SEGUNDA NOCHE PREPARATORIA HACIA LAS V JORNADAS ANUALES DE LA EOL SECCIÓN LA PLATA: CUERPOS Y DISCURSOS –EOL Sección La Plata, 12 de septiembre de 2018
José María Damiano
“En él (en este libro) hacemos énfasis en la urgencia de redefinir las relaciones que existen entre el ´sujeto´ y el ´cuerpo´, atrapados ambos en discursos invasivos sobre la necesidad de ´escuchar´ el propio cuerpo. Somos bombardeados por lecciones de sabiduría ‘bio’, las únicas que podrían salvarnos de las desgracias de nuestro tiempo y guiarnos hacia un Edén armónico”. (1)
Quisiera ver si puedo progresar en plantear una mejor articulación entre cuerpo y discurso, es decir en la consideración ¿de qué modo el discurso atrapa él o los cuerpos? O inclusive, y también, ¿de qué modo los discursos permiten el armado de un cuerpo? Planteo cuatro puntos que pretenden ser pasos en esa articulación.
Suplencia
Comenzaré por situar y recordar que los discursos en Lacan se ubican como suplencias de la relación sexual que no existe, y destaco en este enunciado su interés clínico. Es decir, que para cada parlêtre el o los discursos en los que se inscribe, son respuesta a esa rajadura. Metáfora de nada, nada los sustituye. Si no consigue inscribirse en ninguno, eso tiene sus consecuencias en los desarreglos de goce que se producen en el cuerpo (psicosis en general, esquizofrenia, autismo, etc.).
Cuerpo
Podríamos decir, siguiendo la fórmula general de pasaje a la última enseñanza de Lacan –aquella que dice que “el Otro es el cuerpo” (2)– que pasamos de “No hay discurso que no sea del goce” (3) a “los cuerpos atrapados por el discurso” (4). El argumento de las jornadas, cita la fórmula del Seminario 19: “el soporte (del discurso) es el cuerpo” (5). Para destacar esta novedad, en su conferencia de 2017 “Cuerpo: goces y ficciones” (6), J.C. Indart propone hacer de ese cuerpo-soporte, un quinto lugar en la estructura discursiva.
Lógicamente primero el cuerpo es fuera de discurso y al confrontar con el mismo es atrapado, capturado. En ese atrapamiento, el discurso le impone un armado y una organización al goce. Pero no todo el cuerpo es atrapado por el discurso, hay un punto de fracaso de la operación discursiva.
Sobredeterminación
La teoría de los discursos en Lacan corresponde al orden de lo que en el lenguaje oral es escrito. Debemos destacar ahora qué se escribe en el cuerpo. Ese escrito constituye un duro orden de determinismo más allá de las palabras, de los enunciados, es incluso “sin palabras” (7); un determinismo de lugares fijos y relaciones. Los discursos “preinterpretan” (8) lo que se dice, y de ese modo se produce un malentendido estructural entre quienes están en discursos diferentes. De esta manera con los discursos pasamos de una consideración general del determinismo a nivel del lenguaje, a cuatro (o cinco) estructuras de determinismo diferente.
Individual–social
Durante muchos años hemos utilizado esta sólida construcción de Lacan de los cuatro discursos para tratar de leer e interpretar qué estaba ocurriendo en nuestra civilización; qué discurso predominaba en la época, qué sujetos y qué síntomas producen los nuevos discursos. La decadencia del discurso del amo, el relevo que toma el discurso universitario, el auge del discurso capitalista, el discurso hipermoderno nos llevó en el Congreso de la AMP –del año 2012– a una elaboración de lo que se llamó “el orden simbólico del siglo XXI”.
Pero al considerar que cuerpo/s arma cada discurso, pasamos moebianamente de la perspectiva de la civilización a lo “individual”, y es que desde que Freud escribió “Psicología de las Masas…”, lo individual y lo social son lo mismo. En esta consideración del cuerpo discursivo: ¿qué es lo que del discurso se inscribe en el cuerpo?, ¿cuál es el modo en que el discurso atrapa el cuerpo? El discurso atrapa los cuerpos, no por sus enunciados, no por sus dichos más o menos repetitivos, más o menos polémicos, más o menos rimbombantes, sino porque son los cuatro lugares del discurso los que se inscriben en el cuerpo –es decir: agente, Otro, producto y verdad– cada uno de ellos articulan significante y goce.
No es poco lo que ofrece la solución discursiva, hay que sopesarlo. Al inscribirse el cuerpo en un discurso, el lugar del agente otorga un semblante, es decir el armado de un cuerpo imaginario/simbólico que, al decir de Lacan, “se autoriza en un goce” (9). En el lugar del Otro una articulación con el goce (si el cuerpo del sujeto se inscribe como esclavo podrá entonces gozar de su saber hacer), de la misma manera que ese cuerpo se verá de diversas maneras afectado por el producto “plus de goce”, y tendrá una relación con la verdad no-toda que viene hermanada del goce.
Digresión necesaria
Detrás de los cada vez más diversos discursos que circulan en nuestra época, desde el psicoanálisis debemos poder leer de qué estructura discursiva se trata (amo, universitario, histérico, analítico, capitalista) porque es solo así como consigue atrapar o no los cuerpos.
Entre esos discursos, por importantes razones, hemos destacado desde hace algunos años el de la biopolítica: “El poder del discurso tecnocientífico y de los objetos que produce apunta a un reglaje de los goces mediante la escopia de los cuerpos”. (10)
El saber científico vinculado a la economía y a las políticas de salud de la población comanda con su “hacer vivir” la alimentación, la vida aeróbica y los goces en general de cada uno de nuestros cuerpos, y hemos discutido –hace ya algunos años– cómo se encamina hacia una forma de racismo global. ¿Nuestra práctica podría ser su reverso?
Tener un cuerpo
Los problemas clínicos actuales y la última enseñanza de Lacan nos han llevado a detenernos en considerar decisivo de qué manera cada parlêtre puede tener un cuerpo; en el planteo de nuestro tema consideramos que los discursos al atrapar los cuerpos permiten un armado del mismo. ¿Cuáles son las posibilidades y los límites de esta solución discursiva? Luego ¿en qué esta solución es insuficiente? ¿Por qué Lacan consideró necesario pensar otra cosa?
Notas:
(1) Laurent, E.: “Introducción: Entre vacío e imágenes”, en El reverso de la biopolítica, Grama, Buenos Aires, 2016, pág. 13.
(2) Lacan, J.: “Seminario 14: La lógica del fantasma”, clase del 10 de mayo de 1967, inédito.
(3) Lacan, J.: El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2002, pág. 83.
(4) Lacan, J.: El Seminario, libro 19, …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 217.
(5) Ibid., pág. 220.
(6) Indart. J.C.: Ponencia, Blog n°10 de la EOL Sección La Plata, https://blog.eol-laplata.org/index.php/ponencia/#more-4482
(7) Óp. Cit. n° 3, pág. 10.
(8) Óp. Cit. n° 3, pág. 9
(9) Óp. Cit. n° 4, pág. 222.
(10) Óp. Cit. n° 1.