La práctica actual: un nuevo esfuerzo de poesía

FLASHES DEL BLOG # 9: CONVERSACIÓN SOBRE LA TRANS-FORMACIÓN DEL ANALISTA. PERSPECTIVAS

Por María del Pedro

                                                                                  “En suma, no hay sino lo que es actual”, J. Lacan (1)

Habiendo escuchado atentamente las intervenciones de mis colegas durante la Noche titulada Tras-formaciones del analista y siguiendo la pista de lo que me interesa particularmente en la actualidad: el sostenimiento de nuestra práctica durante –y a partir– de la pandemia y la consecuente cuarentena, extraje de la presentación de Daniel Millas su mención a uno de los riesgos a los que esta situación nos expone: la caída de las transferencias. Es de hacer notar que el sostenimiento de las transferencias implica necesariamente “creer” en el pasaje al teléfono o a la modalidad remota que hayamos elegido para continuar. Sólo creyendo que algo pasa ahí, algo más que la evocación de una presencia que ya no está, es que puede considerarse una apuesta genuina. No es lanzar los dados a la suerte, no apostamos al azar puro, sino que seguimos a Lacan en su clase “Presencia del analista” (2), y ubicamos desde allí a la interpretación como la manifestación más específica de esta presencia.

La interpretación implica el cuerpo del analista –a través de la voz– y el del analizante, donde ella resuena, tocando algo del goce y conduciendo a su desplazamiento o a su fijación; diferentes momentos del análisis.

Pero volvamos a la clínica actual. Hay algo que observo–y me gustaría compartirlo con mis colegas, debatirlo, explorarlo–respecto de la atención remota: creo que se le atribuyen efectos que más bien están ligados a la pandemia, a la cuarentena y las sensaciones distópicas que conllevan, las ideas de fin de mundo, etc. Entiendo que se superponen cuestiones vinculadas a la mediatización de la tecnología con sensaciones –más o menos generales– ligadas a la pandemia. Y sería bueno diferenciarlas. El ejemplo que tomo es el ya conocido: ¿Seguís ahí?, ante el silencio durante sesiones telefónicas. ¿No es acaso un modo de nombrar la barradura del Otro, la fragilidad con la cual esta epidemia nos ha confrontado?

Hacer de este impasse un momento productivo, fue algo también propuesto durante la Noche, y me evocó algo de mi experiencia actual: para muchos de mis pacientes es este un momento fecundo y esto es así, al menos eso creo, no sólo por haberse analizado, sino por sostener el análisis en esta coyuntura. Y la fecundidad más llamativa es a nivel de los análisis. También es mi experiencia como analizante.

Por último, durante aquella Noche compartí con mis colegas una fantasía respecto al futuro mediato y lo hago extensivo, por este medio, a quienes no estuvieron: la convivencia de sesiones presenciales y remotas: ¡qué buena ocasión nos daría para des-estandarizar la práctica!, siempre que el cálculo responda a la lógica de la cura y no, únicamente, a cuestiones sanitarias. Veremos.

Todo esto para terminar deseando(nos)que podamos realizar un nuevo esfuerzo de poesía, a la altura de las circunstancias y desde la perspectiva que nos brinda el psicoanálisis: no retroceder, tampoco, ante el extrañamiento que la pandemia nos provoca. No retroceder ni ir demasiado de prisa, sino tomarnos el tiempo para pensar qué clínica tiene–o tuvo– lugar.

Fecha de recepción 20/6/2020

Notas:

1-Lacan, J.: El Seminario, libro 10, La Angustia, Paidós, Buenos Aires.2006, pág. 39.

2-Lacan, J.: Clase X, “Presencia del analista” en  El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires., 1987.