Experiencias que escriben marcas
“Leer un texto” es una expresión que admite varios sentidos, y que enlaza la teoría, -lo que leemos con el objetivo de aprender/saber-, con la práctica clínica, si entendemos que en un análisis se realiza un trabajo de lectura del escrito que cada analizante trae. Todo el tiempo teoría y práctica resultan entrelazadas en nuestras lecturas.
Convocada para esta noche, voy a compartir algunas experiencias de mis encuentros con textos, libros de psicoanálisis, que dejaron marcas indelebles. Hay experiencias que van pasando, se suman, y otras que hacen marca, inscriben una diferencia. Recorto aquellas que vinieron a mi encuentro cuando recibí la invitación para hoy.
Una de los orígenes: mi primer encuentro con un texto de Lacan fue en la Facultad, cursando la carrera. En mi recuerdo, aquel escrito se titulaba “¿Por qué no hablan los planetas?”, cuando en realidad, no es ese el título, sino el primer apartado del capítulo “Introducción del gran Otro”, Seminario Libro 2. Imagino que el impacto que me produjo fue tal que reacomodó esa pregunta en un primer plano. Marca de gran perplejidad y completa desazón frente a lo que me resultaba absolutamente incomprensible. Buscar en ese capítulo algún sentido, una respuesta, fue un fracaso. Era como leer otro idioma, otra lengua, o como si estuviera gramaticalmente mal construido. Llegué a preguntarme si estaría mal traducido, lo que obviamente no era posible siendo un texto que circulaba por una carrera universitaria. Concluí que el problema era mi saber insuficiente y que la solución era convocar a alguien que enseñe, apoyada en la ilusión de acceder a un universo de saber completo que sería posible alcanzar. Allí inicié mi primer grupo de estudio sobre Lacan.
Con el tiempo, y con variaciones que incluyen jornadas, lecturas compartidas y solitarias, seminarios y carteles, esa lengua extranjera se fue volviendo familiar.
Una segunda marca tuvo lugar durante el trabajo de cartel sobre El Seminario, Libro 22. A partir de nuestra lectura muy minuciosa, tratando también de entender, encontramos una contradicción importante en el texto. Se trataba de dos afirmaciones diferentes, casi opuestas, acerca del mismo tema. Era un punto sumamente importante ya que a partir de allí se desprendían orientaciones clínicas distintas. Al consultar con la más uno, ella responde: “Si, Lacan se contradice, no lo resuelve”. “Y entonces, ¿cuál es la orientación a tomar?”, fue la pregunta acuciante. “Y no sé,…oriéntese por la clínica.”. Respuesta preciosa que adquiere su valor a partir de allí, ya que permite un envés en la relación con los textos, no es el texto el que puede aportar la fórmula a verificar en la clínica, sino la clínica la que conduce a interrogar los textos, una y otra vez.
Esta enseñanza también ayudó a poder soportar la contradicción, lo que no se resuelve al menos en una primera lectura, dejando escrito al lado del párrafo un signo de pregunta que ubica lo incomprensible y poder seguir leyendo. Para volver en otro tiempo o dejarlo así.
JAM en “Lacan enseña”, plantea que tratándose de Lacan, no hay solo una respuesta a las preguntas que podemos hacerle a sus textos. “Hay varias y ellas pueden contradecirse sin dejar, no obstante, de ser cada una verdadera. Precisamente esta inconsistencia dice algo de Jacques Lacan – tanto más: reproduce algo de su discurso.” (1)
Leyendo sobre el tema encuentro que en el campo de la lógica las llamadas “Lógicas inconsistentes” admiten las contradicciones, es posible construir sistemas donde algunas proposiciones son verdaderas, otras falsas, y otras verdaderas y falsas simultáneamente.
Creo que esta inconsistencia dice también algo de nuestra práctica y del saber en nuestro campo. Saber importante de adquirir, por supuesto, pero sin desconocer su inconsistencia, no como un error a eliminar ,-lo que por otro lado sería imposible-, sino como aquello que puede funcionar como causa instalando allí un vacío posibilitador.
Última marca hasta este momento, que es relativamente actual. Formo parte del comité editorial de la revista El escabel de La Plata, y una de nuestras tareas es la corrección de textos. Es algo extraño corregir lo que otro escribió, y para nada simple. ¿Qué se corrige? ¿Cómo conjugar el sentido claro de lo que alguien escribe, es decir, que se entienda, con el estilo singular? Se supone que algunas cuestiones gramaticales o sintácticas se resuelven de manera más simple. De hecho existe un manual que se llama “El arte de escribir bien en español” donde está todo o casi todo. Pero….en ocasiones no es tan fácil decidir, ya que existen, por ejemplo, dos sistemas de corrección de la combinación de signos de puntuación, el francés y el inglés, y ambos están bien! Hay qué elegir cuál utilizar.
Y algo endemoniado que ocurre es que aunque se corrija varias veces el mismo texto, con distintas personas que miran con mil ojos, siempre quedan errores que con la revista terminada y en nuestras manos resaltan inmediatamente. Imposible la corrección perfecta.
Una lectura posible de estas marcas que comparto, es que encontramos una distancia siempre, una brecha, entre lo que se busca en un texto y lo que se encuentra en él. Los textos no dicen todo, o dicen diferentes cosas dependiendo del contexto y el momento en que se los lee. Aunque los hacemos hablar, a veces también se quedan en silencio.
Tal vez pueda pensarse que es una dimensión viva de los textos, que no son estáticos, y que pretenden “llevar al lector a una consecuencia en la que le sea preciso poner de su parte”. (2)
Creo que una forma de entender el “poner de su parte” puede relacionarse con el valor de uso singular que cada uno le otorga a los textos, lo que varía dependiendo del momento de la formación, y también de la posición en relación al saber.
Para concluir, una vuelta de lectura a los orígenes, que revela lo nuevo que se puede encontrar cada vez. Retorno a aquella pregunta “¿Por qué no hablan los planetas?” y encuentro que varias líneas después dice Lacan: “El problema de saber si hablan no queda resuelto por el solo hecho de que no responden. No estamos tranquilos: un día algo puede sorprendernos”. (3)
Notas
1) Miller. J.-A: “Lacan enseña” en http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/001/template.php?file=arts/alcances/miller.html , Revista Consecuencias, abril de 2008.
2) Lacan, J.: “Obertura de esta recopilación”, en Escritos 1, siglo veintiuno editores, Buenos Aires, 1988, pág. 4 .
3) Lacan, J.: El Seminario, Libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 1995, pág.361.