EL FIN DE ANÁLISIS Y LA SALIDA DE LA TRAGEDIA. XI Jornadas EOL SLP
Paula Vallejo
El título de esta mesa nos puso a trabajar sobre la juntura entre la salida de la tragedia y el final de un análisis. Lo primero que quiero subrayar es que nuestra orientación propone que de la tragedia es posible salir y que en un fin de análisis hay que poder constatar cómo se pasó del culto al ideal trágico hacia una posición más amigada con lo real.
Me remito, al respecto, al epígrafe de Miller que inaugura el Argumento de estas XI Jornadas de la EOL Sección La Plata tituladas “Lo trágico bajo sospecha”. Dice así: “La comedia llega más lejos que la tragedia, habría que tratar de no olvidarlo. En una palabra: con lo peor (du pire) producir risa (du rire) y no padre (du pere)”. (1)
Encontramos en el Argumento que es con la referencia a Edipo Rey como prototipo del héroe trágico, que Freud “anuda tempranamente destino, tragedia y psiquismo en la normatividad de la vida psíquica, fatalidad que anticipa la noción misma de inconsciente”. (2) Es con el mito trágico de Edipo como clave de lectura de los signos del malestar de su época, que Freud inventó el inconsciente y su determinismo como un saber no sabido que rige la vida del sujeto.
Cuando en El Seminario La Ética del Psicoanálisis, Lacan se aboca a articular la experiencia analítica en la perspectiva de la ética del psicoanálisis, entendida ésta como “la relación de la acción con el deseo que la habita”, (3) señala que las acciones y los valores se inscriben en la dimensión trágica, pero -agrega- también lo hacen en la dimensión cómica, donde “se trata de la relación de la acción con el deseo y de su fracaso fundamental en alcanzarlo”. (4) Podemos afirmar -como señala Lacan- que “la dimensión cómica está creada por la presencia en su centro de un significante oculto, […] el falo” y que lo que nos hace reír “no es tanto el triunfo de la vida como su escape […] de la instancia del significante”. (5) Vemos que Lacan está situando aquí lo trágico del lado del significante, pero al mismo tiempo, nos permite inferir que la vida huye de lo trágico, gracias al significante… de la vida. Lo cual pone el foco en este significante paradójico del falo que posee una cualidad diferente al resto, y que será el antecedente del lugar que va a tomar en la formalización del fantasma el matema del objeto a, como resto de goce, resto de vida.
Así, en El Seminario 7, donde presenta su famoso aforismo “no ceder en su deseo” (6) como orientación de la ética analítica, contraria a lo que llama “la moral de amo”, encontramos una idea de Lacan del analizante como héroe trágico, que encarnaría “un ser desgarrado entre exigencias contradictorias” (7) y “obligado a hacer una elección decisiva que se adentra en una zona fronteriza, opaca para él…”. (8) Hace falta coraje para ello y el héroe trágico representa al que es capaz de sostener ese acto. Pero lo que se puede leer entre líneas más allá de la trama trágica, es lo que Lacan subraya también cuando dice que “en cada uno de nosotros existe la vía trazada para un héroe y justamente la realiza como hombre común”. (9) Esta figura del hombre común introduce, no sólo la tentación del servicio de los bienes sino también esa acción en relación al deseo y su fracaso en alcanzarlo. Podemos decir, entonces, que el análisis se juega en esa tensión entre el héroe y el hombre común, dos polos que hacen a lo tragicómico de la experiencia humana del deseo. En este pasaje del héroe trágico al hombre común podemos leer el pasaje en el análisis de la tragedia a la comedia, donde “la introducción de lo humano surge como un descanso de esa exigencia trágica que todo fantasma acarrea y resulta una buena orientación para soportar el real que nos atraviesa”. (10)
Tomando la invitación recibida, intentaré ahora articular el tema de nuestras jornadas con tres de los varios puntos presentados por el cartel del pase H11 en la Noche de Escuela del 6 de agosto pasado.
1. La apuesta
De la mencionada Noche extraigo como enseñanza precisamente una perspectiva de desidealización, tanto del fin del análisis como del pase mismo. En este sentido, destaco la dimensión de apuesta que está en juego en ambos dispositivos. El término “apuesta” no solo alude al riesgo que hay que tomar, sino también hace resonar el argumento lógico de la apuesta de Pascal, al que Lacan recurre en su Seminario De un Otro al otro, (11) para -como señala E. Laurent- “dar una idea de lo que es vivir la pulsión no según el modelo de la repetición, sino como un lanzamiento de dados […], (que muestra) cómo el final del análisis permite tener acceso no a una totalidad, sino al azar”. (12)
En la apuesta analítica, lo que se pone en juego es la pérdida misma del objeto y eso es lo que hace posible la partida. De esa apuesta no hay modelo ni aprendizaje. Se trata para el cartel de verificar cómo, a partir de haberse encontrado con el agujero en el Otro, cada pasante se las arregló con lo que restó para él de irreductible al final, lo que no cambia ni cambiará y con lo cual tendrá que vivir.
2. El acontecimiento de pase
Varios de los miembros del cartel subrayaron la dimensión pragmática del fin del análisis. “Se llega hasta donde se puede llegar”, no todas las salidas de análisis obtienen una nominación, lo cual no quiere decir que no sean salidas válidas, sobre todo para cada uno de los pasantes. Es necesario distinguir lo que un análisis pudo ofrecerle a cada analizante como solución a su impasse subjetivo, de lo que un testimonio puede ofrecerle a la comunidad analítica, como verificación de un recorrido y demostración de una salida de la transferencia. Recordemos que la idea de Lacan era que el pase pudiera “apreciar por qué alguien toma ese riesgo loco” (13) de querer convertirse en analista.
El cartel transmitió que la separación de una identificación a un significante amo no es lo mismo que la extracción del objeto y su vinculación con la separación del analista. Ambas producen mutaciones subjetivas, pero no del mismo tenor. La apuesta que orienta al cartel apunta a cernir si el pasante se ha topado o no con el borde de lo imposible de decir que supone el encuentro con S(A/) y qué ha hecho con eso. ¿Ha vuelto a recurrir al inconsciente para relanzar la significación y rellenar con sentido, por más nuevo que sea, el agujero del Otro? ¿O ha podido consentir a la inconsistencia del saber, a la inexistencia del Otro y dar lugar a la soledad de la relación con el goce?
J.-A. Miller, en su artículo “Ocho puntualizaciones sobre la crisis del pase”, subrayó que “la nominación debe girar en torno a un acontecimiento acaecido en la experiencia analítica”. (14) Entiendo que esta indicación se refiere a ese momento de encuentro con S(A/), y que lo que llamamos acontecimiento de pase supone para el pasante haber podido captar, aunque sea fugazmente, su real singular sin el velo del fantasma, es decir, haber llegado a aislar el trazo de lalengua que contingentemente hizo marca y a partir del cual construyó su neurosis. Ese acontecimiento en torno del cual se juega el pasaje de analizante a analista puede ocurrir en el análisis, puede ocurrir en el dispositivo mismo del pase, o puede no ocurrir. Pero cuando es posible ubicarlo hace pasar un real que le da a la hystorización un peso, más allá de la ficción verdadera que constituye toda elucubración de saber, y resulta convincente para una nominación.
El acontecimiento de pase tiene entonces, por fuerza, que provenir de esa zona de falla, de fracaso, que se impone para un analizante cuando ha llegado al borde de su relación con el sentido fantasmático y ya no lee su vida desde ahí. Frecuentemente decimos que el análisis va vaciando el sentido hasta secar la respuesta del inconsciente transferencial. Y hace falta un encuentro contingente para constatar que ya no se responde del mismo modo, que se ha operado una mutación subjetiva tal que ya no se recurre al sentido para resolver el goce. Pero esta posibilidad no es estructural sino electiva, y aún restará demostrarla. Allí -como subrayó Florencia Dassen- “es posible apreciar el borde sensible entre el saber y el horror de saber del que dan cuenta los testimonios de pase”. (15)
3. El apego como impasse transferencial
Algo que el cartel ubicó, a mi entender, como el problema fundamental de quienes se presentan al dispositivo es la dificultad de la separación transferencial, que implica para el pasante no solamente haber podido -como señala Miller- tomar otra posición respecto del objeto que oculta su fantasma y orientarse por ello, (16) con la consecuente caída del Otro como lugar del sujeto supuesto saber, sino también, tal como se extrae de los informes de los carteles, obtener el desenlace del apego transferencial, del lazo libidinal, pulsional, que une al analizante con el analista, es decir, atravesar el duelo por el objeto analista. Lo que el cartel constata en ocasiones es que el pasante sitúa al cartel como parte de su programa de goce, transformándolo en relevo del objeto analista, es decir, desplazando sobre el cartel el lazo libidinal con el objeto, que no ha terminado de extraerse y sigue estando en posesión del Otro. Este desplazamiento libidinal del analista al cartel se apoya en lo no sabido sobre el lugar que el propio analista ocupa en el programa de goce del analizante, y no puede ser asimilado al acto de desprendimiento, el cual supone la apertura a la transferencia de trabajo con la Escuela.
Considero que el apego transferencial es el último reducto del sentido trágico de la existencia, porque se nutre del rechazo a la pérdida que supone un duelo. Este aferramiento final al objeto analista de alguna manera insiste en seguir instituyendo al Otro, aún cuando se haya constatado su caída como sujeto supuesto saber. Esto quiere decir que las condiciones pueden estar, pero lo que cuenta es el acto de desprendimiento, que siempre es del analizante. Y el cartel tiene que verificar esto para poder considerar la posibilidad de nominación.
Hoy en día hemos llevado los análisis más allá de este punto, y por ende debemos preguntarnos qué agrega el pase del sinthome respecto de aquello sobre lo que Lacan quería que los AE testimoniaran. Lo que pude pensar al respecto, a partir de la invitación de estas Jornadas, es que no hay mejor modo de verificar que se ha pasado de la tragedia a la comedia, que poder constatar cómo un pasante ha hecho pasar a la realidad de su vida cierta posición de irreverencia con el Ideal, que le permite hacer un uso pragmático de la solución no-toda sostenida a partir de su síntoma. Es a esto que llamamos sinthome. Eso que, una vez desprovisto del componente fantasmático que lo acompañaba desde siempre, liberado del sentimiento trágico de la vida, perdura, como una cicatriz de lo real, que nos hace reír.
Pregunta de Sonia Insaurralde a Paula Vallejo
En la noche de las enseñanzas del cartel del pase, Fabián Naparstek resalta la intervención de Lacan en el cierre del congreso de la EFP sobre la trasmisión en el año 1978, donde allí se pregunta por el pase y la cura, planteando cómo es posible que por la vía del significante hay pacientes que se curan.
Pensando el pase como dispositivo para transmitir a la comunidad analítica los puntos cruciales de un análisis y qué opera en el pasaje de analizante a analista, Fabián allí establece una diferencia entre salidas terapéuticas y soluciones sintomáticas. Respecto a este último punto y, sin idealizar el pase ya que como menciona Fabián, en el mejor de los casos se llega hasta donde se puede llegar, ¿qué pensás de cómo se puede advertir ésa diferencia en un final de análisis o un testimonio de pase, si es que es posible dar cuenta de qué orden es esa conclusión?
Respuesta de Paula Vallejo:
Te agradezco mucho la pregunta Sonia, porque es también una pregunta mía poder diferenciar entre una salida terapéutica y una solución sinthomática (con th). Y, sobre todo, intentar responderme por qué aun habiendo una solución sinthomática reconocida por el cartel, no siempre se produce una nominación.
Mi idea, que podemos conversar con la mesa, es que, en todas las salidas, sinthomáticas o no, es posible constatar un alivio terapéutico, algo que muchas veces empuja al analizante a concluir. Pero creo que una solución sinthomática supone algo más que un alivio; una solución sinthomática conlleva el hallazgo de algo nuevo, algo que no estaba en las condiciones de partida del análisis y que cambia las coordenadas de satisfacción de un sujeto. Y si estaba, es recién a partir del nuevo uso que el analizante pudo hacer de eso que estaba ahí, que puede adquirir el estatuto de solución. Es decir que algo se agrega, necesariamente, que le permite a ese analizante un nuevo anudamiento y, por tanto, un nuevo modo de vivir la pulsión.
Puede ocurrir que el cartel constate que el efecto de alivio o incluso de felicidad obtenido por el pasante sea algo que pese más que seguir tirando del hilo del análisis. Hay que ver en cada caso, por supuesto, para decidir si es conveniente conmoverlo o no.
Un ejemplo que da Fabián Naparstek en el informe del cartel H5, plantea otro caso de salida terapéutica. Fabián menciona allí que “un testimonio le enseñó cómo en determinados puntos de sinsentido el análisis puede detenerse con sus efectos terapéuticos bien precisos y logrados”. (17) Esto iría en consonancia con lo que él mismo señaló en la noche pasada respecto de que para cada uno “se llega hasta donde se puede llegar”. (18) Como se ve, no hay una regla general para todos los casos; siempre es la singularidad la que decide sobre este punto.
En la pasada noche de enseñanzas del cartel del pase, hubo varias preguntas que tomaron la cuestión de por qué si el cartel había podido reconocer que el pasante había arribado a una solución sinthomática, aún así, esto no producía inmediatamente una nominación. Lo que pude extraer de lo que se conversó esa noche se inscribe en relación a la máxima singularidad en juego. El cartel es un jurado, pero está agujereado, un Otro agujereado que se ofrece a alojar lo inédito y que no juzga de manera protocolizada. Es esencial que lo que se pasa al cartel le genere una convicción y ésta no sólo se obtiene por el recurso a la lógica sino por el efecto de afecto transmitido, la enunciación que alcanza el bien decir del pasante.
Para ilustrar esto que digo pienso en el chiste. Cuando no hace reír y hay que explicarlo es porque falló el tiro. En psicoanálisis, este efecto no es un detalle, es esencial. Sucede cuando una interpretación toca el cuerpo, cuando una contingencia pone en escena algo hasta ahí rechazado, cuando algo resuena, aunque no se entienda su significación.
Si el analizante logra pasar, a través de los pasadores, cómo con su solución alcanzó una nueva relación con la repetición, nueva en el sentido de que sabe que hay una imposibilidad, entonces podrá hacer pasar una satisfacción al cartel que surge precisamente de cernir lo que no puede decirse, a la manera del Witz. Cuando eso sucede, según lo testimonian los carteles, convence. Y entonces, después será tarea del cartel encontrar los argumentos para transmitir eso que pasó y eso que no. Y finalmente, será tarea del AE armar una versión de su pase para transmitir a la comunidad cómo, con una hystoria ligada al sentido y a lo verdadero, puede hacer pasar al mismo tiempo un real.
Notas
(1) Miller, J.-A.: “Algunas observaciones sobre el atravesamiento de la transferencia” en Cómo terminan los análisis. Paradojas del pase, Grama, Buenos Aires, 2022, p. 145.
(2) Argumento XI Jornadas Anuales de la EOL-Sección La Plata “Lo trágico bajo sospecha”, en: https://eol-laplata.org/jornadas-y-eventos/jornadas-anuales/xi-jornadas-anuales-de-la-eol-seccion-la-plata/tdrama/tdrama-2/
(3) Lacan, J.: El Seminario, Libro 7, La Ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 373.
(4) Ibíd.
(5) Ibíd.
(6) Ibíd., p.382.
(7) Óp. Cit. (2).
(8) Ibíd.
(9) Óp. Cit. (3), pág. 380.
(10) Argumento XXVII Jornadas anuales de la EOL -Sección Córdoba, “El humor en la experiencia analítica”, 2018, en: https://web.facebook.com/eol.seccioncordoba/posts/argumentoel-humor-en-la-experiencia-anal%C3%ADticavivimos-en-un-tiempo-signado-por-lo/774289399441883/?_rdc=1&_rdr
(11) Lacan, J.: “De la apuesta de Pascal” (capítulos VII al XI), en EL Seminario, Libro 16, De un Otro al otro, Paidós, Buenos Aires, 2011.
(12) Laurent, E.: “El uso fecundo de la lógica”, en El objeto a en la experiencia analítica. Lecturas de un Otro al otro, COL, Grama, Buenos Aires, 2022, p. 131.
(13) Lacan, J.: “Sobre el pase”, en Ornicar? 1, España, 1981, p. 35.
(14) Miller, J.-A.: “Ocho puntualizaciones sobre la crisis del pase”, Revista Lacaniana 32, Grama, Buenos Aires, diciembre 2022, p. 95.
(15) Dassen, F.: “Noche de Enseñanzas del cartel del pase”, 6 de agosto de 2024. Inédito.
(16) Óp. Cit. (1), p. 143.
(17) Naparstek, F.: “El ombligo del análisis”, en Revista Lacaniana N° 11, Grama, Buenos Aires, octubre 2011, p. 153.
(18) Naparstek, F.: “Noche de Enseñanzas del cartel del pase H11”, 6 de agosto de 2024, inédito.