PLUMAS DE ACERO SOBRE VIDAS DE PAPEL. Presentación del libro de Libro Gisèle Ringuelet. 22 de mayo
Denise Braziunas

Para la presentación del libro de Gisèle Ringuelet en la Sección La Plata de la EOL, tuve el privilegio de coordinar las lecturas y comentarios de Rosana Salvatori y Emilio Vaschetto.
A partir de la propuesta de escribir para el Blog, el entusiasmo obnubiló la complejidad de plasmar algo entendible cuando se trata de escribir una especie de reseña de una actividad de la que fui parte. Entonces, está mi decir, el decir de Rosana y el de Emilio, el decir de Gisèle en su libro, también el de Gisèle en el momento de la presentación y el decir de cada uno de los que son nombrados en el libro y la autora les hace emitir sus opiniones, planteos, interrogantes, logros, etc., sumado a lo que cada cual puede agregar a esos decires, en el tiempo de la presentación. Lo complejo no frenó el entusiasmo, así que me puse en marcha.
El libro de Gisèle Ringuelet, titulado Plumas de acero sobre vidas de papel -Escrituras y lecturas de mujeres-, hombres y travestis, inauguró sus presentaciones en la ciudad de La Plata en octubre del 2023 en el Palacio López Merino, sede de la Biblioteca Municipal. Tuvo otras presentaciones en distintos espacios, como en Fundación Puertas Abiertas y en Grama de manera virtual, siempre con presentadores o comentadores reconocidos por sus trayectorias.
Gisèle llamó este año a su Seminario Diurno: “Entre lecturas y escritura, ¿Y lo real?”. No es casual. Ella continúa indagando y estudiando con relación a estos temas y lo más interesante es que intenta transmitirlo.
Este libro compila distintos momentos del recorrido de Gisèle Ringuelet que se pueden apreciar por los matices de su enunciación en la escritura. Un recorrido iniciado hace más de 20 años.
Rosana Salvatori destaca que una publicación siempre es un acontecimiento. Agradece la invitación a un trabajo doble, el de la lectura del libro y el de la transmisión de los efectos de esa lectura. Este libro la sorprendió. Leer los trabajos reunidos en este libro, le permitió encontrar una reflexión diferente, sobre todo en lo clínico y lo político. Además le provocó el deseo de leer libros que desconocía, o volver a leer textos de “viejos amores” como Aurora Venturini, Marguerite Duras, Lacan, etc. Continúa Rosana: Plumas de acero sobre vidas de papel, es un título que opone dos consistencias materiales muy diferentes: la del acero y la del papel, unidos en una metáfora que recorre el libro, la escritura. Lo que la escritura produce en mujeres, hombres y travestis, en los lugares más o menos invisibilizados, repudiados. La escritura es el acto férreo como acero que arma lugares y lazos, y en otros casos, la escritura como recurso para sostener junto un cuerpo, armarse un escabel o un sinthome.
Rosana Salvatori renueva una vieja pregunta que se hace a sí misma: ¿Qué es escribir? ¿Cuándo escribir tiene estatuto de escritura? Escribir es algo que no va de suyo, y menos publicar. Para Gisèle es el encuentro con el psicoanálisis el que la conduce a escribir por una doble vía, señala Rosana: La experiencia analítica y los efectos de formación. “La escritura, ese síntoma que se constituyó en el inicio de mi experiencia analítica, me dividió”, escribe Gisèle en su libro. Es ella misma la que se coloca como un caso más, su propio caso.
El estilo de la autora, prosigue Rosana, nunca es solo descriptivo. Su enunciación está presente de contínuo. Es un estilo atravesado por su propio análisis y los efectos de formación. Lo propio está dado por su claridad y por la capacidad de transmitir con un estilo llano lo complejo de la jerga analítica.
Gisèle hace un trabajo de investigación minucioso con relación a escritoras argentinas del siglo XIX e inicios del siglo XX, que vale la pena rescatar. Mujeres periodistas. Mujeres que empiezan a publicar y dirigir periódicos. Algunas pudieron hacerse escuchar o hacerse leer, y otras no tanto. La autora de este libro señala que especialmente en el período rosista el lugar de la mujer es el superyó de la época. Años más tarde se introduce el cuerpo femenino en defensa de la intelectualidad por encima de la belleza física, aunque el lugar de la mujer sigue siendo el de la madre educadora. Avanzadas las épocas nos dice que se implementa la práctica de la conferencia y las veladas literarias. Aparecen también periodistas anarquistas que firman con pseudónimos para ampararse y protegerse frente al riesgo de opinar y escribir. Mujeres que toman la voz, publican, ponen a circular distintos dispositivos discursivos, desbaratando -como dice Gisèle- algunos semblantes de la época. Escritura de mujeres que tienen el coraje de ocupar lugares destinados solo a hombres o a la dominación de la masculinidad.
Emilio Vaschetto aporta el comentario y dice que las lecturas que acá se vuelcan, tocan de cerca la tesis de su doctorado, sobre las mujeres, las locuras puerperales en la Argentina de 1880 a 1940. Texto escrito y reescrito pero sin publicación aún. Tocan de cerca, asumo, por la época, las mujeres y la locura puerperal, locura también de esas madres educadoras.
Prosigue el libro con un contrapunto entre Aurora Venturini y Estela Canto. Dos mujeres con posiciones político-ideológicas opuestas pero que lograron ser -tal como Gisèle nombra a este apartado- dos escritoras de vanguardia. Rosana se pregunta ¿por qué las reuniría? Ambas fueron traductoras, escritoras, contemporáneas. Estela Canto, antiperonista, escribe Borges a contraluz, con la publicación de las cartas que él le escribía. Para la autora estas fueron quizá las razones por las que se la olvidó. “Desacraliza a Borges”, señala Gisèle. Canto no respondía a ningún patrón. Aurora Venturini no fue olvidada pero su reconocimiento lo tuvo a sus 85 años por su novela Las primas. Era amiga de Eva Duarte. Aurora, de humor negro y forma irreverente. Rosana Salvatori recomienda el documental que se llama Beatriz Portinari que es el pseudónimo con que Venturini firma Las primas. Sostiene que Aurora Venturini es alguien para quien la escritura tuvo la función de anudamiento y escribió siempre, hasta el final. Concluye expresando que lo que demuestra Gisèle con estos dos casos que reúne, es como una por la vía del olvido y la otra por el reconocimiento tardío, fueron modos de rechazo a la voz de mujeres que hablaron y escribieron, pero fundamentalmente desde una posición herética.
Otro apartado, recorre escrituras de mujeres que expresaron sus experiencias como sobrevivientes de centros clandestinos de detención en la época de la dictadura y un análisis sobre la asociación de la figura de la traidora -de Ana Longoni- con los sobrevivientes de la dictadura, pero si era mujer, se le agregaba el adjetivo de puta. Conceptos cuestionados por los feminismos, expresa Rosana. Sobre este capítulo, Vaschetto plantea que el cuerpo hablante del militante -Negroni-, y de esas mujeres secuestradas -Calveiro, Fainstein-, al poder escribir, al “excluirse de ese lugar de víctimas”, crean otro cuerpo.
Acercándonos al psicoanálisis, y alejándonos un poco de Argentina y América Latina, nos podemos encontrar con Loë y Sabina Spielrein. Esta última fue una psicoanalista contemporánea y colega de Freud pero poco conocida a pesar de su interesante recorrido. Gisèle recuerda en la presentación del libro, que se proyectó en el Centro Descartes una película en blanco y negro con traducción en vivo sobre Sabina Spielrein. Fue analista de Piaget, incursionó en clínica con niños, estuvo en Rusia y desarrolló el tema de la agresión. Emilio Vaschetto agrega al intercambio que Freud en una nota al pie en “Más allá del principio del placer”, nombra a Spielrein pero no se le dió mucha trascendencia aunque influyó sobre el concepto. Con relación al caso Loë entre Freud, Jones y su mujer, Emilio dice que podría ser el caso Gisèle también, ya que es Gisèle como analizante la que escribe este libro. La marca del caso como lo llamaba Lacan es esa juntura un poco indecible de la función analista y la función analizante, que arman el caso, este libro.
En Lacan y sus lecturas, se encuentra otro dueto, el de Joyce y Marguerite Duras, en quienes Gisèle vuelve a aplicar su lógica. Ninguno se analizó pero es sobre sus escrituras que Lacan se interesa. A partir de estas lecturas, Lacan habla del cuerpo pero de manera diferente. Duras interpretó la negativa de Lacan a que se analizara, entendiendo la función de sostén que ejercía la escritura en ella. Joyce claramente arma su sinthome con la escritura.
Quedan los pasajes por la universidad, la prostitución, la filosofía y las mujeres asesinas, para finalizar con Camila Sosa Villada y Lorena Carpanchay. Estas últimas, escritoras, artistas trans y travestis. Sosa Villada, autora de Las malas, dice que su primer acto de travestismo fue escribir. Gisèle se dedica a la escritora Lorena Carpanchay, diaguita travesti, cuando hace referencia a la cuestión de la voz. Emilio añade que hay algo de lalengua que tiene una impronta corporal muy fuerte en ese cántico, en esa voz. Lorena toma la copla y la voz de la madre en lo femenino. Agrega que los pueblos originarios introducen una matriz de la que somos producto. Hay muchos siglos de pueblos originarios. Recurrimos a nuestras raíces como el aluvión europeo de fines siglo XIX hasta 1920 pero esa es la segunda matriz cultural.
Leyendo las notas al pie, señala Emilio Vaschetto, vemos cómo se va tramando un recorrido específico que da cuenta de la perspectiva política de hacia dónde va el libro. Un cruce entre lo clínico y lo político que atrae el interés, especialmente el interés local. Prosigue, nos preguntamos todo el tiempo que es escribir, que es escribir para el psicoanálisis, o qué es un escrito o que es lo que se escribe.
Hay un surco en el trayecto de escritura de este libro que permite leer en clave local el sufrimiento de eso que Lacan llamaba LOM. Testimonio fiel de la epistemología regional del psicoanálisis, ya que no hay epistemología totalizadora. LOM es la forma material que toma cuerpo en la escucha, por ende ninguna epistemología del psicoanálisis puede renunciar al ser hablante cuyos síntomas hablan lalengua del lugar. ¿Como? ¿Cuándo? ¿Dónde? según se pregunta Carmen González Taboas. ¿Cuándo? Siglo XVI, XIX, albores del siglo XX, peronismo, dictadura, democracia. ¿Cómo? Interpretaciones, trauma, traducciones, políticas editoriales, políticas de patronazgo de Jan Goldstein -agrega Emilio- Exilio de los cuerpos, miradas, goces. ¿Dónde? Ciudad de La Plata, Buenos Aires, Argentina, Río de la Plata, América. Y hay nombres, Juana Gorriti, Juana Manso, Ángel Garman, Gregorio Bergman, Estela Canto, Aurora Venturini, Freud, Lacan, Miller, Germán García, Graciela Musachi, Oscar Masotta.
Prosigue Vaschetto diciendo que se trata de historias y referencias, muchas de las cuales pueden resultar novedosas, sobre todo para un psicoanálisis que muchas veces se halla blindado en su urdimbre cultural y adolece de referencias locales, o más bien, es afín a una política de importación sin arancel, de modelos culturales. Con relación a este punto, Emilio cita un trabajo de la socióloga Rípodas Ardanás, que se llama “Refracción de ideas en la hispanoamérica colonial”. Habla de la recepción de ideas en esa época y refiere que la incorporación doctrinaria de las ideas en nuestro país podría provenir de tres fuentes: una, de americanos que se autonomizan de Europa. La segunda, repeticiones o reflejos pasivos de lo producido en el viejo mundo. La tercera, tener un origen europeo pero sufrir una adecuación americana en una suerte de refracción de ideas. Esta última fuente es la de nuestro mayor interés porque es lo distintivo en la conformación cultural y por lo tanto, de los matrices disciplinares entre 1880 y 1920 aproximadamente. Citas, producciones y elaboraciones teóricas se fueron amalgamando en la experiencia de viajar a París, como cursus honorum de muchos argentinos, efectos que no eran solo de mimetismo sino también de refracción.
El psicoanálisis lacaniano llegará de la mano de Oscar Masotta en su lectura en clave local, que Germán García llamaría el psicoanálisis del castellano. No se trata de denunciar una supuesta colonización francesa, sino el gesto de parodia que realiza Masotta derramando en particular en Germán García, toda una política de lectura. El libro de Gisèle es un homenaje también hacia él -agrega-.
Gisèle Ringuelet comenta, en persona, que es cierto que hay mucho en su libro que tiene que ver con Argentina y Latinoamérica porque es lo que sucede acá. Le interesa rescatarlo porque hay toda una cuestión que es la referencia a lo europeo, incluso en los feminismos.
Emilio, volviendo al acero de la escritura, como dijo Rosana, expresa que el libro concluye con una mención al síntoma. Que no hay otra manera de escribir sino sintomatizado por algo.
El libro reconduce al lector a relanzar un saber siempre inacabado que es el discurso analítico, y también nos conduce a algo casi urgente, a la pregunta de ¿qué es escribir en psicoanálisis? Y eso es una experiencia. “La experiencia es una lámpara tenue que solo ilumina a quien la sostiene”. (1) Vaschetto concluye su escrito sosteniendo que la experiencia de escritura de este libro, que es una experiencia de análisis, experiencia dentro del discurso analítico, es una lámpara tenue que ilumina a quien pudo sostenerla.
Al recordar la fecha y el título de las próximas Jornadas de la EOL Sección La Plata: “Lo trágico bajo sospecha”, Rosana Salvatori, recomienda enfáticamente este libro que subraya la escritura como recurso anti-trágico para muchas vidas, o como lo que puede propiciar un desplazamiento del lugar de la víctima. De eso también se trata un análisis, de leer de otro modo lo que se escribe.
Para concluir este escrito de decires, Gisèle retoma la palabra para recordarnos que para ella, un libro se va haciendo, tiene que ver con una decisión pero también con una experiencia. “La escritura me vino. La empecé a necesitar por mi propio análisis y por efectos de formación”. (2) Tampoco cree que sea una escritora como otra gente del psicoanálisis. No podría escribir una novela, refiere. Es el psicoanálisis lo que la acercó a la escritura, que le resulta necesaria igual que la lectura. No se considera escritora ni historiadora.
Publicadora -agrega Rosana- el acto de publicar. Practicante del psicoanálisis y practicante de la escritura -añado- si aún no es momento de decir escritora.
Reivindica lo local cuando nos recuerda que Aurora Venturini a sus 85 años fue traducida a muchos idiomas. Una platense se convierte en una autora internacional.
Nos agradece por ser sus lectores, porque le resulta interesante escuchar las resonancias. “Con Graciela Musachi decíamos -finaliza Gisèle- que escribir un libro es tirar una botella al mar y se verá que rebotes hay. Y puede ser que no haya mucho”. (3)
Notas
(1) Luois-Ferdinand Céline, Epígrafe de , Blanco nocturno, de Ricardo Piglia, Anagrama, Buenos Aires, 2010.
(2) Ringuelet, G., obtenido de la grabación de la presentación en EOL Sección La Plata el 22 de mayo de 2024.
(3) Ibíd.