El discurso analítico es la excepción a la dominación  

LA PRÁCTICA ANALÍTICA EN INSTITUCIONES DE SALUD. Ecos de la Jornada clínica del 7 de septiembre.

Yasmina Romano

¿Cómo hacer para que el discurso analítico no se diluya entre otros discursos? ¿Cómo hacerse lugar sin intentar dominar a los otros discursos porque justamente en eso el discurso analítico hace excepción?

Los casos presentados en la tercera mesa de la Jornada Clínica “La práctica analítica en las instituciones de salud”, nos permitieron reflexionar sobre estas preguntas.

La tercera mesa de esta Jornada fue conformada por profesionales psicólogos y psiquiatras del Hospital Rossi y del Hospital de Niños Sor María Ludovica, fuimos invitados a comentar miembros y asociados de la EOL Sección La Plata y contó con la coordinación de la directora de la EOL Sección La Plata Marisol Gutiérrez.

El primero de los casos fue presentado por el Lic. Nahuel De Dominicis, el Dr. Joaquín Cereijo y fue comentado por la Lic. Paula Lagunas. Se trataba de un caso de melancolía donde se podía localizar la coyuntura de desencadenamiento, los síntomas que padecía y los recursos de la paciente. Fueron claramente consignadas las intervenciones tanto del psicólogo como del psiquiatra quienes supieron hacer pasar al auditorio el feedback entre ambos, fundamental a la hora de compartir la cura de un paciente. Se trataba de un caso que no lograba encontrar amarres puesto que carecía del lastre del objeto a. Paula destacó la importancia que tuvo la transferencia, en tanto vínculo que pudo sostenerse en el tiempo. Resaltó también que tanto las intervenciones de De Dominicis, como las de Cereijo le permitieron a la paciente ir ubicando algunas cuestiones importantes. Una suerte de mapa con coordenadas para orientarse, así como también la instauración de un compás que escandió el tiempo libidinal y que le permitió realizar una puntuación de la cadena significante. Cabe resaltar además que la medicación indicada fue ajustándose a los distintos estados subjetivos de la paciente y no de acurdo a protocolos pre establecidos.

El segundo caso fue presentado por la Lic. Romina Trejo y la psiquiatra Danielle Bathls y contó con la lectura del Lic. Gabriel Tanevitch. Se trataba de un caso grave, una adolescente de 13 años internada en dos oportunidades por trastornos de la conducta alimenticia y por intento de suicidio. La actuación de las profesionales se da en el marco de la interconsulta, donde se destaca la prevalencia del discurso del amo médico por sobre otros discursos. Tanevitch destacó que el cuerpo de la joven es intervenido como un organismo, pero que, es un cuerpo que como dice Lacan en El Seminario, Libro 23, cada tanto levanta campamento, no responde a lo esperado, no reacciona según la fisiología, no responde a los psicofármacos de acuerdo a los protocolos. Pero es justamente gracias a todo eso que logra hacerse escuchar. Los profesionales psi son convocados y comienza a haber una direccionalidad al Otro para poder contar lo que sucede con su familia y amigos. Fue necesario realizar muchas maniobras para que la palabra de la joven aparezca en escena y sea escuchada. Es una presentación que evoca la afirmación de Lacan cuando dice que “El analista es el que sigue lo que el analizante tiene para decir, a saber lo que sabe”, (1) frase de “El Seminario 24” donde se destaca que el saber que está en juego en la experiencia analítica no está en el Otro sino más bien está atrapado en las palabras del analizante. Paralelamente, “darse cuenta de la pendiente de esas palabras, supone una cierta posición del analista cuya operación Lacan define como lectura”. (2)

Entre las preguntas y comentarios que generó la presentación destaco las siguientes: ¿Cuáles son los criterios desde el psicoanálisis para solicitar la intervención del profesional psiquiatra? ¿Qué se medica?

Por último y cerrando la Jornada la tercera presentación de esta mesa estuvo a cargo de la Lic. Julieta Eliggi, caso que tuve el gusto de comentar. Se trataba de una presentación francamente paranoide, que había entrado a la institución hospitalaria golpeando varias puertas en busca de un certificado que exigía con premura. En ese contexto se encuentra con Eliggi quien supo leer lo que había detrás de esa urgencia. Se pudo ubicar el momento de desencadenamiento y la respuesta que inventa el sujeto ante esa coyuntura. También como la analista siguió la pendiente de las palabras del paciente, lo que dio lugar a pensar en varios problemas cruciales: el del analista en entrecruzamiento con otros discursos, el diagnóstico en psicoanálisis, el problema del tratamiento de un caso de paranoia desde el psicoanálisis y el problema de la ética del psicoanálisis.

Lejos de una búsqueda de objetividad, desde el psicoanálisis no se clasifica en categorías homogenizando las particularidades, no somos idealistas, en el sentido de buscar la medida de la realidad. Sino que el diagnóstico se realiza en transferencia apuntando a la singularidad.

¿Cómo hacer para enseñar lo que no se enseña? Pregunta Lacan, (3) puesto que el psicoanálisis no tiene nada de universal y por eso no es materia de enseñanza, estas jornadas fueron para mí una respuesta en acto entusiasta y alegre.  

Notas

(1) Lacan, J.: Clase del 10 de mayo de 1997, “Seminario 24, L`insu que sait de l´une-bévue s´aile à mourre”, inédito.

(2) Salman, S.: “La pendiente del psicoanalista”, Revista Virtualia 36, https://www.revistavirtualia.com/articulos/819/disrupcion-del-goce-en-las-locuras-bajo-transferencia-disciplina-del-comentario/la-pendiente-del-psicoanalista

(3) Lacan, J.: “Lacan por Vincennes”, Revista Lacaniana N° 11, Grama, Buenos Aires, pág.7.