Ecos e impurezas

ecos_amp_ecos_e_impurezas_josefina_donatoEcos del IX Congreso de la AMP: “Un real para el siglo XXI”

por Josefina Donato

 

La modificación del título de «lo» real a «un» real, en el tiempo previo de intenso trabajo, anunciaba lo que sería el tema sobre el cual se articularon todas las plenarias y ponencias del congreso de la AMP “Un real para el psicoanálisis en el siglo XXI”. En ese pasaje se daba cuenta de que para el psicoanálisis lo real no responde al universal sino que se descubre a medida que se produce en el trabajo que suscita el encuentro con un analista.

En el devenir de los eventos en París, entre plenarias y simultáneas fui experimentando –eso que algunas veces había escuchado– que el psicoanálisis no está garantizado y que el deseo de cada uno y los lazos que se van generando a partir de allí son lo que lo hacen existir. Este deseo por el psicoanálisis de orientación lacaniana y el lazo que hace existir a la Escuela se nos presentifica ahí de la manera más viva.

Algunos ecos que ubicaron este punto, considerando el deseo del analista, quedaron resonando para mí. Una frase de Graciela Brodsky, por ejemplo: “No hay solución para las impurezas, el problema persiste aun luego del pase pero de otra manera. La buena manera no se priva de usarlo lógicamente”. La Escuela apunta al deseo de cada analista, en su singularidad que, como tal, se trata de un deseo impuro, el deseo de que cada quien alcance su real.

Esta perspectiva va redefiniendo el deseo del analista y, por lo tanto, va cambiando la clínica y la práctica en el psicoanálisis de este siglo. Si bien la práctica tiene un gran sustento simbólico, pudimos aprender que el analista del siglo XXI no solo espera que el paciente asocie significantes sino que también propone –como se afirmó en la mesa “Ajustes de lo imposible”, citando la expresión de J-A Miller‑ que el analista sea un “sorprendedor”.

Por otra parte, en la presentación del próximo congreso, J-A Miller sostuvo que la AMP no tiene ninguna otra cohesión que la de orientarse en el pensamiento de Lacan, esto es, algo que se comparte y se actualiza.

Por ultimo en el testimonio de Hélène Bonnaud, quien cuenta una interpretación del analista: “Ud. es una adicta al psicoanálisis” encuentro una verdad y la extensión de una sospecha. Me parece que los que estamos causados por el psicoanálisis y la Escuela somos un poco adictos. Una impureza que no es de las peores.