BASTA DE TRAGEDIA. BASTA DE COMEDIA. NO HAY DRAMA. Primera Noche de Biblioteca. 26 de junio
Verónica Escudero

Comienzo agradeciendo a la Secretaría de Biblioteca, que a partir de la invitación a participar en esta mesa, me puso en tema de la Jornada anual de la Sección, sin saberlo.
Dos ideas acompañaron la elaboración de lo que hoy traigo para compartir con ustedes. De alguna manera, se convirtieron en las cuerdas que no solté…mientras me preguntaba insistentemente ¿por qué eligieron a Claudel?
La farsa
“ (…) entonces mi sueño ha quedado perturbado un momento por la siguiente pregunta – me he preguntado si no estaría yo ignorando en los acontecimientos contemporáneos la dimensión de la tragedia (…) luego me dormí, dejando la pregunta en suspenso. Esta mañana al despertar, la pregunta había perdido, al menos, parte de su peso. Se ponía de manifiesto que siempre estamos en el plano de la farsa.” (1)
Nunca había trabajado la referencia de Claudel hasta esta oportunidad. Voy a comenzar contando que Paul Claudel fue para mi primero el hermano de Camille, esto hizo que le supusiera cierta experiencia con la “locura femenina”-lo digo en el sentido de lo femenino como versión del más allá del nombre del padre-. Esta idea fue una de las cuerdas que me acompañó durante el trabajo y que, finalmente, al encontrarme con una biografía del autor (2) y una referencia de Lacan sobre la “construcción de la mujer que realiza Claudel” (3), me decidieron no solo a no soltarla, sino a dejarme orientar por ella.
“El mito de Edipo hoy” -un comentario de la trilogía de los Coûfontaine, de Paul Claudel-, así ha nombrado Miller al apartado en el que se trabaja esta referencia. Esta trilogía (4) de principio de siglo XX recorre tres generaciones de la familia Coûfontaine, quienes han sufrido la supresión de los privilegios como consecuencia de la Revolución francesa. Este es el marco histórico-social que conviene tener presente: el de las consecuencias que la Revolución tuvo en la declinación de las formas de autoridad tradicional del Antiguo régimen, los desórdenes en la organización social y las diferentes respuestas restaurativas. (5)
Lacan va a situar a lo largo de esta trilogía lo que denomina “el drama del deseo humano” (6), recordándonos que lo subversivo en este punto es la relación del hombre con el lenguaje. A la par que va construyendo los puntos de apoyo en los que se afirma, para decir que la trilogía de Claudel es una tragedia contemporánea.
En ese proceso se detiene en los elementos que componen la escena final de la primera obra. No voy a entrar en detalle aquí, pero les recomiendo leer el análisis que va haciendo de las condiciones en las que muere la protagonista -Sygne de Coûfontaine-, diferenciándola de Antígona y así iluminando la diferencia entre la tragedia antigua y la contemporánea. Sí me voy a detener en la reflexión de Lacan con la que termina este análisis, dice así: “lo verdaderamente subversivo es ver sobre el escenario la sustitución de la cruz por la imagen de una mujer (…), donde se abre una brecha más allá de toda fe… ¿no es para nosotros el índice de un sentido nuevo dado a lo humano?”. (7)
¿Podríamos, entonces, decir que Claudel le permite a Lacan leer en la sustitución de la cruz por la imagen de una mujer, un nuevo sentido de la época?
Tampoco voy a desarrollar el argumento del “El pan duro”, pero voy tomar la escena en la que según Lacan convive la dimensión de lo trágico con lo “bufo”. (8) Se trata de la escena en la que el hijo rechazado -Luis de Coûfontaine- retorna de las tierras exiliadas a suplicar al padre -Tureleure- que le devuelva los atributos que le pertenecen y que le ha robado. Frente a la negativa de acceder al pedido por parte del padre, el hijo pone en marcha el plan de una especie de “parricidio devaluado”, que organizaron dos mujeres -sendas amantes-. El mismo consistía en darle al hijo dos pistolas sin cargas, las que frente al mínimo gesto de amenaza harían que el temible viejo asesino y usurero se muriera de miedo. Allí ubica Lacan lo tragicómico. La farsa del padre. Todas las figuras restauradoras del padre, del viejo orden, aparecen así caricaturizadas, irrisorias. Lacan hace especial hincapié en el deseo de las mujeres que preparan el parricidio tragicómico. Son mujeres que se juegan al padre a los dados (a diferencia de la comedia clásica que se la juegan al padre, acá “es jugado”). Cada una jugando sus ases, sus deseos. (9)
¿Qué nos quiere señalar Lacan con esta “mitología” claudeliana? No es casual que en la trilogía se trate del padre, y la emergencia de una descomposición caricatural del mismo. Nos lleva hasta ahí para hacernos calibrar el resorte de la castración en relación al drama del deseo, más allá de las versiones del padre, incluso advirtiéndonos de no desviarnos por la madre castradora.
Lo que nos enseña esta tragedia contemporánea, así como los neuróticos con su culpa, es lo que hay que pagar cuando el dios que ha muerto es el dios del destino, y el hombre se convierte así en “rehén” del verbo (del significante), llevándonos a la dimensión del problema del surgimiento del deseo más allá del nombre del padre “entre la marca significante y la pasión del objeto parcial”.(10) Cada una de las tres obras permiten explorar distintas naturalezas del deseo.
El paso siguiente Lacan lo de en relación a la función del mito en la clínica, y nos recuerda que lo central es la coherencia significante que tiene todo mito, que hace que las transformaciones en las configuraciones generacionales respondan a ella. Allí nos dice que: “Es imposible que abordemos al sujeto del que nos ocupamos en el análisis sin topar con la función del mito”. (11) Y agrega que los mitos son figuras que se pueden relacionar con la implicación de un sujeto capturado en el lenguaje, en el juego de las palabras.
La banalización del trauma
Para terminar, voy a tomar la otra cuerda que no solté, la voy a llamar “la banalización del trauma”, tomando la expresión del testimonio de pase de Carolina Koretsky -presentado en el último congreso de la AMP “Todo el mundo es loco”-. Allí, Carolina contó que el significante “partir” le permitió desplegar la novela familiar y la neurosis infantil, contadas sin ningún afecto. La analista le señala: “qué duro debió ser eso”. Para Carolina esa frase tuvo “Un efecto de interpretación mayor, inolvidable, porque arrancó la banalización que recubría el trauma y permitió constituirlo. Sin que alguien lo advierta, una oscura repetición de exilios y de migraciones volvía a ponerse en juego: esos abuelos llegados a Argentina entre las dos guerras creían tener al fin una tierra. Dos generaciones más tarde, yo esperaba a los funcionarios judiciales como mis abuelos a los pogromos”. (12)
¿No vemos ahí el uso del mito como condición, en este caso, de la constitución del trauma en un análisis? Como si se pudiera decir que el analista imputó un afecto que localizó la tragedia, revelándose para Carolina el destino que escribía una y otra vez. Fue necesario que se revele su propio mito individual, para poder dar paso a la constitución del trauma, desbaratando la defensa de banalizarlo.
Entonces, a veces, ¿de la banalización del trauma a la tragedia?
¿Cómo acercarnos a ese punto irreductible, que permite desenredar las contingencias que se escribieron como destino? Ahí donde no hay tragedia, ni comedia. Ni drama.
Notas
(1).Lacan, J.: El Seminario, Libro 8, La transferencia, Paidós, Buenos Aires, 2003, pág 287
(2) Gonzalez Taboas, C.: Acerca de Paul Claudel, Revista Descartes N° 6, Anáfora editoras
(3) Óp.cit (1), pag 348
(4) Las obras que componen esta trilogia son: “El rehén”, de 1909, “El pan duro” de 1914, y “El padre humillado”de 1916
(5) Godoy, C. Galiussi, R.: “Las declinaciones del padre en psicoanálisis (1938-1961)”, Anuario de investigaciones, Volumen XX, Facultad de Psicología, UBA, en https://www.redalyc.org/pdf/3691/369139949023.pdf, 2013
(6) Óp.cit (1), pág 305
(7) Óp.cit. (1), pág 318
(8) Óp.cit (1) pág.326
(9) Dice de Lumir -la amante de Luis- tener un deseo “absoluto”, que la lleva a realizar su muerte en su tierra natal. Mientras que el deseo de la otra – Sichel, la amante del padre e hija del prestamista- renace en un deseo de maternidad y una voluntad de control
(10) Óp. cit (1) pág 334
(11). Óp.cit (1) pág. 357
(12) Koretsky, Carolina “Partillegadas” testimonio de pase ocurrido durante la cita con el pase, en el contexto del congreso de la AMP 2024. Documento de circulación interna.