Primera Noche de Directorio: El padre, la institución, la Escuela
EOL Sección La Plata, 27 de Marzo de 2015
Eduardo Suárez
Quiero comenzar con una cita de Lacan que extraigo de la “Proposición del 9 de octubre”:
“Hay solidaridad entre el quedarse varado, incluso las desviaciones que muestra el psicoanálisis y la jerarquía que en él reina, y que designamos, benévolamente, nos lo concederán, como la de una cooptación de sabios”.(1)
Se trata de una interpretación de Lacan que encontramos en el inicio de la fundamentación de su “Proposición…”, la detención del psicoanálisis en la sociedad fundada por Freud se produce por una jerarquía que designa como una “cooptación de sabios”.
Para abrir el tema a nuestra conversación, dada la complejidad de las cuestiones implicadas, quisiera hacer un rodeo que nos amplíe algo de su base. Para seguir a Lacan a veces el camino más largo es el más directo.
El padre y la tradición
“…según la tradición más antigua, todo orden en lo humano debía imitar al orden natural. Y se sabe bien, por ejemplo, que la familia como formación natural servía de modelo para la puesta en orden de los grupos humanos y que el Nombre del Padre era la clave de lo real simbolizado”. (2)
Esto decía J-A Miller en su presentación del IX Congreso de la AMP. Y en su propuesta recomendaba estudiar y seguir el devenir del derecho natural hasta la era de la ciencia. Es que nuestro nombre del padre organizador del discurso de la tradición, como él dice, se inscribe en lo que se denominó la doctrina del Derecho natural. Se trata de una tradición que organizó legalmente las instituciones en Occidente, y que fue desarrollada por Cicerón pasando por Platón y Aristóteles, y se adaptó al cristianismo fundamentalmente con Santo Tomás de Aquino.
Gilles Deleuze en su libro titulado En medio de Spinoza (3) desarrolla muy claramente este tema resumiendo en cuatro los principios que conforman el derecho natural.
Cada ente tiene una esencia y el derecho natural es el derecho que se determina precisamente por esa esencia, entonces:
1. Las cosas se definen y definen sus derechos según su esencia.
2. La ley natural no es pre-social, está en la mejor sociedad posible que es aquella que permite realizar la esencia.
3. Lo que está primero son los deberes porque son las condiciones para realizar la esencia.
Y cuatro, atención:
4. Desde entonces hay competencia del sabio –ese es el término que luego será una y otra vez retomado por Spinoza y que reencontramos en Lacan– se encarne en la iglesia, en el príncipe o en el padre, es decir, en aquel o en aquellos que estarían formados en el conocimiento de la esencia en cuestión, y podrían decir cómo conducir o conducirse de acuerdo a ella.
Esto significa necesariamente una organización jerárquica pues debe existir al menos uno, que podrán ser algunos, llamados sabios, que serán colocados por encima de los demás por el hecho de suponerles el conocimiento de la esencia.
Deleuze nos dice que estas proposiciones son derribadas por Hobbes, una por una, y es la razón fundamental por lo cual Spinoza se interesó tanto en él:
1. Al contrario del planteo esencialista, el derecho natural se define por potencia, por ejemplo si puedo matar, entonces ese es mi derecho natural. Así, el estado de naturaleza sería el caos, la lucha de las potencias, el hombre lobo del hombre. Y deben instaurarse interdicciones, por lo tanto no se trata en el inicio del derecho natural sino del derecho social.
2. La ley natural es la de las cosas en estado de potencia, es pre-social, por eso es necesario prohibir, en nuestro ejemplo, si se me prohíbe matar es porque puedo hacerlo.
3. Por lo tanto el deber es relativo al derecho natural y no al revés. Debo limitarme en mi derecho natural, en lo que puedo hacer, para devenir social.
Aquí llegamos al cuarto punto, y pido de nuevo atención:
4. Si las cosas se definen por potencia, entonces, desde el punto de vista del derecho natural, somos todos iguales. No hay competencia del sabio, nadie es competente sobre mí. Nadie está en condiciones de juzgarme.
La organización social vendrá por contrato, por consentimiento, y no, como dice Lacan, por una “cooptación de sabios” que dicen cuál es la mejor manera de realizar la esencia. Así es como se manifiesta en Hobbes el comienzo de la burguesía capitalista y su nueva ideología, que irá haciendo caer el orden instaurado por el derecho natural y toda organización pasará entonces a la democracia, al voto y al consentimiento.
En nuestros términos, el sujeto supuesto saber pasa del sabio a la comunidad. Allí donde necesariamente debía existir un padre como intérprete encarnado que resuelva los problemas inherentes a la sociedad, ahora encontramos a la ciudadanía.
Es esta enorme tensión la que está implicada en la lógica colectiva que se plantea cuando hablamos de la organización alternativa que plantea Lacan con su Escuela. Porque la alternativa a la tradición, según se demuestra en esta breve historia, parece ser la de la formación de una democracia.
Como decíamos al principio, Lacan denuncia la cooptación de sabios que conocerían la esencia, sin embargo no por ello propone una democracia de hermanos. La Escuela de Lacan conserva sus intérpretes, vivos, encarnados ¿seguimos entonces en el orden del derecho natural?
Valga como ejemplo la vez que Horacio Etchegoyen le dijo con humor a J-A Miller que era el Papa de su institución (4). Otras voces no tan simpáticas, desde afuera y a veces también desde dentro, apuntan en el mismo sentido.
Es que como advierte J-A Miller en El banquete de los analistas (5), apelando a la genial obra de Ionesco, no es tan fácil deshacerse del padre y se plantea, en cambio, cómo servirse de él.
Abordar este problema, no darlo por resuelto, es la responsabilidad que tomamos este año.
No puedo dejar de mencionar algo que Miller, en el Banquete, cuenta como al pasar haciendo un esfuerzo de memoria. Nos dice que en el momento en que presenta Lacan su proposición, lo hace enviando una grabación y, mientras se escucha su voz, aparece en persona. Dice que luego de eso, Lacan agrega unas palabras sobre Fichte, en particular sobre su texto “Algunas lecciones sobre el destino del sabio”. (6) Vale la pena seguir el interés de Lacan por Fitchte que, a propósito de nuestro tema, el siguiente texto que escribió lo tituló “Fundamentos del derecho natural”. (7)
Notas.
(1) Lacan, J.: Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 264.
(2) Miller, J-A. en http://wapol.org/es/articulos/Template.asp?intTipoPagina=4&intPublicacion=13&intEdicion=9&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=2742&intIdiomaArticulo=1.
(3) Deleuze, G.: En medio de Spinoza, Cactus, Buenos Aires, 2003, págs. 86-97.
(4) Miller J.-A.: Conferencias porteñas 3, Paidós, Buenos Aires, 2010, pág. 237.
(5) Miller J.-A.: El banquete de los analistas, Paidós, Buenos Aires, 2000, págs. 137-156.
(6) Ibíd (5), pág. 215.
(7) Fitche J.G.: Fundamentos del derecho natural según los principios de la doctrina de la ciencia, Centro de estudios constitucionales, Buenos Aires, 1994.
Bibliografía.
Deleuze, G.: En medio de Spinoza, Cactus, Buenos Aires, 2003.
Fitche J.G.: Fundamentos del derecho natural según los principios de la doctrina de la ciencia, Centro de estudios constitucionales, Buenos Aires, 1994.
Lacan, J.: Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.
Miller J.-A.: Conferencias porteñas 3, Paidós, Buenos Aires, 2010.
Miller, J.-A.: en http://wapol.org.
Miller J.-A.: El banquete de los analistas, Paidós, Buenos Aires, 2000.