El arca de no él

 

NOCHE PREPARATORIA HACIA EL IX ENAPOL: ODIO, CÓLERA, INDIGNACIÓN: DESAFÍOS PARA EL PSICOANÁLISIS  – EOL Sección La Plata, 20 de marzo de 2019

 

Belén Zubillaga

 

 

Agradezco a Rosana la invitación a participar de esta mesa junto a Mariana y Gerardo, en ocasión del noveno Enapol. A partir del rastreo, diría que desde el 2003 -ocasión en que se realizó el primer Encuentro Americano del Campo Freudiano-, se estableció una serie: los usos del psicoanálisis, pasando por los resultados terapéuticos (y la transferencia), la variedad de la práctica, la clínica analítica, la locura de cada uno, hasta hablar con el cuerpo, que supongo se detuvo en el año 2013 con la irrupción de las imágenes. El imperio de las imágenes, luego los asuntos de familia y ahora  odio, cólera e indignación.

Podemos notar cierto desplazamiento de los temas puramente psicoanalíticos y la elección de temas de impacto social, siendo -los primeros- los Congresos de la AMP los que los retoman. Entiendo que ese desplazamiento no debe sugestionarnos, ni volvernos más sociólogos que analistas.

Del rastreo a la reducción, puedo otorgar a cada significante del título, un asunto de actualidad: el odio en la elección de Bolsonaro en Brasil, la indignación y el éxodo del pueblo venezolano y la cólera de los chalecos amarillos en París. Por hambre o por odio las nuevas formas de segregación irrumpen, forzándonos a calcular cómo y cuándo incidir en ello, absteniéndonos de todo tipo de identificación a un colectivo. Hay que elegir a qué discurso servir (1), si al analítico o a otro, ya que no se puede servir a más de uno. Y hablando de elegir elijo uno de los tres del título.

En lo que respecta a mi práctica, no es el odio la tendencia sino la indignación. Con sutileza y sin pretender arrojar conclusiones político-sociológicas, propongo que hagamos un análisis lacaniano del mismo.

Son mujeres, las que relatan sesión a sesión como sufren de ese afecto que en el argumento (2) vemos enlazada a la pasión de la ignorancia, no al amor ni al odio y que desde el sentido común la podemos definir como enojo, frente a lo que se vive como injusto. Doy tres ejemplos bien distintos. Uno ligado al feminismo, otro al rechazo y el último a la llamada violencia de género.

Una adolescente militante feminista padece todos los encuentros con hombres, sus manejos, sus comentarios, los tonos: todo.

Aclaro que cuando digo mujeres y hombres me refiero a su anatomía biológica, ya que es lo que prima, aunque nuestras queridas fórmulas digan lo contrario. La histeria desestima su lado macho y el hombre paga por su cuerpo, por más analizado que esté. A veces el solo verlos basta para concluir. Difícil y hasta imposible para el lazo amoroso. La angustia invade los relatos indignantes: “son tremendos, no hay caso, es todo lucha, me cansé de discutir”. Ya sea a nivel del trabajo, o encuentros contingentes: “ellos te quieren doblegar con menosprecio, superioridad.” No es odio, para odio le falta amor (3). No tienen cara de enemigos, son solo fuente de indignación.

Otra, harta de divorciarse, al finalizar la sesión me increpa: “¿Y? ¿Vos te vas a subir a la balsa de las mujeres? ¿O te vas a hundir con ellos?”. Frente a la tentadora adjudicación del último asiento, advierto que duraríamos poco a flote, no por hetero ni por ideales de reproducción. La balsa de mujeres indignadas, a diferencia de la de Noé, erradicaría -entre otras cosas- la especie. Según el relato bíblico por pedido divino Noé subió macho y hembra de cada especie. En esta iríamos solo nosotras. Lejos o no tanto de cualquier tipo de racismo renovado, no lograría más que el éxito de la pulsión de muerte. Gozar sin los hombres, gozar de la ausencia de los hombres. ¡¿Ni al menos uno?! No hay uno que no, con la pretensión así ¿de hacer existir la relación sexual? Sin excepción, cuando sabemos con Lacan que “queda en ellas la estrategia de obtener su al menos uno” (4), en vez de la homogenización. Observamos así, que “cuanto más se impone la lógica fálica del “todos”, más reaparece la lógica del “no-todo” como intolerable” (5).

Y la última, una joven a quien su pareja le rompe la naríz de un golpe, se debate entre noticieros si al denunciarlo y pedir la perimetral no se garantizaría su propia muerte. Indignación alimentada por el disparate jurídico-penal, que la ofrece más al “castigo”. Ocultarse, es la solución precaria mientras recuerda lo bien que la pasaban juntos.

El analista, debe alojar este envoltorio del sufrimiento, para en algunos casos iniciar la desidentificación del colectivo, en otros reforzarla y en contados aspirar a implicarlo en vías de un análisis. Procurando distinguir cuando este afecto es producto del contagio de una epidemia histérica (6), cuando de la devastación subjetiva, y cuando del impacto de decisiones del Estado.

Por último, y retomando el argumento, podemos emparejar dignidad y singularidad. Así, un sujeto indignado sería un sujeto que pierde o sacrifica su singularidad (7), su incomparable goce sinthomático. Entonces, me pregunto ¿cómo no perderla en un colectivo? ¿o acaso refuerza más dicha indignación? Si “el síntoma es aquello que contiene en su seno nuestra propia dignidad” (8), se trata de resguardarlo sea cual sea la balsa a la que cada uno decida subirse.

 

 

 

Notas

 

(1) Gorostiza, L.: XXVII Asamblea General Ordinaria, Discurso del Presidente entrante, El Caldero Online de la Escuela http://elcaldero.eol.org.ar/Ediciones/007/template.asp?Asamblea/Leonardo-Gorostiza.html.

(2) Argumento del IX Enapol: https://ix.enapol.org/es/argumento-2/.

(3) Lacan, J. :EL Seminario, libro 20, Aún ,Paidós, Buenos Aires, 2001, pág. 110.

(4) Indart, J. C.: “Mujeres de hoy”,  XIX Encuentro Brasilero del Campo Freudiano, 2012, https://marioelkin.com/blog-juan-carlos-indart-mujeres-de-hoy/.

(5) Bassols, M.:  Lo femenino, entre centro y ausencia, Grama, Buenos Aires, 2017, pág. 71.

(6) Laurent, E.: Los objetos de la pasión, Tres haches, Buenos Aires, 2004, pág. 145.

(7) Arenas, G.: Etica de la singularidad, Lacan 21, http://www.lacan21.com/sitio/2018/05/04/la-etica-de-lo-singular/.

(8) Vicens, A.: La dignidad humana, en Radio Lacan: http://www.radiolacan.com/es/topic/79/5.