Noche de Carteles: Hablan los cartelizantes IV, Trazos ‑ EOL Sección La Plata, 14 de octubre de 2015
Soledad Salvaré
Agradezco a la Secretaria de Carteles la invitación para esta noche, la recibí con entusiasmo, ya que desde la finalización de lo que fue para mí la primera experiencia en un cartel, los efectos de formación producidos funcionaron como un resto insistente a los que me gustaría darles un lugar hoy.
Así mismo, en la conversación sobre las resonancias del título de ésta noche:»Trazos», se produjo cierta “consonancia” respecto del saber subjetivado en dicho cartel.
Esa música común hacia sonar los acordes de lo imposible de escribir: la relación sexual; así como la imposibilidad de decir qué es un analista. Y sobre ese fondo: el trazo, la escritura, “lo que cesa de no escribirse” vía la contingencia.
Ese cartel fue en mi caso la primera inscripción en la Escuela, un año antes de que se fundara la Sección. El tema que nos juntaba era “Lo real en el siglo XXI”, y ya en los primeros encuentros, de manera sorpresiva e inesperada, me encontré casi sin palabras a la hora de dar cuenta de mis preguntas y mi rasgo.
Recuerdo la pretensión de definir lo real… apenas un balbuceo, y el Más Uno capturando ese vacío y provocando la elaboración: “podrías escribir sobre el encuentro con lo real en el cartel”.
Mi respuesta, en ese momento, no salió de la gama de la perplejidad. Si bien pude escribir pero no sobre eso, o quizás sí.
Ese primer producto bordeó el impacto de lalengua y sus efectos en el cuerpo. El primer trazo. Asombrada por la contingencia y el sinsentido de ese primer impacto. “¡Así es! ¡Parece increíble!”, resonaba la voz del Más Uno.
Ahora bien, Lacan en la “Proposición…” (1) advierte sobre el real que hay en juego en la formación del analista. Me pregunto entonces cómo pensar el encuentro con algo de lo real en el dispositivo del cartel, siendo éste un dispositivo esencial en la formación del analista. Y también si podemos hacer un uso de éste encuentro.
Lo real, en tanto lo imposible de escribir y lo imposible de decir, nos pone de frente con el significante de la falta en el Otro. Punto de agujero del saber.
Pensaba entonces, cómo esa falta se liga en el cartel específicamente al deseo de saber. En mi caso, en esa primera experiencia pude cernir un cambio de mi posición en relación al saber. Escribí en aquel trabajo: “algo de la causa se encausó”.
Ahora pienso que ese es el trazo que inscribió para mí ese cartel. El trazo que designa cómo en el abordaje del saber «teórico» lo que está en juego para cada uno es siempre el saber textual, el saber de su inconsciente.
Así lo expresa Miquel Bassols, al hablar de la topología de la relación del sujeto con el saber del psicoanálisis, dice: “todo saber se vincula con el saber inconsciente”.(2)
Fue un efecto de formación, ya que el deseo de saber se sostuvo “pese” a los síntomas, las inhibiciones y, por qué no, un poco de angustia. Y debo decir, para ser coherente con lo que estoy pensando que, más que “pese” a esos padecimientos, fue en base a ellos que transité esa experiencia. Sabiendo un poco más sobre ese real que me habita, es decir, sobre mi relación sintomática al saber.
Podría decir que consentir al cartel y sus efectos fue para mí un impacto.
Notas:
(1) Lacan, J.: “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, en Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág 262.
(2) Bassols, M.: “Entrevista”, realizada por Marisa Morao, Cuatro más uno #5, http://cuatromasuno.eol.org.ar/Ediciones/005/template.asp?El-Cartel-en-las-Escuelas-de-la-AMP.html, 2014.