XXV JORNADAS ANUALES DE LA EOL: HIPERCONECTADOS. LOS PSICOANALISTAS FRENTE A LOS LAZOS VIRTUALES— Buenos Aires, 29 y 30 de octubre de 2016
por Belén Zubillaga
“El objeto psicoanalista es asombrosamente versátil, disponible, multifuncional…”. J.-A. Miller (1)
Cuando comencé a indagar la práctica analítica o, mejor dicho, mi práctica a la luz del tema propuesto para estas jornadas, pensé que volver a Freud sería lo más conveniente.
¿Por qué para pensar lo ultimísimo remontarnos tanto? Porque la hiperconexión puede hipnotizar. De la hiperconexión entonces a la hipnosis. Veremos cómo.
El uso de los gadgets se ha impuesto en nuestras vidas y goces. No podía entonces, quedar fuera de nuestra práctica. Los analizantes vienen con celulares iluminándoles el rostro, suenan, vibran hasta quedan en el diván. Acompañan los cuerpos, son parte de él. Piden su cita por audio o whatsapp.
Aparece de inmediato la pregunta: ¿qué uso darles? ¿Se trata en vez de rivalizar, de disputar ese lugar? Hacer uso de las redes ¿nos vuelve menos analíticos?
Para esclarecer estos y otros dilemas propios y prestados, creí que tanto el concepto de abstinencia como el de neutralidad analítica debían ser revisados de la mano de lo “cotraindicado” al análisis.
Dice Miller: “Si el psicoanalista sabe ser objeto (…) no tener prejuicios en cuanto al buen uso que se puede hacer de él, ve el registro de las contraindicaciones reducirse asombrosamente. (…) es necesario para esto que él haya cultivado su docilidad hasta saber tomar para cualquier sujeto el lugar desde el cual poder actuar. ¡Y de qué modo!”. (2)
No se trata de hacer una técnica, sí pensar que no responder a eso que se nos dirige por fuera de la escena analítica, puede no solo interrumpir un análisis sino impedir que se inicie. Freud aludiendo al estado de abstinencia en el que debe desarrollarse la cura dice: “no me refiero a la privación de todo cuanto se apetece pues quizás ningún enfermo lo toleraría” (3). También aclaró que “es preciso consentirle algo, pero no demasiado” (4). Lo que nos obliga a recordar ¿de qué privar, de qué abstenernos?
Acerca de la vacilación calculada de la neutralidad analítica, Lacan menciona “cómo debe preservar el analista para el otro la dimensión imaginaria de su no dominio, de su necesaria imperfección” (5). Es decir, no pasa por el silencio que muchas veces responde más a la rigidez del analista que al cálculo de la interpretación.
Apostamos a que la hiper o hipoconexión virtual de lugar a la conexión con el inconsciente, vía la transferencia. Sin quedar hipnotizados, ni hipnotizar con su uso imprudente y sugestivo.
Por último, una pregunta que tomo de Miller: “¿dónde está la ética del analista? ¿hay que ubicarla en su oportunismo? Y los psicoanalistas han sido oportunistas; han tomado los lugares que se le abrían ¿la ética del analista está en este oportunismo o en un purismo que es hoy anticuado o que solo conserva su lugar en el registro de la formación del analista?”. (6)
Ser oportunistas de lo virtual, las redes y sus gadgets, es tal vez el modo actual de estar a la altura de la época, sin dejar de ser por ello intransigentemente analíticos. (7)
Notas:
(1) Miller, J.-A.: “Las contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico”, en El Caldero de la Escuela N° 69, Buenos Aires, 1999, pág.10.
(2) Ibid. (1)
(3) Freud, S: “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”, Obras Completas Tomo XII, Amorrortu, Buenos Aires, 1996, pág.168.
(4) Freud, S.: “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica, Obras Completas Tomo XVII, Amorrortu, Buenos Aires, 1994, pág. 158.
(5) Lacan, J: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”, en Escritos 2., Paidós, Buenos Aires, 1985, pág. 804.
(6) Ibíd. (2)
(7) Miller, J.-A.: “La doctrina secreta de Lacan sobre la Escuela”, El Caldero de la Escuela Nº 24, 2015, Grama, Buenos Aires, pág. 4.