Argumento – Versión ampliada (1)
Gabriel Racki
1-Releyendo argumentos y contribuciones, encuentro un trazo grueso común. La práctica en las diversidades, llama desde nuestro discurso a que exaltemos sinthome y singularidad. Eso no era obvio al inicio de nuestra elaboración colectiva, no vi ni una intervención que no enfatice eso.
Primer conclusión segura de nuestro trabajo hacia las jornadas: diversidades se nos acercó, le metió presión a nuestros términos: sinthome-singularidad. La práctica en las diversidades llama a que exaltemos sinthome y singularidad. Creo que no ví ni una intervención que no enfatice eso. El significante que proviene del campo social: “diversidad” nos ha provocado mucho a repasar sinthome y nuestras formas de categorizar singular, particular-universal… En la presión sobre sinthome destaco, no solo la dimensión clínica y epistémica, sino el máximo relieve que se le viene dando a la dimensión política, (como lo resaltó en su argumento Christian Ríos), como un modo de plantarse frente al discurso y los usos políticos del término “diversidades”. Podemos seguir la pista de esa presión, qué hiancias va abriendo sobre nuestros términos sinthome-singularidad, por ejemplo a través de los textos de “Heteros”…solo resaltando algún detalle, (como German Schwindt viene enfatizando de qué se trata en la práctica). Observarán que no son comentarios que despliegan el concepto, sino detalles sobre como sinthome -singularidad responden a los desafíos actuales de la “diversidad”.
Por ejemplo: -Rosana Salvatori, ante reivindicación de derechos de goces, y pasión por la auto percepción, resalta sinthome por el sesgo de la singularidad, como “identidad sinthomal.”, sin A.
-Josefina Altschuler: ante diversidad de nominaciones de hierro, el psicoanálisis aporta lo vivo por lo singular, enfatiza sinthome como goce propio.
-Claudia Lazaro, a partir de una fructífera oposición entre una joven de 14 años de la época, que pide cambio de DNI, y la joven homosexual, resalta que se trata de una época de interceptación de la formación de síntoma. Si el síntoma se forma, contiene el empuje a la realización del fantasma alimentada por la época.
-Claudia Lijstenstein, con el tema géneros, pregunta de dónde se extrae sedimento del A para inscribir algo de lo hetero. Opone las nominaciones imaginarias, la pequeña diferencia relativa al significante, el binarismo significante a la diferencia absoluta como invento de saber sobre lo sexual, como singularidad absoluta.
-Carlos Jurado, plantea la relación sinthome-iteración a través de Borges (“El Aleph” y “Funes el memorioso”), la iteración como simultanea, no sucesiva. Sinthome leído como desde acontecimiento de cuerpo, instante perpetuo de mundo multiforme.
-Cecilia Gorodischer, con Borges también, plantea “El Alef” de huellas digitales, diapasón en orquesta humana, es la dimensión social de sinthome-singularidad: como diapasón, sonido propio en medio de diversidad, nunca solo.
2-Resumo entonces: sinthome-singularidad, da cierta identidad, goce propio, contiene empuje social a realización de la fantasía, invento de saber, iteración multiforme desde donde se vive, voz propia nunca sola…
Entonces, segunda conclusión con los aportes de “Heteros”: la práctica analítica en la diversidad, lo seguro que podemos decir, es que trata lo diverso sin la referencia a ningún ideal. Siguiendo los términos de la ética, del inicio del Seminario 7, nada que se aproxime a adaptación, maduración, ni autonomía, nada que condense alguna forma de “para todos”. Cada rasgo subrayado por nuestros colegas transmiten la acción analítica vetando cualquier tendencia del hablante a lo universal…como clave de su incidencia, en la época del empuje superyoico hacia el todo.
Bueno, a partir de estas coordenadas les leeré el argumento y cuatro líneas de reflexión-conversación posible: “El título de nuestras IX Jornadas nos incita a indagar la orientación de nuestra práctica en relación con las diversidades, un término que tiene gran prestigio social. ¿Qué le aporta la práctica analítica al campo de las diversidades? Y, ¿cómo la apertura al significante “diversidades” lleva a ventilar principios del propio psicoanálisis?.
Lo primero es una convergencia: ¡La práctica analítica es en las diversidades! Eso implica exaltar que su hábitat no es el de la homogeneidad. La práctica analítica no solo habita en la diversidad, sino que encarna una ética que se opone a la tendencia a lo homogéneo. Esta pendiente hacia la homogeneidad podemos leerla en tres vertientes: En el espíritu científico que impulsa la univocidad del imperio algorítmico, y de liquidar del lenguaje todo signo de lapsus, juego de palabras, goce de bla bla. También en la ficción igualadora del derecho, y en el imperativo kantiano-capitalista que fuerza a una ronda sin fin hacia el “todos consumidos” por una lengua mortífera que entroniza el objeto a en el cenit.
En este primer plano la práctica analítica agita la diversidad en cada rincón de la polis, haciendo escuchar al misterio del cuerpo hablante más allá de la ilusión de borrar sus huellas en la transparencia de la neuroimagen, ejerciendo la suposición del sujeto del inconsciente como revés del sujeto del derecho, y poniendo en juego el valor único del amor de transferencia contra la dirección absoluta de forcluir todo signo de falta. La práctica analítica implica alojar decididamente la profunda diversidad del ser parlante como sufrimiento y opacidad, despertando en cada caso el trauma e invento singular y sinthomático de cada uno, vez por vez, sin ninguna chance de decir “todos”, ni de apoyarse en ningún imperativo de uniformidad.”
Aquí les sumo una puntuación a través de una viñeta reciente.
3 -Les cuento una viñeta reciente: un padre cuenta que una fobia de su hijo es diagnosticada como una disfunción neuronal en la función de la percepción visual del objeto fóbico (el agua). El padre está asustado frente a resultados de los tests, está angustiado. La exclamación del analista: “¡que tienen que ver las neuronas!”. El avance de las neurociencias es hoy una partida muy complicada en la “polis”, instituciones educativas, asistenciales, etc. Por algo Lacan , en el seminario 20 situaba “signos de amor” en zona de giros de discurso…o en tomar un signo …como signo de sujeto.
En relación a otros discursos más que nunca podemos decir, que el analista encarna primero el signo de amor, sin rubor…como llamar sino esa pasión…que tal vez cuando es acción en el borde de otros discursos se hace más evidente como amor…incluso el factor disruptivo, real del amor…tiene que entrar por algún agujero o poro y cambiar el curso de las cosas. Frente a un niño que está al borde de entrar en una maquinaria de aparatos, tests, análisis de sus funciones cognitivas, medicación, etc. Incluso es una vertiente real, disruptiva del amor, necesaria para cambiar el curso discursivo.
Y, en segundo lugar, también el veto a la tendencia a lo homogéneo, se fundamenta en una práctica cuyo fundamento es la introducción del misterio del cuerpo hablante. Su introducción es a través de dos tensiones: una con el “yo pienso”, el cogitans cartesiano, piloto de su cuerpo.
La otra tensión es con hacer de la práctica una pura búsqueda de una verdad reprimida. Formulamos mejor nuestra incidencia introduciendo el cuerpo que habla como secreción de diversos goces. Y la posición del analista en concordancia con las pulsaciones del síntoma, como lo define Miller en la presentación del Congreso Mundial del 2014: incidir sobre sus secreciones, goces, sobre configuración de goces… no es el fundamento práctico la verdad, siempre mentirosa.
Entonces hasta acá, la práctica analítica orientada por la política del sinthome para alojar la diversidad, implica una acción disruptiva respecto a la tendencia de otros discursos: por la introducción de un espacio subjetivo de amor, y por la introducción del cuerpo hablante como un misterio.
Sigue argumento: “Un segundo sesgo es la diversidad como designación de la multiplicidad de presentaciones subjetivas: nominaciones, identificaciones, prácticas de goce, multiplicidad de género. Esta dimensión de la diversidad está indexada con cierto valor de ideal social en oposición a las referencias simbólicas y de goce universales y tradicionales. En esta frecuencia la práctica analítica ¡se sumerge!. Podría decirse que es dócil a las presentaciones de esta diversidad, incluso se nutre sobre la variedad de modos de anudamientos subjetivos. Es desde esa decidida inmersión, que no retrocede en la apuesta en cada caso por abrir la hiancia por donde hacer respirar una pregunta subjetiva, así como de encarnar la pasión analítica sin ninguna voz canónica en el horizonte. Es la invocación de J-A. Miller a un esfuerzo de poesía de los analistas del mañana en la era post-paterna (1)”.
Acá les agrego un comentario: Aprovechando el término “docilidad” para extenderlo y decir que el analista es dócil a los significantes identificatorios, desde los que se nominan variadas presentaciones clínicas, en distintas épocas: a la depresión, los trastornos alimentarios, las distintas toxicomanías, lo trans, ahora el significante diversidad. Así como mencionamos lo disruptivo del discurso analítico frente a otros discursos, ésta es su faz de docilidad para alojar las presentaciones de cada época. Además es coherente con la índole de subversión subjetiva con la que trata el analista. A veces tengo la impresión que se nos pasa esa índole, que permanece menos visible tras la categoría sinthome. En el escrito “subversión del sujeto” Lacan trabaja los grafos del “último lustro” (como los llama), de “eso habla a eso goza”. Del sujeto saben que queda apenas un: “eso goza” en un contorno vacío (masa amorfa de goce que no entra en mar de los nombres propios) o ya nadie (respuesta a J. Hipolitte)…huellas de un borramiento…defensa fundamental ya nadie… imaginan una subversión mayor?. Y del lado A quedó el misterio de una tumba vacía, no hay cadáver, no hay ley, ni A del que agarrarse…quedó ese par: ya nadie/tumba vacía. Miller conecta esa subversión con una lectura-fundamento de “todo el mundo es loco”, no parte de hay o no Nombre del Padre, sino que la subjetividad arranca por un piloto que se borró, quedó una marca de goce en un contorno, defensa frente a agujero…de piloto. ¿Habrá mejor antecedente para empezar a concebir que la vida subjetiva empieza y gravita sobre el acontecimiento de cuerpo singular, y no sobre una ley simbólica común desde la que se estructura el sujeto? Así que leído desde tamaña subversión subjetiva, no queda otra que la inmersión, la docilidad en la lengua del A. Es por ahí que se entra a esa marca fundamental, defensiva. Es sobre esa defensa que se arman los diversos anudamientos subjetivos.
Sigue argumento: “Un tercer sesgo viene de la pregunta que la diversidad clasificatoria le genera al psicoanálisis. Siguiendo la puntualización exquisita de J-A. Miller (3) sobre las psicosis: hay una tensión permanente en Lacan entre por un lado la relación con la verdad, que lleva a todos delirantes y el relieve a dar a lo real del padecimiento psicótico que no es una apariencia. Hay que mantener juntas estas dos postulaciones, la inclinación a defender solo la primera puede llevar a que la psicosis sea un semblante social y anulamos su real, pero si nos inclinamos por la segunda, está el peligro de volverse demasiado técnicos, instaurar barreras, y protegerse de la locura. Por eso Lacan en el ´67 felicitaba al joven psiquiatra cuando confesaba estar concernido, y angustiado por un paciente, aunque la angustia sea poco fiable para dirigir el tratamiento. – Tal vez esta tensión permita trazar una buena dirección frente a la discusión sobre la diversidad clasificatoria y la despatologización: el practicante del análisis se orienta por las estructuras diferenciales del pathos del sufriente, pero no sostenida en ningún tipo de ideal de funcionamiento ni de doctrina divinizada, sino desde una posición de decidida “humildad analítica”, basada en la convicción de un trabajo permanente sobre su propia locura.
Por eso Lacan en el ‘67 felicitaba al joven psiquiatra cuando confesaba estar concernido y angustiado por un paciente, aunque la angustia sea poco fiable para dirigir el tratamiento. (4)
Tal vez esta tensión permita trazar una buena dirección frente a la discusión sobre la diversidad clasificatoria y la despatologización: el practicante del análisis se orienta por las estructuras diferenciales del pathos del sufriente, pero no sostenida en ningún tipo de ideal de funcionamiento ni de doctrina divinizada, sino desde una posición de decidida “humildad analítica”, basada en la convicción de un trabajo permanente sobre su propia locura.”
Reflexión: Recomiendo releer “Breve discurso a los psiquiatras”, de Lacan, ´67. Allí hay un muy buen fundamento exaltado por J-A. Miller: La posición del analista frente al loco no se fundamenta desde ningún ideal teórico, ni de normalidad. También lo distingue del sujeto de la ciencia que desconoce “su otra mitad”: la relación con el objeto y fantasma, con el precio de la universalización del sujeto. Así va depurando la posición más conveniente: la de estar concernido por lo real del loco. Recomiendo también leer “El placer y la Regla Fundamental”, o “Respuesta a Albert”, del ´75, inédita. La Rf no es placer, siempre contaría la homeostasis subjetiva..…y algunas perlas sobre lo singular:…sudar particular para obtener singular…(no los opone) y otra definición de lo singular: pasar por buen agujero para el invento de lo singular.
Sigue argumento: “Finalmente, nos convoca una práctica animada por un deseo: el deseo del analista, una “x” que nunca converge con nada objetivable, ni con anhelos, ni con ninguna demanda, con ningún ideal científico, ni aspiración de enseñanza ni de dominio. Funciona desde una diversidad radical con toda identificación posible y con toda forma de verdad prescrita o de garantía. Solo hace eco con una escritura que Lacan sostuvo desde sus primeros grafos hasta su última enseñanza como clave fundamental de lo que moviliza un análisis: el enigma de A/ (el Otro barrado). En esa letra de Otredad barrada anida la repuesta última sobre lo que vivifica un análisis, y tal vez palpita la diversidad estructural de la práctica analítica y su entusiasmo por promover que cada sujeto pueda hacer con lo insoportable de su diversidad sufriente su propio invento.”
Nota:
(1)La versión original se encuentra en la página WEB de EOL-Sección La Plata Heteros # 1 http://www.eol-laplata.org/template.php?sec=Jornadas-y-eventos&file=Jornadas-y-eventos/ix-jornadas-anuales-de-la-eol-seccion-la-plata/heteros_01.html
(2)Miller, J.-A., (2002-2003) Un esfuerzo de poesía, Paidós, Buenos Aires, 2016, pág. 291.
(3) Miller, J.-A., (2007-2008) Todo el mundo es loco, Paidós, Buenos Aires, 2015, págs. 311-312.
(4) Lacan, J., (1967) “Breve discurso a los psiquiatras”, inédito.