PRIMERA NOCHE DE DIRECTORIO: LA INTERPRETACIÓN AL PIE DE LA LETRA – EOL Sección La Plata, 13 de marzo de 2019
Fabián Naparstek
Buenas noches, gracias por la invitación. Agradezco primero por estar acá en esta mesa, y también por el tema que me tiene un poco ocupado realmente y principalmente esperando a abril 2020, que va a ser el próximo congreso que va a trabajar sobre los sueños. No quería dejar de mencionarlo porque además de tener que leer los textos en los congresos, preparar un escrito para un congreso, hay que inscribirse que es parte del asunto, porque los congresos se sostienen con inscripciones y aprovecho la oportunidad, tenemos la inscripción abierta por ahora sólo para miembros, y no es que los invito a inscribirse, sino les pido encarecidamente que se inscriban y lo más pronto posible porque precisamos de esas inscripciones para seguir avanzando en la organización del congreso. Es algo un poco más terrenal lo que estoy planteando. Y se ve que el tema de la interpretación, bueno está en las noches del Directorio y también que está en el seminario de orientación lacaniana ligado a la cuestión del síntoma y entonces también está en relación con los sueños por lo menos hacia el congreso.
Quiero partir de dos cuestiones que planteaba Guillermo, que me parecían sumamente interesantes para nosotros y que se ligan a una indicación que extrajeron los miembros del Directorio del Seminario 17, página 144. Como verás Guillermo, tenemos un lazo muy parecido a lo que se hace dentro del judaísmo que es ir al libro y a una página en especial y a citarlo, -y Lacan lo reconoce en esa indicación del Seminario 17-. El con- texto salió “…y me interesaba publicar este aspecto que me parece esencial en lo que se refiere al interés que nosotros analistas debemos tener por la historia hebrea…”, continua la cuestión y dice “en esos judíos que saben leer desde hace bastante tiempo y que viven de la referencia a un texto”. Subrayó el “que saben leer”. Vale la pena subrayar el saber leer porque Miller hace poco en «Leer un síntoma», ligaba el saber decir al saber leer; que quien sabe decir, quien tiene un bien decir, es aquel que sabe leer. Y la lectura está ligada, -lo dice Lacan en la página 142-, a la relación, dice “cierta relación entre lo escrito y una intervención hablada que se refiere a él y que en él se apoya”. Es decir, que en la lectura hay algo del hablar sobre el texto, que tienen varias cuestiones. Miller dice que Lacan vociferaba, que se plantaba; para leer hay que plantarse, que es un poco me parece también la referencia que hacía Guillermo respecto de la puntuación, de un texto sin puntuación. Yo tenía la referencia, la pueden encontrar en la historia de la lectura de Alberto Manguel, -es Manguel con un autor más que ahora no recuerdo el nombre, son dos autores que hacen una historia de la lectura- y ellos rescatan que es recién en el siglo X que se empieza a escribir con puntuación. Es un poco la referencia que traía Guillermo y que empiezan a existir los primeros que se paran frente a un texto en silencio, y que era sorpresivo. ¿Por qué?, porque hasta ese momento había alguien que tenía que leer el texto en la plaza pública. Es decir, quien puntuaba el texto, quien daba la puntuación del texto. Habría que ver si a eso lo llamamos la enunciación, es decir, ver cómo lo pensamos. Y entonces tomo una indicación más que daba Guillermo, que es la del intermediario, que hay un intermediario entre el escrito y quienes escuchan una lectura, que podrá haber una lectura entre tantas. De hecho, Manguel destaca toda una cuestión especialmente con la iglesia, porque la iglesia supuestamente tenía la lectura oficial, y cuando se empieza a leer en silencio, cada quien tiene su lectura; todas cuestiones que resuenan entre nosotros. Si se es –por ejemplo- un psicoanalista ortodoxo o no, se suponía que los psicoanalistas ortodoxos eran los que tomaban el texto al pie de la letra. Algo un poco extraño porque podemos tener tantas lecturas como tantas personas que leen el texto cada vez. Bien, es la primera cuestión que quería señalar respecto de la lectura.
Voy a hacer una precisión respecto de la interpretación y lo tomo en la referencia que daba Eduardo recién, del sueño de la triletilamina; sueño que la mayoría de ustedes conocen, no me voy a detener en los detalles pero sí en ubicar lo que Lacan en el Seminario 2 señala como dos momentos centrales de ese sueño, que son dos interrupciones, dando la siguiente indicación: La primera indicación que da Lacan: Una cosa es tener el sueño y otra cosa es interpretarlo, y tener el sueño -Lacan dice-, es lo que Freud llama la figurabilidad, es la alucinación propiamente dicha, lo que uno ve en el sueño, que Lacan dice eso es imaginar el símbolo, y lo escribe una “i” chiquita con una S grande (iS). Dice, interpretar el sueño, que es cuando uno cuenta el sueño -al contar el sueño ya es una interpretación- es simbolizar la imagen, y lo escribe con una “s” chiquita y una “I” mayúscula (sI). En el Seminario 2, no tenía lo real escrito pero no deja de señalar que la primera interpretación tiene que ver con lo real y lo liga a la muerte, al órgano sexual femenino y a la angustia. Primera interrupción que es la visión horrorosa de la garganta de Irma, que me permito, siguiendo el razonamiento de Lacan, decir que eso es imaginar lo real; si hay un imaginar lo simbólico, hay un imaginar lo real. Se interrumpe el sueño y continua todo el debate de Lacan por qué no despierta.
La segunda interrupción que es la visión de la fórmula, una fórmula escrita que no es que ve la palabra triletilamina sino -como figura en el Seminario 2-, ve la fórmula química de la trimetilamina, la fórmula escrita. Y allí Lacan hace la referencia al Antiguo Testamento, dice “fórmula escrita con su lado mane, tecel, fares sobre el muro, más allá de lo que no podemos dejar de identificar como la palabra, el rumor universal”; estoy leyendo Lacan en el Seminario 2. Agrego la cita de Lacan: “al igual que el oráculo –dice Lacan-, la fórmula no da ninguna respuesta a nada, pero la manera misma en que se enuncia, su carácter enigmático, hermético, sí es la respuesta a la pegunta sobre el sentido del sueño. Se la puede calcar de la fórmula islámica, no hay otro Dios que Dios, no hay otra palabra, otra solución a su problema que la palabra”.
La referencia al mane, tecel, fares es una referencia al festín de Baltasar. Se entiende, por lo menos hasta donde pude leer yo, que estaban todos un poco “picaditos”, habían tomado la copa de oro con el vino y aparece esta visión con estas palabras en el muro escritas en la piedra y la necesidad imperiosa de que haya una interpretación de esa palabra escrita en el muro. Quiero leerles cómo aparece en el Antiguo Testamento, dice: “Entonces el rey mudó de color, le perturbaron sus pensamientos, se le desencajaron las coyunturas de sus caderas y batíanse sus rodillas una contra otra”, para ver la conmoción en el cuerpo de esta cuestión. Una indicación al respecto, -no hay tiempo para desarrollarlo- pero lo toma Séglas, psiquiatra, y llama a esto, -es algo que a veces no se señala-, él lo llama alucinación visual verbal. Es interesantísima la indicación porque estamos acostumbrados a hablar de la alucinación verbal, que viene a través de él, que después Lacan la toma, y otra cosa es que suponemos que la alucinación verbal es lo que reemplaza a lo que en la psiquiatría era la alucinación auditiva para sacarlo de la percepción, pero acá es visual no verbal. Es decir que hay algo de la palabra que se ve escrita en el muro. Entiendo esto siguiendo la lógica de Lacan cómo simbolizar lo real, (sR) escrito con una s chica –no está escrito por Lacan esto-, sigo el razonamiento, fuerzo un poco las cosas para poder avanzar en este punto. Hay que tener presente también que Freud cuando escribe el texto de los sueños tiene la idea “todo eso surge de ese sueño”, de la inyección de Irma, a tal punto que Freud tenía la idea, -alguien podría decir delirio de grandeza de por medio-, de que había que poner una plaqueta donde él soñó este sueño: “aquí Freud soñó en esta habitación la inyección de Irma”, pero hay que ver si sólo lo tenemos que pensar como delirio de grandeza, sino que Freud precisaba escribir algo de un sueño que nunca pudo terminar de atrapar, que nunca pudo terminar de escribir. Quiere decir que entonces, para nosotros el psicoanálisis y la interpretación no sólo va por la vía de ponerle sentido o agregarle más sentido al escrito, porque también está imaginar lo real, simbolizar lo real, y habría que ver cómo funciona así y si vale la pena llamar a eso interpretación, que es lo que se pregunta Miller en el Seminario “El ser y el Uno” si eso no hay que llamarlo demarcación o constatación, habría que ver cómo llamar esto. Bueno, hasta acá y vemos cómo seguimos.