Horror al saber y deseo del analista

XXIV Jornadas Anuales de la EOL: Solos y solas. Lo que dice y hace el psicoanálisis –Buenos Aires, 28 y 29 de noviembre de 2015

Trabajos presentados en Mesas Simultaneas

 

por María Alejandra Gorriz

 

Agradezco la invitación a participar de estas Jornadas con el trabajo que presenté en las Jornadas de Carteles este año. La propuesta fue presentarlo tal cual estaba o reformularlo en relación con el tema que hoy nos reúne: “Solos y solas, lo que dice y hace el psicoanálisis”.

Contando con poco tiempo, elegí no reformularlo, pero sí retomar algunas cuestiones que ya había planteado en un trabajo anterior –del que se desprende el que presenté en carteles–, en torno a la formación del analista y el principio fundamental de Lacan “El analista no se autoriza más que de sí mismo…y de algunos otros”. Reparo en este “algunos otros” que introduce en el seminario de 1974 bajo una pregunta: “¿no habría podido ocurrírsenos en la Escuela que es eso lo que equilibra mi decir de que el analista no se autoriza más que de sí mismo”(1). Lo plantea ahí en relación al pase y las nominaciones, pero ¿podrá pensarse también en relación a la formación del analista?

La soledad del analista en su acto, en su deseo, en su autorización…aunque…no sin esos “algunos otros”. Más allá o más acá del dispositivo del pase, ¿podremos pensar los dispositivo de formación como lugares que propiciarían la introducción de estos “algunos otros”, operando de equilibrio o   ‹‹ balance contra el uso desviado que se hace del principio fundamental: “el analista se autoriza de sí mismo”›› (2)?

Seguramente no resulte un tema novedoso, pero me atrevo a plantearlo en la medida en que es el momento en que toman para mí cuerpo a partir de la formalización de un recorrido propio por controles, carteles y trabajos en comunidad analítica.

Y, no está de más decirlo, en cada paso, cada vez, ha quedado y sigue quedando interrogada para el analista su relación al saber; sesgo éste: el saber, desde el que –quizá– comienzo a recortar el tema.

Dejo esto acá, para pasar al trabajo presentado en las Jornadas de Carteles.

 

Este surge como una decantación, a partir de los efectos que tuvo una intervención de la Más Uno del cartel, que toma para mí el valor de una interpretación.

El rasgo: “Invención de saber y el horror que la preside”, inspirado en el «Seminario 21», seminario con el que tomé contacto por primera vez hace ya unos años a partir de un caso de psicosis cuyo análisis aun continúa. Sin embargo, el rasgo –en su valor de escritura– toca al analista, no es ajeno a su síntoma, y aquella interpretación permite cernir algo de esto.

Alguna referencia breve a la mencionada intervención: sucede en un espacio ajeno a las reuniones del grupo del cartel. Era una mesa sobre “El control en la Escuela” (3), tema para mí (hasta ese momento) muy diferente al tema que inscribía el rasgo. Presento allí  un trabajo desde mi propia experiencia. Una oyente –que causalmente era la Más Uno del cartel–discreta y alegremente me comenta que lo que había expuesto tenía relación con el horror al saber. Sorpresa y desconcierto. Nada que ver, me dije, en el primer instante. Pero, el tema me quedó dando vueltas. Algo se había producido allí. Un agujero en el saber y sobre el rasgo se instaló como efecto.

En aquel trabajo –el de Control y Escuela– había comentado algunas experiencias de control en los inicios de mi práctica, en los que destacaba los primeros intentos de buscar saberes académicos o manuales de procedimiento en Otros que autoricen el acto; en contra punto con los efectos de algunas supervisiones memorables en las que algo del orden del deseo del analista había operado, llevando a interrogar la posición del analista en su práctica, lo cual fue y es reconducido al análisis cada vez. Porque son supervisiones memorables; pero, ¿puede decirse que, por eso, el efecto de conmoción de la posición se dé de una vez y para siempre?

Sobre aquel trabajo, entonces, fue que la intervención de esa oyente se tradujo para mí en una interpretación desde su lugar de Más Uno, lo cual  permitió cernir un momento del propio horror frente a lo que se abre como un agujero en el saber, un agujero productivo, que relanza al trabajo desde otro lugar, bajo una dimensión del saber que no está ya establecido o “cocido” (4), sino que se “cuece” en el recorrido, como analista y como analizante. Una otra dimensión del saber, inédito, que en esta ocasión puso límite al adormecido camino recorrido entre los libros.

Horror al saber, escrito sin saberlo en aquel rasgo. Defensa en un primer tiempo ante aquella “disparatada” intervención. Pero… quedó dando vueltas… y a eso el analista le dio lugar, se dejó llevar. Quizá se trate, ahí, de no retroceder ante el horror, dando lugar a ese inédito deseo de saber que se produce, dejándose llevar por sus efectos. Tal vez así, una respuesta advendrá como posible y verdadera para cada cual.

Sin Otro pero no sin otros.

Finalizo, tomando una referencia de Lacan, del Seminario 21 de 1974, donde introduce una máxima diferencia entre “deseo de saber” –ligado a “el deseo es el deseo del Otro”, fórmula acuñada por Lacan y que acá critica fuertemente– y “deseo de inventar saber”. (5)

Sobre este último dirá que es el único que interesa al psicoanálisis. Y afirmará –aportando ésto la máxima diferencia– que lo que lo preside a ese saber “no es el deseo, sino el horror” (6), ubicado en los encuentros con lo real. Precisamente en ese lugar, el saber se inventa, cada uno lo que puede.

En “Nota Italiana” dirá, con respecto al analista y su formación, que para ocupar su lugar “debe haber cernido la causa de su horror, del propio, el suyo, separado del de todos, horror al saber.”(7). La castración, dilucidará Miller, el encuentro con S(Ⱥ). Si eso sucede, si cae, “el deseo de saber se libera, se engendra, se transmite”. (8)

Acaso, ¿no es allí también donde se engendra el deseo del analista?

 

 

Notas:

(1) Lacan, J.: «Seminario 21, Los no incautos yerran o los nombres del padre», Clase del  9 de Abril de 1974, Inédito.

(2) Documento elaborado por el Comité de Acción de la Escuela Una: Lucia D’Angelo (Barcelona), Luis Erneta (Buenos Aires), Leda Guimaraes (Salvador – Bahía), Jean Pierre Klotz, (Bordeaux), Ronald Portillo (Caracas), Massimo Recalcati (Bologna). Paulo Siqueira (París), Mauricio Tarrab (Buenos Aires), Pierre Theves (París), “El principio del control en la Escuela”, 7de Octubre de 2000, http://www.wapol.org/es/acercaamp/TemplateZS.asp?Archivo=escuela_una/documentos/comite/001.html

(3) Gorriz, M. A.: «El control en la Escuela», inédito, presentado en Tercera Noche de Directorio EOL Sección La Plata, 10 de Septiembre de 2014, inédito.

(4) Lacan, J.: «Nota italiana», Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, Año edición, pàg. 331.

(5) Op. Cit. (1)

(6) Ibid.

(7) Op. Cit. (4), pág. 329.

(8) Miller, J.-A.: El banquete de los analistas, “Capítulo IX “La enseñanza del psicoanálisis”, Paidós, Buenos Aires, 2000, pág. 176.