La interpretación en la Torá

NOCHE DE DIRECTORIO: LA INTERPRETACIÓN AL PIE DE LA LETRA– 

EOL Sección La Plata, 13 de marzo de 2019

 

Guillermo Beilinson

 

 

Buenas noches. Me pidieron que hable sobre la interpretación en los textos sagrados del judaísmo, que se denominan genéricamente la Torá.

Tengo que hablar en quince minutos algo que tiene una historia de más de 3500 años, así que va a ser un poco complicado. Sin embargo, creo que tengo dos o tres puntos para tratar, para ubicar el tema, no es fácil lo que voy a tratar de decir. Tengo varios términos filosóficos que voy a usar. En la Torá no se utilizan términos filosóficos porque la Torá no es filosofía, pero sirven para explicarlo

Hablo del tema de interpretar. Entonces yo me pregunté, cuando me hicieron la propuesta, si en la Torá se interpreta.  Busqué la etimología de interpretar, que por ahí ustedes ya la deben saber. Si no, si lo buscan, es la palabra interpres, interpretis, que originariamente significa intermediario en un negocio de compraventa -precio viene de ahí-,  o sea, interpretar es usar un intermediario entre un sistema y otro. Por ejemplo, un músico es un intérprete porque tiene un sistema que es el sistema escrito y lo transforma en sonido, pasa de un sistema a otro.

En la Torá no pasa eso,  pasa algo que tiene que ver con el término “explicar”. Explicar, el significado etimológico es “ex”, que es ausencia o privación, y “plicare”,  ‘doblar, plegar’. O sea, en la Torá lo que se hace es desplegar algo que está allí. Entonces, en verdad, lo que se hace en la Torá es explicitar algo que está en los textos.

Para esto que voy a decir ahora es necesario plantear algo que se llama en la filosofía “la inversión copernicana”. Copérnico cambió el paradigma que era concebir a la tierra como el centro de todo y puso el sol en el centro. Bueno, hay que hacer acá también algo similar. Estamos acostumbrados en Occidente -Occidente digo porque es lo que hemos recibido como herencia de miles de años- a hablar del hombre y su voluntad en el centro. Cambiar el paradigma quiere decir que en la Torá no es más el hombre en el centro sino que es algo diferente. Filosóficamente se entendería como el “Existente Necesario”, que crea un ser que no es necesario, que es contingente. Eso es Dios, pero la palabra Dios está magullada y está tan maltratada, que no podemos usar la palabra Dios porque aparecen entonces una cantidad de personajes con sotana y cosas así. Esto no es así, o sea en la Torá se habla de algo que es inefable, que es intransferible, que es incognoscible, que en definitiva no hay manera de saber qué es, pero que es, para nosotros, Quien está creando el universo, que lo creó y lo está creando a cada instante y hace que cada uno de nosotros sea lo que somos en este momento, que estemos escuchando lo que escuchamos, que veamos lo que vemos. No somos nosotros, es “Él” que está creando todo esto.

Bueno, eso es básicamente. Hay un ejemplo que se puede dar de esto y es que si uno imagina un ser en su cabeza, uno imagina un ser humano y lo empieza a imaginar con todo su cuerpo y todos sus elementos… por supuesto que el ser ése no tiene vida propia, es solamente lo que yo estoy creando en mi mente, en mi imaginación. Pero lo interesante de esto es que todo lo que va a pensar ese ser que estoy creando es lo que yo le pongo en la cabeza, no tiene ningún pensamiento propio, no tiene nada que puedas decir que es propio de él porque se lo estoy poniendo yo. Tampoco sabe qué es lo que yo estoy viendo acá afuera, si yo no se lo indico. Bueno eso somos, de acuerdo a la Torá, eso somos nosotros con respecto al Creador, que en hebreo se llama HaShem, que significa “el Nombre”. O sea, para nombrar a este Ser, este Existente Necesario… Decimos “ser” porque es una palabra que es como obvia para ese Existente, pero lo denominamos HaShem. Entonces, básicamente HaShem crea el universo, crea a cada uno de nosotros, crea la conciencia en el universo y como objetivo de la creación de esa conciencia es que la conciencia sea conciencia de HaShem, sea conciencia del Creador.

El papel de todos los seres humanos es ser conscientes de que el Creador existe y que nos está creando, esa es la esencia del sentido de la vida de todo ser humano, que transcurre por supuesto en la conciencia, en el pensamiento. Ésta, llamémosle Voluntad de HaShem, se manifiesta en una estructura específica mediante la cual todos los seres humanos, específicamente el pueblo judío y todos aquellos que se acerquen a esta manifestación de esta Voluntad es la Torá; repito, todo esto se transmite a través de un texto, este texto es lo que se llama la Torá. Específicamente es lo que Moisés recibió en el Monte Sinaí.

¿Qué es este texto? Es una especie de telegrama en el cual se establecen los caminos necesarios para que los seres humanos puedan llegar a ser conscientes de HaShem. Este ser conscientes de HaShem trae específicamente una sensación de plenitud, de sentido. O sea, no es meramente una preceptiva para comportarse de una manera particular, sino que es una manera en la cual el ser humano se reconozca como parte de una totalidad y eso le da plenitud existencial, ese es el objetivo. Y esto se transmite a través de este texto que se llama la Torá.

Este texto de la Torá tiene dos aspectos, un aspecto es el preceptivo -como dije recién- y otro aspecto es el de la intencionalidad. O sea, la preceptiva sola no es suficiente, sino que hace falta una intencionalidad y todo esto proviene de una explicitación de lo que se encuentra en esos textos. Cuando uno se encuentra con los textos originales, no puede entender absolutamente nada, saber qué es lo que realmente quiere la Voluntad del Existente Necesario, HaShem… no sabés lo que es. Tiene que haber alguien que explicite qué es HaShem, qué es lo que “quiere”. Por lo tanto, eso viene a partir de aquellos que saben cómo explicitarlo y esos son -como sucede acá también- ciertos pares que tienen la capacidad intelectual y el nivel espiritual como para explicitar lo que allí se encuentra.

Lo importante de esto es que para acercarse a esta explicitación, para yo entender esto que están explicitando, necesito fe. Ustedes también tienen fe en Lacan, eso es indudable, porque no hay otra manera de aceptar una información si no es con fe. Ahora, en el judaísmo hay cuatro conceptos básicos de la fe: uno es fe en que HaShem existe, otro es fe en la explicitación, en que hay un texto en el cual se transmite la Voluntad de HaShem, otro es la fe en aceptar que aquellos que están explicitando el texto dicen verdad, y otro que es fundamental se llama la fe en uno mismo. Porque si uno no reconoce que es una criatura de HaShem, una criatura que está siendo llevada a su plenitud propia e individual, el resto no significa nada. Esto hace que, entonces, todas las explicitaciones -para decirlo en los términos en que estábamos hablando- de la Torá, tengan el objetivo de, vamos a decir, una individualización, una relación individual con HaShem. Cada uno es un ser diferente, cada uno -como dice un amigo mío “no somos clones”-, cada uno tiene una relación diferente con HaShem y ese es el objetivo, porque cada uno de los seres humanos conforma una parte de un mosaico sin la cual el mosaico no está completo… sin cada una de estas partes diferentes. Así como está cada uno sentado y mira y tiene un lugar especial, también la conciencia de HaShem que tiene cada uno es muy diferente, absolutamente diferente. No tiene que ser con barba o sin barba, con sombrero o sin sombrero, es una experiencia absolutamente personal. Y eso es básicamente de lo que se trata la Torá.

Bueno, hay algo entonces que podemos agregar que tiene que ver con lo que me preguntó Paula también en un comienzo sobre este texto. El texto que es la Torá está escrito por supuesto en hebreo, es un rollo de pergamino, el rollo de la Torá. Cuando uno mira esos rollos, se ve que no tienen puntuación, no tienen separación entre las palabras. Entonces, es como si uno pudiera cortar las palabras de diferentes maneras, como si pudiera armar un texto totalmente diferente. Entonces, hay una tradición que indica cuál es el significado de esto. Cuando uno ya conoce la tradición puede separar las palabras y entender que están escritas allí de esa manera, pero sin la tradición no se podría entender. Esto es básico, porque los que han explicitado el significado de ese texto han recibido la información del “Hacedor”, de HaShem, para indicar que ese texto es de esa manera.

Esto es algo también importante porque todas las explicitaciones que se han hecho y que se siguen haciendo, se dice que son como un hilo que se saca de un ovillo. O sea, el ovillo tiene todo y uno va extrayendo el hilo de aquello que ya está allí. Eso quiere decir que, en definitiva no hay nada nuevo, sino que está todo en su origen. Paula me había dado una imagen que usó Freud para describir cómo operaba el psicoanálisis, imagen que se refiere a una escultura a la que se le van tallando los pedazos…

Paula Vallejo: Freud decía que operaba “pero vía di levare”, como el escultor que para esculpir una estatua a partir de un bloque de mármol, va quitando el mármol que sobra, como si la estatua ya estuviera allí en el mármol.

Guillermo Beilinson: Se va quitando el bloque del mármol y queda la imagen. Bueno, eso no es el concepto que aparece en la Torá, porque en definitiva, si hubiera algo que se quita, eso que se quita también sería útil. Hay una anécdota, una historia de Moisés cuando recibió las Tablas y después las rompió debido al pecado del Becerro de Oro…, tuvo que volver a hacer las tablas. Él las talló, les sacó los pedazos para llegar a hacer las tablas, y con lo que le quedó se hizo rico, eso es parte de lo que se cuenta. O sea, significa que lo que quedó no es “nada”, lo que quedó es lo que le dio la riqueza a Moisés; o sea, todo sirve, todo es. Pero básicamente la idea es la de la extracción de un hilo de algo que existe. Es decir, todo lo que hay en realidad es una explicitación de algo que en esencia ya es. Se dice que la Torá incluye las preguntas que hoy en día le hace un discípulo a un maestro. Está todo allí, está todo en potencia. Y en definitiva, para terminar acá, ¿cuál es el objetivo de esta explicitación? Es actualizar. Hay un concepto de potencia y hay un concepto de acto. O sea, todo lo que está en la Torá, la Voluntad de HaShem, es algo que se tiene que explicitar y que tiene que actualizarse. De esa manera se llega a que todos los seres humanos reconozcan cuál es el sentido, que es la existencia de HaShem, la existencia del Ser.

Paula Vallejo: Te pido que te explayes un poquito sobre lo que hablamos respecto de lo que implica el cambio de una sola letra en el texto.

Guillermo Beilinson: Esto también, es uno de los elementos que hay en la explicitación. Una lectura errónea de un texto puede producir -como se dice-, “la destrucción de un mundo”. Un ejemplo que se da tiene que ver con una palabra en hebreo que es la palabra “Uno”, que esEJaD. Tiene tres letras (son tres consonantes, la vocal es tácita pero no se escribe), termina con una letra parecida a la letra “D”, y se dice que Dios es Uno. HaShem es EJaD, HaShem es Uno; hay un concepto esencial que está detrás de todo esto. Pero si alguien escribe mal esto, y en lugar de la letra “D” del final pone una “R” (que se escribe casi igual que la “D”), eso se lee AJeR, que significa “otro”. Entonces, la frase en lugar de ser “HaShem es Uno” es “HaShem es Otro”. Esto destruye el mundo, ¿por qué?, porque destruye la posibilidad de la unidad en la conciencia. Entonces la persona que dice que Dios es Otro, lo que hace es que está destruyendo su propia posibilidad de unidad, de unificación, porque la única manera de que el hombre pueda ser uno y pleno, es cuando está unido con el Uno, cuando reconoce que es parte de la Unidad.

Bueno, ése es otro de los temas por los cuales la explicitación tiene que ser muy precisa y por parte de aquellos que conocen cómo hacerlo, que son intelectualmente aptos y espiritualmente también, y por sobre todas las cosas, lo que se dice es que están siendo guiados por la Voluntad de HaShem. O sea, nadie dice lo que dice si no es porque HaShem “se lo pone en la boca”. En el caso de los profetas y de los que explicitan la Torá, esto es una explicitación por parte del Creador; ésta es la parte más difícil de entender… Todo lo que yo estoy diciendo ahora es el Creador Quien me lo está haciendo decir, no se van a creer que es otra cosa. Yo soy responsable de lo que digo, por supuesto, tengo la libertad de elección, pero así y todo así es…

Paula Vallejo: Bueno, bien. Si querés retomaremos luego más cosas, ¿te parece?

Guillermo Beilinson: Sí, sí.

 

Paula Vallejo: A mí me quedó resonando una palabra, que es la extracción, tirar del hilo, de esa madeja que podríamos nosotros imaginarizar como el inconsciente también. El psicoanalista lo que hace es hacer resonar esa palabra, ver qué produce, de que algo queda atrapado en la letra de las contingencias de cada uno. También hablando con Guillermo, recuerdo que yo le pregunté, a lo mejor pueda decirnos algo sobre eso, de la relación que él podía establecer entre eso que se dice cuando uno explica y precisamente, lo que no se puede decir. Porque hay algo, que él marcó claramente de la experiencia espiritual como inefable y que a nosotros nos interesa la relación entre lo que se dice y lo que no tiene palabra.

Guillermo Beilinson: Sí, esto es algo que estábamos conversando cuando nos encontramos antes de esta reunión.

En definitiva, la experiencia producto de la transmisión, explicitación de lo que hay en la Torá, es algo inefable que no se puede explicar. La experiencia espiritual es tan personal, tiene tanto que ver con la vida de cada uno que el mensaje, la información que se está transmitiendo no tiene una fórmula específica. Es algo que es más bien una experiencia intuitiva, que es la experiencia de este plano de la espiritualidad que no tiene manera de ser ni siquiera puesto en palabras. Eso es lo que aquel que estudia o que se sumerge en estos textos, en definitiva va obteniendo. Es como si fuera aumentando una sensibilidad a captar intuitivamente algo que es la Presencia y la Existencia de HaShem… Pero en definitiva eso es todo lo que hay detrás de los gestos preceptivos en la Torá o en el judaísmo. Se dice que hay 613 mandamientos que se llaman mitzvot, que se deben cumplir, que van incluso desde cómo uno se ata los cordones de los zapatos. Porque cada gesto de estos implica un abandono de la personalidad, un abandono del yo, porque si yo me ato los zapatos como está en la preceptiva, no es porque yo quiero sino porque “tengo que”, y eso implica un abandono del yo. En definitiva, de eso se trata. Éste es un juego constante entre el yo y la desaparición del yo, lo que pasa en la experiencia espiritual dentro del judaísmo por lo menos.

Hay en el judaísmo la idea de que existe algo más después de la muerte, que existe algo que son mundos espirituales a los que no tenemos acceso ahora,  hay un sumergirse en un ámbito que es inefable en ese sentido, que ya existe hoy aquí, cada uno lo puede experimentar intuitivamente. Y eso es lo que se transmite hasta en los gestos, cuando hay una mitzvá o hay un mandamiento, o una orden de hacer algo, en realidad lo que hay detrás de eso es una transmisión de algo inefable. Esto es lo que viene en la segunda parte de lo que yo decía que hay una Torá preceptiva y una Torá de intención. La Torá de intención tiene un nombre que está bastante mal en la moda que es kabalá, entonces por eso no lo nombramos, pero sabemos que trata con la intención. Esa es la manera en la cual uno puede acceder al aspecto trascendente de todas estas enseñanzas. Pero básicamente como vos decías, en el fondo de toda esta explicitación hay algo que es inefable y que no se puede explicar.

Sonia Beldarrain:  muchas gracias por estar aquí, quería preguntarte Guillermo, vos habías dicho que la Torá sólo se puede leer si está la tradición. Y cuando pienso en la tradición pienso en lo no escrito, sino en lo que se va transmitiendo que tiene que ver más con el decir de un pueblo. Me gustaría que me pudieras explicar un poco esto, porque me parece que nos permite pensar que si no está esa tradición no es posible llegar a leerla.

Guillermo Beilinson: Si no hay la tradición no se va a poder. Es como si dijéramos… si se pierde todo el conocimiento de la matemática y si alguien quiere entender qué pasa con la relatividad, no va a tener ni idea; se perdió el conocimiento. Esto es igual, la Torá es una tradición ininterrumpida, nunca se cortó la tradición. Siempre… lo que sucede es que, de acuerdo a las épocas, es como si cada época necesitara una manera específica en la cual esta Voluntad… insisto, la “Voluntad” de HaShem es, en sí misma, la transmisión de la existencia de HaShem en la conciencia del que la está recibiendo. O sea la Voluntad no es que Quiere que hagamos algo, sino que la Voluntad es específicamente una revelación. Entonces cuando digo Voluntad hay que entender como eso, no como un querer, sino que la Voluntad es la revelación. Entonces, la manifestación de la Voluntad se produce de acuerdo a cada época, o sea hay… yo sigo las enseñanzas de un maestro que se llama el Rebe Najmán de Breslov. Él tiene una manera de explicitar esta Voluntad específicamente para mí, o sea, yo vivo ahora en el siglo XXI y lo que él dice está en la misma Torá que recibió Moisés en Monte Sinaí. Todos los conceptos están allí, pero hoy necesitamos algo muy específico, el Rebe habla de que es esencial como decía hoy, la fe en uno mismo, que es esencial la alegría. Eso está en la Torá de Moisés digamos, pero no está explicitada porque en otra época no era necesario. Ahora es necesario que la Voluntad de Hashem Se revele como ese concepto de alegría, si fuera hace 400 años no hubiera sido necesario. Eso es en parte, la tradición es tradición porque es ininterrumpida, pero por otro lado también hay una explicitación correspondiente a la época, con las palabras de la época, es como una actualización.

Una cosa interesante que puede decirse, es que hubo una época de profetas. Los profetas… el profeta es en realidad el nabí en hebreo, que significa “el que expresa”, porque la palabra “profeta” viene de una palabra que significa “portavoz”. Entonces, lo que el profeta expresa o expresaba era la Voluntad de HaShem, la Voluntad de HaShem, -insisto en esto- no es lo que Quiere o no Quiere, sino una revelación. Entonces lo que se dice es que los profetas digamos profetizaban con imágenes porque la información que ellos recibían del plano espiritual  llegaba en forma de imágenes, como el profeta Ezequiel que trae una famosa imagen de unos seres alados de cuatro rostros, etcétera. Lo que se dice es que si hoy hubiera profetas, profetizarían por ejemplo con imágenes de aviones o de autos, eso depende de la época, pero la tradición es ininterrumpida, eso es importante. Nunca se cortó por más diáspora que hubo, en fin, siempre hubo una tradición ininterrumpida de esta manera de explicitar, sobretodo de leer la Torá.

Y esto es muy importante en el plano también de los preceptos. Los preceptos son “gestos” que transmiten la Voluntad. Entonces esos gestos son muy específicos, que van desde el guardar elshabat hasta, por así decir, los cordones de los zapatos. Son muy específicos y eso no puede ser modificado, porque es la Voluntad, es la manera en la cual se revela la Voluntad. Entonces, cuando aparecen las cuestiones nuevas, por ejemplo aparece la cuestión de qué hacer con el uso de la electricidad en un día de shabat;  aquellos que estaban capacitados determinaron si esta cuestión del uso de la electricidad en el shabat era parte preceptiva o no. Yo lo único que puedo hacer es aceptar esto por la fe que tengo en eso, no puedo meterme a discutir con ellos si realmente es o no es así, porque hay que tener la capacidad intelectual y espiritual como para estar en ese lugar…

 

Marisol Gutiérrez: te quería preguntar en relación a lo que citó Paula qué relación encontrás vos entre lo vital y lo inefable, si es que lo vital está ligado a eso.

Guillermo Beilinson: Sí, sí, está absolutamente ligado. Yo te estoy hablando de una experiencia personal, o sea esto es… de lo único que voy a hablar yo es de una experiencia personal, cada uno va a tener una manera diferente -como decíamos- una manera diferente de poder captar a esto. Pero la palabra “vital” también es rara, en realidad qué significa vital, no tengo mucha idea, pero hemos hablado de algo vital también. Pero sí, es la manera de… es difícil de explicar esto pero HaShem es El que está creando la realidad tanto de manera trascendente como inmanente. O sea, la inmanencia filosóficamente se entiende como lo que HaShem es dentro de la creación. Entonces, esa inmanencia es lo que hace que esa cosa exista, que exista para nuestra conciencia por lo menos. Entonces, la sensación, la experiencia intuitiva del ser, de la existencia inmanente, esa es la vitalidad. Entonces, cuando uno reconoce esa vitalidad, que la recibe a partir de esa transmisión inefable, es lo que genera el sentimiento del que estamos hablando, que básicamente en hebreo se llama shleimutshalemes “pleno”, shalom es paz, shalem es pleno yshleimut es plenitud. O sea, está todo relacionado… la paz con la plenitud, etcétera. sin entrar en detalles. Entonces, cuando lo que uno está captando de esa transmisión inefable es esa shleimut, esa plenitud, esa plenitud es total plenitud, o sea, si hay plenitud no hay carencia. La carencia siempre es sufrimiento… entonces lo que hay acá es plenitud y eso se produce a través de esa transmisión.

No todos los maestros son capaces de transmitir esta cuestión inefable, no es así, algunos sí y otros no tanto. Entonces, por esos motivos es que algunos gravitan hacia unos maestros y otros hacia otros también, porque por ahí las palabras son muy específicas en cada uno. Pero es eso mismo, esa vitalidad está relacionada con lo inefable.

Alejandra Gorriz: ¿Es en relación a esta experiencia, a este punto de experiencia que usted hablaba que llega en forma de imágenes?

Guillermo Beilinson: No, no de imágenes, esto no tiene imágenes. Eso se refería a la profecía, en la profecía sí, al profeta sí pero es muy particular lo que pasa con el profeta, pero no pasa con esto. Incluso es algo que no se puede… el Rebe Najmán dice que es posible que uno tenga una experiencia de esta clase y que a los instantes siguientes no pueda transmitírsela ni siquiera a uno mismo. O sea, no hay nada de esto que se pueda transmitir, uno puede hablar con el otro si el otro estuvo en ese lugar, puede decir sí, entiendo lo que estás diciendo, pero no se puede transmitir qué es lo que pasa. Incluso uno mismo no puede decirse qué es lo que estuvo pasando. Hay algo también -lo voy a decir ya que estamos hablando de esto- cuando una persona se anula en la medida en que está haciendo algo que no es lo que quiere hacer, sino que es la Voluntad lo que hace que lo haga, hay una desaparición de la conciencia en microsegundos, en un ámbito donde la conciencia desaparece, deja de haber objeto y sujeto, deja de haber experiencia. Hay algo que es una… que no tiene nombre, que en hebreo tiene nombre  bitul, que es anulación. Pero eso pasa cuando la persona hace algo que está obligada a hacer porque la Voluntad lo indica.

 

Marisol Gutiérrez: Entonces, algo de esto vital tiene que ver con lo inefable. ¿Vos creés que es posible acceder a eso sin todo lo otro que tiene que ver con el despliegue del texto sagrado, con la explicitación, con algo de lo que aparece de ese costado? ¿Creés que se puede acceder a esto sin lo otro, que lo otro es también una condición de necesidad para esta experiencia vital?

Guillermo Beilinson: Bueno, eso está relacionado con lo que es el tema de la fe. Para la Torá, la fe es un recipiente, es el recipiente por excelencia donde se puede captar esto inefable. Ahora, como la fe es un recipiente neutro puede captar cualquier cosa, o sea uno puede tener fe en cualquier cosa. Entonces, la única manera de que la fe sea verdadera es si ésta funciona dentro de ciertos parámetros axiomáticos, si no, no. Entonces, lo que vos preguntás está… la fe tiene que estar dentro de los parámetros axiomáticos de la Torá para captar esto que yo estoy diciendo que uno puede captar. O sea, puede ser en otras religiones, en otras cosas, no sé lo que sucede, no tengo idea de lo que sucede allí. Pero básicamente se necesita el parámetro axiomático para que la fe sea verdadera, si no ¿cómo sé lo que estoy creyendo? Para que realmente transmita eso, tiene que haber una fe específica.