Herejía e interpretación

TERCERA NOCHE DEL DIRECTORIO: LA INTERPRETACIÓN Y LA CAÍDA DE LOS ORÁCULOS –EOL Sección La Plata, 15 de noviembre de 2017

 

blog 10 retratos (16)

 

Osvaldo L. Delgado

 

I

Jacques Alain Miller en su curso Un esfuerzo de poesía dice que “Freud comenzó como una enunciación carismática, divergente (…). Comenzó como conspirador”. (1)

A partir de ahí se conformó un grupo herético, en conflicto con los dogmas establecidos, quizás una apostasía respecto al ideal cientificista del orden médico y los más caros ideales de la modernidad, pero nunca injuriante.

Ciertamente una herejía, como heterodoxia, puede advenir como ortodoxia. Por lo tanto, su decir se vuelve prosaico, careciendo de toda nobleza, si se agobia a “la esencia lúdica, no regulada, de la lengua” (2), si se renuncia a la dignidad de la ironía.

Para Miller, el retorno a Freud planteado por Lacan fue la “repetición de Freud”. Pero ¿qué repetición? “De entrada la repetición de Freud realizada por Lacan, fue indisociable de su creación, era una repetición precisamente porque era un retorno al escándalo de Freud, a lo que Freud tuvo de escandaloso”. (3)

¿Cuál fue el núcleo del escándalo? ¿Cuál fue el supremo acto herético? ¿Cuál el fundamento de todo el edificio, que puede deconstruirse a condición de que, más allá de los enunciados, podamos escuchar la enunciación freudiana?

Si la satisfacción plena de la pulsión es imposible por obstáculo interno, como lo formula en “El malestar en la cultura”, el padre edípico prohibidor es una construcción neurótica que vela ese imposible. Como dice Roland Barthes en El placer del texto: “la neurosis es un mal menor, no en relación a la salud, sino en relación con ese imposible del que hablaba Bataille”. (4)

Si nos orientamos por esa senda, encontraremos, quizás asombrados, que todo el edificio conceptual es una respuesta a ese imposible.

¿Y cuál es el colmo de esta herejía, que hizo caer todos los dogmas? ¿Cuál es la piedra del escándalo permanente que nos legó? Respuesta: el advenimiento de un analista es efecto de una transmutación pulsional. Llamó a eso “aptitud de analista”. (5)

 

II

Miller se ocupa de los llamados escritores malditos, especialmente de Flaubert y Baudelaire. Ambos escritores sufrieron un especial juicio por el mismo fiscal imperial, en 1857. El primero, por Madame Bovary y el segundo por Las flores del mal. Flaubert fue absuelto, Baudelaire condenado.

Son acusados de ofensas a la moral pública, a la religión, y en verdad se trata de la “aparición de una nueva forma, de una escritura…” (6) que pone en cuestión el orden establecido.

Para Sapiro: “el escándalo que provoca el atentado contra los marcos de la percepción y de las normas de representación tiene (en estos escritores) aquí un carácter inaugural”. (7)

La sentencia es revisada un siglo después.

La sentencia: “En lo que respecta al delito de ofensa a la moral religiosa (…) absuelve a los inculpados (…). En lo que respecta a las acusaciones de ofensas a la moral pública y las buenas costumbres (…) han cometido el delito de ultraje”. (8)

Me detendré sólo en el sancionado, en Baudelaire.

“Tengo los labios húmedos, y conozco la ciencia de perder en el fondo de una cama la moral antigua. Seco toda lágrima en mis pechos triunfantes y hago reír a los viejos con risa de niños”.

El fiscal se pregunta: “¿es posible pensar que ciertas flores de vertiginoso perfume se deban respirar? El veneno que entregan no alejan de ellas; se sube a la cabeza, embriaga los nervios, produce turbación, vértigo, incluso puede matar”. (9)

En estos malditos, ¿el juicio sólo es por la conmoción de los significantes amos que sostienen el modo de consistencia del Otro de su época? Sí, indudablemente. Pero aún más por la perturbación de goce que producen (tanto que pueden llegar a matar).

¡Qué poder herético del significante! ¡Qué esencia lúdica, como dice Miller, más allá del lenguaje!

Como lo dice de un modo brillante Barthes: “inversamente, entiendo por subversión sutil aquella que no se interesa directamente en la destrucción, esquiva el paradigma y busca otro término: un tercer término que sin embargo no sea un término de síntesis sino un término excéntrico inaudito” (10). Y eso es una interpretación psicoanalítica, un genuino esfuerzo de poesía. Un esfuerzo irónico para “instalar la carencia de todo valor superior”. (11)

Para encontrarse con que, siguiendo a Barthes, “el placer del texto es ese momento en que mi cuerpo comienza a seguir sus propias ideas, pues mi cuerpo no tiene las mismas ideas que yo”. (12) Es innegable que en estas palabras Barthes sigue a Nietzsche, que tanto nos enseña, que tanto se presenta en Freud y el último Lacan: “hermano mío, detrás de tus ideas y sentimientos se oculta un poderoso señor, un sabio desconocido. Se llama sí mismo. Reside en tu cuerpo, es tu cuerpo”. (13)

 

III

Al final de la clase del 19/04/1977 del “Seminario 24”, Lacan formula una pregunta fundamental: “¿la verdad despierta o adormece? Eso depende del tono con que sea dicha. La poesía dicha es un hecho, adormece”. (14)

“Si ustedes son psicoanalistas, verán que es el   forçage (15) por donde un psicoanalista puede hacer sonar otra cosa que el sentido. El sentido es lo que resuena con ayuda del significante. Pero lo que resuena, eso no llega muy lejos, es más bien flojo. El sentido, eso tapona. Pero con la ayuda de lo que se llama la escritura poética, ustedes pueden tener la dimensión de lo que podría ser la interpretación analítica”. (16)

“Hay algo que da la impresión de que no están reducidos a eso, es que ellos canturrean.  François Cheng enunció delante de mí un contrapunto tónico, una modulación que hace que eso se canturree, pues de la tonalidad a la modulación hay un deslizamiento”. (17)

Considero que Miller destaca en este curso que hay una idea de la interpretación por parte de Freud, que muchas veces tiene la estructura del chiste de disparate. Esta modalidad de chiste no refiere al doble sentido, a hacer emerger el sentido reprimido, lo que llamamos inconsciente como defensa.

En el chiste de disparate, cuando se espera el sentido oculto no se produce nada, más bien se produce nada de sentido.

“El efecto de estos ejemplos extremos se debe a que despiertan la expectativa del chiste, de suerte que uno se empeña en hallar el sentido escondido tras el disparate. Pero no se lo encuentra, son efectivamente un disparate”. (18)

No producen risa ni satisfacción al oyente, al contrario, despistan y enojan.

Cuenta Kardiner la primera entrevista que tuvo con Freud (19): después de un relato bastante pormenorizado, Freud lo detuvo y le dijo “‘¿Preparó usted esta hora?’ ‘No, respondí, ¿pero por qué me lo pregunta?’ ‘Porque fue una presentación perfecta. Quiero decir que fue, como decimos en alemán, druck ferting’”. Corte de la entrevista. Lo veré mañana. Druck ferting quiere decir: “listo para imprimir”. (20)

Al final del quinto mes de análisis, Freud interrumpe el relato y le dice en alemán (que no era la lengua de Kardiner) “Herr doktor, ein bischen durcharbertung (atraviese el problema)”. Kardiner no supo qué quiso decirle. Freud le dice “traiga sus manifestaciones neuróticas infantiles a su vida actual”, pero en alemán y cortando la sesión. (21)

 

IV

Conservando la perspectiva de lo herético, Miller ubica en el capítulo XII lo que considero el punto de capitón del curso. El capítulo se denomina “Un Otro que existe” (22). Es esta formulación la que va a presentarse en sus consecuencias, en los últimos capítulos del curso.

Se trata, en palabras de Miller, de que el discurso del amo no ha dicho la última palabra. El Otro existe y dice dónde está el bien y dónde el mal.

Se trata de un retorno de las fórmulas edípicas, y el retorno de S1 al puesto de dominio del lazo social.

Esto va a tener consecuencias a nivel de la política. Vía los medios de comunicación de masas se revela el poder de capturar a los sujetos mediante las identificaciones, y de producir el efecto miedo, de identificar el miedo.

Este retorno del S1 lo encontramos en la potencia de un discurso, que implica el empuje al sacrificio para que ese absoluto exista.

Como sabemos, el discurso del amo es el del inconsciente, donde se hace posible el sacrificio mismo como deber.

Walter Benjamin, en su brillante texto “El capitalismo como religión” (23), nos va a decir que en el capitalismo hay que ver una religión. Esto significa que el capitalismo sirve esencialmente para satisfacer las mismas necesidades, tormentos o inquietudes a las que antaño daban respuestas las llamadas religiones.

Lo inaudito del capitalismo no es que fue favorecido para su surgimiento por la reforma protestante, sino que esta última se transformó en el capitalismo mismo. Walter Benjamin dice: “lo inaudito del capitalismo es que la religión ya no significa la reforma de la vida sino su destrucción”. (24)

Por eso, el sujeto que recibimos en el consultorio es el gobernado por identificaciones, a las que consintió, que implican el significante amo y los ideales, ya que el uso de los significantes con fines de identificación es lo que llamamos política. (25)

Dice Miller: “pero está la hipótesis de un sujeto anterior a la identificación. La hipótesis de un sujeto que subsiste, por ser absolutamente nada antes de la identificación. Esta hipótesis es la que funda al psicoanálisis como operación que regresa al status del sujeto anterior a la identificación, es decir que supera el fading identificatorio del sujeto. El psicoanálisis intenta despertarlo del fading identificatorio”. (26)

Por eso, el tono, lo oracular, lo lúdico, el efecto de agujero que perturba, hace estallar lo “druck ferting”, lo listo para imprimir.

zocalo entre notas

Notas:

(1) Miller, J.A.: Un esfuerzo de poesía, Paidós, Buenos Aires, 2016, pág. 24.

(2) Ibíd., pág. 24.

(3) Óp. Cit. n°1, pág. 49.

(4) Barthes, R.: El placer del texto, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, pág. 14.

(5) Freud, S.: “Análisis terminable e interminable” (1937), en Obras Completas, Vol. XXIII. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1989, pág. 250.

(6) Tabarovsky; D.: “Prólogo”, El origen del narrador. Actas completas de los juicios a Baudelaire y Flaubert, Mardulce, Buenos Aires, 2011.

(7) Sapiro, G. : La responsabilité de l’ecrivain. Littérature, droit a morale en Frunce, Seuil, 2011. Citado por Tabarovsky; D. en “Prólogo” de El origen del narrador. Actas completas de los juicios a Baudelaire y Flaubert, Mardulce, Buenos Aires, 2011.

(8) AA.VV.: El origen del narrador. Actas completas de los juicios a Baudelaire y Flaubert, Mardulce, Buenos Aires, 2011.

(9) Ibíd.

(10) Óp. Cit. n° 4.

(11) Óp. Cit. n° 4.

(12) Óp. Cit. n° 4.

(13) Óp. Cit. n° 4.

(14) Lacan, J.: “Seminario 24”, clase del 19 de abril de 1977, inédito.

(15) Forcage: acción de forzar. Cultivo de plantas fuera de estación o en un medio inadecuado.

(16) Óp. Cit. n° 14.

(17) Óp. Cit. n° 14.

(18) Freud, S.: “El chiste y su relación con lo inconsciente”, en Obras completas, Vol VIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1986, pág. 133.

(19) Kardiner, A.: Mi análisis con Freud: Reminiscencias, Joaquín Mortiz, México, 1979.

(20) Ibíd.

(21) Óp. Cit. n° 19.

(22) Miller, J.-A.: “El Otro existe”, en óp. cit. n° 1.

(23) Benjamin, W.: “Kapitalismus als Religion”, en Gesammelte Schriften, Suhrkamp,Frankfurt, 1991, págs. 100-103, traducción en http://www.atopos.es/images/biblioteca/otros/centrales_15.pdf

(24) Ibíd.

(25) Lacan dice –en el Seminario 17– que la voluntad de un amo no puede imponerse sin un consentimiento. Lacan, J.: El seminario, libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992.

(26) Óp. Cit. n° 1, pág. 212.