Preguntas del Blog – Responde Leonardo Gorostiza

 

Preguntas-respuestas-LeonardoECOS DEL X CONGRESO DE LA AMP: EL CUERPO HABLANTE. SOBRE EL INCONSCIENTE EN EL SIGLO XXI

 

 

 

Blog de la Sección: El X Congreso de la AMP en Río recientemente nos ha reunido desplegando los productos del trabajo que venimos realizando desde que J.-A. Miller propuso el tema en su Conferencia, en Paris, 2014: El cuerpo hablante, sobre el inconsciente en el siglo XXI. A partir del trabajo realizado, ¿podría situar puntos de avance en la elaboración teórico-clínica? ¿Cuáles?

Leonardo Gorostiza: No podría situar con precisión algún avance conceptual en particular. Tampoco afirmar si hubo o no avances. En realidad esto hay que considerarlo de manera singular. Es decir, que lo que para alguno de quienes asistimos al Congreso pudo haber sido un avance no implica que lo haya sido también para otro. Respondiendo entonces desde mi perspectiva, más que situar avances a partir de lo que fue trabajado durante el Congreso, lo que sin duda para mí ha implicado un avance fue lo que pudo sedimentarse como un plus de saber sobre las consecuencias prácticas de la ultimísima enseñanza de Lacan durante todo el trabajo preliminar que se desarrolló en cada una de las Escuelas animado por el Comité de Acción de la Escuela Una. Una publicación en castellano da prueba de ello. Fue eso lo que nos permitió llegar al Congreso de una manera más esclarecida sobre ciertos conceptos ante los cuales, según mi opinión, nos encontramos recién ingresando en un “tiempo de comprender”. Si usted quiere, podríamos entonces deducir que todo ese trabajo previo y el desarrollado en las jornadas del Congreso puede ser entendido como un “instante de ver”.

 

Blog de la Sección: En las cuatro mesas del pase, los testimonios de los AE, sus respuestas a las preguntas y comentarios formulados por los presidentes de mesa, mostraron el esfuerzo para transmitir, producir y extraer un saldo de saber a partir de cada experiencia singular, en algunos casos incluso más allá de lo dicho en el testimonio. Usted presidió una de estas mesas, ¿qué puede decirnos al respecto? ¿Qué enseñanza ha podido extraer?

Leonardo Gorostiza: Tengo la impresión de que las mesas destinadas a los Testimonios de los AE no transcurrieron todas de la misma manera. En algunas, el acento de los presidentes de mesa recayó sobre lo particular del caso clínico del AE. En otras, tal como usted bien dice, se apuntó a extraer un saldo de saber a partir del testimonio. Por mi parte, me incluyo dentro de esta segunda orientación en la medida que pienso que eso es lo más fecundo del trabajo de interlocución con los testimonios: acompañar al AE provocando en cada uno el mayor esfuerzo de elaboración de saber que pueda realizar a partir de su propia experiencia. Mientras que considerar el testimonio público del AE como un caso clínico corre el riesgo de deslizarse hacia una suerte de presentación clínica que, lejos de favorecer ese –por pequeño que sea– plus de saber, tiende a recaer en los meandros de la verdad mentirosa de la hystorización. Pienso que ésta, si bien es ineludible en el testimonio del pasante en el dispositivo, debe ser reducida en los testimonios públicos del AE para que en cada uno de quienes forman parte del auditorio pueda resonar otra cosa que el sentido.

Con respecto a la mesa que tuve el gusto de presidir junto con nuestra colega de la ECF, Carole Dewambrechis-La Sagna, me resultó impactante el hecho de constatar que ambos testimonios mostraban muy bien de qué manera un análisis es capaz de suscitar, en quien a ello se compromete, un pasaje de lo mortífero de la pulsión de muerte, bajo sus diversas versiones, a un plus de vida. Desde esa perspectiva me pareció que ambos testimonios ilustraban muy bien lo que Lacan ya señalaba en su “Observación sobre el informe de Daniel Lagache” cuando, tras referirse al Superyó, escribía: “Se anuncia una ética, convertida al silencio, por la avenida no del espanto, sino del deseo: y la cuestión es saber cómo la vía de la palabrería de la experiencia psicoanalítica conduce a ella”. No obstante ahora el acento está puesto sobre lo revitalizante del encuentro con un goce imposible de negativizar y no sobre el deseo –como ambos testimonios mostraban– creo que esa temprana indicación de Lacan guarda toda su vigencia, más aún cuando pone el foco en la producción del deseo del psicoanalista, cosa que a mi entender sigue siendo el objetivo central de aquello que el pase está destinado a iluminar.

Así mismo, ambos testimonios mostraron, cada uno desde su singularidad, muchas otras facetas que exceden a ser consideradas en este espacio. Por nombrar solo dos, en su testimonio, Kuky Mildiner pudo situar muy bien la diferencia que existe entre un goce ligado al sentido y por ende articulado a la pulsión y sus objetos y ese otro goce, opaco al sentido que es el goce del sinthome. Así cómo, en articulación con esto, la diferencia que existe entre el nombre de goce, el nombre del síntoma –con su modalidad de lo necesario–, y el nombre de sinthome, surgido al final en un sueño que evocaba el sueño de la inyección de Irma de Freud donde la fórmula “trimetilamina” aparecía escrita en gruesos caracteres, que se escribe en el registro ya no de lo necesario sino de la contingencia. Por su parte, Caroline Doucet pudo mostrar muy bien cómo al final de su experiencia analítica se produjo un acontecimiento de cuerpo del cual no hay interpretación posible, es decir, en términos de sentido. Es por ello que su testimonio me pareció ejemplar para poder considerar uno de los temas centrales que nos convocó en ese Congreso: indagar en torno al misterio de cómo se anudan la palabra y el cuerpo. Ella no dudó en hablar allí de “despertar”, lo cual abre a otro debate. Si acaso podemos considerar otro tipo de despertar que no sea aquél referido al atravesamiento del fantasma. Lacan da una pista en el final de su conferencia “Joyce el síntoma” publicada en los Otros escritos, y el testimonio de Caroline Doucet creo que lo mostraba muy bien.

 

Blog de la Sección: De los numerosos aportes en las mesas plenarias que abordaron, entre otros, los temas: el cuerpo hablante, la sexuación, lo que resta del fantasma, la resonancia de lalangue, acontecimiento de cuerpo, sinthome, escabel, ¿puede señalar algo en particular que le haya impactado, o alguna articulación novedosa acerca de la reformulación de lo clásico con la perspectiva de la última enseñanza de Lacan?

Leonardo Gorostiza: ¡Es una pregunta muy amplia! Le diré tan solo dos cosas. Primero, que en diversos espacios, incluso en el que recién mencionábamos, el de la mesa de los testimonios del pase que tuve el gusto de presidir, se estableció una diferencia clara sobre la cual deberemos seguir trabajando: la diferencia que hay entre un “fenómeno de cuerpo” y un “acontecimiento de cuerpo” en sentido estricto, algo muchas veces confundido. Segundo, que me pareció que hubo cierto consenso en torno a algo que no es menor: que la última enseñanza de Lacan si bien implica una “cesura” –tal el término empleado por Jacques-Alain Miller en su intervención al cierre del Congreso– no implica –como él mismo lo destacó– una “ruptura” o una “fractura” con respecto a lo anterior. Se trata de una deformación topológica que, si bien objeta lo planteado con anterioridad por Lacan, no lo anula totalmente. Y esto tiene consecuencias prácticas en la dirección de las “curas”.

 

Blog de la Sección: Varios testimonios nos acercaron elucidaciones sobre la conclusión del análisis más allá del atravesamiento del fantasma. ¿Cómo incide ello en la lectura del caso clínico? ¿Estamos solamente ante un nuevo nivel de lectura que se agrega o también implica una torsión radical con respecto al hacer clásico, en la orientación y direcciones de los tratamientos?

Leonardo Gorostiza: Siguiendo con lo que recién le decía, en la medida en que hay una cesura –el término se refiere al corte o pausa que divide un verso en dos partes– la nueva perspectiva que introduce la última enseñanza de Lacan implica también un cambio de perspectiva que opera desde el inicio de las curas. Pero de esto no se concluye que podamos ahorrarnos el “doloroso camino de la transferencia”, como decía Freud, o imaginar un cortocircuito que no pase por el inconsciente transferencial o la instalación del sujeto supuesto saber. Lacan mismo lo dice con todas las letras en la conferencia que recién recordaba: el goce opaco del síntoma sólo puede ser localizado a través del sentido llegando a su límite mismo y, para ello, además, no hay otra vía que “hacerse incauto del padre”.

 

Blog de la Sección: Con respecto a lo político, el cierre del Congreso nos sorprendió, no solo por la modalidad: la intervención de J.-A. Miller a la manera de introducción seguida de las ponencias de Miquel Bassols y Guy Briole, sino también porque esperábamos una vez más de él “la” brújula con un nuevo tema o concepto a trabajar para el próximo congreso, pero no sucedió así. Parecía que la propuesta se inclinaba a retomar el inconsciente… Pero cuando concluye queda resonando “sustancia gozante”, tema retomado por Bassols y Briole, en par con “acto analítico” por un lado y, por otro, el inconsciente lógico en par con la interpretación. Quedo abierto, para continuar…

Es muy pronto todavía, pero ¿cree que este hecho en el cierre podrá valer como acontecimiento en tanto “acto político”? ¿Cuál es su impresión al respecto?

Leonardo Gorostiza: Como decía Lacan, quien formula una pregunta es porque ya tiene una respuesta. Me parece que su pregunta es ya una interpretación posible. Pero claro, un acto siempre es finalmente transindividual, es decir que será el Otro quien decidirá si eso fue efectivamente un acto. Por ahora, siguiendo su inspiración, diría que hace bastante tiempo que Jacques-Alain Miller viene planteando la necesidad de poner en forma dispositivos que favorezcan el intercambio entre varios y no solo la suposición de saber a uno. Hace ya varios años  la introducción del dispositivo de las conversaciones en el ámbito del Campo Freudiano apuntó a ello. Miller mismo indicaba en aquél momento que a diferencia de una conferencia donde hay suposición de saber a uno, el que habla, en la conversación se produce una des-suposición del saber de uno y dicha suposición se instaura con respecto a la conversación misma. Tal es así que una conversación se caracteriza por carecer de punto de capitón, es decir, de la intervención que cerraría el sentido de todo lo conversado hasta el momento final. Dicho de otro modo, la conversación indica que siempre queda la posibilidad de que otro tome la palabra, y eso queda en suspenso, hasta la próxima vez. En este sentido, creo que el cierre del último Congreso tuvo algo de eso. Es tal vez por ello que muchos quedamos en suspenso, esperando ese punto de capitón que introdujera y nos orientara hacia ese más allá, que sería el próximo Congreso de Barcelona. En vez de eso, quedaron puntos suspensivos… No está mal si pensamos que el punto de capitón depende del padre, y hacerse incauto del padre, como recordaba antes, no implica creer en él.

 

Nota:

Preguntas de Cristina Coronel a Leonardo Gorostiza para el Blog de la Sección La Plata de la EOL.