IV JORNADAS ANUALES DE LA EOL SECCIÓN LA PLATA, EL CUERPO: GOCES Y FICCIONES –La Plata, 28 de octubre de 2017
Gabriela Rodríguez
“… la escritura de la que hablo no se soporta más que de ese retorno sobre sí y de un corte”. Jacques Lacan (1)
No hace falta estar al tanto del cuestionamiento de la finalidad significante que empuja a dar sentido, para ser sensible a la escritura a-semántica con la que Mirtha Dermisache hace aparecer, no el significante en estado puro, sino que hay una falla entre lo real y la estructura de la ficción, falla que todo tipo de ficciones vienen a ficcionar. Esa falla es la que escribe la denominada con Lacan “nueva escritura” (2), y podría ser explorada a partir de esta artista argentina de quién se ha hecho recientemente una retrospectiva en el Malba, titulada: “Porqué yo escribo…” (3), que se lee como una afirmación.
Agujero y notación
Los cuaderno-libro que Mirtha Dermisache hiciera circular en los años ‘70, y que interesaron a más de un letrado: Roland Barthes, Oscar Masotta, Hector Libertella, por mencionar algunos, configuran un objeto inenarrable. Cantidad de páginas artesanalmente encuadernadas y colmadas de grafías, “escrituras ilegibles” (4) –las llamará Barthes– testimonio de una “empresa única” (5) –según se expresa Edgardo Cozarinsky–, la que nos arroja de un solo golpe a la no relación necesaria entre escritura y semántica, por una vía que no es la matemática, una escritura que “se convierte en algo afín para indicar el agujero sin imagen y fuera de sentido” –parafraseando al Eric Laurent de El Reverso de la Biopolítica (6) – del que se sostiene el cuerpo.
Dermisache se refiere con esta ficción mínima en conversación con Cozarinsky, al momento del inituium, entrada-comienzo/arribo-llegada de estos grafismos: “Había estudiado artes plásticas, un año de filosofía y estaba viajando; un día sentí que una especie de nudo se desataba dentro de mí, que empezaba un proceso cuya manifestación aún no vislumbraba. Tres días después, sentada en un patio, empecé a trazar garabatos sobre un papel madera, como rulos de lana enmarañada. Luego en serio, letras (aclaro que las letras en cuestión no pertenecen a ningún alfabeto conocido, sin embargo, nadie dudaría de su carácter de letras en serio). Entonces decidí –continúa Dermisache– que era necesario hacer encuadernar este libro: una medida y un volumen arbitrario, pero elegidos conscientemente” (7). Ficción mínima que inventa sus orígenes en el acto puro de la creación, no oculta agujeros, y escribe temporalidades –entre él había, de un tiempo anterior y la notación que traza “rulos de lana enmarañados”, entre el “sentí” perturbación, una especie de nudo, y las letras en serio que desata y que vienen a escribirlo–, toda una genealogía de la notación nos es revelada: traza, garabato, rulo, al fin letra ilegible, una escritura fuera de sentido.
Si la página en blanco, por caso un “papel madera” que ha de ser colmado con grafismos permite hacer una homología con el cuerpo en cuanto superficie dada a la escritura, lo hace solo a condición de considerarla agujero, agujero del cuerpo trouma, punto de partida. Sobre él –aunque más valdría precaverse del efecto superficie que infunde el “sobre” – vendrá a inscribirse el acontecimiento que hace cuerpo, y a su vez será la escritura la que lo indique, como el dedo alzado de San Juan, el horizonte deshabitado del cuerpo es atrapado por la notación mucho antes de que la imagen haga de hábito, eso, engancha significantes. Esta es la idea que nos presenta Lacan con su “nueva escritura” del cuerpo que goza, la escritura de una falla entre lo real y las ficciones, que da al parlêtre un serio punto de apoyo.
Inventariar la invención
El initium de la notación es invención, los “rulos enmarañados de lana”. Luego vendrá el tiempo de inventariar lo que se ha inventado, los cuaderno-libros aparecen por número, numerados, producidos en busca de un editor. Este es un tiempo de larga duración si lo comparamos con el instante de la invención, ininterrumpidamente Dermisache escribirá cartas, historietas, periódicos, tarjetas y más cuaderno-libros, con sus emplazamientos de espacios correspondiente, títulos y separatas, párrafos a doble columna o sin márgenes, estrofas pentagramadas o sobre una línea, del rulo a la letra se dibujan trayectorias, ficciones de esos formatos que emula.
Barthes celebrará a Dermisache en una carta, porque “ha sabido producir un cierto número de formas, ni figurativas ni abstractas… que lleva a proponer a los lectores, no los mensajes… sino la esencia de la escritura” (8) y promete un ensayo que nunca escribirá. Masotta lector de Lacan, también por carta, pondrá el acento en la modernidad de estos libros de grafismos, porque plantean precisamente el problema del sentido y la lectura. Libertella en sus “sagradas escrituras” (9), se sorprenderá con el signo mudo, grafismo que retiene, pero en silencio, toda la historia de la lengua como comunicación. Finalmente, como lo hiciera notar Sergio Chejfec (10), Dermisache muestra de manera radical lo que toda escritura esconde: su profunda ilegibilidad.
Una escritura entonces que sea “una forma que solo se revierta sobre su nombre” (Barthes) (11), que se dibuja a sí misma, como las manos de Escher, produciendo desgarro u obstáculo en la ficción que propone el tejido significante, no hace más que mostrar que no viene del precipitado significante, cual huella-marca que transcribe la modulación de la voz, sino del agujero que la soporta. Esa escritura encordela cual rulo de lana, la bolsa del cuerpo y enlaza al mismo tiempo lo que del goce ha quedado adherido a los bordes del cuerpo, huella tangible de una juntura de la letra y del goce.
Notas:
(1) Lacan, J.: “Seminario 14, La lógica del fantasma”, clase del 23 de noviembre de 1966, inédito.
(2) Lacan, J.: El Seminario, libro 23, El Sinthome. Paidós, Buenos Aires, 2006, págs. 128-129.
(3) Dermisache M.: Porque ¡yo escribo! Libro: Fundación espigas MALBA 2017 y Mesa redonda de la Presentación on-line: https://youtu.be/Zwkgf8xgEmg, 10 de agosto 2017.
(4) Carta enviada por Roland Barthes a Mitha Dermisache, fechada el 28 de marzo de 1971.
(5) Cozarinsky, E.: “Un grado cero de la escritura”, Entrevista a Mitrtha Dermisache, Revista Panorama, Buenos Aires, 1970.
(6) Laurent E.: El reverso de la biopolítica, Grama, Buenos Aires, 2016, pág. 126.
(7) Óp. Cit. n° 5.
(8) Óp. Cit. n°4.
(9) Libertella, H.: Las escrituras sagradas, Sudamericana, Buenos Aires, 1993, pág. 262.
(10) Chejef, S.: Últimas noticas de la escritura, Entropía, Buenos Aires, 2015, pág.100
(11) Barthes R.: “El espíritu de la letra”. Articulo on-line:
http://laescrituradelovisible.blogspot.com.ar/2008/05/el-espritu-de-la-letra-de-roland.html
Bibliografía:
Dermisache M.: Porque ¡yo escribo! Libro: Fundación espigas MALBA 2017 y Mesa redonda de la Presentación on-line: https://youtu.be/Zwkgf8xgEmg 10 de agosto 2017.
Lacan J.: El Seminario, libro 23, El Sinthome. Paidós, Buenos Aires, 2006.
Lacan J: Seminario, libro 19, …O peor, Paidós, Buenos Aires, 2012.
Laurent E.: El reverso de la biopolítica, Grama, Buenos Aires, 2016.
García G.: Para otra cosa. El psicoanálisis entre las vanguardias. Liber Editores, Buenos Aires, 2011.
Barthes R.: “El espíritu de la letra”. Articulo on-line:
http://laescrituradelovisible.blogspot.com.ar/2008/05/el-espritu-de-la-letra-de-roland.html
Barthes R.: Variaciones sobre la escritura, Paidós, Barcelona, 2002.
Libertella H.: Las escrituras sagradas, Sudamericana, Buenos Aires, 1993.
Chejef S.: Ultimas noticas de la escritura, Entropía, Buenos Aires, 2015.