Humor y superyó

por Verónica Di Batista

(7)carteles-di-batistaXXII Jornadas Nacionales de Carteles de la EOL- La Plata, 28 de Septiembre de 2013

Rasgo: Humor y superyó

Abstract: Intentaré ubicar los usos del sentido del humor como recurso para atemperar lo insoportable del superyó, el cual coordinado al goce –en Lacan– o a la pulsión de muerte –en Freud–, se presenta como instancia estructural que habita al sujeto, dando lugar a la paradoja de que uno aparece ligado por estructura a algo que no le hace bien. Sin embargo, desde el psicoanálisis, podemos ofrecer modos en los que el superyó, ubicado como significantes amos, pueda ser atemperado, y es aquí donde el sentido del humor es una vía para intentar hacer inconsistir, desde lo simbólico, algo de ese peso indialectizable. Haciendo lugar a las resonancias en la clínica como puesta a punto de este recorrido.

 

“Cuando se supone que el principio del propio bien vale para el sujeto, no se puede entender la pulsión de muerte, la clínica de la pulsión de muerte se manifiesta bajo su aspecto de superyó. La paradoja de esta instancia es que uno aparece ligado por estructura, a algo que no le hace bien” J-A Miller (1)

Encontramos que el Superyó en Lacan se alinea con el nombre de goce. A la altura del seminario 7, se lo presenta como imperativos extraños, paradójicos y crueles que habitan al sujeto.

En Freud se articula con la pulsión de muerte, como elemento estructural, en un nivel que solo puede ser definido en función de la cadena significante.

Entonces el superyó, coordinado al goce –en Lacan– o a la pulsión de muerte –en Freud–, se presenta como una instancia estructural que habita al sujeto, no eliminable, dando lugar a la paradoja planteada por Miller.

Sin embargo, desde el psicoanálisis, podemos ofrecer modos en los que el superyó, ubicado como significantes amos, pueda ser atemperado, y es aquí donde me interesa presentar el uso del sentido del humor como una vía para inconsistir desde lo simbólico, algo de ese peso indialectizable.

“La esencia del humor es ahorrarse los efectos a que habría dado ocasión una situación cualquiera, y saltearse mediante la actitud humorística, la posibilidad de tales exteriorizaciones. Es la contribución a lo cómico por la mediación del superyó, concediéndole así al yo una pequeña ganancia de placer” S. Freud. El humor. 1927 (2)

Es decir que el sentido del humor está, justamente del lado del sentido, alineándose al principio del placer, y podemos pensar su uso como forma de amortiguar el sufrimiento, tratándolo de forma menos dramática.

“Frente a esta presencia insistente de los significantes que representan al superyó, hay una manera de hacer con eso y es mantener cierto sentido cómico de la vida. El mundo está hecho de esta relación al superyó con el cual uno toma cierto disfraz y lo mejor que puede hacer es tener ese sentimiento cómico de la vida” E.Laurent, Ocuparse de la Payasada de G. Stiglitz en Lacaniana 14 (3)

Usos del humor

J. consulta por sentirse triste habiendo cortado una relación amorosa y no se explica porque, sostiene que ha hecho lo correcto siempre, piensa todo el tiempo “¿qué hice mal?”. Se le cuestiona esta visión lineal de que “si hago todo bien, el resultado es bueno”, para dar lugar a su propia pregunta de si él ¿es así o se ha armado así?

En relación a esto comienza a decir que su función en la familia fue la de “hijo perfecto”, siempre entre los padres. Y sitúa que, entre sus congéneres, es el raro, el viejo, preocupado, gruñón y renegado, recortando así algo de su posición.

Pero él quiere hacer su vida y se encuentra –vía el análisis– viendo que se la ha pasado interviniendo por la paz de los padres, entre ellos, siendo la alegría. Siente que si no mueve algo en pos de su deseo, quedará atrapado en el de sus padres.

Cabe aclarar que las intervenciones apuntaron a descomprimir, a perturbar esa fachada de tanta seriedad y estructura que J. traía arraigada, con lo cual pude valerme del sentido del humor para encontrar un modo en el que J. podía hacerse permeable a escucharse y a escuchar al otro. Siendo un recurso del cual él mismo se vale en su actividad recreativa: hace teatro, improvisación.

Es bajo estas coordenadas que, en sesión, una intervención recorta la frase “Fui-yo-alegría” a lo que asocia un consejo permanente de su padre “hay que mantener la fiesta en paz”, lugares que J. por mucho tiempo encarna.

Desde aquí, escuchando con asombro el tiempo verbal (pasado) en el que la frase es dicha; “fui”, comienza a ubicar y sustraerse poco a poco de ese lugar, encontrando paulatinamente una nueva forma de ser alegría y mantener la fiesta en paz: hace uso del teatro, en improvisación.

J. se da cuenta de que es gracioso y ocurrente, disfrutando de esto. Condensa y relanza, con aporte singular su posición.

Se empieza a mirar, elije su ropa y se anima a otras actividades, entre las que se cuentan las competencias de improvisación, obteniendo excelente performance y el respeto de sus colegas y amigos.

El uso del sentido del humor ha sido un modo de hacerse un lugar, para ser visto, escuchado y revalorizado.

En análisis es un recurso que torno a J. posible la escucha. De alguna manera rescatado por su sentido del humor particularmente sagaz e inteligente, recupera “fui-yo-alegría”, renunciando en este cambio de perspectiva subjetiva a ser alegría solo para sus padres, para ser alegría para él y todos los que lo vean actuar, concediéndole así, al yo una pequeña ganancia de placer.

 

Notas Bibliográficas

(1) Miller, J.A. “Clínica y Superyó»(1981-84), en Conferencias Porteñas, Tomo 1, Paidós, Buenos Aires-Barcelona-México, 2010, pág. 125.

(2) Freud. S.  El humor. 1927. Texto leído en nombre de S. Freud por Anna Freud el 1º de septiembre de 1927, en ocasión del 10º Congreso Psicoanalítico Internacional celebrado en Innsbruck. En el otoño de ese mismo año fue publicado en el Almanach Psicoanalítico para 1928. En http://psicopsi.com/El-humor.

(3) Comentario de E. Laurent sobre “Ocuparse de la payasada” de G. Stiglitz en Revista Lacaniana de Psicoanálisis, Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Año 10. Nº 14, Gramma ediciones. Buenos Aires, 2013, Pág. 124.