Segunda Noche de Carteles: “Hablan los cartelizantes” – EOL Sección La Plata, 3 de Septiembre de 2014

carteles-segunda-noche-reseñaReseña por Gisele Ringuelet

 

El pasado 3 de septiembre se realizó la segunda noche de carteles bajo el título: ¿Cómo llegué a escribir mi rasgo de trabajo?

Abrió la exposición de los trabajos, María Laura Errecarte, quien enfatizó el cartel como puerta de entrada a la Escuela que se efectiviza con la inscripción de los cartelizantes, con sus rasgos de trabajo y el nombre propio como particular nudo a nuestra Sección.

Los cuatro trabajos presentados por: Mariana Isasi, Sebastián Llaneza, María Adela Pérez Duhalde y Marisa Saad, se remitieron a diferentes funciones del más uno. Y en forma particular, cada uno planteó cómo pudo aprehender un rasgo de trabajo, un rasgo que tiene algo del orden de la escritura.

“Semblante que provoca”, “partenaire”, “nombre como brújula (un hilito)” y “forzamiento de una escritura”: fueron las maneras de circunscribir los usos que cada uno de los expositores otorgó al rasgo.

Mariana Isasi subrayó del cartel su carácter de dispositivo epistémico y libidinal. Además de considerar la necesidad del tiempo para consentir a la figura del incauto, lo que permitirá apropiarse del rasgo de trabajo a través de un forzamiento que toca el horror de saber de cada uno.

Sebastián Llaneza habló de la relación de amor y odio que experimenta con el cartel, ambivalencia que remite al obstáculo que dicho dispositivo interpuso frente a su goce del blablablá. También diferenció entre participar de un cartel y asumir una posición cartelizante en donde se alcanza la singularidad de un rasgo de trabajo.

Por su parte, María Adela Pérez Duhalde habló de la necesidad de la escritura para que algo se recorte para cada uno, un rasgo que para ella es “un hilito”. La obtención del rasgo conlleva un lazo diferente con el saber del psicoanálisis y logra entusiasmar cuando se articula con algo que afecta de manera singular.

Marisa Saad indicó que fue el forzamiento de una escritura lo que le otorgó a su rasgo un relieve singular, provocando un buen encuentro que la arrancó del aburrimiento de la repetición y dio lugar a una relación inédita con el saber, a la formación agujereada, aquello con lo que cada uno debe arreglárselas.

Al finalizar la exposición de los trabajos, María Laura Errecarte destacó cómo cada uno dio cuerpo al espíritu del cartel y transmitió algunas marcas de la lectura de cada trabajo. En el primero, enfatizó cómo Mariana hizo un uso del “impacto maldito” que le provocó el más uno para pasar de lo ajeno a lo propio del rasgo. De lo éxtimo a lo intimo.

En el trabajo de Sebastián, indicó cómo el saber referencial teórico se vincula con el saber textual del inconsciente, para dar lugar al partenaire como uso del rasgo. Mientras que en el de María Adela es el “hilito”, que elije como rasgo, del que se tira o se separa de una trama más amplia. Un rasgo que da un nombre que funciona como brújula de lectura y escritura.

Por último, María Laura, subrayó en el trabajo de Marisa cómo el cartel confronta con la soledad e implica el pasaje del monólogo que se satisface en soledad al diálogo con otros, el pasaje de lo homogéneo a lo heterogéneo.

Verónica Escudero, por su parte, en su función de animadora, habló de la función de los encuentros previos a la noche, encuentros que le permitieron cernir la importancia de la escritura del rasgo como producto que no es sin “algunos otros”; y en donde se juega también la función del cartel como experiencia libidinal. Se preguntó sobre el saber como efecto de formación, interrogante que abrió a la conversación.

Variadas fueron las intervenciones, preguntas y consideraciones que animaron la charla entre el público y los expositores, provocando un clima de entusiasmo que podrá continuar en otras noches.