¿Qué han traducido los traductores de Freud y Lacan al español?: Una reflexión traductológica

PRIMERA NOCHE DE BIBLIOTECA: ¿QUÉ TRADUCE EL TRADUCTOR?EOL Sección La Plata, 27 de junio de 2018

 

 

 

Ana María Gentile*

 

El célebre “retorno a Freud” propuesto por Jacques Lacan en sus seminarios desde 1953 puede ser revisitado hoy a la luz de las teorías traductológicas. Exégeta de la obra del médico vienés, Lacan se presenta a sí mismo como el lector de Freud, el “góngora del psicoanálisis” (1). Su estilo hermético, que lo lleva a formalizar el inconciente, conoce dificultades cuando se trata de leer e interpretar en francés, por lo tanto, de traducir el discurso freudiano, y sus elecciones de traducción son preferidas por los diccionarios y los especialistas. El paso del alemán al francés plantea querellas apasionadas entre los partidarios de una traducción más freudiana, apegada al estilo literario de Freud en su carácter de escritor y narrador de casos, y quienes promueven una lengua más técnica, incluso más precisa, que conserva el rigor de un discurso médico.

Este mismo debate suscita puntos de vista opuestos a la hora de traducir los textos freudianos y lacanianos al español, lo cual nos lleva a interrogarnos sobre el estatuto de la traducción del discurso psicoanalítico hoy. Bajo el ángulo de las teorías traductológicas, proponemos aportar reflexiones y datos sobre la circulación de un discurso central de nuestro tiempo.

La primera reflexión tiene que ver con el hecho de traducir y me detendré en particular en la traducción poética. En primer lugar recordemos lo que nos propone el teórico y traductólogo Antoine Berman (2), esa “conversión de la mirada” que nos lleva a considerar la traducción como un texto primario aunque no único, coherente aunque incompleto, similar y diferente, que se despliega en la proliferación de las retraducciones, variaciones estas mayéuticas del original, original cuyos sentidos estallan en sus sucesivas “transformaciones al revés”, como prefería llamar Octavio Paz (3) a esa operación por la cual, a diferencia del autor original que dispone de todos los signos de su lengua-literatura (grado de libertad cercano a lo infinito), el traductor debe abrevar en signos “aprisionados” para lanzarlos nuevamente a lo infinito del lenguaje. Producir efectos análogos, con medios otros, “no es lo mismo, pero es parecido” (4) o como decía Umberto Eco “decir casi lo mismo” (5). Para Paz, traducir poesía es “una operación análoga a la creación poética que se despliega en sentido inverso” (6), ya que “no se trata de construir con signos móviles un texto inmóvil sino desarmar los elementos de ese texto, poner nuevamente en circulación los signos y volverlos a insertar en el lenguaje” (7). De este modo, el resultado no es una reproducción sino una “transmutación”, semejante en este sentido a la creación poética. Paz contribuye así a desmontar el mito del escritor-traductor. Para él, los poetas rara vez son buenos traductores porque utilizan el poema extranjero como punto de partida para escribir su propio poema. El buen traductor, dice Paz, se desplaza de otra manera: no busca un poema idéntico, sino análogo, no se separa del poema original porque no parte del “lenguaje en movimiento” sino del lenguaje que el poeta ha fijado, de manera tal que la traducción va a buscar producir efectos análogos con medios diferentes.

Ahora bien, esta primera analogía con la poesía vale, y mucho, para la problemática de la traducción de una disciplina como el psicoanálisis en la cual la atención que el traductor presta al juego de significantes, a la “letra” tal como la entiende Berman, es fundamental. Sin embargo, el psicoanálisis como saber, como conocimiento, como producción teórica central que marcó profundamente el desarrollo cultural del siglo XX en campos tan diversos como la literatura, el cine o la medicina, ha ido conformando una red de términos, de conceptos, de discursos situados que invitan a nuevos análisis, ya sea desde la socioterminología como de la sociolingüística, de la historia de las ideas como de la sociología de la traducción. Algunos de estos enfoques guiarán nuestras siguientes reflexiones, alimentadas con datos recabados a lo largo de nuestras investigaciones. (8) (9) (10) (11) (12) (13)

Comencemos brevemente por la recepción de la obra de Freud en Francia: las traducciones de la obra de Freud al francés han sido bastante dispersas y sólo recientemente se han publicado las OEuvres Complètes. El pasaje de la terminología en lengua alemana a la terminología en francés suscita las primeras querellas de vocabulario. En 1926 se crea una comisión integrada por psicoanalistas y lingüistas con el fin de encontrar el equivalente exacto para cada término alemán. Pero los especialistas no se ponen de acuerdo y proponen, por ejemplo, para el término das Es, cinco equivalentes (“le soi”, “le cela”, “le ça”, “le prothymos” y “l’inframoi”); por el contrario, el término Trieb cuyo equivalente hasta ese momento era “instinct”, va a consagrarse como “pulsión”, tal como pasará luego al español. Recordemos que Freud toma prestados numerosos términos de las ciencias de la época, de la física, de la termodinámica y también de la literatura, de la mitología, de la religión, como es el caso de los conceptos de “narcisismo”, “complejo de Edipo” y “fetichismo”. Freud ha sabido tomar estos términos y reformularlos, confiriéndoles categoría de conceptos centrales en su obra. Lo mismo sucede con numerosas palabras de la lengua cotidiana del alemán, las cuales se erigen en conceptos, por lo tanto, en términos, dando lugar a debates sobre la manera de traducirlas. Tal es el caso de palabras como “amor”, “deseo” o “angustia”. El mismo Freud es consciente de este problema terminológico en sus obras y no son pocas las veces que utiliza una misma palabra ya sea como término, ya sea como palabra de la lengua cotidiana. “Estamos obligados a colocar vino nuevo en viejos barriles” (14) habría dicho Freud a James Putnam, refiriéndose a la imposibilidad de generar nuevos términos para nuevos conceptos.

En Francia, Jacques Lacan emprendió la tarea de releer la teoría del médico vienés y de reformular varios conceptos elaborados por Freud, actividad que se ve reflejada en sus famosos “Seminarios”. Esta reformulación de conceptos implicó la traducción del alemán al francés de términos claves. Bajo la consigna del ya célebre “retorno a Freud”, Lacan desempeña un papel fundamental en la difusión de la teoría freudiana durante la segunda mitad del siglo XX. Su lectura de las tesis psicoanalíticas se nutre de las aportaciones de varias disciplinas, sobre todo de la filosofía, la matemática, la lingüística estructural y la topología. Préstamos interdisciplinarios son, por ejemplo: “metáfora”, “metonimia”, “letra”, “lenguaje”, “significante”, el neologismo “matema”, por analogía al mitema utilizado por Lévi-Strauss, “grafo”, empleado en particular para explicar el funcionamiento del deseo inconsciente, “nudo borromeo” y “toro”. Los Seminarios del psiquiatra francés en el hospital Saint-Anne a partir de 1953, tienen como objetivo trabajar los conceptos clínicos de Freud, tarea que le depara no pocos problemas de interpretación, de rigor conceptual y de traducción hacia el francés. Un ejemplo de este esfuerzo es el término Verwerfung que Lacan termina traduciendo –al cabo de varios intentos (“refus” [rechazo], “rejet” [rechazo], “retranchement” [supresión])– por “forclusion” [forclusión], préstamo del lenguaje jurídico y objeto de teorizaciones por parte de los gramáticos Damourette y Pichon a propósito de la negación en lengua francesa. Calificándose a sí mismo como “el góngora del psicoanálisis” en sus Escritos, Lacan se propone proteger al objeto freudiano de la trivialización. Para ello, recurre a un lenguaje iniciático, hermético, cada vez más formalizado en términos matemáticos. En los últimos años de sus seminarios aparecen numerosos calembours que vierten conceptos psicoanalíticos en forma de juegos de palabras: jouissance [goce] (j’ouis sens [oigo sentido]), nom-du-père [nombre del padre] (les nons dupes errent [los incautos yerran]), semblant [semblante]  (sens blanc [sentido blanco]); así como neologismos provenientes de palabras-valija: jalouissance (jalousie [celos] y jouissance [goce]), hainamoration (haine [odio] y el neologismo amoration [enamoramiento]), poubellification (publier [publicar] y poubelle [recipiente de basura]), entre muchas otros. Las palabras tomadas prestadas de otros vocabularios también son objeto de conceptualización, como es el caso del término jurídico demande [demanda, petición] y de point de capiton [punto de capitón], expresión empleada en el vocabulario de los colchoneros. La enseñanza lacaniana fue interrumpida no pocas veces por varias razones: exilio intelectual, exclusión de ciertas instituciones, escisión de sociedades psicoanalíticas, todo lo cual caracteriza un discurso eminentemente oral producto de sus seminarios, cuya transcripción y posterior edición son aún objeto de polémicas.

En el ámbito hispanohablante, el idioma español es un curioso privilegiado, ya que es hacia éste que se realiza la primera traducción de un escrito de Freud: en el año 1893 la Revista de ciencias médicas de Barcelona y la Gaceta médica de Granada publican “El mecanismo psíquico de fenómenos histéricos” de Breuer y Freud. Otro privilegio del idioma español es haber contado muy rápidamente, a partir de 1922, con la traducción directa del alemán de las Obras completas de Sigmund Freud, de la pluma del escritor José Luis López Ballesteros y Torres, bajo los auspicios de José Ortega y Gasset. Sin embargo, tal comienzo no se vio acompañado por una aceptación de la comunidad de psiquiatras y médicos españoles, ni tampoco por la realidad política del país. En la década del 30, el psicoanálisis en España fue desapareciendo para ser redescubierto más tarde. En Argentina, país joven y abierto a cualquier innovación, particularmente a la proveniente de Europa, las teorías freudianas tuvieron una repercusión tan rápida que en los años 20 ya se hablaba de la moda y de la “epidemia” del psicoanálisis. A partir de los años 30 el país recibe numerosos psicoanalistas exiliados, entre ellos a Ángel Garma, fundador en 1942 de la Asociación Psicoanalítica Argentina. La Segunda Guerra Mundial también es motivo de exilio de muchos intelectuales europeos, quienes figuran en la historia del psicoanálisis argentino como pioneros en la docencia, en la investigación y en la clínica. La Argentina de los años 60, con su atmósfera de rebeldía, de disidencia respecto de las instituciones oficiales y hasta de un marcado antiimperialismo, acoge favorablemente al lacanismo. Como menciona Jorge Balán, “la lengua francesa sonaba mejor que el inglés para una posición antiimperialista” (15). La proscripción del psicoanálisis, el cierre de facultades, el exilio de numerosos psicoanalistas y el carácter clandestino que adquiere la enseñanza lacaniana en la Argentina de los años ‘70, marcan un movimiento inverso: es un argentino, Oscar Masotta, quien va a difundir la enseñanza lacaniana en varias ciudades españolas y más particularmente en Barcelona a partir de 1972, en un medio en el que la figura de Lacan pasaba inadvertida y en el que los diarios de la época citaban al psicoanálisis como “asunto de argentinos”. (16)

Volviendo a las traducciones de Freud, en 1978 aparece una nueva traducción de las Obras completas de Sigmund Freud, realizada en Argentina por José Luis Etcheverry y publicada por la editorial Amorrortu de Buenos Aires. Esta nueva versión, también directamente del alemán, se basa en la versión inglesa para la traducción de las notas a pie de página y contiene un estilo más riguroso que la de López Ballesteros. Dicha diferencia en la traducción será tan notable que marcará generaciones de estudiantes universitarios según la lectura de una u otra versión. Según García de la Hoz (17), ambas traducciones han perdido algo de la escritura de Freud: el estilo literario de la versión de López Ballesteros carece de rigor conceptual y utiliza por ejemplo una misma palabra para traducir dos distintas (es el caso de Unterdrückung y Verdrängung, traducidas ambas por “represión”); por el contrario, la versión de Etcheverry, con giros propios del español latinoamericano, pierde en estilo pero gana en precisión y en términos técnicos.

La circulación en español de la teoría lacaniana también plantea cuestiones complejas. En primer lugar, a la falta de ediciones oficiales en francés de la obra completa de Lacan se suma inevitablemente la carencia de traducciones oficiales y en consecuencia la existencia de “traducciones caseras” realizadas por grupos de estudiosos o por asociaciones psicoanalíticas. La incomodidad en la lectura de la versión española de los Escritos editada por Siglo XXI en 1984, induce a Marcelo Pasternac a publicar 1236 errores, erratas, omisiones y discrepancias en los Escritos de Lacan en español (18), texto en el que realiza un inventario de todos las diferencias observadas entre el texto original y su traducción, desde errores tan groseros como la traducción de inconsistant [inconsistente] por inconscien [inconsciente] hasta giros, problemas de puntuación, de acentuación e incluso de tipeo que perjudican considerablemente, según Pasternac, la claridad y por ende la comprensión y enseñanza de la producción psicoanalítica en español. El “estilo” de Lacan es objeto de otro libro, El idioma de los lacanianos (19), en el que su autor, Jorge Baños Orellana, se propone estudiar no sólo el discurso del psiquiatra francés sino el de sus “epígonos”, como él mismo los denomina. Las observaciones de Baños Orellana son especialmente interesantes para nuestro punto de vista porque sitúan la problemática del discurso lacaniano en español desde la óptica de sus usuarios, es decir los especialistas psicoanalistas que utilizan la terminología y fraseología propias del psicoanálisis.

En síntesis, tal movimiento de traducciones, retraducciones, ediciones oficiales y no oficiales, genera numerosas cuestiones traductológicas y terminológicas que van más allá de la renuncia frente a la imposibilidad de traducir; por el contrario, contribuyen a la circulación de una producción teórica que presenta para nosotros un terreno inagotable de fenómenos de lengua, de sentido, de traducción, de cultura sin duda apasionantes.

 

 

 

* Doctora en Ciencias del Lenguaje, LIT (Laboratorio de Investigaciones en Traductología), IdIHCS-CONICET-FaHCE-UNLP

 

Notas:

(1) Lacan, J.: “Situation de la psychanalyse et formation du psychanalyste en 1956”,  Écrits, Paris, Seuil, pág. 465.

(2) Berman, A.: La traduction et la lettre ou l’auberge du lointain, Paris, Seuil, 1999, pág. 15.

(3) Paz, O.: Traducción: literatura y literalidad, Barcelona, Tusquets, 1971.

(4) Eco, U.: Dire presque la même chose, expériences de traduction, Paris, Grasset, 2003.

(5) Paz, O.: El signo y el garabato, Barcelona, Seix Barral, 1991, pág. 71.

(6) Ibid., pág. 72.

(7) Óp. Cit. n°5, pág. 73.

(8) Gentile, A. M.: “La variation diachronique dans le vocabulaire de la psychanalyse en espagnol: le point de vue d´un traducteur ”, en Aspects diachroniques du vocabulaire, F. Gaudin et D. Candel (dir.), Publications de l’Université de Rouen et du Havre, 2006, pág. 125-136.

(9) Gentile, A. M.: “Lo ajeno y lo propio a través de la traducción: el caso de la traducción de textos de psicoanálisis del francés al español”, en Traducción y estandarización. La incidencia de la traducción en la historia de los lenguajes especializados. Madrid, Vervuert/ Iberoamericana, 2004, pág. 235-252.

(10) Gentile, A. M.: La terminología del discurso de psicoanálisis francés/español: Un estudio desde la noción de ‘funcionamiento polinómico’”, en Hermeneus, Revista de la Facultad de Traducción e Interpretación de Soria, Universidad de Valladolid, España, 2008, Nº 10, pág. 83-108.

(11) Gentile, A. M.: “Néologie d’origine, néologie de transfert : le cas des néologismes dans le domaine de la psychanalyse et leur traduction en espagnol, en John Humbley, Jean-François Sablayrolles (éd.) Neologica, Revue internationale de néologie, n°6, París, Classiques Garnier, 2012, pág. 111-127.

(12) Gentile, A. M.: “La formalisation dans la psychanalyse: réflexions terminologiques et traductologiques, ponencia presentada en la Jornada Coloquio Toth, Copenhague, Dinamarca, 8 de noviembre de 2013. Actas en Journée d’étude Toth, Terminologie & Ontologie: Théories et applications. Copenhague, Centre for Textile Research, 2016, pág. 163-170. Disponible en línea: https://hal.archives-ouvertes.fr/hal-01354950/document

(13) Gentile, A. M.: “Freud en français, Lacan en espagnol : histoire de deux discours traduits, ponencia presentada en el I Congrès Mondial de Traductologie, París, 10-14 de abril de 2017. En prensa.

(14) Freud, S.: “Dos artículos de Enciclopedia: ‘Psicoanálisis’ y ‘Teoría de la libido’”, Obras completas, vol. XVIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1982.

(15) Balán, J.: Cuéntame tu vida. Una biografía colectiva del psicoanálisis, Planeta, Buenos Aires, 1991, pág.167.

(16) García, G.: “Psicoanálisis, ¡fuera de España!”, Psicoanálisis, dicho de otra manera, Pretextos, Valencia, 1983, pág. 62.

(17) García de la Hoz, A.: “Freud en castellano”, Revista de la Sociedad Española de Crítica de Libros n°36, Madrid,  pág. 6.

(18) Pasternak, M.: 1236 errores, erratas, omisiones y discrepancias en los Escritos de Lacan en español, Oficio Analítico, México, 2000.

(19) Baños Orellana, J.: El idioma de los lacanianos, Atuel, Buenos Aires, 1995.