Invitada a compartir la mesa “El cartel puertas adentro” resonó la frase “nos vamos a divertir”. La misma frase que había escuchado al ingresar por primera vez a un cartel. Rápidamente una pregunta me puso a trabajar ¿qué podría transmitir acerca de esa experiencia tan singular que produjo un antes y un después en mi tránsito por la Escuela? Hace tiempo supe que se puede comenzar a recorrer los pasillos de la Escuela mucho antes de sentirse parte, inclusive veinte años después de recorrerlos, es un detalle lo que empuja la entrada. Pero aún si el cartel es la entrada, hay que decidirse a atravesar la puerta.
Dispuesta a escribir irrumpió el recuerdo de un sueño que había precipitado mi solicitud de admisión: “Invitada a la fiesta de la Escuela hay que decidir, entrar (con los analistas) o quedarme atrás (con los trabajadores)”. Así como lo escuchan, en ese absurdo me mantuve hasta que la experiencia del cartel abrió una puerta para mí, diluyendo esa falsa antinomia de Analistas vs. Trabajadores. En ese momento el cartel adquirió un nuevo sentido. Tal como dice Lacan en su Acto de Fundación de la Escuela de 1964(1): “para la ejecución del trabajo, -subrayo trabajo- adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo”.
Podía ubicar que en mi experiencia había progreso, pero aún no daba el paso. Fue luego de participar en unas Jornadas Anuales de la Sección Rosario, integrando un cartel, que una denominación ordenó un lugar. Al ser presentada como “nuestro elemento éxtimo”, me surgió una carcajada y un alivio sorpresivo. ¿Éxtimo al cartel o éxtimo a la escuela?… pensé. ¿Qué entender por éxtimo? Miller en su curso Extimidad (2) lo define como “lo más interior sin dejar de ser lo más exterior”. Un cuerpo extraño. El analista mismo es definido así, un éxtimo, al igual que el inconsciente. La extimidad nos dice, “es una fractura constitutiva de la intimidad”. Esa carcajada anunciaba ya que algo se había conmovido.
La bipartición entre el adentro y el afuera me había mantenido demasiado extranjera de la Escuela, por años la observaba desde un borde extraño. Entonces ¿cuándo se está adentro? El equívoco precipitó una decisión. Luego de mucho tiempo encontraba un modo amable de ingresar: por la puerta del cartel y, para mi sorpresa, ¡ya estaba dentro hacía tiempo! Sin saber que lo sabía, la fiesta había comenzado. Como todo aquello que logra alterar nuestra economía libidinal, la entrada al cartel fue un encuentro inolvidable. Por suerte no fue único, fue una sucesión de encuentros maravillosos alrededor de ese dispositivo. Cartel tradicional, cartel ampliado, cartel fulgurante, cartel presencial, cartel por zoom, cartel con integrantes cercanos o lejanos. Variadas formas de ser una entre otros.
El texto de Miquel Bassols (3) que animó este encuentro, subraya que el cartel no sólo es el principio de la Escuela misma sino la primera implicación que tienen sus miembros en ella, la apuesta será definirla como “una Escuela de trabajadores” que hace del saber supuesto el principio de una transferencia de trabajo y que puede valerse de otros saberes para interrogar al psicoanálisis. Al leerlo irrumpió la idea de advertir que se trata de entrar a “la fiesta de los trabajadores” y el cartel, lugar donde hallamos los cimientos del trabajo de la Escuela es su puerta de entrada. Bastaba releer “La Declaración de la Escuela Una” (4) para ubicar el isomorfismo conceptual entre ambos: 1) es una experiencia subjetiva transnacional y translingüística; 2) el éxito de su perennidad supone que se despegue de la persona de su fundador para desarrollarse conforme a la lógica que la habita; 3) es la realidad libidinal hecha para soportar la transferencia de la masa que la ha creado; 4) es una aventura comandada por Eros donde sólo podrá dar lo que no tiene; 5) dependerá absolutamente de la lógica del discurso analítico, sin ninguna concesión, contrario al discurso universitario donde el semblante de saber hace la ley del plus de gozar; 6) subvierte la métrica de lo próximo y lo lejano, sustituyéndola por una topología.
Entonces el cartel, como parte de una construcción más amplia, apunta a asegurar la transmisión del psicoanálisis, una invitación a trabajar donde cada uno pueda hacer algo con su estilo y con su deseo de saber. Así lo atestigua esta noche la conformación de esta mesa. Y entonces ¿cómo entrar a la Escuela? se pregunta Bassols… llamando desde el interior responde, desde el cartel.
Un lugar, podemos añadir, que no deberá ceder a la tentación Procusto donde alguno pretenda cortar o estirar a su medida con el afán de que todo encaje. Quien se sumerja en este dispositivo, no encontrará terreno fértil para el beso de narciso, más bien será invitado a trabajar abandonando toda infatuación, sin apoltronarse en saberes estancos, repetidos hasta el hartazgo que no despiertan el más mínimo entusiasmo.
Para finalizar y movida por compartir algunas reflexiones acerca del cartel en la ciudad, me oriento a pensar que es un dispositivo más que adecuado para revisar la modalidad de nuestra práctica. Quienes formamos parte de servicios de salud pública en constante intercambio con profesionales de otras disciplinas, pretendemos afirmarnos en una ética que despeje el malentendido, redoblado históricamente, dice Lacan (5), por un desconocimiento -interno al propio movimiento- acerca de nuestros fundamentos. Apostemos que nuestro trabajo en la Escuela, en los carteles que la conforman, puedan enlazarse a la razón por la cual se sostiene la presencia de psicoanalistas en los espacios de salud abriéndose así las puertas para aquellos que quieran entrar a lo que denomino hoy: la fiesta del cartel.
Notas:
(1)LACAN J; “Acto de fundación”, Otros Escritos, Paidós, 1ra ed. 4ta reimp, CABA, 2018.
(2)MILLER J.A; “El objeto en el Otro” en: Extimidad, Paidós, 1ra ed. 3ra reimp, CABA, 2017.
(3)BASSOLS M., “La puerta del cartel”, en: 4 más uno, Nueva serie, #1. (http://www.cuatromasunoeol.com/edicion/001.logica-colectiva.miquel-bassols)
(4)AMP; “Declaración de la escuela Una”. (http://lemessager.online.fr/Castellano/declaracionescuelauna.htm 5 / 3/17 23<05)
(5)LACAN J; “Variantes de la cura tipo”, Escritos 1, 14ed, 2da reimp, Argentina, 1988