La formación del analista

LA FORMACIÓN DEL ANALISTA. Noche de la Instancia Diagonal. 7 de junio

Carlos Jurado

1. Interrogación del trípode Freudiano: análisis, control y estudio de la doctrina
Inicio el recorrido de esta noche para conversar sobre el tema que proponemos, la formación del analista, con una cita de Freud de su texto “Análisis terminable e interminable”. Se podría decir mucho sobre este pasaje, pero hoy solamente quiero subrayar una indicación muy precisa que la considero lo fundamental, es cuando Freud escribe: “¿Dónde y cómo adquirirá el pobre diablo aquella aptitud ideal que le hace falta para su profesión? La respuesta rezara: en su propio análisis”, y más adelante agrega “Cumple su cometido si instala en el aprendiz la firme convicción en la existencia del inconsciente”. (1) La experiencia del propio análisis toma un carácter ineludible ya que sin él no hay formación posible del analista, la experiencia del análisis personal es el primer paso a considerar en la formación, la emergencia de lo reprimido hace notar al analista en que las formaciones del inconsciente vienen al lugar de la formación del analista, es decir es el material de su formación.
Freud agrega dos dimensiones más necesarias para la formación: la supervisión y el estudio sobre los textos, es decir, el trabajo epistémico sobre la doctrina psicoanalítica.

2. Tres por qué
Podríamos interrogar cada una de estas tres dimensiones de la formación del analista a partir del por qué ¿Por qué el análisis personal?, ¿Por qué la supervisión? y ¿Por qué el estudio sobre los textos psicoanalíticos? Empezar a responder estas preguntas nos acercarían a la conversación de esta noche, para que cada uno agregue lo que ha podido elaborar sobre estos temas.
Lacan conservo la trilogía sobre la que Freud apoyaba la formación del analista, pero la subvirtió profundamente. Le llevo varios años de trabajo y la invención de un programa exhaustivo desregular lo puesto en funcionamiento por Freud. Cuando escribe su texto “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el analista de la Escuela”, da una indicación al inicio, advierte que ese texto debe leerse sobre el fondo de la lectura, a hacer o rehacer, de su artículo: “Situación del psicoanálisis y formación del analista en 1956”.
Voy a volver sobre la “Proposición de octubre…” para ubicar en torno a la formación del analista y la necesidad de su propio análisis lo siguiente, Lacan dice, cito: “[…] por un modo de asegurarse de que el traje no le va al psicoanalista -resguardo contra el temor de que este se meta demasiado rápido en sus hábitos.” y agrega, “Lo que nos importa aquí es el psicoanalista, en su relación con el saber del sujeto supuesto, relación no segunda sino directa.
Está claro que del saber supuesto él no sabe nada. El Sq de la primera línea no tiene nada que ver con los S en cadena de la segunda, y solo puede hallarse ahí por encuentro. Apuntemos este hecho para reducir a él lo extraño de la insistencia de Freud en recomendarnos abordar cada caso nuevo como si no hubiésemos adquirido nada de sus primeros desciframientos.” (2)
Lo que está en juego aquí es que el traje del analista siempre le queda un poco mal, y para no meterse rápidamente en él, para sostener el sujeto supuesto saber es necesario pasar por un análisis para captar la dimensión del semblante que está en juego en la experiencia. Hacer la experiencia de que el analista no sabe del saber que se genera en un análisis es el antídoto contra el totalitarismo de una práctica que anule lo real. Abordar cada caso nuevo como si no hubiésemos adquirido un saber de los casos anteriores ubica al saber en otro lugar, “en reserva”, lo que hará posible que el dispositivo analítico despliegue su alcance.
La cura psicoanalítica para Freud producía una neurosis artificial de la cual el paciente podía curarse con el método psicoanalítico. Lacan, con el sujeto supuesto saber toca el mismo punto y al formalizarlo lógicamente construye la entrada y la salida del análisis, que como dijo Miller no son equivalentes.
En el final del análisis, en tanto que atravesamiento del fantasma, este queda marcado como el lugar privilegiado donde se construyó la ventana sobre lo real. En ese mismo instante del atravesamiento se produce la inconsistencia del Otro y la destitución subjetiva, lo que da como resultado el pasaje de analizante a analista.
Al trabajar ese pasaje, Lacan empieza a ubicar en el agente del discurso del analista al objeto a, ese resto que se produjo en la salida del análisis y que es lo que le permitirá al analista hacer semblante de objeto, prestarse a ocupar en la experiencia con sus analizantes el semblante de objeto, para que se pueda repetir con otros la experiencia que él llevo adelante. Cito: “En este deser se devela lo inesencial del sujeto supuesto saber, desde donde el analista por venir se consagra al agalma…”. (3) Ese semblante de objeto, para decirlo en términos simples sería haber encontrado ese vacío que ha sido la causa del deseo del Otro para hacer uso de él en el psicoanálisis.

3. Autorizarse no es auto-ri(tuli)zar
Lacan en la “Nota Italiana” del año 1973 vuelve sobre el tema de la autorización del analista, recordemos que en la “Proposición de octubre…” dice que se autoriza a si-mismo, y nos deja frente a un enigma ya que para Lacan no había sí mismo, el significante no se puede representar a si mismo, insiste a lo largo de todo el Seminario 14 y en otros lugares.
Al retomarlo en el 73 bajo el neologismo auto-ri(tuali)zar, pone el acento en que para pedir la entrada a la Escuela hace falta que el candidato haya hecho la experiencia del no-todo, aquí lo que es necesario es el análisis, aunque no es suficiente. Solo el analista se autoriza por sí mismo.
En efecto, Lacan precisa claramente que, si el analista se autoriza solo a sí mismo, solo un analista puede autorizarse, y no cualquiera. La lógica del principio no es: me autorizo, por lo tanto, soy un analista; sino: soy un analista, por lo tanto, me autorizo. Se acentúa así la exigencia del análisis, conducida hasta sus implicaciones ultimas. Para ser analistas es necesario haber habitado la experiencia del inconsciente, volvemos a encontrarnos con Freud aquí. El problema de esa época era la ritualización en la que había caído el “autorizarse a sí mismo”, es un tema para seguir pensando en la actualidad.
A esa altura de su enseñanza, en la primera clase del Seminario 20 Lacan dijo, cito “Me percate, además, de que mi manera de avanzar estaba constituida por algo que pertenecía al orden del no quiero saber nada de eso”. (4) Esta frase exige ser interpretada, arriesgo una: la manera de avanzar en su camino, para Lacan fue renunciar al saber, al sujeto supuesto saber. En el seminario de “La identificación” cuando inventa el S.s.S dice que hay que poder prescindir de él todo el tiempo, esta frase toma toda potencia en el Seminario 20 “No quiero saber nada” se opone al sujeto supuesto saber y al deseo de saber, comienza a desestimar el saber y la verdad y realza el goce. Hay en ese párrafo y en los subsiguientes un punto de inflexión en relación a la transferencia. Lo que constituye el camino de Lacan a partir de allí es el goce, vale decir que su brújula cambia. No querer saber nada de eso es la desconexión radical entre el Uno y el saber, desde ahí en adelante el S2 es lo que elucubra saber sobre los S1 de lalengua.

4. ¿Por qué el control?
En el “Acto de Fundación” de la Escuela francesa de psicoanálisis, sobre el control dice, cito “Los que vendrán a esta Escuela se comprometerán a cumplir una tarea sometida a un control interno y externo” y luego “en todo caso un control calificado le será asegurado al practicante en formación en nuestra Escuela”. (5) Es claro que para Lacan el control es responsabilidad del practicante como así también de la Escuela, esta última asegurara el control a sus miembros como parte de su funcionamiento.
Me pregunto, ¿qué se lleva a un análisis de control? en primer lugar se llega a partir de los impasses de la práctica, aquel punto en el cual se está enredado fantasmaticamente, podría decir en el punto en el cual el fantasma del practicante hace obstáculo a su escucha. Se lleva al control el discurso de un tercero y se pone al trabajo con otro analista para poder rectificar la posición, no subjetiva, sino la posición en relación al deseo del analista. El control como parte de la formación no se enseña con una técnica, es la búsqueda de resituar la diferencia.
Miller dijo en su curso El lugar y el lazo que “[…] el control apunta al lazo del analista con el lugar, es decir que viene a verificar, en esta perspectiva, su grado de desubjetivación en la experiencia”. (6) Es interesante la verificación que pone en juego el control. Ahora en la vertiente de la desubjetivación, ¿cómo entenderlo? En la medida que el análisis del analista progresa se espera que tenga incidencia sobre el fantasma, que este pierda consistencia, para dar lugar a la palabra del analizante. Se entiende entonces que el obstáculo es lo que genera el analista poniendo en juego en la transferencia su subjetividad.
En el Seminario 23, Lacan da un giro inesperado respecto del tema que estamos tratando, Llama mi atención que apruebe todo lo que los analistas que se han autorizado a si-mismos hagan, no hay ningún tipo de rectificación del lugar del analista en el control en un primer momento. Lo que sigue es otra etapa, en donde se trata del equivoco como instrumento para incidir sobre el sinthome. Para ello es necesario que algo en el significante resuene. El control es para el analista la posibilidad del pasaje del tiempo 1, el rinoceronte, al tiempo 2, hacer jugar el equívoco, que permitiría hacer caer el encorsetamiento del síntoma, del ideal, de lo verdadero y lo bello.

5. ¿Por qué estudiar los textos?
Para el estudio de los textos Lacan invento el dispositivo del Cartel como órgano base de la Escuela, ¿Qué función política tiene esta invención?
Quizás la más importante, es que el más-uno preserve el vacío en el saber. Aquel, no es el que más sabe en relación a los otros integrantes de cartel, sino se espera de él que sea capaz de estar a la altura de hacer surgir y preservar el vacío en las distintas investigaciones que se llevan adelante en el cartel. Si el cartel no funciona se instala el discurso Universitario en cuyo agente está el saber, la invención del cartel funcionaria en contra de ese discurso. Lacan cambia sus expectativas en relación al cartel, deja de esperar el progreso del saber para la Escuela, y lo ubica como el dispositivo capaz de encontrar sus crisis.
En el año 1975 Lacan hace una nueva apuesta en relación a la vertiente epistémica “Quizás en Vincennes…” puede leerse la necesidad de estudiar los textos de Freud para esclarecer, no aquello en lo que le ha servido, sino de lo que se ha servido, para formalizar lo que extrajo de su análisis y que es su formación. El pasaje por Freud es necesario, aunque insuficiente, porque agrega: “Ahora de lo que se trata es no solo de ayudar al analista con las ciencias que se propagan según la modalidad universitaria, sino de que esas ciencias encuentren en su experiencia la ocasión de renovarse”. (7) Esas ciencias son cuatro: la lingüística, la lógica, la topología y la antifilosofía.
Al cumplirse cuatro años de la creación del Departamento de Psicoanálisis en Vincennes Lacan saca algunas consecuencias del trabajo realizado. Dice que hay cuatro discursos y que cada uno se cree la verdad, pero solo el discurso analítico puede ir en contra de esa verdad. En Vincennes “se explota la antipatía del discurso analítico y el universitario […] La enseñanza -del psicoanálisis- se renueva confrontándose con su imposible”. (8) Agregaría lo imposible de la enseñanza en tanto el saber conlleva ese imposible.

Notas
(1) Freud, S., “Análisis terminable e interminable”, Obras Completas, Tomo XXIII, Amorrortu, 1996, p.250.
(2) Lacan, J., “Proposición del 9 de octubre sobre el analista de la Escuela”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p.267.
(3) Ibíd., p. 272.
(4) Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun, Paidós, Buenos Aires, 1995, p. 9.
(5) Lacan, J., “Acto de fundación”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p.247-248.
(6) Miller, J.-A., El lugar y el lazo, Buenos Aires, Paidós, 2023, p.16.
(7) Lacan, J., “Quizás en Vincennes…”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 333.
(8) Lacan, J., “¡Lacan por Vincennes!”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, Nº 11, Grama, 2011, p.7.