DUPLAS DE INVESTIGACIÓN. Segunda Noche Preparatoria rumbo a X Jornadas Anuales EOL Sección La Plata. 23 de agosto de 2023
Valeria Gabrielloni *
A partir del argumento de las X Jornadas (1) y la presentación de la Primera Noche Preparatoria integrada por la Comisión Científica, compartimos hoy, en esta Segunda Noche Preparatoria, una introducción de algunas articulaciones que estamos trabajando en torno al tema de la dupla: Delirio y Saber.
El título de las X Jornadas “Delirios de la vida cotidiana”, nos llevó a preguntarnos sobre la psicopatología de la vida cotidiana introducida por Freud y la articulación posible con la “clínica universal del delirio.”
¿Los delirios de la vida cotidiana se desprenden de la clínica generalizada del delirio? ¿La psicopatología de la vida cotidiana se puede sustituir por el delirio de la vida cotidiana? ¿A que llamamos delirios o locuras de la vida cotidiana?
El punto de orientación, del que partimos es una cita de E. Laurent: “La extensión del uso de «delirio» en el lugar donde Freud hablaba de psicopatología como el armazón de la vida cotidiana, es una ampliación, es verdad, autorizada por el dicho de Lacan de su última enseñanza: «todo el mundo está (es) loco, es decir delirante»”. (2)
Esta lectura, incluye “leer el síntoma a partir del todos deliran”, (3) por lo tanto, los delirios de la vida cotidiana y las locuras ordinarias están en la misma categoría en tanto universal.
El delirio está inmerso en la vida cotidiana, lo escuchamos frecuentemente. También llegan sujetos a la consulta a hablar de sus delirios, y es justamente “la locura propia de cada uno” (4) que permite el modo de vivir a cada quien.
Clínica universal del delirio y saber
La clínica universal del delirio toma como punto central que “todos nuestros discursos sólo son defensa contra lo real”, (5) y, por otro lado, permite distinguir que, más allá de las estructuras y no sin ellas, cada uno en su mundo se las tiene que arreglar con el síntoma. El delirio es la elucubración de saber, es universal y el síntoma es “algo irreductible”.
Otra cita de Miller en “Ironía” dice: “El secreto de la clínica universal del delirio es que la referencia está siempre vacía”, (6) esto significa que el efecto del delirio es solo por el hecho de ser hablante y hablar se vuelve una ficción a partir de que se habla de lo que no existe, esa referencia vacía se articula al significante. El delirio, otorga sentido donde no lo hay.
Si tomamos la referencia de Freud, en el texto “La pérdida de realidad en la neurosis y en la psicosis”, (7) él diferencia cómo la pérdida de la realidad es sustituida por alguna elucubración de saber. En la psicosis la realidad está perdida y la neurosis la evita.
Sin embargo, en ambas estructuras, se tiende a reparar una realidad indeseada por el mundo de fantasías del cual se recoge el material para la construcción de la realidad. El delirio en la psicosis y el fantasma en la neurosis, cumplen la función de sustitución, son respuestas ante la realidad inasimilable o bien modos de inventar una realidad nueva.
Cada elucubración es distinta, tanto el delirio, el fantasma, y también los sueños, tienen en común, que en algún punto producen un sentido articulado, es decir un saber. Elaboraciones delirantes, que se producen a partir del enlace de un significante con otro.
La fórmula del delirio, S1-S2, da cuenta cómo el significante del saber, S2, viene a dar sentido a un S1 que no lo tiene, constituyendo una construcción delirante. Es una invención de saber, en tanto el delirio comienza con el saber (S2) y consecuentemente tiene un efecto de significación. En esta acepción el saber tiene estatuto de delirio, así lo dice Miller: “todo delirio es un saber y todo saber es un delirio”. (8)
Comparto una viñeta, con la cual estuvimos trabajando en la dupla, para interrogarnos cómo un sujeto que consulta se las arregla hasta ese momento, ¿de qué se defiende? y ¿cuáles son sus delirios?
Viñeta
J (25 años), es estudiante universitario y el primer día de la consulta llega acompañado por su padre. Después de una confusa presentación, donde no hay diferenciación entre ellos, el padre insiste que necesita decir algo y el hijo da su consentimiento a que entre al consultorio junto a él, para poder explicar mejor lo que está pasando.
Accedo y entran los dos. El padre comienza a hablar sin parar, el hijo se mantiene en silencio. Le pido que sea puntual y manifiesta su preocupación por su hijo. Le doy una entrevista para otro día despidiéndolo.
J. tiene un discurso muy acotado, sólo habla cuando pregunto. Relata que llega a la ciudad para estudiar una carrera donde le va bien porque “sabe lo que tiene que hacer y decir para aprobar”, esto le permite avanzar para recibirse. Sin embargo, no puede soportar su vida diaria y eso le hace pensar que tomó una mala decisión sin poder volver atrás porque no quiere decepcionar a su padre. Pasa mucho tiempo solo y aparece el sin sentido enlazado a ideas delirantes, que marcan un desorden estructural.
Sitúa su malestar a partir de comenzar la facultad, su preocupación es la responsabilidad y su problema, dice “es crecer”. Muchas veces piensa la idea de volver a su ciudad para “ser un niño normal”, pero no puede, su padre le dijo que “tiene que terminar la carrera”.
El modo de “aliviarse” frente a esa realidad difícil de soportar, es paradójicamente con su padre. Durante su presencia la compañía es literal, de esta manera puede reducir sus miedos. Cuando el padre se va, contabiliza los días de espera, y “están programados para hablar por video llamadas”. Al mismo tiempo, la convivencia con su padre, se le vuelve un obstáculo para llevar adelante su planificación y establece reglas de convivencia que marcan una distancia.
J. construye un esquema rígido de rutinas para su vida: entrena todos los días al mismo horario, realiza una regulación en su alimentación para sostener el índice de masa corporal correspondiente, estudia determinadas horas por día y cursa. Todo tiene que funcionar tal cual se lo programa, para mantener una “medida justa y necesaria”. Además, “debe cumplirla, porque si no puede ser peor para el futuro”. Esto es una creencia de tener control sobre lo que pueda pasar, y le permite sentirse “en ventaja” y tranquilo. Es el modo de evitar cualquier contingencia cotidiana.
Aquello que produce una disrupción en su vida diaria, lo perturba de tal manera que no puede rearmar inmediatamente sus rutinas.
Otras veces, arma con mucho esfuerzo respuestas concretas, pero no le alcanzan para sentirse estable en su vida diaria. Son mecanismos donde intenta regular e impedir las contingencias e inclusive los lazos sociales son únicamente dentro del marco de la facultad y puntualmente sobre temas de contenido sobre la carrera.
Todo aquello que produce una ruptura con sus rutinas establecidas lo dejan en principio sin respuesta, en estado de perplejidad, momento de espera de sentido.
Pero también se puede delimitar que para subjetivar ese encuentro con lo real que irrumpe, se arma una programación estricta para el armazón de su vida que le dan una estabilidad y lo sostienen.
Esta viñeta, intenta delimitar, a partir de la lectura sobre “la extensión del uso del delirio” en la clínica y, sin perder de vista la estructura del sujeto, ¿a qué llamamos delirios de la vida cotidiana?
*Integrante de la Dupla de trabajo: Delirio y saber
Responsables: Stella López-Lorena Parra
Participantes: Mariel Sueyro, Belén Zubillaga, Belén Rodríguez, Ivonne Centraco y Valeria Gabrielloni.
Notas
(1) Altschuler Josefina, Justo Alberto, Kuperwajs Irene: Argumento y ejes de las X Jornadas Anuales de la EOL Sección de La Plata, Daimon 2 Boletín: “Delirios de la vida cotidiana” https://eol-laplata.org/jornadas-y-eventos/jornadas-anuales/x-jornadas-anuales-de-la-eol-seccion-la-plata/daimon/daimon-2/
(2) Laurent, E.: “El delirio de un inconsciente sin el síntoma”, El sentimiento delirante de la vida, Colección Diva, C.A.B.A, 2011, pág. 51.
(3) Ibíd, pág. 54.
(4) Brodsky, G.: La locura nuestra de cada día, Editorial Pomaire, Venezuela, 2012, pág. 44.
(5) Miller, J.-A.:“Ironía”, Revista digital Consecuencias, número 7, https://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/007/template.php?file=arts/alcances/Ironia.html
(6) Op. cit. (1)
(7) Freud, S.: “La pérdida de realidad en la neurosis yen la psicosis”, Obras completas, Tomo XIX, Amorrortu, Buenos Aires, 1992.
(8) Miller, J.-A.: “La invención del delirio”, Conferencia de Jacques Alain Miller, El saber delirante, Paidós, Buenos Aires, 2005.