la práctica. Y la clínica psicoanalítica se define por la inclusión de la respuesta del analista frente al síntoma; es en ello que se distingue radicalmente de la clínica psiquiátrica.
El Coloquio se desarrolló en tres mesas que trabajaron la clínica lacaniana. En dichas mesas expusieron los siguientes colegas: C. Coronel, M. Carrasco Quintana, J. Damiano, M.L. Errecarte, C. Fasano, G. Schwindt, P. Vallejo, J. Altschuler y C. Jurado. Quienes coordinaron las mesas fueron G. González, G. Arenas y M. Ale. Los interlocutores de los trabajos presentados fueron G. Maeso, D. Millas y S. Salman. Todos ellos se entrecruzaron en una elaboración colectiva novedosa.
La tarde se cerró con una mesa redonda en la cual participaron A. Testa, E. Acuña, J. Matusevich, E. Suárez y G. Brodsky.
Adriana Testa se refirió a la cuestión de la autorización del analista, que se articula y se funda sobre el sinthome. La Escuela es una comunidad que puede alojar el sinthome del analista, y a partir de allí se elabora la transmisión, la enseñanza, la producción del psicoanálisis.
Enrique Acuña se centró en la cuestión de la autoridad analítica. Y en la historia, que incluye el contexto en tanto construcción social que autoriza y permite fundar la existencia del analista. Subrayó el hecho de que el analista se autoriza a sí mismo en el ámbito del Otro que es la Escuela, es decir que no es sin el atravesamiento de la comunidad analítica que esta autorización se posibilita.
José Matusevich tomó al sujeto supuesto al saber en tanto defensa frente a lo real. Consideró al cogito cartesiano, al Yo pienso, como modo de producción de la diferencia absoluta: un significante nuevo. Brodsky sostuvo que toda nominación es semblante, y que en el recorrido de una cura, las identificaciones, el fantasma, el síntoma, son operaciones que intentan nombrar aquello que no tiene nombre.
Eduardo Suárez se refirió al síntoma que implica confundir la formación analítica con la formación clínica, en la medida en que esta última puede convertirse en la pendiente hacia el discurso universitario, borrándose así la enunciación, el resorte que ha producido esa acumulación de saber que es la clínica.
Mauricio Tarrab volvió sobre la cuestión de la autorización y la autoridad haciendo énfasis en aquella autorización que, más allá de la que proviene de las propias transferencias, se apoya en los otros. La Escuela a través no sólo del pase sino también de otras modalidades da la chance de fundar de otro modo la autoridad analítica.
De esta manera se cerró este segundo evento platense, que –como dijera Eduardo Suárez en la apertura del mismo– no implica una serie, pero si un compromiso con la Escuela y con la causa analítica; en la que participantes y asistentes quedamos concernidos en la huella del movimiento global de la AMP.
Un comentario en «Segundo Coloquio-Seminario de la Orientación Lacaniana en la ciudad de La Plata: “La clínica lacaniana – 13 de octubre de 2012»
¡Excelente reseña! muchas gracias.
Creo que el aporte de Graciela Brodsky, armónico con lo expresado por J.-A. Miller en varios de sus cursos, destaca un punto basal de la orientación lacaniana y quizá el punto fundamental de la clínica psicoanalítica. Por otra parte, siguiendo esa perspectiva la relación con otros campos de la cultura es siempre fructífera.
En otra veta, la noción de autoridad mencionada por varios participantes se presta a un diálogo muy nutrido.
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