Hacer con lo que se pone en cruz

LA PRÁCTICA ANALÍTICA EN INSTITUCIONES DE SALUD. Ecos de la Jornada clínica del 7 de septiembre.

Virginia Baroli

Considerar algunas resonancias de los encuentros en nuestra Sección en los que se conversó sobre la práctica analítica en instituciones de salud, me condujo también a intentar precisar algunos de los motivos.

En primer lugar, podríamos responder por los motivos, simplemente porque somos muchos los analistas de nuestra ciudad que, enlazados a la Escuela, llevamos adelante nuestra práctica analítica en instituciones públicas de salud y es allí, donde se manifiesta de manera contundente la necesidad de conversar con otros discursos. 

En la primera mesa de la última Jornada Clínica, tanto desde la coordinación y apertura, como desde los tres casos presentados junto a sus comentarios, se transmitió acerca de las vicisitudes del diálogo entre la normativa institucional que imparte un “para todos” y el analista practicante que, desde una escucha que apunta a lo singular del caso, ubica un real en juego, que traducimos con Lacan, como lo que se pone en cruz para el discurso amo, cuya finalidad es que “las cosas marchen al paso de todo el mundo”. (1) Por su parte, E. Laurent en Psicoanálisis y salud mental nos propone que, si bien se necesitan reglas para tener un código común, el analista “tiene que orientarse con el hecho de que […] están estas reglas, pero hay que saber hacer con esto […] para después actuar conforme al interés del sujeto que sufre y viene a consultar”. (2)

Sin embargo, el buen uso de las reglas, no promete el éxito. La práctica lacaniana, se distingue de los otros discursos porque tiene por principio que “eso fracasa” y “ese fracaso es la manifestación de la relación a un imposible.” (3) Fracaso e imposible, dice Miller en su Conferencia en Comandatuba, “son los anticuerpos en relación con el discurso del eso marcha.” (4) Y si se produce un éxito, prosigue, remite a una contingencia que no invalida el fracaso, sino que lo demuestra.

Asimismo, porque hay contingencias, no sería posible decir que el fracaso sea la ley de lo real. Hay diferentes modos de fracasar y es la “condición de que nos sostengamos en el discurso de la civilización hipermoderna”. (5) Condición que con Lacan podemos ubicar en “La tercera” donde puntualiza que “el sentido del síntoma depende del porvenir de lo real. Todo depende, pues, de que lo real insista. Para ello, el psicoanálisis debe fracasar.” (6)

En esta perspectiva, no se trata de leer el fracaso desde un aspecto pesimista, sino como un modo de resguardo de lo real, advertidos de que eso insistirá y se pondrá en cruz y cada vez. Entonces, situar la contingencia que permitió fracasar un poco mejor en cada caso, podría ubicarse como uno de los motivos para conversar sobre la práctica analítica. Porque no se asienta en un “para todos” ni de una vez y para siempre. Y, “precisamente porque no comprendemos cómo funciona, porque no se tiene éxito apretando botones, cualquiera sea la perfección de los diagnósticos o la experiencia clínica, es que pasamos nuestro tiempo intentando explicarnos unos a otros […] lo que ocurrió y dar testimonio de ello.” (7) ¿Qué lugar el del analista en la institución? 

Miller en uno de los textos Hacia PIPOL (8), plantea que los efectos psicoanalíticos en institución, no dependen del encuadre sino del discurso, es decir de “la instalación de coordenadas simbólicas por parte de alguien que es analista, cuya cualidad de analista no depende del emplazamiento de la consulta, ni de la naturaleza de la clientela, sino más bien, de la experiencia en la que él se ha comprometido.” (9) 

Lo que se pone en cruz, no puede sino suscitar angustia. El refuerzo de reglas y protocolos como primera respuesta institucional, se erige como defensa en un intento por eliminar el obstáculo. Los analistas también tienen que vérselas con la angustia que suscitan las opacidades de la clínica, pero el lazo decidido con el psicoanálisis, permite elevar el obstáculo a la dignidad de real, lo que a veces basta para no retroceder. 

Los analistas en la citada mesa de la última jornada, dieron testimonio acerca de cómo operaron con el real de cada caso, no sin dificultades, pero atentos a la contingencia que posibilitó introducir una variación al retorno de lo siempre igual que pervive en el goce. Esta cuestión fue abordada con conceptos claves del psicoanálisis que, cuidadosamente retomados en la conversación, dieron marco a la transmisión acerca de los puntos vivos que se desprenden de la práctica analítica. 

En el contexto que hoy nos toca intervenir, con el ascenso al cénit del objeto a, donde “la inserción se hace menos por identificación que por consumición,” es posible localizar en el “consumo frenético del plus de goce un desesperado esfuerzo por suplir un defecto de satisfacción que es de estructura.” (10) El agujero de la inexistencia de la relación sexual, es el fundamento de que eso no marcha nunca. Por eso sabemos que eso fracasa, pero creemos que es posible fracasar de la buena manera. 

Porque eso fracasa por estructura, contarnos cómo fracasó cada vez y cuál fue la contingencia que permitió sintomatizar el goce haciendo del fracaso un fracaso mejor, tanto en nuestros consultorios como en las diferentes instituciones de salud de nuestra ciudad, es una interesante propuesta para ser continuada.

Notas

(1) Lacan, J.: “La tercera”, Revista Lacaniana de psicoanálisis, N. 18, Grama, Buenos Aires, 2015, pág.14.

(2) Laurent, E.: Pluralización actual de las clínicas y orientación hacia el síntoma, Psicoanálisis y salud mental, Tres haches, Buenos Aires, 2000, pág. 30.

(3) Miller, J.-A.: Conferencia en Comandatuba, IV Congreso de la AMP-2004, Comnadatuba, Bahía, Brasil. https://2012.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos/Conferencia-de-Jacques-Alain-Miller-en-Comandatuba.html

(4) Ibíd.

(5) Ibíd.

(6) Op cit (1), pág.17.

(7) Op cit (3).

(8) Miller, J. A.: Hacia PIPOL 4- Contexto y apuestas del encuentro- Textos fundamentales, Lecturas on line. https://www.sauval.com/articulos/Hacia%20PIPOL%204.pdf

(9)-Ibíd.

(10)-Ibíd.