La risa de hielo

TRAGEDIA Y COMEDIA EN EL RECORRIDO DE UN ANÁLISIS. “La medusa del witz” Tercera Noche de Directorio. 16 de octubre.

Agustín Barandiarán

Se ha trabajado a lo largo de nuestras noches el paso de lo trágico a lo cómico sin reducir este binomio a una simple oposición. Se trata más bien de un pasaje de sentido a otro sentido, incluso al sinsentido. Pasaje de lo que hace drama a lo que hace reír efecto del chiste y de lo cómico. Sin embargo, la risa no es exactamente lo opuesto a lo trágico ni tampoco puede ubicarse simplemente en las filas de la comedia ni del chiste. Ella no es únicamente efecto de aquello.

Pensamos a la tragedia como un sentido, un relato compuesto por ciertos elementos típicos, una encrucijada, una contradicción moral, un destino y un héroe. Lo cómico también tiene sus elementos típicos. Lacan, en Las formaciones del inconsciente dirá que en el centro siempre está el amor y que nunca faltará la pasión por el objeto metonímico, así como no faltará una relación con una demanda que no se satisface. También nombra la función del ello entendido como las necesidades ocultas del sexo. En el chiste en todo caso se pone de relieve el sinsentido, es disparate. Siendo el ingenio y la agudeza lo más característico. Cabe decir que en las tres narrativas la figura del Otro es esencial en la medida en que el deseo es lo que está en juego.

La risa es otra cosa, no se limita ni a lo cómico, ni al chiste. Lacan en este mismo seminario refiere que la misma rebasa cualquier teoría que la aborde. Y se cuida de hacer una, indica especialmente la estrecha relación que hay entre esta y lo imaginario. Hay que ver que a esta altura de su doctrina el goce se sitúa en lo imaginario, no ha hecho aún su giro hacia lo real. Así la cuestión se juega principalmente entre lo imaginario y lo simbólico, aspectos que lo trágico, lo cómico y el chiste pueden absorber muy bien. Pero la risa da cuenta de un goce que no se reduce a la estructura del inconsciente simbólico. Y entraña una satisfacción que no necesariamente está en relación al Otro. Ella es goce.

Hay que preguntarse entonces por la función de la risa para el análisis, ya que esta rebasa el inconsciente freudiano, aquel que está estructurado como un lenguaje.

Empero no puede negarse su implicancia social, Jaques-Alain Miller, en la “La Medusa del Witz” la sitúa con relación a una época determinada y jugando un papel social. Papel relativo al discurso del amo operante en distintas comunidades, tanto que lo que es humor en un discurso es blasfemia en otro. Sirve como ejemplo el acontecimiento de Charlie Hebdo. A propósito de este destaca en “Lacan cotidiano” que evidentemente la ciencia no ha desterrado lo sagrado (por lo menos no en todo el mundo). Hay desencanto decimos, pero también, vale la pena recordarlo, hay lo sagrado. Quiero resaltar la cita que aquí expone de Bossuet: “El sabio solo ríe temblando”. (1) Es decir advertido del goce que hay envuelto en la ficción de cualquier discurso y que habita en cada quien. Pienso que esta cita es del mismo tenor que la expresión “los no incautos yerran”. Volveré sobre este punto porque es la brújula de mi trabajo.

La dimisión propuesta aquí de los textos “La pequeña digresión sobre Voltaire” y “La Medusa del Witz” es que la risa es liberación, libera de la angustia de castración, del menos phi.

Tanto el chiste, la comedia como el humor son ejes tradicionales y fundamentales de la literatura analítica. Freud además de su famoso escrito “El chiste y su relación con el inconsciente”, escribe un artículo posterior sobre el humor, texto de 1927. Pienso que aquí se puede situar la cuestión de la risa tal como se la lee en la propuesta de referencia. Nos dice coincidentemente que, en el humor, en lo cómico y en el chiste hay efecto de liberación, pero la diferencia reside en que el primero conlleva el triunfo del narcisismo, el yo no se deja afectar por los traumas del mundo exterior. Dirá en definitiva que el superyó se pone al servicio del yo. Lo que quiero resaltar es el carácter degradante o de menosprecio de una situación dramática como función principal del humor, este tiene una intención: “El humor quiere decirnos: ¡Mira ahí tienes ese mundo que te parecía tan peligroso!¡No es más que un juego de niños, apenas para tomárselo en broma!”. (2)

El humor freudiano está en la misma línea que “La Medusa del Witz”, pues aquí Miller dice que “la risa es lo que habita en aquel que no considera de manera trágica la castración”. (3)

En la lectura freudiana se trata de una risa descarga y defensa, que burla la represión y atenúa la hostilidad superyoica. En cambio, en Voltaire el Witz, refiere Miller, es su forma a priori de conocer el mundo, es el ingenio en sí, pero sin ser un creyente, se burla de los poderes de la palabra.

Entonces, lo particular de la risa del no incauto es que ésta no es efecto de formación del inconsciente. Lacan en el Seminario 14 refiere que la risa cuando es efecto de formación es verdadera aparición del inconsciente, allí adviene el no soy como sorpresa, como retorno del inconsciente rechazado en la alienación del yo soy. La risa del no incauto es más bien el aseguramiento de este no pienso.

Los no incautos yerran comenzó a circular como un axioma fundamental desde aquella Conferencia de París de 2014. Confieso aquí mi dificultad para asimilar esta frase, pues una sentencia afirmativa que empieza con una negación a la que le sigue otra pone a prueba a la debilidad mental. Esta es la oportunidad para seguir intentándolo.

En principio un no incauto es un no creyente, un ateo. Es el hombre que se ha quedado sin Dios según Nietzche, por traer una referencia filosófica. Pero en este caso es un ateo del inconsciente. Ahora bien, alguna relación tiene con éste pues sino lo llamaríamos simplemente un desabonado ¿Es un canalla, un cínico o un desencantado? No necesariamente, también puede serlo el psicólogo o incluso un discurso como el de la ciencia. Y ¿qué sentido darle a este yerrar, siendo que la práctica lacaniana tiene como principio “eso falla”?

La respuesta que desprendo es que ser no incauto es creer solo en lo que se ve, es burlarse del fantasma, es desconocer el poder oculto de las palabras que evoca lo ausente, el objeto perdido. Voltaire en su digresión en la que se ríe de los ciegos y de los sordos, ignora esto y por ello está entre la canallada y la tontería.

Lacan lo advierte en “Televisión”, la especificad del psicoanálisis es no detenerse en el buen sentido de las palabras, que fascina y hace de pantalla al ser. Aquí se trata del signo, tomar al síntoma por signo es lo que hace Freud, y es así que justifica leer los sueños, los chistes, los lapsus y los actos fallidos.

No solo se trata entonces de quien consulta, los practicantes nos servimos del inconsciente aún. 

Un ejemplo de mi clínica:  Carlos un hombre intelectual, desanimado y soberbio, que por cierto suele ser mediante la risa por donde expresa su deslegitimación a las cosas que se hablan en el espacio de análisis, tiene una deuda en su haber, no ha podido renunciar a su trabajo burocrático que lo degrada a ser tan común como todos los demás, de esto sufre y habla prácticamente en todas las sesiones. Hoy advierte que con algunos cálculos entre licencias y proximidad para su jubilación podría renunciar sin perder nada, pues no hay pérdida económica en su plan. Consiento su decisión con un ¿y por qué no? Se va envalentonado como nunca lo estuvo. La sesión siguiente, sigue decidido pero la euforia ya no está, cuenta que perdió en la última semana tres objetos de importancia para él, pero principalmente uno de estos lo pone a hacer demasiados trámites. Frente a su propia burla de los fallidos desmereciendo de antemano las interpretaciones que sin embargo esperaba de mí, le digo ¡tres!, al inconsciente hay que tomárselo en serio, usted sale del sistema por una puerta y entra por la otra, interrumpo la sesión agregando: todavía no es el momento. Y no lo fue nunca ya que la hazaña desistió y asumió los tiempos de su trabajo “como todo el mundo”. La propia sorpresa de la serie de fallidos muestra que lo no incauto me pertenece a mí también.

En esta línea de no dejar lo “no incauto” solo del lado del consultante, es muy claro el testimonio de Elena Levy Yeyati, ella da cuenta en uno de sus testimonios de su increencia en todo aquello que no fuese evidente. La cito “si bien no desestimaba los fundamentos psicoanalíticos, no creía, quería evidencias” (4) y agrega que ella desde el punto de vista terapéutico abordaba cuerpos silentes, no hablantes. Quería hacer hablar a sus pacientes catatónicos, pero una vez que hablaban ya no le interesaba lo que decían. “Solo quería saber si había algo serio en los fundamentos surrealistas de Lacan” hasta que su analista le dijo “usted es un peligro”. (5) Es un hermoso testimonio donde da cuenta cómo pudo pasar de la exigencia de la evidencia científica dura, empirista a adquirir lo que llamó el “juicio del gusto”. Lo dejo aquí porque pueden ustedes mismos ir a leerlo.

La negación de la castración es una de las formas de lo no incauto, una no creencia en lo real. Miller dice que este real, el que nos interesa son dos: el del inconsciente, es el cuerpo hablante, aquí podemos situar el goce que hay. Y el real del vínculo social es la no relación sexual, esto es lo que evoca el sentido oculto de las palabras. Este aspecto es el que me orienta hoy. 

Hice referencia al rechazo del inconsciente como efecto del discurso de la ciencia que identifica al yo con el ser. Agreguemos también a esto el discurso capitalista que rechaza a la castración por la vía del objeto tecnocientífico y mercantil.

Estamos signados por la era del hombre “no incauto” o el hombre de la risa de hielo como decía el Zaratustra. El hedonismo moderno yerra, por “no incauto”.

Yerrar es ignorar con sentido lo real del goce, esto es llevar a lo peor dice Lacan en “Televisión”. Sabemos que lo real retorna cuando es rechazado. Brodsky en Variaciones del Humor refiere que estas utopías hedonistas, de felicidad, retornan como epidemias mal llamadas depresión. Pues siguiendo a Lacan se trata de la tristeza contemporánea como consecuencia del no querer saber nada del inconsciente solapado en el imperativo de felicidad y en la identificación del yo con el soy. Pecado ético dice Lacan, cobardía moral opuesta a la ética del bien decir, que no promete la felicidad, como tampoco la promete la ética del deseo. En todo caso en la ética relativa al discurso del analista se trata de un bien novedoso que es el decir y se trata de una apuesta por un saber hacer ahí, lo que nos lleva a hablar ya del sinthome y del inconsciente real del que queda claro debemos ser incautos.

Notas                                                                                                                                                    

(1) Miller, J.- A.: “El retorno de la blasfemia” en Lacan Cotidiano N° 452, Selección de artículos, Publicado 10/02/2015. https://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-452.pdf
(2) Freud, S.: “El Humor” en Obras completas volumen 22, Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires, 2013, p. 3000.
(3) Miller, J.- A.: “Texto sobre Volatire”, en El Partenaire-síntoma, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 494.
(4) Levy Yeyati, E.: “La ideología científica como fantasma”, en Revista Lacaniana de Psicoanálisis N° 25, Grama, Buenos Aires, 2018, p. 106-107.
(5) Ibíd., p. 108.

Bibliografía general

Miller, J.- A.: “El retorno de la blasfemia”, en Lacan Cotidiano N° 452 Selección de artículos, publicado 10/02/2015 https://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-4 52.pdf
Freud, S.; “El Humor” en Obras completas volumen 22, Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires, 2013.
Miller, J.- A.: “Texto sobre Volatire”, en El Partenaire-síntoma, Paidós, Buenos Aires, 2008.
Miller, J.- A.: “Inconsciente y Cuerpo hablante”, Conferencia de París 2014.
Levy Yeyati, E.: “La ideología científica como fantasma”, en Revista Lacaniana de Psicoanálisis N°25, Grama, Buenos Aires, 2018.
Brodsky, G.: “Felicidad”, en Variaciones del humor, Miller y otros, Paidós, CABA, 2016.
Lacan, J.: “Televisión”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
Lacan, J.: El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Paidós, Buenos Aires, 2007.