Fuera de sí

Fuera de sí 

TERCERA NOCHE PREPARATORIA RUMBO AL IX ENAPOL: ROPAJES DE LA CÓLERA EN EL LAZO SOCIAL EOL Sección  La Plata, 17 de julio de 2019

Cecilia Fasano 

“Vi gente inflamadas en ira,

con piedras matar a un jovencito

unidos en un solo y fuerte grito: ¡Mátalo, mátalo, mátalo!”

Dante Alighieri, La Divina comedia Tercera Grada (La Ira)

La propuesta del Encuentro Americano de este año -investigar las pasiones- reinstala en la agenda lacaniana el tema de los afectos, un tema históricamente problemático para el psicoanálisis. Cuando Lacan reorienta el afecto hacia la ética de las pasiones, recurre a los aportes clásicos provenientes de Aristóteles, Descartes, Santo Tomas, Spinoza y propone una lectura en el campo de la clínica que no conduzca ni a psicologizarlas, ni a reducirlas al cuerpo. Quienes nos hemos formado con Germán García supimos de su insistencia sobre “la falta de exploración de las pasiones, a pesar de las indicaciones de Freud y Lacan”. Germán decía: “Basta escuchar las argumentaciones endebles de los «especialistas» cuando son consultados, por ejemplo, frente a lo que se llama un «crimen pasional». No saben cómo separar las razones de ese pathos singular, de sus prejuicios sobre lo patético y lo patológico. Es decir, no todas las pasiones son fatales y tampoco pueden explicarse como manifestaciones de la pulsión de muerte.” (1)  En el Argumento de IX ENAPOL leemos: “Lacan considera que ningún afecto y ninguna pasión, de la angustia a la cólera, puede comprenderse sino en relación con el significante”. De ahí que García prefería hablar del “lenguaje de las pasiones”.(2)

Efectivamente representa un desafío para los analistas intentar dilucidar “el carácter confuso del recurso a la afectividad” (3), sin apelar a explicaciones pseudoanalíticas, ni a argumentos sociológicos, que siempre serán torpes dado que no somos sociólogos, y advertidos de que ambas posiciones resultan infecundas para el psicoanálisis.

Cuando recibí la invitación de Rosana Salvatori, inmediatamente pensé en dos acontecimientos que por motivos personales conocía bien. Luego cuando leí el libro de Esteban Rodríguez Alzueta –Vecinocracia– (4) especialmente el apartado: “La ira: vecinos con furia”, volví a pensar en esa doble asociación inicial. La primero un libro(5), la segunda una instalación artística(6) divergentes entre sí, en tiempo, lugar y contenido, sin embargo el hilo común de las “pasiones tristes” -Spinoza dixit– teje en ambas la urdimbre del tema que hoy nos convoca. Les propongo servirnos de ellas para intentar diferenciar la cólera (o su sinónimo, la ira) del odio.

Primera asociación

El historiador y sociólogo polaco, Jan Gross, investigó una masacre ocurrida en 1941 en un pequeño pueblo polaco, Jedwabne, esa investigación fue publicada en el año 2000 bajo el titulo Vecinos. El libro narra una historia cruel y escalofriante: en el año 1941 Jedwabne es una población de tres mil habitantes, cerca de la mitad de procedencia judía, fueron asesinados por sus vecinos. En el cementerio judío del pueblo una placa colocada en 1962 decía: “Sitio de martirologio del pueblo judío. La Gestapo hitleriana y la gendarmería quemaron mil seiscientas personas vivas el 10 de julio de 1941”(7). Pero lo que Gross delató fue que cuando Hitler ocupó Polonia, los judíos de Jedwabne habían sido asesinados por sus propios vecinos, quiere decir que en esa ocasión, los nazis solo fueron espectadores de esa matanza, quiere decir que los vecinos habían relevado a los nazis de su tarea. Vecinos provocó un verdadero escándalo al desmontar el relato de la historia oficial y rápidamente se convirtió en un best seller.

Segunda asociación

En 2014, Roberto Jacoby junto con Syd Krochmalny (ambos artistas conceptuales y sociólogos argentinos), realizaron una intervención que llamaron Diarios del odio. La muestra consistió en recopilar expresiones de hostilidad radical (racistas, clasistas, homo-fóbicas) publicadas diariamente por redactores anónimos en el sector “comentarios de lectores” de los diarios Clarín y La Nación. Las expresiones escritas con carbonilla negra, en una pared en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, dieron cuerpo a la instalación artística. Los comentarios dejaban en evidencian que sus relatores se reconocían argentinos en relación al “paragua”, al “bolita”, al  “peruca”, o se reconocían blancos en  relación a los “negros”, a los “cabecitas”, o “educados” en relación a los “ignorantes”, etc. Encolerizadas afirmaciones del estilo: “Hay que matarlos a todos”, son expresiones que el filósofo John Austin, llamó “performativas”, aquellas que establecen una conexión necesaria entre lenguaje y acción y que aquí vigorizan los Diarios del odio.

 

Argumentación

¿Qué enseñanza podemos extraer de estos dos casos? ¿Puede el psicoanálisis arrojar alguna luz a esos acontecimientos? o a la inversa ¿Pueden esos acontecimientos arrojar alguna luz al psicoanálisis?

La pluralidad de voces en los muros de Diarios del odio es la expresión -según Jacoby- de un monólogo infinito, agreguemos, inyectado de cólera y de odio, dos pasiones que nutren muchos de los comentarios. Las mismas que parecieran haber tenido lugar en la masacre de 1941. ¿Cómo distinguirlas? Porque una suerte de “pentagrama desplazable” (8) las articula en un pasaje indiferenciado de una a otra.  

Los invito hacer el ejercicio -siguiendo las indicaciones de Lacan- de encontrar las sutiles diferencias que nos permitan aprehender algo más que un “magma indiferenciado” (9) de estas pasiones y en todo caso, si es posible, situar cuál es el afecto predominante en cada una de las situaciones relatadas. 

Para ello es preciso buscar, desmenuzar y en ocasiones descifrar las referencias señaladas por Lacan a propósito del tema. Puntualmente se refiere a la cólera en cuatro ocasiones, (Seminario 6, 7, 10 y en Radiofonía y Televisión) valiéndose en ellas de la conocida expresión en nuestro medio: “Cuando las clavijas no entran en los agujeritos.” ¿Qué significa ese enunciado? Lacan dirá: “una reacción del sujeto ante una decepción”, “el fracaso de una correlación esperada entre un orden simbólico y la respuesta de lo real”, “cuando en el plano del Otro, el de la buena fe, no se juega el juego”. En la misma dirección la filósofa Martha Nussbaum afirma: »mi cólera no es un mero impulso, un hervor de la sangre: está dirigida contra alguien, a saber, una persona que en mi percepción me ha agraviado» (10). Según estos razonamientos, a primera vista, ninguno de los acontecimientos esgrimidos podrían ser ubicados en el marco de la cólera. No es posible ubicar con claridad el motivo del agravio. 

No obstante cuando Lacan se pregunta sobre el origen de la cólera, responde con otra alegoría, posiblemente menos conocida, que en mi opinión sitúa la cuestión en otro lugar, cito: “Todo se presenta bien para el puente de pontones en el Bósforo (es un puente colgante que une la parte asiática con la parte europea de la ciudad de Estambul), pero hay una tormenta que agita el mar. Toda cólera es agitar el mar”.(11) 

La imagen nos permite inferir que iniciada la tormenta, las dos zonas, ahora en pugna, enfrenta, en nuestro caso, a “vecinos vs vecinos”, a “ciudadanos vs ciudadanos”, entonces la nave encalla y la cólera agita el mar del racismo y la segregación.  

Ahora bien, si intentamos precisar un poco más las diferencias, una explicación posible en términos lacanianos, es que el significante no alcanza para nombrar eso indecible que el Otro despierta y en consecuencia la acción violenta ocupa el lugar vacante dejado por el significante ausente, agitando así el mar de la ira con el pasaje al acto, en el primer caso. Pero no ocurre lo mismo en el segundo caso, donde sí es posible ubicar el agravio en la explicación de Jacoby: “Un  ser multiforme configurado por los extranjeros, los pobres, los no educados amenazan con hacerse de sus posesiones y entre ellas la más preciada, la vida.”(12) Amenaza que desencadena la cólera en una catarata de insultos incontrolados. 

Para concluir, una vez más los versos de Dante Alighieri inspiraron a decir: “Las almas de los iracundos caminaban en fumarolas de acre, esto simboliza el cegador efecto del enojo”(13) ¿Quién, sino el poeta podría decirlo mejor? 

Notas:

(1) García G.: “El retorno de las pasiones” Ornicar? Recuperado en https://wapol.org/ornicar/articles/grc0029.htm

(2) García G.: “Insistencia sobre las pasiones” revista  Estrategias -Psicoanálisis y salud mental- Ed. Edulp. Año II N° 3, Mayo 2015

(3) Lacan, J.: Seminario 7 La ética del psicoanálisis (1959-1960) Paidós

(4) Rodríguez Alzueta, E.: Vecinocracia  Editorial EME, 2019

(5 )Gross Jan T.Vecinos. El exterminio de la comunidad judía de Jedwabne Editorial Crítica (2000)

(6) Jacoby, R. y Krochmalny, S.: “Diarios del odio y otras acciones” Casa de la Cultura-FNA, curadora Mariela Scafati, 24/10/ 2014

(7) Klein, L.: “Jedwabne – Perdonaos a vosotros mismos” recuperado en https://lauraklein.com.ar/perdonaos-a-vosotros-mismos/

(8) Lacan, J.: Seminario 7 La ética del psicoanálisis (1959-1960) Paidós

(9)Laurent, E.: Hacia IX ENAPOL Boletín OCI 5 Video, recuperado en https://ix.enapol.org/es/boletin-oci-5/

(10)  Nussbaum, M.: Justicia Poética. Santiago de Chile, Andrés Bello, (1997)

(11)  Lacan, J.: Seminario, 6 El deseo y su interpretación (1958-1959) Paidós

(12) Jacoby, R. y Krochmalny, S.: “Medios y miedos” revista Estrategias -Psicoanálisis y salud mental- Ed. Edulp. Año II N° 3, Mayo 2015

(13) Leigh Sayers, Dorothy: Purgatory, notas en el Canto XVI (Traductora de La Divina comedia )